"C a m i n o
P o p u l a r "
P o p u l a r "
(Candombe afro rioplatense)
La Patria Grande es el Camino,
el camino popular
el camino que debemos andar
Es camino popular
el camino popular
el camino que debemos andar
Es camino popular
es camino popular
el camino que debemos andar!
Hoy, venimos a cantar,
hoy venimos a luchar
con la fuerza del camino popular!
Pues la lucha popular
unión en diversidad,
como la del dos mil uno, vencerá!
Somos los barrios de pié,
Somos jóvenes con fé!
Levantando el puño y haciendo la ve!
Somos los hijos del Che,
y los de Evita también!
no nos han vencido ni lo van a hacer!
Compromiso es lo primero,
hermanos no lo dudemos,
la confianza en nuestro pueblo
Vencerá!!!
Vamos fuerza, compañeros!
codo a codo alcanzaremos
moldear esta realidad
como queremos!
Hoy, la patria nos convoca
el futuro nos espera
camarada, compañero y compañera!
Nuestra realidad exige
que paremos la pelota
y miremos bien adónde hay que patear!
Si nuestro presente es lucha
ya lo dijo el guerrillero
el futuro, compañeros
será nuestro!!!
Venimos a luchar,
dispuestos a cambiar,
aquello que hace falta, Camino popular!
Queremos transformar
aquella realidad
y sin retroceder
queremos avanzar!
Camino popular
Camino popular,
porque queremos patria
para todos igual!
Si yo soy Peronista,
y tú eres Radical
pero queremos Patria
para todos igual!
Camino popular
Camino popular,
porque queremos patria
para todos igual!
Y si eres Comunista
Ven camarada ya!
porque el futuro es nuestro!
Camino popular!
Si eres independiente
trabajador nomás
Vamos por la unidad
Camino popular!
No bajes tu bandera
y súmala a la nuestra
y súmala a la nuestra
la historia aún está abierta
Camino popular
Si sabes que se puede
ir mucho más allá
empuja con nosotros
Camino popular!
Porque a pesar de todo
lo que avanzamos ya
debemos avanzar
un paso y otro más!
Con derechos humanos
bandera universal
con justicia social
la patria vencerá!
Mientras exista un pobre
Al que le falte el pan
Debemos construir
el poder popular
Pueblos Originarios
no pueden esperar
Tampoco jubilados
por eso hay que luchar!
Todo es causa y efecto
Nada es casualidad
la dependencia es
herencia colonial
Con coraje y bravura
la patria cambiará!
Camino popular
debemos transitar
Dispuesto a defenderla
la democracia es más
que sólo ir a votar
votar y nada más!!!
la democracia es más
que sólo ir a votar
votar y nada más!!!
No existen amos buenos
Capitalismo serio
Capitalismo serio
Directo al socialismo
Camino popular!
Esta lucha es de todos
Orgullo nacional
cuanto más alcancemos
más faltará lograr!
No estoy contra el gobierno
yo estoy contra el sistema
que mata y envenena
con su voracidad
Quiero soberanía
justicia y libertad
Y sin transnacionales
Camino popular
Igualdad y derechos
derecho a la igualdad
dignidad y trabajo
Trabajo y dignidad
Porque la lucha es digna,
Porque la vida es bella
luchemos ya por ella
luchemos sin cesar!
Porque la vida es bella
luchemos ya por ella
luchemos sin cesar!
Habrá camino,
camino popular
si es que avanzamos
de frente y sin dudar!
Somos el pueblo
y venimos a cantar!
Nuestra esperanza
es la lucha y la unidad!
Ay, camino,
camino popular
si es que avanzamos
de frente y sin dudar!
Somos el pueblo
y venimos a cantar!
Nuestra esperanza
es la lucha y la unidad!
Ay, camino,
Camino popular,
porque el camino,
el camino es popular!
Camino Popular hizo campaña cantando en los subtes.
Por Redacción Noticias Urbanas / 21 de julio 2013
Militantes de ese espacio político se subieron este domingo a las 6 líneas para cantar y promover la candidatura de Claudio Lozano e Itai Hagman.
Los integrantes del frente Camino Popular salieron este domingo a hacer campaña en la Ciudad de una manera particular. Además de diversas mesas desplegadas en las 15 Comunas porteñas, una veintena de militantes se subieron a varias estaciones de las 6 líneas para, guitarra en mano, hacer campaña por Claudio Lozano, candidato a senador, e Itai Hagman, candidato a diputado.
“Esta forma de comunicar ideas, con pocos recursos y mucha imaginación, cosechó numerosas muestras de simpatía en las diversas estaciones, demostrando que la política no es algo ajeno a la población, como nos quieren hacer creer otras listas”, manifestaron desde ese frente.
Según Hagman, esto se debe a que “hay una gran recepción general de los vecinos de la Ciudad a las propuestas de Camino Popular. Representamos una clara opción en el mapa político para aquellos que no se conforman con lo que hay pero tampoco quieren volver al pasado”.
CIUDAD DE BUENOS AIRES
Lozano y Hagman denunciaron el plan del PRO para inquilinos
Los precandidatos de Camino Popular intervinieron la calle del IVC para denunciar que el plan Alquilar se puede “es puro humo”.
Este viernes por la tarde, los precandidatos de Camino Popular, Claudio Lozano e Itai Hagman, realizaron una intervención frente al Instituto de Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires (IVC), denunciando la falsedad del plan “Alquilar se puede”, recientemente relanzado por el PRO.
En esta oportuniad, Lozano señaló que “es una mentira absoluta que el PRO quiera resolver el problemática de la vivienda en la Ciudad de Buenos Aires.Si durante sus ocho años de gobierno, el macrismo hubiera puesto como condición a los desarrolladores inmobiliarios la obligación de construir un 10% de los metros cuadrados en producción de vivienda social, se hubieran construido hoy 17.000 viviendas en la Ciudad de Buenos Aires. Es decir, para toda la población de la Villa 21 y 31.”
Por su parte, Hagman aseguró: “El drama de los inquilinos en la Ciudad de Buenos Aires afecta a una enorme cantidad de los porteños. La desregulación que el Gobierno de la Ciudad sostiene sobre el mercado inmobiliario, tiene como contracara la desprotección absoluta de los miles de vecinos que no tienen vivienda propia. Este plan es insuficiente y ineficaz. Es puro humo. El problema estructural de la vivienda no se resuelve con marketing publicitario, hay que encarar un plan integral para garantizar este derecho.”
Asimismo, Camino Popular acompañó a la Cooperativa “Camino de los Perseverantes” en el pedido de incorporación al IVC. “Hoy también estamos exigiendo que haya un IVC con presupuesto para atender el enorme déficit habitacional de la ciudad, y que pueda contener a las organizaciones de la sociedad que trabajan para alcanzar soluciones habitacionales, como son las cooperativas de vivienda” señaló la precandidata a Legisladora Lucía Vasallo.
CIUDAD DE BUENOS AIRES, NOTICIAS
Lozano y Hagman arrancaron por el sur
“Otro camino para gobernar”, es la consigna de campaña que Camino Popular ha elegido para visitar los barrios porteños difundiendo sus propuestas y construyendo junto a los vecinos las prioridades de un plan de gobierno. Bajo esta frase, se proponen visitar las 15 Comunas de la Ciudad de Buenos Aires, generando espacios de encuentros con los vecinos y actores sociales, políticos y culturales de cada lugar “escuchando a los ciudadanos, que son los verdaderos especialistas de las problemáticas en cada uno de sus barrios” señaló Itai Hagman, precandidato a primer Legislador.
