Páginas

sábado, 26 de enero de 2013

"Luminosos ecos de la Patria Grande..." De FRANCISCO ALVERO CANTA



"Luminosos ecos de la Patria Grande..."

Fresco y joven pasado heroico
Nos señala una verdad
Huellas para seguir arando
Con ciencia revolucionaria
Aquel fraternal abrazo
Sanmartiniano bolivariano
Se eterniza hoy más que nunca
Desde el Atlántico sur al Caribe
Con el pensamiento martiano
Se extiende y nos alumbra
Como el inti Tawantinsuyano
De sur a norte de la esperanza     


                         Con esa poderosa llama
De este hermoso tantanakuy
 Encuentro entre hermanos
Miles y millones anónimos
Día a día, De sol a sol y sombra
Florecemos en la lucha y el canto
Copulando conciencias
La más útil herramienta
Reverdeciendo desiertos
Recuperando las azules tierras!
 Expropiadas al pueblo
Con la sin vergüenza trasnacional


Retumban en nuestras almas
Varios milenios culturales
Que intentaron mutilarlos
Pero la danza y la música pudo más
Sutiles semillas bellas, sin edad
Multiorgasmos a la razón
Amores, risas  y llantos
Historias, mitos que nos cantan
Un mismo gran propósito
Una misma gran esperanza
Que crece y se agiganta
A cada paso y a cada instante!


Luminosos ecos libertarios
De la Patria Grande
Nos estallan el el alma y el corazón
Para nuestra liberación
Armonía entre distintos pero iguales
Coro de risas primaverales
Naciendo desde el sur
Laten victoriosos hacia  el futuro
Sutiles, pero hay que escucharlos
Sabios nacen del corazón






El Congreso de Tucumán y el proyecto del Rey Inca de Belgrano, San Martín y Güemes - La Patria grande perdida -


Independencia y algo más

Juan Bautista Túpac Amaru, el ocultado



PatriaGrandePerdida6_AgendadeReflexion.jpg
Un artículo de Alberto Lapolla (09-07-06) 
Entre los varios hechos que oculta la historia oficial argentina -una de las más mentidas del planeta- la propuesta de la restitución de la Monarquía Inca efectuada por el General Manuel Belgrano en el Congreso de Tucumán, el 6 de Julio de 1816 y aprobada por el mismo el 31 de julio del mismo año, es en general tratado como un disparate, una boutade del Gran General.

A diferencia de otros aspectos de nuestra historia que permiten diferenciar claramente a liberales probritánicos de revisionistas prohispánicos, el caso del proyecto de la monarquía constitucional encabezada por un Rey Inca, constituye un escándalo para ambas corrientes en general.

Todos descalifican la intención expresa de Don Manuel de devolver el poder americano a los dueños originarios y legítimos del mismo: los indios americanos y a la cultura mas importante producida en Sud América hasta hoy; los Incas, los constructores del Incario.

El caso más nítido se produce con quien sería el mayor divulgador del proyecto, Don Bartolomé Mitre, quien explica minuciosamente en su Historia de Belgrano las razones y profundas convicciones que alentaban la idea en nuestros próceres. ‘Pero la monarquía incásica era todavía algo más que un ideal: era un modo convencional, y según el consenso universal, el único modelo humano digno de admirarse y de imitarse como lo es racionalmente hoy la democracia americana. (..)

“Los Incas” de Marmontel, habían generalizado en el mundo que el imperio del Cuzco era la realización del sueño de la edad de oro, el asilo de la inocencia primitiva, el tipo ideal de civilización humana, y los conquistadores europeos eran los bárbaros que la habían ahogado en sangre, y este era el libro del vulgo de los lectores.

La “Historia de la Filosofía” de Raynal, haciendo la exposición aparentemente científica de sus leyes, sus costumbres y su organización política deducía de ellas reglas fundamentales para el gobierno eterno de las sociedades, y este era el libro de los sabios de la época. No es extraño que Belgrano participara de las ideas y de los sentimientos convencionales de sus contemporáneos. (..)

El proyecto de restauración de la antigua monarquía de los Incas, como coronación de la revolución americana, fue promovido por Belgrano y acogido por el Congreso de Tucumán. Era una idea que estaba en la cabeza de muchos pensadores y tenía su razón de ser, sino en los hechos, por lo menos en la imaginación, que a veces gobierna a los pueblos más que el juicio. Entrañaba empero un plan político, que tenía su filiación histórica, y que encontraba eco así en las poblaciones indígenas, como en las ideas que en aquella época circulaban respecto de la identidad de causa entre los antiguos ocupantes del suelo y los nuevos revolucionarios hijos de la tierra.

La revolución americana, radical en sus propósitos y orgánicamente democrática por la índole misma de los pueblos, fue no sólo una insurrección de las colonias hispanoamericanas contra su metrópoli sino principalmente de la raza criolla contra la raza española. (..) Entendiendo que algunos criollos (o sea, los descendientes de españoles nacidos en América) pensaban una revolución profunda, radical, de la cual no podían estar al márgenes aquellos que llevaban por entonces más de 300 años luchando contra los colonizadores españoles: o sea, los indígenas.

En sus proclamas en sus boletines, en sus bandos, en sus manifiestos, en los artículos de su prensa periódica, en sus cánticos guerreros, los patriotas de aquella época invocaban con entusiasmo los manes de Manco Cápac, de Moctezuma, de Guatimozín, de Atahualpa, de Siripo, de Lautaro, de Caupolicán y de Rengo, como a los padres y protectores de la raza americana.

