Roy Chaderton: a los Estados Unidos no les conviene invadir Venezuela

FANB
Mucho se ha especulado sobre la posibilidad de una invasión militar a Venezuela por los Estados Unidos y sus aliados en la región, especialmente el rol que jugaría la oligarquía colombiana en el plano militar. Roy Chaderton, ex Canciller de la República Bolivariana de Venezuela, conversó en Caracas meses atrás con Carlos Pazmiño en exclusiva para Revista Crisis, dilucidando una serie de respuestas, que pese al hipotético escenario bélico en ciernes, aclaran muchos elementos claves para comprender qué pasaría si en Venezuela estalla una guerra.

Imagen eliminada.
¿Cómo mira la posibilidad de una intervención militar apadrinada por Estados Unidos a Venezuela?
Primero, dos cosas, es demasiado costoso para los gringos, ellos no tienen reservas morales de ese tipo, pues no les ha ido bien, han perdido la mayoría de las guerras. Segundo, Venezuela no es un peladero, topográficamente más bien es como Vietnam, no es como Irak, no es como Libia. Libia es un desierto, entonces el asalto de la OTAN sobre Libia fue muy fácil, hasta se dieron el lujo de linchar al jefe de Estado.
Además, los gringos han perdido mucha gente, y están metidos en demasiadas guerras, si tú te pones a ver las actuales son el rescoldo - como diría mi abuela - pero en plena acción; uno puede darse cuenta hasta donde pueden llegar los gringos. Por otro lado, es muy costoso desde el punto de vista político, como costosa fue la guerra de Irak. Le costaría mucho sobre todo en Occidente, una incursión en Venezuela porque es un país menos extraño que lo que fue Vietnam en su momento, aunque Vietnam es una maravilla porque venía de derrotar en la guerra a tres imperios, y derrotó al cuarto.
La gente no recuerda de verdad lo que pasó en Vietnam por la propaganda gringa y tantas historias, y es que los gringos salieron huyendo de Vietnam, físicamente huyendo, y eso puede simbolizarse en el helicóptero que despega del techo de la embajada de los Estados Unidos en Saigón con alguna gente aferrándose para tratar de entrar en el helicóptero, lo cual lograron, por cierto, según creo.
¿Qué hay de la oligarquía colombiana?
A veces he dicho en broma, en broma a medias, que los Estados Unidos van a intervenir en Venezuela hasta el último soldado colombiano. A ellos les es más propicio utilizar a gobiernos vasallos, soldados vasallos, que sacrificar su propia gente.
Hay como unas ganas históricas de pasarle la factura a la oligarquía colombiana, pues son doscientos años casi desde el intento de asesinato de Simón Bolívar dirigido por Francisco de Paula Santander; Bolívar desafortunadamente lo perdonó.
Hay odios que están en los genes, especialmente en los santanderianos, en la oligarquía, en esa oligarquía que asesinó a Jorge Eliecer Gaitán, a los candidatos de la Unión Patriótica, cuando eran los tiempos del M-19.
Yo creo profundamente en constantes históricas, algunas veces están latentes o durmientes, pero en un momento de agresión uno creo que puede estar en capacidad de hacerles frente, con toda nuestra furia o con todo nuestro resentimiento. Lo que hay que evitar siempre es confundir a esa oligarquía perversa con el resto de la población, que es tan humilde como la de Ecuador o Venezuela. Hay que saber discriminar porque nuestro rollo histórico es con la oligarquía colombiana, una oligarquía que se vale del pueblo, por supuesto.
Existen más de cinco millones de colombianos en Venezuela, gente que ha recibido todos los beneficios del cambio social, incluyendo vivienda, por supuesto, muchos de ellos trabajarán para los servicios secretos de su país, pero creo que esas son cosas que se pueden llevar adelante.
¿Venezuela se encuentra en condiciones de afrontar un conflicto bélico?
