"Corazón de la Nueva Era"
De Paz, Cultura Y Educación.
Coraje de mujer!!!
(Huayno - Candombe)
Brilla el sol de nuestro ser,
primavera a flor de piel
Con coraje de mujer
y con ternura también
Como un limpio amanecer,
renovándose otra vez
Nuestra madre tierra esta,
siempre dispuesta a vencer
Contra el individualismo
del capitalismo cruel
Y aquel triste consumismo,
que nunca nos deja ver
Que en la nueva conciencia florece la era de la mujer,
De paz, de cultura y de educación, por supuesto también
En la creación de valores humanos, pone todo su ser
Para cambiar la historia, ya de una vez
En la nueva conciencia late la era de la mujer
Enamorada del nuevo amanecer
Codo a codo en el andar,
pronto ya florecerá
Como roja luz del alba,
del amanecer total
Es revolución humana,
es política y social
En su verdadero aspecto,
de la solidaridad
Es amor y compromiso,
con la tierra y uno mismo
Es poesía, canto y danza,
es el arte por la paz
Juntos y de la mano sin duda traeremos la era del corazón
La de la madre tierra y de aquellas mujeres que siembran el sol
El sol de la cultura que es la sonrisa del corazón
de amor, paz y justicia y revolución
Corazón de los pueblos que a todos llama con su tambor
A todos nos contagia y nos da calor
Por Daisaku Ikeda
Presidente de la Soka Gakkai Internacional
Sinopsis
En ocasión del cuadragésimo aniversario de la Soka Gakkai Internacional (SGI), quisiera exponer algunas reflexiones y propuestas sobre las formas de incrementar la solidaridad entre los pueblos del mundo, no solo con miras a la paz y a los valores humanitarios, sino incluso a eliminar el sufrimiento innecesario que se cierne sobre la tierra.
Las Naciones Unidas tienen previsto establecer un nuevo conjunto de metas, como adición a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Al respecto, en julio del año pasado [2014] el Grupo de Trabajo Abierto sobre Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) dio a conocer una propuesta que expresa el compromiso de fomentar la inclusión y de proteger la dignidad de todas las personas, sin excluir a nadie.
Quisiera analizar tres temas prioritarios para promover el logro de estas nuevas metas de desarrollo internacional y, en sentido amplio, acelerar los esfuerzos tendientes a erradicar el sufrimiento de nuestro planeta. Este último propósito, que fue el anhelo permanente de mi mentor Josei Toda, sigue siendo la inspiración de todas las actividades que realizan los miembros de la SGI en el mundo.
El primer tema es la «rehumanización de la política y de la economía», de tal manera que su propósito fundamental sea aliviar el sufrimiento de los individuos. La fuerza impulsora más importante para lograr esta rehumanización es la solidaridad ciudadana entre personas que hagan oír su voz, basadas en un compromiso inclaudicable con el futuro colectivo de la humanidad.
El segundo tema es lo que llamo exploración de una «onda expansiva de empoderamiento»,englobada en la idea de que un cambio profundo en la personalidad de un individuo puede ayudar a transformar el destino de todo un pueblo e, incluso, propiciar un cambio de rumbo en bien de toda la humanidad.
El tercer tema es la expansión de la amistad frente a las diferencias, como vía para crear un mundo de convivencia armoniosa. La clave para paliar el sufrimiento humano yace en ampliar la solidaridad humana, basados en el afán mancomunado de resolver los problemas que nos afectan a todos. Lo único que toda persona puede hacer en cualquier momento para crear esa clase de solidaridad es tender una red más extensa de amistad a través del diálogo.
Marcos de acción conjunta
Creo que, a la hora de plantearnos la evolución creativa de las Naciones Unidas en vísperas de su septuagésimo aniversario en 2015, deberíamos considerar dos requisitos indispensables para la resolución de los problemas globales. Ellos son la participación de todos los Estados y el incremento de la colaboración entre las Naciones Unidas y la sociedad civil.
Quisiera aportar algunas propuestas específicas en tres campos que, a mi juicio, requieren una urgente acción conjunta, con miras a erradicar la palabra «sufrimiento» del vocabulario humano.
1) El primer campo de acción conjunta es proteger los derechos humanos de los refugiados, los migrantes internacionales y los desplazados.
Las personas desplazadas sufren por verse excluidas de un mundo en el cual podrían experimentar y expresar plenamente su identidad, y gozar de todos los derechos humanos asociados a ella.
Para hacer realidad la inclusión que plantean los nuevos ODS, es menester que una de las metas clave en la evolución creativa de las Naciones Unidas sea aliviar el sufrimiento de estas personas. En este mismo tenor, otro problema que requiere urgente tratamiento son los derechos humanos de los 232 millones de migrantes internacionales que existen en el mundo. Propongo aquí que en el conjunto de Objetivos de Desarrollo Sostenible se incluya, de manera explícita, la meta de proteger la dignidad y los derechos humanos básicos de los trabajadores migrantes y de sus familias.