Claudio Lozano, precandidato a Jefe de Gobierno señaló: “A la Comuna 4 no le sirve el Gobierno de Macri. Una comuna que necesita educación y salud pública, que requiere políticas de Vivienda para resolver el problema de la Villa 21 y los problemas de alquileres y hacinamiento critico. No le sirve un gobierno que desfinancia las partidas sociales del presupuesto y solo mejora los pagos a los contratistas y a los bancos”.
Acompañados por Patricia Walsh, candidata a Vicejefa de Camino Popular, Lozano y Hagman dialogaron con referentes de distintos conflictos vinculados a la vivienda, como los habitantes del edificio CELSA y de la Villa 21, así como también se refirieron a la situación del Molino Osiris, recientemente recuperado por sus trabajadores.
01/04/2015
Con críticas al PRO, se lanzó Pablo Ferreyra
Letra P.- El legislador porteño puso primera en su carrera por la Jefatura de Gobierno y se lanzó junto a todos los precandidatos de ALBA que competirán en las PASO del 26 de abril.
Con Pablo Ferreyra como precandidato a jefe de Gobierno porteño, el frente Alternativa Buenos Aires (ALBA) presentó este miércoles en sociedad a todos sus precandidatos en un acto en el teatro La Máscara.
En el acto de lanzamiento, Ferreyra estuvo acompañado por el primer candidato a legislador porteño de ALBA y dirigente de Seamos Libres, Jonathan Thea, y los precandidatos Zaida Chmaruk yMarcelo “Nono” Frondizi.
“Es inconcebible que en una de las ciudades más ricas del país y de toda la región, nuestros ciudadanos vivan realidades tan dispares. Nosotros queremos construir una ciudad igualitaria; una ciudad para todos y todas”, expresó Ferreyra.
A su turno, Thea sostuvo que “la ciudad tiene problemas estructurales que el macrismo no ha solucionado, como las grandes deficiencias en materia de infraestructura escolar y en el sistema de salud pública”.
“Proponemos aumentar las partidas destinadas a infraestructura escolar y hospitalaria y construir jardines maternales y centros médicos públicos y gratuitos en todos los barrios. Para esto, no se necesitan más recursos, sino que debemos redestinar las exorbitantes sumas que hoy se aplican a publicidad y marketing”, indicó el secretario general de Seamos Libres.
En la misma línea, Chmaruk consideró que “es necesario fundar una alternativa de izquierda en la Ciudad de Buenos Aires, distinta a la de partidos funcionales a las estrategias patronales y que por eso nos presentan como única izquierda visible en los medios”.
En tanto, Marcelo “Nono” Frondizi, exigió que se revise el accionar de la Policía Metropolitana: “Buenos Aires cuenta con una de las fuerzas de seguridad más nuevas del país, pero repite las prácticas más vetustas: reprime a la prensa, a los trabajadores y a la cultura. Esto tiene que revertirse. La Metropolitana debe velar por los derechos de todos los ciudadanos, pero hoy se dedica a proteger los intereses de los poderosos, vulnerando garantías constitucionales de quienes se encuentran más expuestos a los abusos”.
VIERNES 14 DE MAYO DE 2010 14:41
San Salvador, Jujuy (Agencia Paco Urondo) Marcha de los Pueblos Originarios- Con la ceremonia del círculo sagrado dio comienzo ya pasado el mediodía, en las inmediaciones de la calle San Martín, frente a la Casa de Gobierno de San salvador. Allí, donde miles de hermanos y hermanas y representantes de la red de las organizaciones sociales jujeñas participaron del festejo. Y cientos, miles de compañeros y compañeras que se llegaron para saludar a los hermanos que participarán en la Marcha de los Pueblos Originarios.
Un día antes estaban en La Quiaca. Ahora en el valle participando de los distintos rituales preparados por las comunidades y respetando su estilo de pedirle a los dioses o a La Pachamama, para que los tenga en su ayuda.
Y el ritual fue fiesta para los ojos.
El mismo consistió en pedir el acompañamiento de los antepasados (Tupac Amaru, Tupak Katari, Bartolina Sisa, Micaela Bastidas) para el buen acompañamiento de la Marcha Nacional de los pueblos indígenas “Qapac Ñanta Purispa”. El circulo consiste en una ofrenda manifestada en un fuego sagrado rodeado por un circulo de personas y un humo saumador. Todo el desarrollo fue acompañado por músicos en vivo.
Los Guaraníes pidieron a sus dioses: Ñanderu Guaso Tumpa y al Cailla, quienes protegerán a los marchantes durante del trayecto. Los hermanos del pueblo Coya le pidieron “permiso” al sol, la luna, el aire y la tierra. Es donde nace el respeto por la tierra, las ofrendas encierran ese símbolo de una cultura que no es la especulación capitalista, sino el de don de ser parte de la naturaleza.
Entre los oradores también se recordó la Marcha de los indígenas en 1946 hacia Buenos Aires y la figura emblemática de Tupac Amaru. Aquella marcha es una historia que marcó una épica entre los hermanos de los valles, y de la Puna. Todavía viven cuatro o cinco hermanos que participaron en aquel malón.
San Salvador engalanada por la fiesta originaria
Le ceremonia contó con el apoyo de ATE y los familiares de Detenidos y Desaparecidos de Jujuy mediante carta de la compañera Inés Peña.
Luego todos se arrodillaron frente al humo en figura de reverencia y cantaron a coro el grito de hurra en Quichua “Jallalla” y en aymara “Yasurupay”. Al momento cuando comenzó a cantar la popular cantante jujeña Mónica Pantoja.
Participaron de la ceremonia las comunidades de Maimaras, pueblo coya, perchel, llallayyachaco, hermanos unidos (guarany), arrayanal, penti caranday, flor hermosa (guarany), queñualito, entre otras.
Y ya van bajando.
Cada día los hermanos van comiendo camino, van hacia ese objetivo de unidad de los pueblos originarios y sus derechos. Por eso la marcha. Y lo están logrando. Van dejando atrás la historia de la no existencia. Ahora, cada día, por cada lugar que pasan, por cada rincón de tierra donde pidan por sus dioses, eso será sembrar realidad, será que son presente y por sobre todo, son lo que vendrá.
Y después partir.
Anoche llegaron a Salta y hoy irán camino a Tucumán.
Es la Marcha de los Pueblos Originarios. (Agencia Paco Urondo)
Un día antes estaban en La Quiaca. Ahora en el valle participando de los distintos rituales preparados por las comunidades y respetando su estilo de pedirle a los dioses o a La Pachamama, para que los tenga en su ayuda.
Y el ritual fue fiesta para los ojos.
El mismo consistió en pedir el acompañamiento de los antepasados (Tupac Amaru, Tupak Katari, Bartolina Sisa, Micaela Bastidas) para el buen acompañamiento de la Marcha Nacional de los pueblos indígenas “Qapac Ñanta Purispa”. El circulo consiste en una ofrenda manifestada en un fuego sagrado rodeado por un circulo de personas y un humo saumador. Todo el desarrollo fue acompañado por músicos en vivo.
Los Guaraníes pidieron a sus dioses: Ñanderu Guaso Tumpa y al Cailla, quienes protegerán a los marchantes durante del trayecto. Los hermanos del pueblo Coya le pidieron “permiso” al sol, la luna, el aire y la tierra. Es donde nace el respeto por la tierra, las ofrendas encierran ese símbolo de una cultura que no es la especulación capitalista, sino el de don de ser parte de la naturaleza.
Entre los oradores también se recordó la Marcha de los indígenas en 1946 hacia Buenos Aires y la figura emblemática de Tupac Amaru. Aquella marcha es una historia que marcó una épica entre los hermanos de los valles, y de la Puna. Todavía viven cuatro o cinco hermanos que participaron en aquel malón.
San Salvador engalanada por la fiesta originaria
Le ceremonia contó con el apoyo de ATE y los familiares de Detenidos y Desaparecidos de Jujuy mediante carta de la compañera Inés Peña.