Yo tengo una gran fe en mi pueblo por su tradición heroica, y eso puede sonar romántico, y va a sonar romántico y poco creíble hasta que uno tenga que afrontar la realidad. Nosotros nunca hemos tenido guerra con ningún otro país salvo con España, y la derrotamos. Este es un país con historia, y eso nos favorece en muchas cosas. En materia de equipamiento militar estamos en un momento óptimo, porque Chávez dejó al país bien preparado.
Si aquí ocurre una invasión, aparte del rol que cumplirían las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas, vamos a tener varios cientos de miles de milicianos en todo el territorio patrio. Yo a veces lo sintetizo así, cada calle una trinchera, cada ventana un puesto de un francotirador patriota, esto a alguno le sonará romántico, pero creo en los recursos de nuestro pueblo
¿Cuál cree sería la reacción de los gobiernos y pueblos de América Latina en el caso de una guerra en Venezuela?
Es un difícil armar en América Latina una coalición militar para invadir Venezuela y comprometer a los pueblos de la región en una guerra, sería una locura con la que mucha gente no estaría de acuerdo, incluso para los anti chavistas. Pero por ahora todo esto es especulativo. Mi respuesta tendría que ser: tengo dudas, no creo, no lo veo fácil. El territorio de Venezuela no es un territorio amable para recibir una invasión, tenemos selvas, montañas, carreteras, de todo.
Lo que sí creo y estas son opiniones mías, de un ignorante en materia militar, es que si llegan aquí o no salen o se tiene que retirar, pero si es que se tienen que retirar, yo soy partidario que los sigamos hasta el último punto. Alguien dijo recientemente algo que me asombró, “perseguirlos hasta el último puesto de su retaguardia.” No es cualquier cosa invadir un país hermano, pero ellos – la oligarquía colombiana- no nos ven como hermanos, y desprecian a sus compatriotas que están en Venezuela, ellos miran hacia el norte. A todo este hipotético teatro de operaciones hay que darle una respuesta continental, tenemos que alborotar a todos nuestros aliados.
Categoria
Etiquetas

Kaosenlared.net
Publicado en: 23 febrero, 2018

El impacto adverso de una invasión a Venezuela sobre el imperio y sus aliados

Por Carlos E. Lippo
de perpetrar su inexorable invasión el imperio estaría en vías de generar un gigantesco Vietnam en nuestra región


“Toda concepción nacida de la impaciencia y destinada a obtener una victoria rápida es solo un gran error;fue necesario ganar miles de pequeñas luchas para convertirlas en una grandiosa victoria” . General Vo Nguyen Giap, gran líder de la epopeya vietnamita

Una de las primeras ocasiones en las que el Comandante Chávez señase que la revolución bolivariana era pacífica y democrática mas no desarmada, fue el 13 de abril de 2003, en su discurso del acto de clausura del “Foro con la revolución” (1), evento internacional que reunió a dirigentes políticos y sociales venidos de los cinco continentes, celebrado en Caracas para conmemorar el primer aniversario de la victoria de la revolución bolivariana sobre los golpistas del 11 de abril de 2002.
En esa oportunidad señaló también que la misma frase ya la había pronunciado en una transmisión en cadena nacional de medios, en respuesta a un dirigente opositor que había dicho que a Chávez le iban a aplicar la fórmula que le aplicaron a Allende; y es que Chávez nunca se cansó de decir que lo lamentable de aquel proceso revolucionario liderado por Salvador Allende en Chile a comienzos de los años setenta, no es que haya sido pacífico y democrático, sino que estuviese desarmado.