Los Incas, especialmente, constituían entonces la mitología de la revolución. Su Olimpo había reemplazado al de la antigua Grecia: su sol simbólico, era el sagrado de Prometeo, generador de patriotismo. Manco Cápac, el Júpiter americano que fulminaba los rayos de la revolución y Mama Ocllo, la Minerva indígena que brotaba de la cabeza del padre del nuevo Mundo fulgurante de majestad y gloria.(..)

En 1816, en medio del polvo del combate y el delirio sagrado de la lucha a muerte entre dos razas, no es de extrañar que el ideal fuese la continuación o la renovación del antiguo imperio del Cuzco.’ 16

Pese a este despliegue argumental y erudito explicando el alto valor de la propuesta de Belgrano, Mitre agrega: ‘A este plan es imposible concederle sentido práctico, ni siquiera sentido común, ni aun en su tiempo; extravagante en la forma e irrealizable en los medios, concebido sobre falsas ideas, con más inocencia que penetración política y con tanto patriotismo como falta de sentido práctico. (…) El Congreso había perdido la noción de la realidad, en cuanto a límites y vivía en una región poco menos que fantástica, puramente fantasmagórica, respecto a la unidad territorial que representaba en teoría, hacía más vagas sus fronteras, al intentar fundir un vasto imperio sudamericano en el hecho de designar al Cuzco como capital.’ 17.-

Mitre abandona su rol de historiador para entrar al de ideólogo de la oligarquía porteña vencedora de la larga guerra civil iniciada en 1810 y en la cual Belgrano era uno de los derrotados por el partido de Mitre.-

. Se exaspera, pierde la línea, apela a su racismo habitual, habla de ‘monarquía en ojotas’, ‘este es un rey de patas sucias’ para terminar denostando al General Belgrano de la manera más ruin: ‘Era una risa homérica cuyos ecos llegaban hasta Tucumán. El nombre de Belgrano, el más puro de todos, quedó tiznado.’ 19

Mitre no puede disimular su odio contra esta propuesta americanista y popular, que intentaba quebrar el control hegemónico de Buenos Aires, eliminando su rol balcanizador sobre la unidad continental. Rol en el que el mismo Mitre jugó un papel determinante al servicio de los imperios británico y brasileño.

Si la historia la escriben los que ganan, eso….

Cosas parecidas dirán Paul Groussac, Ricardo Levenne y Vicente Fidel López. Pero no menos escribirán los revisionistas Ibarguren, Irazusta, Palacio y ni que hablar del racista Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

Sólo Don Pepe Rosa verá con agrado la idea.

  1. Y es que una cosa es mirar la historia desde otra perspectiva de la construcción burguesa -fuera esta probritánica o proespañola o incluso independiente ‘pero sin los salvajes’ al estilo norteamericano como proponían el ‘demócrata’ Sarmiento o el nacionalista Palacio-
  2. y una muy distinta es mirarla desde la perspectiva de las masas oprimidas y desear que esas masas ocupen el poder en forma igualitaria como propusieron Moreno, Castelli, Belgrano Artigas, Güemes y San Martin.-
  3. Como muy bien dice Eduardo Astesano fundador de la corriente historiográfica de la izquierda nacional:
  • ‘La historiografía liberal argentina se fue fijando en sus trabajos, por imperio de los hechos políticos que le dieron vida, un límite territorial reducido: reconstruir el pasado de la nación Argentina.
  • A su vez el revisionismo, acentuó el contenido unitario americanista del hispanismo, defendiendo el nacionalismo español en su enfrentamiento a los portugueses e ingleses.
  • Esta saludable polémica histórica se ha venido desarrollando estrictamente dentro de los límites de la Cultura Occidental, considerando al Imperio Incaico como precivilizado.
  • Otro panorama mental encontramos en el Perú, Bolivia y, a veces en el Norte argentino.

  • Allí la presencia de la numerosa población indígena, más la fuerte tradición de la cultura incaica, superior en la época de la conquista a la europea que trajeron los españoles -revitalizada posteriormente por las misiones Jesuíticas- constituyen la base para una revisión indigenista que rectifique algunos de los acontecimientos pasados.
  • El continentalismo español había sido precedido por un continentalismo quichua, que debía necesariamente pesar en el nacimiento de la nueva nación americana planteado en 1780 y en 1810.’1

  • De allí que a Don Manuel Belgrano, le cayeran críticas por igual de liberales y revisionistas, acusándolo de ‘iluso’, de ‘poco serio’, de ‘propuesta disparatada’, de ‘monárquico’. De ‘conspiración de generales’ lo llamó la prensa probritánica porteña capitaneada por Manuel de Sarratea usando la pluma mercenaria de Pazos Silva -en realidad Pazos Kanki, un escriba a sueldo de los intereses porteños - dado que los involucrados en la idea eran los Generales Belgrano, San Martín y don Martín Miguel de Güemes.
  • El mismo ex secretario de don Manuel en el ejército del Norte, Tomás Manuel de Anchorena lo acusará de monárquico cuando Belgrano proponga la monarquía Inca, pero aceptará de muy buen grado -como el resto de los directoriales porteños- la propuesta de coronar al príncipe De Luca o a algún miembro de la familia real española. Posición que alentaba desde Londres el espantado don Bernardino, desconsolado ante la perspectiva de tener ‘un rey de la casta de los chocolates’ un ‘cuico’ 2

PatriaGrandePerdida2_AgendadeReflexion.jpg

Nosotros ‘somos gente decente’

La historia oficial esconde que el Congreso aprobó esta medida ‘por aclamación’ 20, pero por mayoría simple y no por los dos tercios necesarios, debido al fuerte boicot de los diputados porteños que no podían concebir ‘tamaño disparate: ¿Un Indio en el trono?