Luego todos se arrodillaron frente al humo en figura de reverencia y cantaron a coro el grito de hurra en Quichua “Jallalla” y en aymara “Yasurupay”. Al momento cuando comenzó a cantar la popular cantante jujeña Mónica Pantoja.
Participaron de la ceremonia las comunidades de Maimaras, pueblo coya, perchel, llallayyachaco, hermanos unidos (guarany), arrayanal, penti caranday, flor hermosa (guarany), queñualito, entre otras.
Y ya van bajando.
Cada día los hermanos van comiendo camino, van hacia ese objetivo de unidad de los pueblos originarios y sus derechos. Por eso la marcha. Y lo están logrando. Van dejando atrás la historia de la no existencia. Ahora, cada día, por cada lugar que pasan, por cada rincón de tierra donde pidan por sus dioses, eso será sembrar realidad, será que son presente y por sobre todo, son lo que vendrá.
Y después partir.
Anoche llegaron a Salta y hoy irán camino a Tucumán.
Es la Marcha de los Pueblos Originarios. (Agencia Paco Urondo)
Nació Patria Grande: una organización nacional de la izquierda popular
28 de Julio 2014
En la foto, de izquierda a derecha, Cecilia Pato (moderadora del acto junto con Ignacio Kostzer),Manuel Bertoldi, Itai Hagman y Martín Ogando, dirigentes de Patria Grande.
Producto de la unión de Marea Popular, el Frente Popular Darío Santillán-Corriente Nacional y otras agrupaciones, el sábado por la tarde se presentó en el estadio de Atlanta, Patria Grande.
Con más de 3000 personas que fueron llegando durante toda la tarde del sábado 26 de julio, el barrio de Villa Crespo se tiñó de rojo, verde, celeste y blanco por unas horas. Las delegaciones de las 14 provincias en las que Patria Grande tiene presencia y construcción iban llegando desde la mañana, con bombos, banderas, cantitos y remeras. En las esquinas de Parque Los Andes concentraban columnas de los distintos puntos del conurbano y los militantes de las distintas provincias bajaban de los micros a puro “agite” y abrazo. No era para menos. Ocho organizaciones, de distinto despliegue y recorrido, estaban presentando públicamente una nueva expresión política en el mapa nacional argentino: Patria Grande.
Marea Popular, el Frente Popular Darío Santillán –Corriente Nacional, Sudestada (Córdoba), el Movimiento 15 de enero (Mar del Plata), la Corriente Unidad Sur (Provincia de Buenos Aires), el Centro Cultural El Barro (San Juan), Cutral Có (Córdoba), Podemos (CABA) y el Espacio Chico Mendes (CABA), cerraron el sábado un proceso de confluencia que públicamente había sido anunciado, también en un acto, el pasado 14 de diciembre en el Club de Comunicaciones. Así, Patria Grande nace con presencia en la Ciudad de Buenos Aires; distintos puntos del conurbano en zona norte, oeste y sur; varios lugares de la Provincia de Buenos Aires como La Plata, Luján, Mar del Plata y Tandil; Santa Fe, Córdoba, Salta, Jujuy, Tucumán, La Pampa, Norpatagonia y San Juan.
“Somos una nueva izquierda inspirada por los procesos de cambio más avanzados de nuestro continente, en Bolivia, Ecuador y Venezuela”, dijo Manuel Bertoldi, Secretario Operativo de los Movimientos Sociales hacia el ALBA y dirigente de Patria Grande al finalizar el acto.
El acto que empezó apenas pasadas las 19 y que recorrió los distintos sectores de inserción de la nueva organización (movimiento sindical, territorial, estudiantil y de mujeres), tuvo un espacio para el saludo de otras organizaciones (del MTE, el Movimiento Popular La Dignidad y la Corriente Villera Independiente) al nacimiento de Patria Grande y otro para unas palabras de todas las organizaciones que la fundaron.
Llegando al final, y frente a un estadio colmado de militancia, banderas y cantos, hablaron algunos de los principales referentes. Primero fue el turno de Bertoldi, que afirmó: “No podemos estar conformes con lo que hemos hecho, es muchísima la tarea que tenemos en la búsqueda por construir poder popular”. Lo siguió Martín Ogando, que dijo que “Patria Grande nace de la convicción de que una nueva izquierda es posible, internacionalista y anclada en nuestra propia tierra”. También hizo un pequeño homenaje a Hugo Chávez: “Todos los días luchamos por ser mejores y en unos años poder decirle a nuestro Comandante ‘aquí sí que no se rindió nadie’”. A continuación habló Mariana De La Vega quien expresó: “Somos una organización que surge de la humildad”.
El cierre estuvo a cargo de Itai Hagman, ex candidato a diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires en las últimas elecciones. En su discurso analizó la coyuntura política nacional e internacional, expresó su solidaridad con el pueblo palestino y planteó algunas de las tareas de la nueva organización de la izquierda popular. “Nos quieren convencer de que el pueblo quiere un gobierno conservador en 2015. ¿Quién lo dijo? No usen como excusa al pueblo”, indicó. “El gobierno nacional, que se la pasó hablando contra la derecha, ahora adoptó esa agenda que criticaba. Y la oposición conservadora sólo se pelea por ver quién representa mejor ese programa de los empresarios. Esa es su interna”, planteó. El joven dirigente aseguró que, frente a ese panorama, Patria Grande tiene “un proyecto alternativo de país. Y queremos gobernar la Argentina para llevarlo adelante junto con nuestro pueblo”.
Después del acto, Notas dialogó con Hagman quien desarrolló algunos de los puntos fundamentales del surgimiento de Patria Grande y del espacio político de la izquierda popular. “Es un espacio que se para desde la izquierda pero también se para desde las tradiciones de luchas populares de la historia argentina”. Sobre los motivos de la creación de esta nueva organización, explicó: “Venimos de un proceso de reflexión profunda en relación a la necesidad de construir organización política y esto implica asumir un plano adicional al de las luchas sectoriales (del movimiento obrero, territorial, estudiantil, etc.)”.
Para Hagman el contexto del país y el continente son factores de gran peso a la hora de decidir lanzar esta nueva organización: “En la Argentina e incluso en la región vivió en todos estos años, se abandonó una idea de menosprecio o rechazo a la política muy propia de los movimientos de resistencia de la crisis del neoliberalismo, poco más de una década atrás”. También afirmó que Patria Grande surge en un contexto en que la Argentina “hay que empezar a discutir un camino diferente, no solamente al que se ha trazado en estos años, sino también al que se aparece como el dominante o el más probable en la discusión de cara a las elecciones del año que viene”. Según su opinión, la organización “surge como un intento de contrarrestar esta suerte de recomposición conservadora que se está discutiendo”.
“Cuánto haya de resistencia y cuánto de desarrollo de un nuevo proyecto político en Patria Grande va a depender de lo que ocurra los próximos años”, analizó Hagman. “Vamos camino a un proceso donde vamos a tener que resistir porque asistimos a una ofensiva de los sectores dominantes. Lo que vivimos en estos meses del 2014 es solamente un prólogo de lo que se discute como un programa antipopular para ir incluso por lo que se avanzó y lo que se conquistó en estos años”.
Pero el dirigente también piensa que no están todas las cartas echadas: “Tampoco está dicho que inevitablemente tenemos que ir a un período de resistencia porque los de arriba quieren imponer su ajuste, su programa antipopular”. “Hay luchas que son de resistencia, que son defensivas, como luchas en defensa del salario, o contra los despidos y suspensiones, pero hay otras que son ofensivas, como los trabajadores de la economía popular que se organizan por trabajo digno o el movimiento villero y los territoriales que se organizan en torno a la problemática de la vivienda”, desarrolló. Y afirmó: “Desde la militancia de Patria Grande estamos preparados tanto para la resistencia como para dar batallas ofensivas”.