Además, propongo la creación de mecanismos que permitan a los países fronterizos trabajar juntos en el empoderamiento de las personas desplazadas. Más específicamente, sugiero que se pongan en marcha programas mixtos de empoderamiento regional, en cuyos planes de asistencia laboral y educacional se incluya a la población refugiada a la par de los jóvenes y las mujeres de las naciones de acogida.
2) El segundo campo de acción conjunta que quisiera considerar es el trabajo para establecer un mundo sin armas nucleares.
Al firmar la Declaración Conjunta sobre las Consecuencias Humanitarias de las Armas Nucleares, en octubre de 2014, más del 80% de los Estados miembros de la ONU han hecho constar claramente su deseo común de que jamás, bajo ninguna circunstancia, se utilicen armas nucleares en nuestro mundo.
La naturaleza inhumana de estas armas puede comprobarse desde diversas perspectivas, que están por encima y van más allá de su poder destructivo escalofriante. En primer lugar, su capacidad de aniquilación extingue en un solo instante todos los logros de la civilización, y deniega el sentido de toda existencia. En segundo lugar, el desarrollo y la modernización de tecnologías nucleares con fines bélicos generan graves distorsiones socioeconómicas. En tercer lugar, el mantenimiento de una posición nuclear encierra a los países en un estado de tensión militar continua.
Aquí, deseo presentar las siguientes dos iniciativas:
- Desarrollar un nuevo marco institucional para el desarme nuclear, basado en el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP).
Espero que los participantes de la Conferencia Encargada del Examen del TNP del Año 2015 debatan diversas opciones a fin de establecer las «medidas eficaces» de desarme nuclear que requiere el artículo VI del TNP. En este contexto, espero que la próxima Conferencia Encargada del Examen cuente con la presencia de la mayor cantidad de Jefes de Estado posible.
Además, exhorto a que, en dicho encuentro, se establezca un nuevo marco institucional para promover el cumplimiento de las obligaciones expresadas en el artículo VI. Tomando como base la «dedicación inequívoca de los Estados con armas nucleares de lograr la eliminación total de sus arsenales nucleares con miras al desarme nuclear», reafirmada en la Conferencia Encargada del Examen del Año 2000, propongo que se cree una comisión de desarme, subsidiaria de dicho Tratado, cuyo propósito sea el cumplimiento rápido y efectivo de esta obligación.
- Adoptar un convenio sobre las armas nucleares
A partir de evaluar detenidamente las conclusiones a las que arribe la Conferencia Encargada del Examen del TNP del Año 2015, sugiero que en 2016 se celebre la conferencia internacional de alto nivel sobre desarme nuclear estipulada por las Naciones Unidas, y que comience el proceso de redacción de un nuevo convenio sobre las armas nucleares.
El proceso que vislumbro para elaborar un acuerdo que prohíba las armas nucleares se basa en que cada país se comprometa a ejercer un «veto autoimpuesto». Estos actos de autocontrol, tomados en su conjunto, formarán una trama conectiva que dará lugar a una nueva era, en la cual todos los pueblos del mundo, en cada país, puedan vivir con la certeza de que nunca más tendrán que sufrir los horrores causados por las armas nucleares.
Espero que, en la Cumbre Mundial de Jóvenes por la Abolición de las Armas Nucleares —que se prevé llevar a cabo en Hiroshima el próximo mes de setiembre, por iniciativa de la SGI y de otras organizaciones no gubernamentales—, la juventud adopte una resolución con el firme compromiso de dar por terminada la beligerancia atómica, y que ese foro nutra la solidaridad entre los jóvenes del mundo, en apoyo de un tratado que prohíba todo tipo de arsenales nucleares.
3) El último campo de acción conjunta al que quisiera referirme es la construcción de una sociedad global sostenible.
Para responder a problemas ambientales como el cambio climático, debemos compartir experiencias y aprendizajes mientras trabajamos para prevenir el agravamiento de las condiciones y orientar un cambio hacia la reducción total de los desechos terrestres. Estas gestiones serán cruciales para el logro de los ODS; en tal sentido, quiero recalcar el papel indispensable de la cooperación entre países fronterizos.
En concreto, pido a la China, Corea del Sur y Japón que sumen esfuerzos para crear un modelo regional que englobe las mejores prácticas, y pueda luego compartirlas con el mundo. Para alentar este tipo de cooperación, será importante reanudar las cumbres trilaterales entre estos tres países. Además, espero que los líderes de la China, Corea del Sur y el Japón conmemoren el septuagésimo aniversario del fin de la segunda guerra mundial aplicando las lecciones que nos dejó este conflicto en el juramento de no volver a entrar jamás en guerra.
Con miras a expandir los intercambios en el nivel ciudadano, quisiera que se creara una asociación de jóvenes entre la China, Corea del Sur y el Japón que permitiera a las juventudes cooperar activamente en la promoción de los ODS y en otras iniciativas trilaterales conjuntas.
Quiero recalcar que, más que ninguna otra fuerza, lo que impulsará a la humanidad a resolver los problemas comunes que nos afectan es la solidaridad entre la gente común, en el nivel de la ciudadanía.
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