Finalmente Buenos Aires logrará destruir el proyecto trayendo el Congreso a Buenos Aires, cambiando la voluntad de algunos diputados y reemplazando a los que no querían mudar de opinión. Tomás Manuel de Anchorena no deja dudas sobre como cayó el planteo de Belgrano sobre los hombres de Buenos Aires y qué pensaba la ‘gente decente’ al respecto.

‘Los diputados pues,… estaban en la creencia de que si juzgaban conveniente al fijar la suerte del país al proclamar y establecer una monarquía constitucional… podían hacerlo en cumplimiento de su deber. (…) Por esto fue que habiéndose llamado al General Belgrano a la sala de sesiones, para que informase cual era el juicio que él había traslucido en su viaje a Europa y tuviesen formados los gabinetes europeos sobre la clase de forma de gobierno que más conviniera los nuevos estados de América, contestó que estaban, a su vez decididos por la forma monárquica constitucional. Y habiéndole repuesto que con respecto a nosotros, ¿en quién creía él que a juicio de esos mismos gobiernos podríamos fijarnos?, contestó que a su juicio particular debíamos proclamar la monarquía de un vástago del Inca que sabía existía en el Cuzco…. Al oír esto los diputados de Buenos Aires y algunos otros nos quedamos atónitos por lo ridículo y extravagante de la idea, pero viendo que el general insistía en ella, sin embargo de varias observaciones que se le hicieron de pronto, aunque con medida, porque vimos brillar el contento en los diputados cuicos del Alto Perú, en los de su país asistentes a la barra y también en otros representantes de las provincias, tuvimos por entonces que callar y disimular el sumo desprecio con que mirábamos tal pensamiento, quedando al mismo tiempo admirados de que hubiese salido de boca del Gral. Belgrano. El resultado de esto fue que al instante se entusiasmó la cuicada y una multitud considerable de provincianos congresales y no congresales. Pero, con tal calor, que los diputados de Buenos Aires tuvimos que manifestarnos tocados de igual entusiasmo por evitar una dislocación general en toda la república’. 3

Anchorena ‘aclara que no le molesta la idea de la monarquía constitucional, pero sí en cambio que se pusiese “la mira en un monarca de la casta de los chocolates, cuya persona si existía, probablemente tendríamos que sacarla borracha y cubierta de andrajos de alguna chichería para colocarla en el elevado trono de un monarca’. 4


El Incario fundante


El Plan Inca aporta a una nueva línea fundante de un nuevo revisionismo, el de mirar a la historia americana desde la perspectiva de las masas indias, es decir de los pueblos masacrados, esclavizados y sojuzgados por el imperio español. Esta línea debía necesariamente hacer partir la emancipación americana desde la gran rebelión de Túpac Amaru.

Así lo reseña Astesano y lo señalan nuestros próceres liminares en particular Castelli, Moreno y Belgrano, quienes ven en la gran revolución del Inca descuartizado, en los cien mil indios sublevados asesinados por los ‘civilizados’ españoles, el origen de nuestra gesta liberadora y no en las invasiones inglesas, como pretende el liberalismo probritánico de Rivadavia, Mitre, Sarmiento y Vicente Fidel López; pero también el nacionalismo hispánico de Palacio, Irazusta o Ibarguren.

Los propios españoles tenían claro de qué se trataba y de cuándo había comenzado todo: la policía política imperial llamaba a nuestros revolucionarios de 1810-25 LOS TUPAMAROS , no dejando dudas respecto de cuando España comenzó a temer la pérdida de sus colonias.

Plantear la historia desde los indios es un hecho fuertemente, subversivo. Es plantear la historia desde los malditos, desde el abajo. Desde los más pobres, los mayoritarios, la plebe más plebe.

Para una historia que se basa en la ‘gente decente’, al decir de los rivadavianos, directoriales, unitarios y liberales, ellos son lo maldito. Serán la chusma, los salvajes, los infieles, la negrada, los cabecitas, los grasitas, los descamisados, los negros de mierda, los piqueteros.

Mirar desde allí y darle el lugar del componente mayoritario y principal de nuestro pueblo y de nuestra historia -en 1816 en Buenos Aires no había más de 60.000 habitantes. Desde Córdoba a Lima habitaban 2.5 millones de americanos, claro que mayoritariamente indios. También es negar la ‘superioridad’ europea, fuera ella hispana o franco-británica. Es negar la razón de los genocidios fundantes a través del slogan exterminador de ‘civilización o barbarie’.

No por casualidad la línea que terminará difundiéndose de esta corriente francamente revolucionaria, no será la de Astesano, sino la de Abelardo Ramos, que más allá de sus grandes aportes a la historia hispanoamericana terminará reivindicando a Roca como fundador del estado nacional, negando o justificando el genocidio tehuelche, araucano y pampa.

Astesano profundizando lo señalado por José Carlos Mariátegui, ubicará al indio como el eje central de la emancipación y al socialismo del Incario como base de una nueva sociedad en América. Así lo habían pensado nuestros próceres que soñaban en una revolución popular,criolla, india, gaucha, mestiza y negra. Con el pueblo que había, no con otro traído de Europa. Si la revolución debía liberar y democratizar la vida de las masas, en primer lugar debía ser la de las masas indias, negras y mestizas. Ese era el pensamiento liminar de Moreno, de Castelli, de Belgrano, de San Martín, de Monteagudo, de Güemes y de Artigas.