Notas también lo consultó sobre su perspectiva para las elecciones nacionales del año que viene. “Lo ideal a nivel electoral para 2015 es que se pueda discutir entre distintos sectores del campo popular y la izquierda una opción alternativa a este giro conservador del sistema político”. Para Hagman, eso incluye a expresiones como los partidos de la izquierda tradicional, a sectores de otras tradiciones o experiencias, e incluye también a sectores que hayan apoyado estos años al kirchnerismo”. “Trabajamos con esa perspectiva pero sabemos que no es fácil”, afirmó. “Lo que puedo adelantar es que estamos trabajando con otras organizaciones del espacio de la izquierda popular para empezar una coordinación política más permanente como el Movimiento Popular La Dignidad, el Movimiento de Trabajadores Excluidos, y sumaremos a otras organizaciones para parar en la Argentina un espacio de la izquierda popular y eventualmente si es posible desde allí trabajar marcos de unidad más amplios”, finalizó.
Julia de Titto – @julitadt
Jul 01, 1962
Documento liminar de Partido Socialista de la Izquierda Nacional (PSIN) publicado en el N° 1 de la revista "Izquierda Nacional", órgano teórico de la agrupación. Trabajadores y Ciudadanos: DELEGADOS de todo el país, en junio de este año, han fundado el Partido Socialista de la Izquierda Nacional.
Sus cuadros se integran con hombres provenientes del llamado "socialismo de vanguardia" (Secretaría Tieffenberg), con militantes del Partido Socialista de la Revolución Nacional (disuelto por la Revolución Libertadora) y con numerosos núcleos obreros y estudiantiles independientes embanderados en el programa de la Izquierda Nacional. Jóvenes revolucionarios sin compromisos con el pasado, y militantes mas experimentados del socialismo revolucionario, se han unido para echar las bases de un movimiento político, independiente del imperialismo, de la burguesía nacional y de la burocracia soviética. En todo el país, los sostenedores de estas ideas eran conocidos como partidarios de la Izquierda Nacional. Era hasta hoy un movimiento puramente ideológico; se ha transformado en partido político precisamente en el momento que los partidos clásicos de la oligarquía, de la clase media y de las "izquierdas cipayas" atraviesan su crisis mas profunda. Los partidos tradicionales de izquierda y de derecha expresan en sus convulsiones la decadencia general de la vieja sociedad Argentina. El Partido Socialista de la Izquierda Nacional aspira a poner orden en este caos y a trazar las líneas de una política proletaria independiente en la Revolución Nacional. Si la oligarquía demuestra su total impotencia para resolver los problemas argentinos, y si la burguesía ya ha hecho su prueba, el proletariado aún no ha dicho su última palabra.
¿Qué es la Izquierda Nacional?
Pero antes de examinar las clases y los partidos de la Argentina, corresponde decir quienes somos y que títulos podemos exhibir ante los trabajadores para justificar nuestra existencia. Todos los obreros recordarán que antes del 17 de octubre de 1945 el país estaba dividido entre los partidarios del ingreso argentino en la guerra imperialista mundial y aquellos que se oponían a la infame matanza. La cipayería acusaba de "nazis" a los neutralistas de la pequeña burguesía y a los marxistas revolucionarios que condenaban la guerra. Entre estos últimos estábamos nosotros, desde 1939. Los mismos cipayos de esos años -radicales, conservadores, socialistas y comunistas- serán los que formaron luego la Unión Democrática contra el peronismo. Y cuando en 1945 las masas populares imprimieron un nuevo rumbo a los destinos del país, los socialistas revolucionarios, un puñado tan solo, estuvieron junto al pueblo y recibieron con el pueblo el mote de "nazi-peronistas". En 1945 también nosotros éramos "nazi-peronistas", únicamente porque, sin ser peronistas, apoyábamos la lucha contra el imperialismo y las grandes realizaciones del gobierno de Perón. Las condiciones políticas de la pequeña burguesía, polarizada en el antiperonismo mas ciego, y de la clase obrera, polarizada en el peronismo como su primera etapa de lucha política, impidieron que la ideología socialista revolucionaria cristalizase en partido. Hubo una tentativa, suprimida por los gorilas de la revolución libertadora, que fue el Partido Socialista de la Revolución Nacional. Precisamente en ese agrupamiento, con la edición del periódico "Lucha Obrera", aparecido al caer Perón, centenares de miles de trabajadores aprendieron que podía haber en el país un socialismo realmente argentino y revolucionario, aliado al peronismo, capaz de señalar el camino en las horas más difíciles y dolorosas del país. Es en ese momento, en abril de 1955, que lanzamos la idea de la Izquierda Nacional, como contrafigura de la izquierda cipaya tradicional, y cuyo contenido no podía ser sino socialista. En una resolución política del 14 de abril de 1955, formulamos en estos términos la consigna: "Por una nueva Izquierda Nacional y Latinoamericana! Por un poderoso partido de la clase trabajadora! Por la lucha irreconciliable contra el imperialismo y sus aliados nativos!". La reacción oligárquica de ese momento nos excluyó de la acción política por muchos años, y desde entonces libramos la batalla en el frente ideológico para educar a la nueva generación en los principios de la política proletaria, del método marxista en la cuestión nacional y de un movimiento socialista que fuese capaz de interpretar al país tal cual es. Precisamente cuando el Socialismo de la Revolución Nacional era disuelto por los gorilas, Alfredo Palacios era nombrado embajador libertador en el Uruguay, Américo Ghioldi aullaba que se había "acabado la leche de la clemencia", Tieffemberg condenaba a la "barbarie peronista" postulándose a los libertadores para una cátedra en la Facultad de Derecho, y Codovila asaltaba los sindicatos peronistas con la ayuda de la policía. Estos simples hechos, conocidos por todo el mundo, permiten comprender el panorama de la izquierda cipaya en 1955, y también la posición invariable de la izquierda nacional revolucionaria. Pero la nueva generación socialista no ha podido ser confundida. La inmensa mayoría de las juventudes del "socialismo de vanguardia" ha roto sus vínculos con ese grupo bajo la enseña de la Izquierda Nacional. Jóvenes y veteranos estamos juntos hoy para acometer una gran empresa, digna de los tiempos borrascosos que vivimos. El Partido Socialista de la Izquierda Nacional es el instrumento militante para realizarla. Ese es nuestro pasado. Podemos mirar hacia atrás porque estamos orgullosos del él. Sin jactancia desafiamos a las izquierdas cipayas a que hagan lo mismo, si pueden.
Del yrigoyenismo al peronismo.