Esta muy temprana advertencia de Chávez ha sido desoída tanto por el imperio como por sus títeres de la contrarrevolución venezolana, que llevan ya casi dos décadas tratando de defenestrar a la revolución bolivariana, subestimando de esta forma las potencialidades de nuestra unión cívico-militar; sin embargo, los jefes del pentágono tomaron tempranamente la previsión de no continuar vendiendo armas a Venezuela, así como la de obstaculizar la venta de cualquier artilugio bélico o sospechoso de serlo fabricado por cualquiera de sus aliados de la OTAN, como es el caso de la venta de unos aviones de transporte y unas lanchas patrulleras de doble propósito contratada con el gobierno español (2).
Es emblemático el caso de los incumplimientos contractuales derivados de la adquisición de los aviones F-16, comprados a EEUU en la década de los ochenta por medio de contratos que garantizaban el suministro de repuestos durante toda su vida útil, denunciado públicamente por el Comandante en noviembre de 2005, con las siguientes palabras: “Nos vendieron esos aviones y bien caros además, y ahora no les da la gana de vendernos los repuestos, retardan, mandan los repuestos que no son, cualquier tipo de artimaña para tratar de llevar nuestros aviones F-16 a la inoperatividad” (3).
Que la revolución bolivariana es una revolución armada es algo evidente a partir del hecho de que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), eje fundamental de la unión cívico-militar que la sustenta, logró liberarse casi desde sus inicios del tutelaje militar gringo y se mantiene accionando bajo su propia doctrina, que no es el caso de aquellos países de la región que aún se mantienen bajo el tutelaje militar gringo a través del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).
También se evidencia a partir del actual equipamiento de la FANB, inspirado en su nueva doctrina y en aquel principio latino que establece: “si quieres la paz, prepárate para la guerra”, que hace de ella, aunado a sus frecuentes ejercicios y maniobras, una de las de mayor apresto operacional de la región; siendo oportuno hacer notar que unos de estos ejercicios a ser realizados en unión cívico-militar,  las operaciones de defensa multidimensional integral del territorio nacional denominadas “Independencia 2018”, estarán celebrándose durante el sábado y el domingo de la presente semana (4).
Sólo a manera de referencia consideramos oportuno apuntar a continuación, algunas de las más relevantes características técnicas de la  FANB:
•       Una aviación que es considerada la más poderosa de la región latinoamericana desde el punto de vista técnico, por contar con 24 Sukhoi 30 MK2l.
•       Una armada equipada con unidades de origen estadounidense, italiano y español, que si bien no es la más poderosa de la región, ha incrementado el arrojo y la pericia marinera que hizo posible que en agosto de 1987 una simple patrullera pusiese en fuga a la corbeta colombiana Caldas, violadora de las aguas del Golfo de Venezuela, con sólo haberse mantenido navegando en su “cono de sombras”.
•       Un ejército de tierra conformado con más de 120.000 combatientes activos equipados con el rifle de asalto AK 103; con alrededor de 200 tanques rusos T-72BM1, de comprobada efectividad en la protección y defensa de áreas urbanas; y dotado del más poderoso sistema de defensa aérea de la región, desarrollado con la asistencia de Rusia y conformado por brigadas de misiles S-300 y de misiles antiaéreos Igla-S y Super Igla.
•       Unas Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), a las que habría que añadir las unidades de élite de igual naturaleza adscritas a la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y al Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN).
•       Una población civil organizada que es la mayor de la región y está adscrita a los siguientes cuerpos: La Milicia Nacional Bolivariana, conformada por más de 350.000 efectivos, equipados con el fusil automático ligero FN-FAL, de fabricación belga, en su gran mayoría, y con el fusil ruso Mosin-Nagant M91/30, en el caso de las milicias campesinas; los Cuerpos de Combatientes, conformados por unos 30.000 efectivos, trabajadores de instituciones y empresas; y las Unidades de Batalla Bolívar – Chávez (UBCh), unas 14.000 a nivel nacional, con una conformación promedio de 40 militantes cada una. Ante tamaño despliegue de población civil organizada y armada en favor de la revolución, consideramos pertinente formular la siguiente pregunta: ¿Cuántos gobiernos de la región, de los que más nos adversan, se mantendrían en el poder ante la presencia de unas fuerzas equivalentes en sus respectivos territorios?