De allí que ellos sean los grandes derrotados de la emancipación americana, hecho por supuesto negado por la historia mitrista. De allí nuestra revolución inconclusa, vaciada de contenido, transformada en una nueva dominación imperial, primero Británica y luego norteamericana. Causa y efecto de la fragmentación de la nación hispanoamericana.


De allí que la segunda emancipación sea asignatura pendiente y aflore en cada encrucijada histórica de Nuestra América y pueda ser cantada por Túpac Amaru, por San Martín, por Bolívar, por Artigas, por Belgrano, por Sucre. Pero también por Martí, por Ugarte, por Sandino, por Perón, por Allende, por Fidel, por el Che, por Chávez y por Evo Morales.-


PatriaGrandePerdida3_AgendadeReflexion.jpg



Juan Bautista Túpac Amaru


‘Parecía tener por objeto propiciar la candidatura al fantástico trono de un descendiente de José Gabriel Túpac Amaru, que con el mismo nombre hacía treinta y cuatro años yacía cautivo en las mazmorras españolas. (…)


Este candidato vino a Buenos Aires en 1822 a la edad de 80 años, después de 40 años de cautiverio, donde por orden del Gobierno que le señaló una pensión, escribió una relación de sus padecimientos bajo el título “El dilatado cautiverio bajo el gobierno español de Juan Bautista Túpac Amaru, 5º nieto del último emperador del Perú.’ 18
La propuesta de Belgrano no era ociosa.
En Ceuta -el África colonial española- estaba preso desde hacía casi cuarenta años el hermano menor del gran Condorcanqui, el único sobreviviente de la destrozada familia tupamara: Don Juan Bautista Túpac Amaru. Un anciano ya. Juan Bautista estaba al tanto de los avatares de la causa americana, hacía unos años había caído a su prisión africana su tocayo, nuestro héroe Don Juan Bautista Azopardo -preso de los españoles desde 1810, cuando la derrota en el primer combate naval en San Nicolás-. Azopardo alegró el corazón del anciano Inca llevándole noticias de la nueva revolución que sacudía el continente y se inspiraba en la iniciada por su hermano 30 años antes.

El marino maltés tuvo más suerte: cuando estalló la revolución de Riego en 1820 y los liberales españoles tomaron el poder, decidieron que ningún preso político americano podía seguir en prisión y fue liberado volviendo a luchar a nuestro país.

La excepción fue para don Juan Bautista Túpac Amaru que siguió en prisión porque si bien era un preso político, era… indio y hermano de José Gabriel.

Se cumplía la profecía que el otro candidato Inca al trono de Belgrano, había estampado en las cortes españolas allá por diciembre de 1810, señalando las limitaciones de los liberales españoles: ‘ningún pueblo puede ser libre si oprime a otro pueblo’ 6, les estampó Don Dionisio Inca Yupanqui, fundando la teoría política moderna sin saberlo.

Juan Bautista llegará a Buenos Aires recién en 1822 no podrá volver al Cuzco ni a sus montañas sagradas. Morirá en Buenos Aires en 1827 y está sepultado en una tumba sin nombre, ni identificación en el cementerio de la Recoleta de Buenos Aires….


El plan de los Generales:

Belgrano, San Martín y Güemes


La propuesta de Belgrano era la propuesta estratégica de la Logia Lautaro luego de la derrota de Napoleón en Waterloo que dificultaba las opciones republicanas y salía al encuentro de la sublevación general de masas en armas que había encendido la Revolución Americana en el continente.

La propuesta del Rey Inca encierra la idea de la nación continental que Mayo había alumbrado en el Plan Revolucionario de Moreno, que Castelli intentó con su marcha al Norte. Retomado luego por la Logia Lautaro en la Revolución de octubre de 1812 -San Martín, Guido, Manuel Moreno, Monteagudo- que depuso al contrarrevolucionario Primer Triunvirato.


El Plan Continental es la piedra angular de la estrategia sanmartiniana y de su estrecha alianza con Belgrano, Güemes y O’ Higgins.

El Plan se inscribe en el tono sudamericano de la Declaración de la Independencia que fue hecha a nombre de las ‘Provincias Unidas en Sud América’ 14 y no ‘del Río de la Plata’ como tergiversará el mitrismo. (El mismo Director Supremo, fue designado Director Supremo de las Provincias Unidas en Sud América. No sólo Pueyrredón, el corrupto Rondeau también sufrirá esa designación.15)

El Plan de Belgrano, San Martín y Güemes está en perfecta sintonía con la Carta de Jamaica de Simón Bolívar de septiembre de 1815.

No otro era el pensamiento que Miranda -preso en Cádiz- insistía en los mensajes a sus discípulos, en particular a su más querido O´Higgins, por entonces en Mendoza con el Libertador.


El Precursor también insistía en la necesidad perentoria de declarar la independencia.


En julio de 1816 el único territorio en América no reconquistado por España era el de la Provincias Unidas del Río de la Plata. Tucumán -lejos de Buenos Aires y más cerca del Cuzco- era el lugar donde en 1812 Belgrano había salvado la Revolución.

Era lógico entonces que todo intento libertador Continental partiera de allí.

Como hecho estratégico el plan del Rey Inca.

  • permitía sublevar e incorporar a la revolución a las grandes masas del Perú y del Alto Perú -2.5 millones de personas versus el ‘desierto argentino’-
  • demoliendo al poder español en su bastión peruano.
  • También permitía incorporar a la nación artiguista que bajo la bandera de la federación y la república ocupaba ya la mitad del territorio de las Provincias Unidas.
  • Por eso la Monarquía Inca propuesta era constitucional, con una cámara vitalicia de Caciques y otra de diputados electos.
  • La propuesta del Rey Inca debía ser bien tomada por las masas indias guaraníes y charrúas que componían la mayoría de las tropas artiguistas y que estaban emparentadas desde tiempos inmemoriales con el Incario, cuya esencia solidaria habían revivido bajo los jesuitas en las misiones.
  • La cuestión de Rey Inca resolvía también de un solo golpe el problema de todos los problemas que cargaría de manera insoluble la Revolución Americana: la distribución igualitaria y democrática de la tierra.