Don Hipólito Irigoyen encabezó un gran movimiento nacional en la época que el proletariado estaba en formación. Fue la primera tentativa en el siglo XX para restringir la influencia política y económica de la oligarquía agropecuaria. Las clases que lo componían, la inmadurez del país, su inconsecuencia, determinaron la frustración de su lucha. El saldo de sus dos gobiernos puede resumirse en los lineamientos de una política nacional burguesa progresiva que no logró verificarse sino en el papel. El factor fundamental que abre nuevas perspectivas para el desarrollo de la revolución nacional es el proceso de industrialización abierto con la primera guerra mundial, con la crisis de 1929 y con la segunda hecatombe imperialista de 1939. A partir de 1930 aparece un nuevo proletariado, que ya no procedía, como a principios de siglo, de la inmigración, sino del crecimiento vegetativo del interior y de la crisis agraria que empuja a los peones a las ciudades industriales en crecimiento. Esos cuadros de obreros criollos irrumpieron en la ciudad cosmopolita de Buenos Aires y transformaron su composición nacional y su destino político. La nueva clase obrera así formada saldrá a la calle el 17 de Octubre y hará sus primeras armas sindicales y políticas con el peronismo. El movimiento nacional iniciado por Irigoyen trasladará su eje a partir de 1945 y el elemento predominante en el peronismo será la clase trabajadora. El radicalismo será desde entonces un movimiento mixto, de clase media, de burguesía nacional, de agentes de la burguesía comercial, cipayos y nacionales reunidos. La aparición del peronismo es inexplicable sin la formación del frente de clases que lo constituyó. Ese Frente Nacional estaba formado nos solo por los trabajadores, sino particularmente por el Ejército, por sectores de la burguesía nacional, por la Iglesia, por sectores de la clase media urbana y rural y por la burocracia del estado. El verdadero espíritu revolucionario de ese Frente Nacional estaba refugiado en las masas obreras. En el Ejército existía un sentido nacional muy acentuado, aunque limitado por el temor a la clase trabajadora. En cuanto la burguesía nacional, solo la presencia de Perón, como regulador y arbitro supremo del movimiento, contenía el odio de clase hacia los obreros. Para la burguesía nacional, el movimiento peronista debía estar al servicio de su lucro, y practicar un antiimperialismo estatal sin sindicatos y sin ideología, sin porvenir y sin grandeza. Los elementos burgueses y burocráticos de ese Frente no pudieron impedir que Perón imprimiese a su movimiento un amplio carácter popular, que es la garantía verdadera de su fuerza; pero lograron suprimir de él todo vestigio de ideología revolucionaria. Dióse así la paradoja de que un movimiento nacional apoyado por las masas obreras tuviese una expresión ideológica reaccionaria, proporcionada por los elementos nacionalistas de derecha, mientras que, por el contrario, los sectores de la izquierda cipaya antiperonista, ostentasen fórmulas ideológicas democráticas y "avanzadas", para ocultar el contenido ultrarreaccionario de su prédica. A través de esta contradicción de hierro- que alejó del peronismo a grandes sectores de la juventud pequeño burguesa- transcurrieron diez años de régimen peronista. Instintivamente, las masas populares rechazaban el partido peronista, prefiriendo apoyar directamente a Perón, pues sospechaban que los elementos reaccionarios de la burocracia y de la burguesía estaban mas cerca de la contrarrevolución que de la revolución. La lucha contra el imperialismo, por otra parte, no suprime la contradicción de clases dentro del Frente Nacional; por el contrario, la acentúa y permite medir la consecuencia, la resolución y el espíritu revolucionario de cada una de ellas frente al enemigo del país. De ahí la importancia decisiva que en la revolución nacional actúe un partido obrero independiente, formado por los elementos más decididos y esclarecidos de la clase trabajadora, capaces de impulsar la revolución hacia delante y de condenar todas las vacilaciones e inconsecuencias de las otras clases del Frente Nacional. Ahogar esta tentativa en nombre de la "unidad nacional" solo puede servir a los intereses de la burguesía, capaz de llegar a cualquier acuerdo con las potencias mundiales (Kennedy, Mac Millan o... Kruschev) antes de permitir que la clase obrera se convierta en el sector conductor y en el cerebro dirigente de la Revolución. Virajes a derecha o a izquierda de este genero ya los hemos visto, y los volveremos a ver, pero a no hacerse ilusiones. Solo un partido revolucionario con raíces profundas en el país será el mejor correctivo para estas maniobras circunstanciales de la burguesía, destinadas a mantener su control sobre la clase obrera y el movimiento nacional.
Perón intentó realizar las tareas de industrialización requeridas por el país con la ayuda del ejército y la clase obrera, sus dos fuerzas fundamentales. Pero los elementos burgueses y conservadores de su movimiento impidieron esa industrialización alcanzase su necesario vuelo. Esto solo podía lograrse económica y políticamente, con la expropiación de la oligarquía terrateniente, de la burguesía comercial, de los frigoríficos y de otras inversiones extranjeras que ahogan al país. Al dejar en pie esos pilares de la reacción, Perón fue derribado en 1955. La oligarquía, que había sido políticamente expropiada, pero a la que restaba intacta toda su base económica, reconstituyo sus fuerzas y siete años después de la caída de Perón, continua en la plenitud de su poderío. El triunfo electoral de Frondizi reflejo la debilidad fundamental del país en 1958. Aniquilados los sectores del ejército que habían sostenido el régimen peronista, replegada la clase obrera a sus reductos sindicales, desmantelados los sistemas defensivos de la economía nacional creados por el peronismo, Frondizi subió al poder condicionado por tales limitaciones. Representante de la pequeña burguesía democrática y de los nuevos sectores de la burguesía industrial creados bajo el régimen peronista, toda su política consistió en evitar un enfrentamiento con el imperialismo; por el contrario, y demostrando que la pequeña burguesía posee un alto respeto por la gran burguesía, intentó "persuadir" a los Estados Unidos que la industrialización argentina era un contrafuerte ante el avance del "comunismo" hemisférico. Su buena voluntad se demostró accediendo a todas las exigencias imperialistas: sin prensa propia, sin banca nacionalizada, sin IAPI, sin control de cambios, sin capitalismo de estado, no le quedó mas remedio que comprender al fin de su ciclo que el imperialismo había aprovechado esas concesiones para reintroducirse en la economía argentina sin dar nada en cambio. El frondicismo- esto es, la burguesía nacional- intentó gobernar fundado en dos clases: la oligarquía y la burguesía. El resultado está a la vista y las contradicciones hirvientes de su gobierno respondían a la quimérica tentativa de buscar la estabilidad financiera para la oligarquía y el desarrollo para la burguesía. Con lo cual no podía satisfacer plenamente ni a la una ni a la otra. El papel desempeñado por los "planteos" militares en ese tumultuoso proceso revelaba por un lado que las fuerzas armadas habían quedado enfeudadas desde 1955 a la influencia ideológica del imperialismo y por el otro que a Frondizi y a su clase le faltó la audacia y resolución necesaria para impulsar una abierta política nacional capaz de reeducar a los cuadros de oficiales en la lucha misma. El carácter semicolonial de la Argentina quedaría suplementariamente demostrado por estos hechos, reveladores en definitiva que solo la clase obrera a permanecido fiel a las banderas de la liberación nacional y que no ha podido ser jamás confundida en medio del caos político de los últimos años. Esta conciencia profunda de las masas populares resulta más patética a la luz de los teóricos que el frondicismo ha producido en el curso de sus cuatro años de gobierno. Frigerio es uno de ellos y en sus lastimosas tesis puede medirse toda la impotencia de nuestra burguesía nacional. Incapaz de salvarse a sí misma del abrazo estrangulador de la oligarquía, mal podría pretender salvar al país. Al idealizar el papel económico del imperialismo, la burguesía y Frigerio dicen bien a las claras que han renunciado a conducir la defensa de los intereses nacionales y aun de su propia existencia. Mientras que la oligarquía y sus partidos sostienen la necesidad de volver a la prosperidad del Centenario y hacer emigrar a los diez millones de argentinos que la economía agropecuaria no puede alimentar, los partidos de la pequeña burguesía como el radicalismo sostienen que la salvación radica en la Alianza para el Progreso. Si no podemos industrializarnos desde adentro, busquemos la industrialización por afuera!. A esto se reduce su ideología meteca. Los elementos de la izquierda cipaya, a su vez, proponen como suprema panacea, "negociar" con la cortina de hierro. Cipayos de izquierda y derecha, olvidan todos a nuestra América Latina, la reserva del imperialismo y la base de nuestra verdadera unidad, independencia y grandeza. Ninguno de estos partidos a planteado el problema de la unidad latinoamericana, de establecer íntimas relaciones con los pueblos hermanos y de crear un comercio Inter. Latinoamericano capaz de oponer al comprador y vendedor único, un monopolio latinoamericano de productos para defender ante el imperialismo una gran patria dividida. Esto no significa que el socialismo de la Izquierda Nacional ponga en un mismo plano al bloque socialista y al imperialismo. En el campo del socialismo, sean cuales fueran sus deformaciones burocráticas y sus errores, flamea la bandera de toda la humanidad. Pero los caminos que conducen al socialismo no han sido trazados en ninguna parte. Y menos que nadie por la burocracia soviética, especialista en estrangular revoluciones. Tan solo nosotros, y solo nosotros, determinaremos las ideas y la conducción de nuestra lucha en América Latina. Y solamente así nuestra revolución no se expondrá a ser negociada en las chancillerías por Kruschev como hizo Stalin en su tiempo con los movimientos nacionales y coloniales. Nuestros países deben negociar con Estados Unidos, con la Unión Soviética y con todos los estados del mundo, sin ninguna clase de restricciones ni de intimidaciones. En cuanto a los escépticos que niegan la posibilidad de un desarrollo económico sin ayudas del imperialismo y a los izquierditas cipayos que ven solo en el comercio con la Unión Soviética en la "coexistencia pacífica" la clave de nuestro progreso, respondemos: no hay desarrollo sin revolución, y no puede haber real liberación argentina sin revolución latinoamericana.