Desde luego que el imperio debe tener pleno conocimiento de las características antes señaladas, hasta con un mayor grado de detalles, siendo ésta la única causa a juicio nuestro, de que no se planteen invadirnos en solitario, sino que persistan en la idea de conformar una fuerza multinacional para hacerlo; decimos esto basados en la opinión de John Pilger, famoso periodista australiano que ha actuado como corresponsal de guerra en conflictos tan álgidos como los de Vietnam, Camboya, Egipto, India, Bangladésh y Biafra, quien recientemente señalara: “… Washington sólo invade países indefensos, y Venezuela no está indefensa…” (5).
Entrando finalmente a considerar el impacto adverso que sobre el imperio habría de comportar una intervención militar de Venezuela, hemos considerado conveniente el comenzar a hacerlo a partir de los señalamientos más relevantes de un reciente artículo publicado en “Foreing Affair”, titulado en inglés “What Would a U.S. Intervention in Venezuela Look Like?”: Risky, Expensive, and Counterproductive (6).
Siendo oportuno señalar que, como es sabido por muchos la citada revista es una publicación bimensual  del “Consejo de Relaciones Exteriores”, que es una organización estadounidense fundada en 1921, declarada sin fines de lucro, especializada en la política exterior y en los asuntos internacionales de los Estados Unidos, que cuenta entre sus miembros a políticos de alto rango, a más de una docena de exsecretarios de estado estadounidenses, exdirectores de la CIA, banqueros, abogados, profesores y figuras de los medios de comunicación.
Según nuestra traducción, el autor del citado artículo en su empeño por alertar sobre la inconveniencia de una intervención militar como la preanunciada por Trump en agosto pasado, señala de manera lapidaria y entre muchos otros argumentos, los siguientes: superar a los partidarios de Maduro y controlar las secuelas de la intervención requeriría una fuerza de alrededor de 200.000 personas: 20.000 más que la coalición liderada por los EE UU para invadir a Irak en el 2003; usar la fuerza contra Venezuela minaría los otros compromisos militares de los EE UU, presionando fuertemente sus finanzas y alejando a sus efectivos de problemas mucho más importantes para su seguridad, siendo poco probable que Trump y quienes apoyan una intervención comprendan el alcance de tales costos; es difícil predecir cuántas vidas y cuánto dinero se perdería en una intervención estadounidense, aunque las cifras no serían irrelevantes, especialmente si los EE UU invadieran Venezuela y luego tratasen de estabilizarla; el uso de la fuerza en Venezuela redirigiría la atención y el poder de los EE UU de los asuntos más importantes para su seguridad y colocaría una carga innecesaria en sus ya sobrecargados militares, en momentos en los cuales el Pentágono está ocupado gestionando operaciones en áreas desde Irak y Siria hasta el oeste de África y el mar del sur de China; y finalmente, si Corea del Norte o Irán creyesen que EE UU estaba preocupado con una operación en Sudamérica, esos estados podrían asumir riesgos que de otra forma no asumirían, amenazando los intereses de Estados Unidos en el noreste de Asia y Medio Oriente. Y añadiríamos nosotros, éstos serían sólo los costos de la invasión en materia militar.
En relación al impacto económico el mismo artículo señala que al interrumpir las actividades de la industria petrolera venezolana, una intervención militar estadounidense aumentaría los precios globales de los hidrocarburos. Añadiríamos nosotros que tal hecho es particularmente grave en una año como el 2018, en el cual EE UU si bien habría de alcanzar un record de producción (10 millones de barriles diarios), deberá importar casi la misma cantidad para desarrollar sus actividades productivas y de servicios, más unos 700 millones diarios adicionales para el mantenimiento de su reserva estratégica, una parte importante de la cual debería provenir de Venezuela; siendo oportuno recordar que al inicio de la invasión de Libia, en marzo de 2011, el precio del petróleo ascendió a valores extremadamente cercanos al máximo histórico de 120 US $/barril registrado en febrero de 2014 (7).