Pese a la opinión de Anchorena y la feroz oposición de Sarratea y el partido británico -que sería el vencedor- la idea caló hondo en el terreno concreto donde se jugaba la Revolución: el Norte argentino y el Alto Perú.

El 9 de julio, Belgrano ya reasumido como jefe del Ejército del Norte por expreso pedido de San Martín, presidió en San Miguel el acto popular de celebración de la declaración de la independencia y dejó muy en claro qué se jugaba allí y que su planteo nada tenía de ilusorio.

‘Un pueblo innumerable concurrió en estos días a las inmensas llanuras de San Miguel. Más de cinco mil milicianos de la provincia se presentaron a caballo armados de lanza, sable y algunos con fusiles, todos con las armas originarias del país, lazos y boleadoras. (…) Todo se desarrolló con un orden y una disciplina que no me esperaba. Después que el gobernador de la provincia dio por terminada la ceremonia, el general Belgrano tomó la palabra y arengó al pueblo con mucha vehemencia prometiéndole el establecimiento de un gran imperio en la América meridional, gobernado por los descendientes de (que todavía existen en el Cuzco) de la familia imperial de los incas. (…) Los indios están como electrizados con este nuevo proyecto y se juntan en grupos bajo la bandera del sol. Están armándose y se cree que pronto se formará un ejército en el alto Perú de Quito a Potosí, Lima y Cuzco. Doña Inés Azurduy y Padilla, una hermosa señora de ventiséis años, que manda un grupo de mil cuatrocientos indios en la comarca de Chuquisaca, ganó el mes pasado una victoria sobre los realistas, tomando una bandera y cuatrocientos prisioneros.’7

El General Güemes a cargo de cuidar la frontera Norte, que soportó y venció nueve invasiones realistas, que estaba al mando por orden de San Martín pese a la oposición de Rondeau y los directoriales, fue más claro aún.

El 6 de agosto de 1816 expidió una proclama a los pueblos del Perú para incitarlos a la rebelión: ‘No lo dudéis un instante, guerreros peruanos. Los pueblos están armados en masa y enérgicamente dispuestos a contener los ambiciosos amagos de la tiranía. Si estos son los sentimientos generales que nos animan, con cuanta más razón lo serán cuando restablecida la dinastía de los Incas, veamos sentado en el trono y antigua Corte al legítimo sucesor de la corona.’8

Juan Martín de Pueyrredón Director Supremo de las Provincias Unidas en Sud América a pesar de ya haber traicionado a Artigas y entregado la Banda Oriental a los portugueses, todavía en marzo de 1817 decía: ‘Yo deseo un soberano para nuestro Estado, pero lo quiero capaz de corresponder a la honra que recibió en mandarnos; es decir quiero alguno más grande que don Juan (rey de Portugal.AJL), y lo quiero para sólo nosotros.9

Para no dejar dudas respecto de la opinión del estado mayor de la revolución y la emancipación americana en ese glorioso año 1816, el General San Martín desde Cuyo -preparando el ejército libertador argentino-chileno- decía: ‘Yo le digo a Laprida lo admirable que me parece el plan de un Inca a la cabeza, las ventajas son geométricas, pero por la patria les suplico no nos metan en una regencia de personas (..) He visto el juicio que usted pasa al Cabildo sobre la dinastía de los Incas, todos los juiciosos entran en el tema (…) La masa general está por la afirmativa de las razones de usted.’10


Mostrando que la propuesta en principio fue bien vista por todos los delegados y que el General no tenía un pelo de tonto, el mismo Belgrano afirmaba: ‘Yo hablé, me exalté, lloré e hice llorar a todos al considerar la situación infeliz del país. Les hablé de monarquía constitucional con la representación de los incas: todos aceptaron la idea’ 11


No dejando dudas sobre su carácter de reparación indígena la declaración de la independencia de las Provincias Unidas en Sud América del 9 de julio de 1816 fue publicada simultáneamente en tres idiomas: Castellano, Quechua y Aymará. Hasta hubo una versión en la escritura jeroglífica de los pueblos de Tihuanako. 12


PatriaGrandePerdida4_AgendadeReflexion.jpg



La Patria Grande Inca


El Plan pensaba en la gran nación americana, la Patria Grande.