La grandiosa revolución cubana, por el retraso del movimiento en América Latina, está confinada a una isla. Nada mejor puede pedir el imperialismo que insularizar nuestras revoluciones, que aislar a Bolivia en el altiplano o a Cuba en el Caribe. Tampoco puede inquietar a la burocracia soviética esta dramática situación. Pero a nosotros, los latinoamericanos, el destino de Cuba o Bolivia, sus avances o desfallecimientos, aluden a nuestro propio destino. Dejemos que esas revoluciones den motivo a los cipayos de izquierda a un "cubanismo" frenético, destinado a ocultar la verdadera naturaleza de nuestra propia revolución. Dejemos que los "cubanistas" sean revolucionarios en la Habana y cipayos en su propio país. No hemos de juzgar a los heroicos cubanos por sus deplorables epígonos de Buenos Aires, sino por sus propios actos, y aun por sus errores. Tenemos autoridad suficiente para hablar de ellos sin que la cipayería adicta a todas las revoluciones triunfantes pueda conmovernos.
¡Compañeros y Trabajadores! Nos hemos lanzado a la acción política porque abrigamos la profunda convicción que la clase obrera necesita un partido de clase independiente. Estamos en el vasto escenario de la revolución nacional y pretendemos ser la autoconciencia del proletariado en esa lucha gigantesca. Un partido realmente revolucionario es "el factor consciente del inconsciente proceso histórico" pero no puede operar maravillas. Tan solo si la clase trabajadora necesita del socialismo, se hará socialista. Pero esa exigencia está en la naturaleza misma del régimen capitalista; ese régimen, sufre una agonía mortal en el mundo entero. Las particularidades del proceso argentino han determinado, por el contrario, cierto desarrollo capitalista moderno, producido gracias a la ruina general del sistema en escala internacional. Esa es la razón por la cual el empuje de la industrialización está detenido y las primeras manifestaciones de la crisis industrial aparecen en nuestro país. Surgidos a la vida histórica como factoría inglesa exportadora la crisis del imperialismo nos permitió industrializarnos. La expresión política se intento fue el 45 y el peronismo. Su derrocamiento fue la señal de parálisis, lo que debe llevarnos a la conclusión que no habrá para nuestro país, ni para ninguna otra semicolonia del siglo veinte otro camino para industrializarse que no sea la revolución. Dicho en otros términos estamos condenados al estancamiento a la degradación económica y a la miseria si no reconstruimos un país industrial. Toda la cuestión se resume en la respuesta a esta pregunta: ¿Qué clase dirigirá el proceso?.
Nosotros creemos que lo hará el pueblo argentino, con su clase obrera al frente, verdadera personificación de toda su historia. Y contra ella estarán los eternos rivadavianos, mitristas y cipayos de 150 años de guerras civiles. Pues si los obreros son los montoneros de ayer, el socialismo revolucionario es el nuevo movimiento para las viejas tareas irresueltas que América Latina reclama. Compañeros, trabajadores!.
El socialismo de la Izquierda Nacional ofrece a la nueva generación una nueva bandera! Hacia la segunda revolución de Octubre, hacia un Octubre definitivo e invencible!.
Por la liberación nacional y social del pueblo argentino!
Por la unidad de América Latina!
VIVA EL SOCIALISMO REVOLUCIONARIO!
JULIO DE 1962
COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO SOCIALISTA DE LA IZQUIERDA NACIONAL
LA IZQUIERDA NACIONAL YA TIENE SU PARTIDO
Sus cuadros se integran con hombres provenientes del llamado "socialismo de vanguardia" (Secretaría Tieffenberg), con militantes del Partido Socialista de la Revolución Nacional (disuelto por la Revolución Libertadora) y con numerosos núcleos obreros y estudiantiles independientes embanderados en el programa de la Izquierda Nacional. Jóvenes revolucionarios sin compromisos con el pasado, y militantes mas experimentados del socialismo revolucionario, se han unido para echar las bases de un movimiento político, independiente del imperialismo, de la burguesía nacional y de la burocracia soviética. En todo el país, los sostenedores de estas ideas eran conocidos como partidarios de la Izquierda Nacional. Era hasta hoy un movimiento puramente ideológico; se ha transformado en partido político precisamente en el momento que los partidos clásicos de la oligarquía, de la clase media y de las "izquierdas cipayas" atraviesan su crisis mas profunda. Los partidos tradicionales de izquierda y de derecha expresan en sus convulsiones la decadencia general de la vieja sociedad Argentina. El Partido Socialista de la Izquierda Nacional aspira a poner orden en este caos y a trazar las líneas de una política proletaria independiente en la Revolución Nacional. Si la oligarquía demuestra su total impotencia para resolver los problemas argentinos, y si la burguesía ya ha hecho su prueba, el proletariado aún no ha dicho su última palabra.
¿Qué es la Izquierda Nacional?