En materia política, el artículo de marras es enfático en señalar que una intervención militar tendría un alto costo para la influencia de los Estados Unidos en el Hemisferio Occidental. Recurrir a la fuerza provocaría una reacción muy fuerte, incluso de los socios más cercanos de Washington, ya que al recordar a los estados de la región la historia de EE UU de intromisión en sus asuntos, Washington perdería su taimada imagen de buena voluntad y, con ello, la oportunidad de trabajar con ellos en asuntos que les importan a todos en el hemisferio, desde tratar el crimen transnacional hasta tratar de integrar la llamada “infraestructura energética de las Américas”.
El impacto adverso sobre los aliados del imperio, en especial sobre aquellos aliados regionales que se plegasen a su exigencia de integrar la fuerza militar invasora no sería menos terrible; dado que:
•       Las maltrechas economías de la mayoría de ellos, en especial las de aquellos que no son exportadores de petróleo como Méjico y Brasil, y la de Colombia que sólo exporta el petróleo que extrae de contrabando desde Venezuela, se verán fuertemente afectadas por el incremento global del precio de los hidrocarburos, por el incremento de sus propios gastos militares y por el inevitable quebrantamiento de los flujos de comercio regionales.
•       La extremadamente precaria paz interior de la mayoría de ellos, en especial la de Colombia actualmente en vías de ser reconstruida con base en los acuerdos de paz suscritos con las FARC, se vería seriamente comprometida, no siendo nada descartable que en ese vecino país surgiese una fuerza de retaguardia contra la invasión conformada por los combatientes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y los de los no menos de 12 frentes de las FARC que no se acogieron a dichos acuerdos.
•       A pesar de la desmesurada campaña mediática que ha llegado a alcanzar niveles realmente xenofóbicos en países como Colombia, Perú, Chile y Panamá, no es nada difícil que se produzcan en el seno de sus sociedades, corrientes de voluntarios para la defensa mediática y física de Venezuela, similares a las que con toda seguridad se habrán de producir en los países miembros del ALBA-TCP, agudizándose las contradicciones de clase que habrán de generar una polarización extrema a partir de la cual desaparecerían tanto los centros políticos como las llamadas “izquierdas light”, que siempre han sido oportunistas y vivido de fuentes occidentales.
En resumen, creemos que de perpetrar su inexorable invasión el imperio estaría en vías de generar un gigantesco Vietnam en nuestra región, sólo que esta vez mucho más cerca de sus fronteras de lo que sus estrategas militares lo pudieran desear. ¿Se arriesgarán a hacerlo nuevamente en esta oportunidad?
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o muerte!
¡Venceremos!

(1)     http://www.todochavez.gob.ve/todochavez/2606-intervencion-del-comandante-presidente-hugo-chavez-acto-de-clausura-del-foro-con-la-revolucion
(2)     http://www.offnews.info/verArticulo.php?pageNum_rsRelacionadas=1&totalRows_rsRelacionadas=2783&contenidoID=887
(3)     http://www.emol.com/noticias/internacional/2005/11/27/203070/chavez-eeuu-busca-llevar-f-16-venezolanos-a-la-inoperatividad.html
(4)     http://www.laiguana.tv/articulos/82687-fanb-realizar-ejercicio-civico-militar-febrero
(5)     http://www.telesurtv.net/news/Chomsky-y-Pilger-Si-Venezuela-cae-la-humanidad-cae-20170813-0024.html
(6)     https://www.foreignaffairs.com/articles/venezuela/2017-11-08/what-would-us-intervention-venezuela-look
(7)     https://elpais.com/economia/2011/03/21/actualidad/1300696383_850215.html
celippor@gmail.com
Caracas, febrero 20 de 2018