  • Dicha nación tenía como sustrato esencial y aglutinante de la americanidad, los 1000 años del Incario.
  • Una nación organizada en base a un socialismo de estado con propiedad estatal de la tierra, el agua, las simientes, las herramientas, los recursos y los productos.
  • Estado que se extendió durante esos mil años entre Panamá y Mendoza abarcando el grueso de Sud América y constituyendo la mayor cultura extendida por el continente y base real de la idea de una sola nación americana.
  • Mucho más aun, si se considera que dicha cultura fue la más justa conocida hasta hoy en la humanidad. La única que sació el hambre de todos sus miembros, destinando su organización social para atender a los ancianos, los huérfanos, las viudas y los inválidos.
  • La única basada en la solidaridad y la propiedad común que permitió el florecimiento de una cultura que desconocía el hambre y la necesidad, que distiribuía sus recursos entre todos sus habitantes en función de sus necesidades.
  • Cultura infinitamente superior a la precapitalista y esclavista, -luego capitalista y esclavista- que trajeron los españoles, portugueses e ingleses a América, esclavizando y exterminando a las nueve décimas partes de la población originaria. El mayor genocidio que conoce la historia.
  • El propio Karl Marx pese a las acusaciones de eurocentrista que muchas veces se le han enrostrado, en su mirada crítica al capitalismo fue lapidario con el rol de la Europa cristiana respecto de América y el Tercer mundo. En el Capital escribió, hace ya más de un siglo, aquel genocidio fundante del capitalismo industrial europeo que caracterizó la dominación española.
  • Fue, según Marx, una ‘cruzada de exterminio, esclavización y sepultamiento de la población aborigen en las minas. (…) Los actos de barbarie y desalmada crueldad cometidos por las razas que se llaman cristianas contra todas las religiones y todos los pueblos del orbe que pudieron subyugar, no encuentran precedentes en ninguna época de la historia universal ni en ninguna raza, por salvaje e inculta, por despiadada y cínica que ella sea’. 5


Sobre los mil años del Incario y su extensión territorial continental construyeron nuestros próceres fundantes la idea de la gran nación americana.

  • Una nación extendida desde México hasta el Cabo de Hornos, tal cual soñara Miranda.
  • En particular una nación que abarcara casi toda Sud América con capital en el Cuzco, como planteó Belgrano en Tucumán.
  • Porque la otra parte de la propuesta de Don Manuel Belgrano que la tornaba insoportable para Buenos Aires, consistía en que dicha nación -que incluía las actuales Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, podían adherir también Venezuela y Colombia- tendría por capital a la ciudad sagrada de los Incas: el Cuzco.
  • Casi la misma propuesta de Moreno en su Plan Revolucionario.
  • La misma de Castelli antes de marchar a Lima y ser derrotado en Huaqui por la traición saavedrista.
  • La que propondrá San Martín desde Lima en 1822, cuando envíe infructuosamente a Antonio Gutiérrez de La Fuente a negociar con Buenos Aires, luego de entrar victorioso en el Perú.
  • La misma propuesta que hará Simón Bolívar cuando culmine la obra iniciada por Don José.
  • Toda América sabe que fue Rivadavia -es decir el jefe del partido probritánico porteño; el Cavallo de entonces- quien saboteó a San Martín primero y a Bolívar después, impidiendo que la América española fuera una sola nación.
  • Es hora que los argentinos lo sepamos y lo asumamos.


Algo quedó sin embargo de tamaña epopeya y sueño tan maravilloso: el escudo nacional y nuestra bandera exhiben orgullosas -aunque lo desconozcan la mayoría de los argentinos y argentinas- el Sol del tawantinsuyo, Sol Inca, el sol de Túpac Amaru, el sol de Manco Cápac.


Tal vez todavía puedan ser ciertas las coplas escritas en las paredes de Oruro y de la Audiencia de Charcas, cuando la rebelión del Gran Túpac, nuestro padre fundante, en 1780:


Ya en Cuzco con empeño
quieren sacudir, y es ley,
el yugo de ajeno rey
y reponer al que es dueño.
El general Inca viva,
jurémosle por rey
porque es muy justo y de ley
que lo que es suyo reciba.13


PatriaGrandePerdida5_AgendadeReflexion.jpg



1 Astesano Eduardo, Juan Bautista de América. El Rey Inca de Belgrano. Edic. Castañeda. 1979.
2 ‘Cuico’, palabra de origen quechua usada en sentido despectivo, derivada de cuica que significa lombriz, escurridizo, algo que se arrastra y es la forma en que Tomás de Anchorena se refiere despreciativamente a los miembros de las etnias Colla, Aymará o Inca y al posible Rey Inca. Tomado de Galasso Norberto Seamos Libres… Colihue 2000
3 Carta de Tomás Manuel de Anchorena diputado por Buenos Aires en Tucumán en 1816, a Juan Manuel de Rosas del 4-12-1846, citada por Norberto Galasso en Seamos Libres…, pag 181 Colihue 2000
4 Galasso Norberto op.cit. pag 181, citando la misma carta de Anchorena de fecha 4-12-46
6 Ramos Abelardo, Historia de la Nación Latinoamericana, Peña Lillo. 1968. Pag 130
7 Informe del corresponsal sueco Jean Adam Graaner sobre el 9 de Julio de 1816 en Tucumán, citado por A.J. Pérez Amuchástegui en Crónica Histórica Argentina. Tomo II. Codex 1972. Pag. 2-LXVIII
8 A.J.Pérez Amuchástegui, op. cit. Tomo II, pag 2-LVIII
9 A.J.Pérez Amuchástegui, op, cit, Tomo II. pag 2-LVIII
10 Cartas de San Martín a Godoy Cruz del 22-7-16, del 12-8-16 y del 15-8-16, citadas por Galasso Norberto en opus cit.pag 183.
11 Carta de Belgrano a B. Rivadavia, 1816, reproducida por La Nación BsAs 5-7-1966. Citada por Galasso Norberto op.cit pag 182
12 Astesano Eduardo, op. cit.
13 A.J.Pérez Amuchástegui, op. cit. Tomo II. pag 2-LXVI
14 A.J.Pérez Amuchástegui, Opus Cit. Tomo II pag 2-LXI
15 A.J. Pérez Amuchástegui, op.cit. Tomo II pag 2-LXXI
16 Mitre Bartolomé, Historia de Belgrano y de la independencia argentina,Tomo II,biblioteca del sub oficial 1942. Citado por Astesano Eduardo op.cit.
17 Mitre Bartolomé, Opus. cit. Tomo II. Citado por Astesano Eduardo, op.cit pag 166
18 Mitre Bartolomé, op.cit.Tomo II.Citado por Astesano Eduardo op. cit.pag 136
19 Mitre Bartolomé, op. cit., Tomo II.Citado por astesano Eduardo op. cit pag 167
20 Oddone Jacinto, El Factor económico en nuestras luchas civiles. La Vanguardia, 1937, pag131.Cit por astesano Ed.op. cit. pag122

EL 25 DE MAYO Y LA TERCERA INDEPENDENCIA, por Adrián Corbella (para “Mirando hacia adentro”).