Pero antes de examinar las clases y los partidos de la Argentina, corresponde decir quienes somos y que títulos podemos exhibir ante los trabajadores para justificar nuestra existencia. Todos los obreros recordarán que antes del 17 de octubre de 1945 el país estaba dividido entre los partidarios del ingreso argentino en la guerra imperialista mundial y aquellos que se oponían a la infame matanza. La cipayería acusaba de "nazis" a los neutralistas de la pequeña burguesía y a los marxistas revolucionarios que condenaban la guerra. Entre estos últimos estábamos nosotros, desde 1939. Los mismos cipayos de esos años -radicales, conservadores, socialistas y comunistas- serán los que formaron luego la Unión Democrática contra el peronismo. Y cuando en 1945 las masas populares imprimieron un nuevo rumbo a los destinos del país, los socialistas revolucionarios, un puñado tan solo, estuvieron junto al pueblo y recibieron con el pueblo el mote de "nazi-peronistas". En 1945 también nosotros éramos "nazi-peronistas", únicamente porque, sin ser peronistas, apoyábamos la lucha contra el imperialismo y las grandes realizaciones del gobierno de Perón. Las condiciones políticas de la pequeña burguesía, polarizada en el antiperonismo mas ciego, y de la clase obrera, polarizada en el peronismo como su primera etapa de lucha política, impidieron que la ideología socialista revolucionaria cristalizase en partido. Hubo una tentativa, suprimida por los gorilas de la revolución libertadora, que fue el Partido Socialista de la Revolución Nacional. Precisamente en ese agrupamiento, con la edición del periódico "Lucha Obrera", aparecido al caer Perón, centenares de miles de trabajadores aprendieron que podía haber en el país un socialismo realmente argentino y revolucionario, aliado al peronismo, capaz de señalar el camino en las horas más difíciles y dolorosas del país. Es en ese momento, en abril de 1955, que lanzamos la idea de la Izquierda Nacional, como contrafigura de la izquierda cipaya tradicional, y cuyo contenido no podía ser sino socialista. En una resolución política del 14 de abril de 1955, formulamos en estos términos la consigna: "Por una nueva Izquierda Nacional y Latinoamericana! Por un poderoso partido de la clase trabajadora! Por la lucha irreconciliable contra el imperialismo y sus aliados nativos!". La reacción oligárquica de ese momento nos excluyó de la acción política por muchos años, y desde entonces libramos la batalla en el frente ideológico para educar a la nueva generación en los principios de la política proletaria, del método marxista en la cuestión nacional y de un movimiento socialista que fuese capaz de interpretar al país tal cual es. Precisamente cuando el Socialismo de la Revolución Nacional era disuelto por los gorilas, Alfredo Palacios era nombrado embajador libertador en el Uruguay, Américo Ghioldi aullaba que se había "acabado la leche de la clemencia", Tieffemberg condenaba a la "barbarie peronista" postulándose a los libertadores para una cátedra en la Facultad de Derecho, y Codovila asaltaba los sindicatos peronistas con la ayuda de la policía. Estos simples hechos, conocidos por todo el mundo, permiten comprender el panorama de la izquierda cipaya en 1955, y también la posición invariable de la izquierda nacional revolucionaria. Pero la nueva generación socialista no ha podido ser confundida. La inmensa mayoría de las juventudes del "socialismo de vanguardia" ha roto sus vínculos con ese grupo bajo la enseña de la Izquierda Nacional. Jóvenes y veteranos estamos juntos hoy para acometer una gran empresa, digna de los tiempos borrascosos que vivimos. El Partido Socialista de la Izquierda Nacional es el instrumento militante para realizarla. Ese es nuestro pasado. Podemos mirar hacia atrás porque estamos orgullosos del él. Sin jactancia desafiamos a las izquierdas cipayas a que hagan lo mismo, si pueden.
Del yrigoyenismo al peronismo.
Don Hipólito Irigoyen encabezó un gran movimiento nacional en la época que el proletariado estaba en formación. Fue la primera tentativa en el siglo XX para restringir la influencia política y económica de la oligarquía agropecuaria. Las clases que lo componían, la inmadurez del país, su inconsecuencia, determinaron la frustración de su lucha. El saldo de sus dos gobiernos puede resumirse en los lineamientos de una política nacional burguesa progresiva que no logró verificarse sino en el papel. El factor fundamental que abre nuevas perspectivas para el desarrollo de la revolución nacional es el proceso de industrialización abierto con la primera guerra mundial, con la crisis de 1929 y con la segunda hecatombe imperialista de 1939. A partir de 1930 aparece un nuevo proletariado, que ya no procedía, como a principios de siglo, de la inmigración, sino del crecimiento vegetativo del interior y de la crisis agraria que empuja a los peones a las ciudades industriales en crecimiento. Esos cuadros de obreros criollos irrumpieron en la ciudad cosmopolita de Buenos Aires y transformaron su composición nacional y su destino político. La nueva clase obrera así formada saldrá a la calle el 17 de Octubre y hará sus primeras armas sindicales y políticas con el peronismo. El movimiento nacional iniciado por Irigoyen trasladará su eje a partir de 1945 y el elemento predominante en el peronismo será la clase trabajadora. El radicalismo será desde entonces un movimiento mixto, de clase media, de burguesía nacional, de agentes de la burguesía comercial, cipayos y nacionales reunidos. La aparición del peronismo es inexplicable sin la formación del frente de clases que lo constituyó. Ese Frente Nacional estaba formado nos solo por los trabajadores, sino particularmente por el Ejército, por sectores de la burguesía nacional, por la Iglesia, por sectores de la clase media urbana y rural y por la burocracia del estado. El verdadero espíritu revolucionario de ese Frente Nacional estaba refugiado en las masas obreras. En el Ejército existía un sentido nacional muy acentuado, aunque limitado por el temor a la clase trabajadora. En cuanto la burguesía nacional, solo la presencia de Perón, como regulador y arbitro supremo del movimiento, contenía el odio de clase hacia los obreros. Para la burguesía nacional, el movimiento peronista debía estar al servicio de su lucro, y practicar un antiimperialismo estatal sin sindicatos y sin ideología, sin porvenir y sin grandeza. Los elementos burgueses y burocráticos de ese Frente no pudieron impedir que Perón imprimiese a su movimiento un amplio carácter popular, que es la garantía verdadera de su fuerza; pero lograron suprimir de él todo vestigio de ideología revolucionaria. Dióse así la paradoja de que un movimiento nacional apoyado por las masas obreras tuviese una expresión ideológica reaccionaria, proporcionada por los elementos nacionalistas de derecha, mientras que, por el contrario, los sectores de la izquierda cipaya antiperonista, ostentasen fórmulas ideológicas democráticas y "avanzadas", para ocultar el contenido ultrarreaccionario de su prédica. A través de esta contradicción de hierro- que alejó del peronismo a grandes sectores de la juventud pequeño burguesa- transcurrieron diez años de régimen peronista. Instintivamente, las masas populares rechazaban el partido peronista, prefiriendo apoyar directamente a Perón, pues sospechaban que los elementos reaccionarios de la burocracia y de la burguesía estaban mas cerca de la contrarrevolución que de la revolución. La lucha contra el imperialismo, por otra parte, no suprime la contradicción de clases dentro del Frente Nacional; por el contrario, la acentúa y permite medir la consecuencia, la resolución y el espíritu revolucionario de cada una de ellas frente al enemigo del país. De ahí la importancia decisiva que en la revolución nacional actúe un partido obrero independiente, formado por los elementos más decididos y esclarecidos de la clase trabajadora, capaces de impulsar la revolución hacia delante y de condenar todas las vacilaciones e inconsecuencias de las otras clases del Frente Nacional. Ahogar esta tentativa en nombre de la "unidad nacional" solo puede servir a los intereses de la burguesía, capaz de llegar a cualquier acuerdo con las potencias mundiales (Kennedy, Mac Millan o... Kruschev) antes de permitir que la clase obrera se convierta en el sector conductor y en el cerebro dirigente de la Revolución. Virajes a derecha o a izquierda de este genero ya los hemos visto, y los volveremos a ver, pero a no hacerse ilusiones. Solo un partido revolucionario con raíces profundas en el país será el mejor correctivo para estas maniobras circunstanciales de la burguesía, destinadas a mantener su control sobre la clase obrera y el movimiento nacional.