Arriba : En el centro José de San Martín, Simón Bolívar y Bernardo Monteagudo. Alrededor de ellos : Mariano Moreno, José Martí, Francisco Miranda, Eva Perón, Manuel Dorrego, Joao Goulart, Tupac Amaru, Juan Perón, Augusto Sandino, Salvador Allende, Francisco Solano López, Ernesto Guevara, Juana Azurduy, Jacobo Arbenz, Emiliano Zapata y Néstor Kirchner.
El 25 de Mayo de 1810 poco más de dos centenares de vecinos de Buenos Aires decidieron la destitución del Virrey del Río de la Plata, don Baltasar Hidalgo de Cisneros, y su reemplazo por una Junta presidida por Cornelio Saavedra.
Esa Primera Junta mostraba desde un principio las dudas, las contradicciones, los temas a resolver que estaban pendientes : la integraban americanos y españoles, laicos y eclesiásticos, civiles y militares, comerciantes y profesionales, conservadores y revolucionarios, gente que quería la independencia y otra que no sabía lo que quería…
La Junta, como todas las que se organizaron en otras ciudades de América Latina por esas semanas, juró en nombre del rey español Fernando VII quien, como se hallaba preso en Francia, no podía ejercer su gobierno.
Daba comienzo en el Río de la Plata el proceso de independencia, que no estaría exento de contradicciones, pero que siempre asumió un carácter fuertemente latinoamericano, un poco como pasó en todos lados.
Hombres nacidos en los más diversos lugares de la Patria Grande van a aparecer en puestos de alta responsabilidad en otras latitudes ; y a muy pocos les parecerán “extranjeros”.
Cornelio Saavedra, el presidente de nuestra Primera Junta, había nacido en Potosí (hoy, Bolivia) ; Ignacio Álvarez Thomas, Director Supremo del Río de la Plata en 1816, era oriundo de Arequipa, Perú ; varios firmantes del acta de declaración de independencia argentina el 9 de julio de 1816 eran diputados altoperuanos, incluyendo a José Mariano Serrano, que algunos años después fue Presidente de Bolivia ; el federal argentino Manuel Dorrego tuvo un papel destacado en 1810 en los primeros pasos de la independencia chilena, y luego, en la década siguiente, intentó organizar un ejército republicano argentino-colombiano que terminase con la monarquía y la esclavitud en Brasil ; San Martín, argentino educado en España, cruzó los Andes con un ejército integrado por argentinos y chilenos, liberó a Chile, y luego fue el primer gobernante del Perú independiente ; Bernardo Monteagudo, otro argentino, fue una figura clave junto a San Martín en Perú, y luego junto a Bolívar en la Gran Colombia ; el venezolano Bolívar fue una figura central en la independencia de su país, y de Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia ; el también venezolano Sucre aseguró la independencia de Bolivia y de toda América del Sur al frente de un ejército integrado por venezolanos, colombianos, ecuatorianos, argentinos, peruanos y chilenos ; y podríamos seguir con muchos más ejemplos …
La independencia latinoamericana fue un proceso continental, una gesta que nos unió. Pero pronto comenzaron las divisiones, de las que Argentina fue un ejemplo extremo. Ya desde 1813 combatían en Santa Fe las tropas de Buenos Aires con los federales del Litoral, que reconocían el liderazgo del oriental José Gervasio de Artigas.
Las discusiones se prolongarán por décadas, y llenarán de sangre al país : ¿Monarquía o República? ; ¿Centralismo o Federalismo? ; ¿Voto popular o régimen aristocrático? ; ¿Independencia absoluta o pacto neocolonial con la potencia hegemónica del siglo XIX (Inglaterra)?.
En estas discusiones, independencia e integración iban siempre de la mano. ¿Quiénes se independizaban? … ¿Esos doscientos vecinos que echaron a Cisneros, o toda la población del Virreinato, incluyendo a gauchos, orilleros y americanos originarios? ; ¿Con quien nos integraríamos? … ¿Con los hermanos de la Patria Grande o con la potencia imperial de turno?...
En Argentina los casi setenta años de luchas para definir estas cuestiones se tiñeron de rojo : “no ahorre sangre de gaucho, que es lo único que tienen de hombres” diría Domingo Faustino Sarmiento, el “Padre del Aula” y jefe de la represión mitrista en el Noroeste argentino y en Cuyo. Y las luchas fueron así : no se ahorró sangre…
El triunfo de una de las facciones políticas argentinas se lograría tras atravesar guerras genocidas contra gauchos, contra americanos originarios, y contra la hermana nación paraguaya, casi exterminada por argentinos, brasileños y uruguayos en una guerra injustificable.
En 1880 se consolidó un estado argentino construido de cara a Europa, y dando la espalda a América Latina y a las propias tradiciones criollas de la inmensa mayoría de la población del país. Surgió así un Estado oligárquico basado en el fraude y la corrupción, y con una economía agroexportadora integrada al Imperio Británico y a la división internacional del trabajo.
Esta fue la Argentina que mostró sus brillos en el Centenario, la séptima potencia del mundo al decir de algunos, la Argentina que recibió con orgullo la visita de la infanta española.
Pero en realidad esta Argentina era una cáscara vacía, una escenografía construida apresuradamente y a punto de derrumbarse.
En 1910 la situación política era explosiva : la UCR cuestionaba mannu militari al Régimen Oligárquico, y estaba en marcha el proceso que conduciría a la aprobación de la Ley Sáenz Peña de 1912, que estableció un sistema electoral más democrático.