Perón intentó realizar las tareas de industrialización requeridas por el país con la ayuda del ejército y la clase obrera, sus dos fuerzas fundamentales. Pero los elementos burgueses y conservadores de su movimiento impidieron esa industrialización alcanzase su necesario vuelo. Esto solo podía lograrse económica y políticamente, con la expropiación de la oligarquía terrateniente, de la burguesía comercial, de los frigoríficos y de otras inversiones extranjeras que ahogan al país. Al dejar en pie esos pilares de la reacción, Perón fue derribado en 1955. La oligarquía, que había sido políticamente expropiada, pero a la que restaba intacta toda su base económica, reconstituyo sus fuerzas y siete años después de la caída de Perón, continua en la plenitud de su poderío. El triunfo electoral de Frondizi reflejo la debilidad fundamental del país en 1958. Aniquilados los sectores del ejército que habían sostenido el régimen peronista, replegada la clase obrera a sus reductos sindicales, desmantelados los sistemas defensivos de la economía nacional creados por el peronismo, Frondizi subió al poder condicionado por tales limitaciones. Representante de la pequeña burguesía democrática y de los nuevos sectores de la burguesía industrial creados bajo el régimen peronista, toda su política consistió en evitar un enfrentamiento con el imperialismo; por el contrario, y demostrando que la pequeña burguesía posee un alto respeto por la gran burguesía, intentó "persuadir" a los Estados Unidos que la industrialización argentina era un contrafuerte ante el avance del "comunismo" hemisférico. Su buena voluntad se demostró accediendo a todas las exigencias imperialistas: sin prensa propia, sin banca nacionalizada, sin IAPI, sin control de cambios, sin capitalismo de estado, no le quedó mas remedio que comprender al fin de su ciclo que el imperialismo había aprovechado esas concesiones para reintroducirse en la economía argentina sin dar nada en cambio. El frondicismo- esto es, la burguesía nacional- intentó gobernar fundado en dos clases: la oligarquía y la burguesía. El resultado está a la vista y las contradicciones hirvientes de su gobierno respondían a la quimérica tentativa de buscar la estabilidad financiera para la oligarquía y el desarrollo para la burguesía. Con lo cual no podía satisfacer plenamente ni a la una ni a la otra. El papel desempeñado por los "planteos" militares en ese tumultuoso proceso revelaba por un lado que las fuerzas armadas habían quedado enfeudadas desde 1955 a la influencia ideológica del imperialismo y por el otro que a Frondizi y a su clase le faltó la audacia y resolución necesaria para impulsar una abierta política nacional capaz de reeducar a los cuadros de oficiales en la lucha misma. El carácter semicolonial de la Argentina quedaría suplementariamente demostrado por estos hechos, reveladores en definitiva que solo la clase obrera a permanecido fiel a las banderas de la liberación nacional y que no ha podido ser jamás confundida en medio del caos político de los últimos años. Esta conciencia profunda de las masas populares resulta más patética a la luz de los teóricos que el frondicismo ha producido en el curso de sus cuatro años de gobierno. Frigerio es uno de ellos y en sus lastimosas tesis puede medirse toda la impotencia de nuestra burguesía nacional. Incapaz de salvarse a sí misma del abrazo estrangulador de la oligarquía, mal podría pretender salvar al país. Al idealizar el papel económico del imperialismo, la burguesía y Frigerio dicen bien a las claras que han renunciado a conducir la defensa de los intereses nacionales y aun de su propia existencia. Mientras que la oligarquía y sus partidos sostienen la necesidad de volver a la prosperidad del Centenario y hacer emigrar a los diez millones de argentinos que la economía agropecuaria no puede alimentar, los partidos de la pequeña burguesía como el radicalismo sostienen que la salvación radica en la Alianza para el Progreso. Si no podemos industrializarnos desde adentro, busquemos la industrialización por afuera!. A esto se reduce su ideología meteca. Los elementos de la izquierda cipaya, a su vez, proponen como suprema panacea, "negociar" con la cortina de hierro. Cipayos de izquierda y derecha, olvidan todos a nuestra América Latina, la reserva del imperialismo y la base de nuestra verdadera unidad, independencia y grandeza. Ninguno de estos partidos a planteado el problema de la unidad latinoamericana, de establecer íntimas relaciones con los pueblos hermanos y de crear un comercio Inter. Latinoamericano capaz de oponer al comprador y vendedor único, un monopolio latinoamericano de productos para defender ante el imperialismo una gran patria dividida. Esto no significa que el socialismo de la Izquierda Nacional ponga en un mismo plano al bloque socialista y al imperialismo. En el campo del socialismo, sean cuales fueran sus deformaciones burocráticas y sus errores, flamea la bandera de toda la humanidad. Pero los caminos que conducen al socialismo no han sido trazados en ninguna parte. Y menos que nadie por la burocracia soviética, especialista en estrangular revoluciones. Tan solo nosotros, y solo nosotros, determinaremos las ideas y la conducción de nuestra lucha en América Latina. Y solamente así nuestra revolución no se expondrá a ser negociada en las chancillerías por Kruschev como hizo Stalin en su tiempo con los movimientos nacionales y coloniales. Nuestros países deben negociar con Estados Unidos, con la Unión Soviética y con todos los estados del mundo, sin ninguna clase de restricciones ni de intimidaciones. En cuanto a los escépticos que niegan la posibilidad de un desarrollo económico sin ayudas del imperialismo y a los izquierditas cipayos que ven solo en el comercio con la Unión Soviética en la "coexistencia pacífica" la clave de nuestro progreso, respondemos: no hay desarrollo sin revolución, y no puede haber real liberación argentina sin revolución latinoamericana.
La grandiosa revolución cubana, por el retraso del movimiento en América Latina, está confinada a una isla. Nada mejor puede pedir el imperialismo que insularizar nuestras revoluciones, que aislar a Bolivia en el altiplano o a Cuba en el Caribe. Tampoco puede inquietar a la burocracia soviética esta dramática situación. Pero a nosotros, los latinoamericanos, el destino de Cuba o Bolivia, sus avances o desfallecimientos, aluden a nuestro propio destino. Dejemos que esas revoluciones den motivo a los cipayos de izquierda a un "cubanismo" frenético, destinado a ocultar la verdadera naturaleza de nuestra propia revolución. Dejemos que los "cubanistas" sean revolucionarios en la Habana y cipayos en su propio país. No hemos de juzgar a los heroicos cubanos por sus deplorables epígonos de Buenos Aires, sino por sus propios actos, y aun por sus errores. Tenemos autoridad suficiente para hablar de ellos sin que la cipayería adicta a todas las revoluciones triunfantes pueda conmovernos.
¡Compañeros y Trabajadores! Nos hemos lanzado a la acción política porque abrigamos la profunda convicción que la clase obrera necesita un partido de clase independiente. Estamos en el vasto escenario de la revolución nacional y pretendemos ser la autoconciencia del proletariado en esa lucha gigantesca. Un partido realmente revolucionario es "el factor consciente del inconsciente proceso histórico" pero no puede operar maravillas. Tan solo si la clase trabajadora necesita del socialismo, se hará socialista. Pero esa exigencia está en la naturaleza misma del régimen capitalista; ese régimen, sufre una agonía mortal en el mundo entero. Las particularidades del proceso argentino han determinado, por el contrario, cierto desarrollo capitalista moderno, producido gracias a la ruina general del sistema en escala internacional. Esa es la razón por la cual el empuje de la industrialización está detenido y las primeras manifestaciones de la crisis industrial aparecen en nuestro país. Surgidos a la vida histórica como factoría inglesa exportadora la crisis del imperialismo nos permitió industrializarnos. La expresión política se intento fue el 45 y el peronismo. Su derrocamiento fue la señal de parálisis, lo que debe llevarnos a la conclusión que no habrá para nuestro país, ni para ninguna otra semicolonia del siglo veinte otro camino para industrializarse que no sea la revolución. Dicho en otros términos estamos condenados al estancamiento a la degradación económica y a la miseria si no reconstruimos un país industrial. Toda la cuestión se resume en la respuesta a esta pregunta: ¿Qué clase dirigirá el proceso?.
Nosotros creemos que lo hará el pueblo argentino, con su clase obrera al frente, verdadera personificación de toda su historia. Y contra ella estarán los eternos rivadavianos, mitristas y cipayos de 150 años de guerras civiles. Pues si los obreros son los montoneros de ayer, el socialismo revolucionario es el nuevo movimiento para las viejas tareas irresueltas que América Latina reclama. Compañeros, trabajadores!.
El socialismo de la Izquierda Nacional ofrece a la nueva generación una nueva bandera! Hacia la segunda revolución de Octubre, hacia un Octubre definitivo e invencible!.
Por la liberación nacional y social del pueblo argentino!
Por la unidad de América Latina!
VIVA EL SOCIALISMO REVOLUCIONARIO!
JULIO DE 1962
COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO SOCIALISTA DE LA IZQUIERDA NACIONAL
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