A nivel social, la conflictividad de los obreros, de ideologías anarquista o socialista, era muy alta y obligó a celebrar el Centenario con Ley de Residencia y Estado de Sitio.
A nivel económico, el modelo agroexportador ya había pasado su cúspide y estaba empezando su largo descenso, en la medida en que Inglaterra ya no era la dueña del mundo debido a la emergencia económica de Alemania y, sobre todo, de los Estados Unidos de América.
La sociedad argentina ya en 1910 tendría que haberse planteado una alternativa al modelo agroexportador. Porque si seguíamos atados a un barco que se hundía lentamente (Inglaterra ) no teníamos salida. Sobre todo porque tampoco podíamos reorientar nuestras exportaciones hacia el nuevo sol mundial, ya que la agricultura norteamericana produce los mismos bienes que la nuestra. Para los Estados Unidos siempre fuimos un molesto rival económico (y un intratable adversario diplomático) ; nunca un socio. Éramos un país que producía los mismos bienes agropecuarios que ellos pero a mejor precio.
La Primera Guerra Mundial y la crisis del ’29 hundieron aún más a Inglaterra. Y aquí, en lugar de iniciar un nuevo camino, se mantuvo vivo artificial y obstinadamente un vínculo neocolonial moribundo. El Pacto Roca-Runciman fue como conectar a un enfermo en coma profundo a un montón de aparatos para mantener sus signos vitales.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, en 1945, Inglaterra quedó en un estado lastimoso : su economía era un desastre, tenía deudas impagables y su moneda dejó de tener valor internacional.
Es entonces cuando aparece en Argentina el peronismo. Y es esta fuerza política la que asume la tarea de romper el vínculo neocolonial que nos unía a Inglaterra, al nacionalizar las empresas británicas en la Argentina a cambio de una deuda incobrable ; al negarse a cambiar este dominio por el de los Estados Unidos (Perón se negó a entrar al FMI, principal llave del nuevo mecanismo de dominación imperial).
El peronismo emprende entonces el segundo proceso de independencia que, como el primero, busca también una mayor integración : por un lado hacia los sectores nacionales que el modelo anterior había dejado afuera (trabajadores, mujeres, y toda la gente de cultura latinoamericana que habitaba fuera de las grandes ciudades más europeizadas), y por el otro hacia los compatriotas de la Patria Grande (proyecto de integración con Brasil y Chile –ABC-, tercera posición).
También aparece en este primer peronismo la inquietud de romper el esquema agroexportador e iniciar un camino industrializador. Con esto se relaciona el desvío de recursos agrarios para otros fines, la nacionalización del comercio exterior, y el rol claramente keynesiano del Estado.
El golpe de 1955 interrumpe este proceso, y comienza una puja como la vivida en el siglo XIX, entre dos modelos, dos ideas, dos concepciones de país que se enfrentan nuevamente a lo largo de décadas. Y en esos enfrentamientos se atraviesan golpes, proscripciones, resistencias, cordobazos, luchas armadas, terrorismos de estado, hiperinflaciones y ajustes.
En medio de tantas luchas, llegamos a un nuevo siglo, y la historia parece repetirse. Toda América Latina está en ebullición, y procura romper las cadenas. Se rechazan instrumentos de dominación, como el ALCA ; se rompen vínculos con organismos de crédito internacionales (como el FMI) ; se interviene para evitar guerras y golpes de estado en países de la región ; se procura una mayor integración (Mercosur, Unasur, CELAC).
Una vez más se busca la independencia política ; una vez más se lo hace con todos los países tomados de las manos, apoyándose, colaborando ; otra vez se busca una mayor integración social interna, que permita construir una sociedad para todos … y todas ; otra vez se busca salir de modelos económicos desindustrializadores, primarizantes, que nos hunden en el atraso.
El primer proceso de independencia americano fue abortado, y los países hispanos fueron sometidos al control neocolonial inglés o norteamericano.
El segundo intento de independencia, más disperso, más inorgánico, fue interrumpido con brusquedad a fuerza de golpes de estado y represiones. Hasta que finalmente “la casa quedó en orden”, y América Latina volvió a ser el eterno “Patio Trasero” del Imperio.
En este siglo XXI hace una década que protagonizamos el tercer capítulo de esta historia. La experiencia avanza y cada vez más países se suman. Algo está cambiando en todo el continente. Aparecen los fantasmas de viejos héroes : Simón Bolívar, Augusto Sandino, Eva Perón, José de San Martín, Salvador Allende, Francisco Solano López, Juana Azurduy, Emiliano Zapata, Mariano Moreno, Juan Perón, Bernardo Monteagudo, Francisco Miranda, Ernesto Guevara, José Martí, Tupac Amaru, Joao Goulart, Manuel Dorrego, Jacobo Arbenz, Néstor Kirchner y tantos otros que pasan, nos miran, y sonríen …
Por eso hoy, 25 de mayo de 2012, a doscientos dos años del primer intento de independencia argentina -eslabón del primer intento de independencia latinoamericana-, confiamos y esperamos sinceramente que la tercera sea la vencida.
Adrián Corbella
Mayo de 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario