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viernes, 1 de abril de 2016

"Guerrilleras de la vida..." Mujeres combativas, dignidad erguida, militantes convencidas, a ustedes, compañeras les quiero cantar!!! De la Cantata Popular Latinoamericana VAMOS MUJER!!! De Francisco Alvero El Juglar de la libertad

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"Guerrilleras de la vida..."
De la Cantata Popular Nuestroamericana 
de la Abyayala, tierra en maduracion
“V A M O S   M U J E R ! ! !  
De Francisco Alvero El Juglar de la libertad

Dedicada a todas las Compañeras Trabajadoras, Luchadoras, Guerrilleras de la vida


Mujeres combativas,  guerrilleras de la vida,
Dignidad siempre erguida, 
Militantes convencidas, 
Es su ejemplo y su osadia, del primer al ultimo dia
El que a mi canto guia,
 Madres, Abuelas de Plaza de Mayo, hijas y hermanas a todes abrazo
A ustedes,  compañeras, hoy y siempre les canto!!!



Como cantor compañero, trabajador de mi pueblo
Abrazo nuestro camino, de amor y liberacion,
Junto a ustedes, guerreras y bellas, imposible no verlas, exultantes de pasión
 Como obrero de las coplas, artesano de la cancion
Le canto a las rosas rojas, ardientes como el sol,
que exaltan el arcoiris y las envuelve un verde 
de justicia y decision
Con mi guitarra estrellera, ya les canto mis compañeras, siempre con respeto y cara al sol



Y alzo mi voz, con todo mi amor
Mujer militante, esta tu canción
Vamos a preñar, juntos este sol
Alba compañera, dulce resplandor


Cada ocho de marzo, emblema de union
Sol de nuevas luchas, de la pacha y la revolución
Que alumbra desde el pasado, hacia un mañana mejor
Nunca olvidemos, que juntos podemos, ay, mi roja flor.


Mujer militante, hermosa al luchar
Son tus convicciones, todo un huracán!
Vives encendida, no te apagaras
Eres un remanso de felicidad
Por eso mi canto, yo te quiero dar!


Ay, mi camarada, compañera ideal
Los dos de la mano, vamos a luchar
Vamos sembrar, siempre hasta el final
Nuestro socialismo, en el palpitar


Ay, mi camarada, risa de alborada, compañera ideal
Te canto estos versos del alma, que como tu, jamas se han de callar
Si alguna madrugada, ay, no te viera más
Te buscare en la lucha y sin duda, te habré de hallar


Contigo en el alna, igual que en las marchas, siempre quiero estar
En un solo grito, umbilical abrazo como al nacer, como al amar
En las barricadas, en los escenarios, la universidad
Ay, mi camarada, compañera amada, te quiero cantar


 

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HISTORIA DE MUJERES

Las Madres de Plaza de Mayo y los Encuentros Nacionales de Mujeres

Los pañuelos verdes presentes en cada marcha por el derecho al aborto encontraron su inspiración en ellas. La confluencia de dos luchas que marcaron la historia de los Encuentros desde 1986.
Ana Sardi
Martes 4 de octubre de 2016 |  

1986: el primer Encuentro

Tan solo tres años habían transcurrido desde la caída del régimen cívico-militar. Las mujeres, con quienes la dictadura había desplegado un particular ensañamiento, no encontraban mayores cambios en su status civil: la patria potestad seguía siendo del varón, las casadas eran consideradas legalmente “incapaces de hecho relativas” y aún no estaba aprobado el divorcio. La violencia sexual, que había constituido una forma sistemática de tortura a largo de los setenta, no era integrada a la figura de genocidio con lo cual se naturalizaba aquel verdadero “disciplinamiento de género”. Hilda Nava de Cuesta, secuestrada por el terrorismo de Estado, permanecía en el penal de Ezeiza erigiéndose como la última presa política de esos años.
En este marco, se desarrolló el primer Encuentro Nacional de Mujeres en Buenos Aires donde los pañuelos blancos convergieron con las intelectuales y activistas por los derechos de las mujeres.
Como señala Nora Cortiñas en el texto de Diana Maffía, Cómo se gestó el Primer Encuentro Nacional de Mujeres, las Madres de Mayo fueron invitadas a participar como referentes de la pelea por los Derechos Humanos y participaron a título individual (ya que no todas confluían en estos reclamos particularmente el del aborto). Éstas habían tenido algún contacto con las feministas en el pasado. Dora Coledesky contaba que durante su exilio en Francia, las estudiantes universitarias reivindicaban la lucha de las Madres por lo cual durante un 8 de marzo reemplazaron el cartel de la rue Bonaparte por uno que decía: Les Folles de la Place de Mai. Además en 1984, bajo la presidencia de Alfonsín, determinadas Madres se hicieron presentes en un acto organizado por diversas organizaciones y partidos políticos con motivo del Día Internacional de las Mujeres.
De todas formas, estos episodios habían sido esporádicos. El Encuentro de 1986 marcaría un quiebre para algunas de ellas.




“Nos costó mucho compartir ese espacio de resistencia con las feministas. Ellas comenzaron a venir a principios de los 80’. (…) Nos resultaba muy difícil descubrir el carácter patriarcal de la maternidad, teniendo en cuenta que nuestra identidad como movimiento partía de ese rol tradicional”, reflexiona Nora (Bellucci: 2014). Efectivamente, las Madres no se habían propuesto cuestionar el papel doméstico de la mujer. No obstante, al enfrentarse al régimen militar y apropiándose del espacio público, subvirtieron los roles tradicionales que la dictadura se había empeñado tanto en imponer. No casualmente las tildarían de “locas”.
“Pasar de la vida privada a la vida pública me costó mucho en mi vida privada. Para mi marido fue un doble golpe: lo despojaron del hijo y de la mujer. (…) Yo no me di cuenta todo lo que yo había cambiado. Las Madres salimos por una actitud visceral, que se transformó en política porque el hecho era político”, asegura la integrante de Madres-Línea Fundadora (Alma, Lorenzo: 2009). Aunque acota que al principio el feminismo la “asustaba”, nunca dudó de ser parte del Encuentro fundacional y lo hizo en calidad de sujeto político; para transmitir sus experiencias de lucha y su historia (que no era la misma que divulgaba el radicalismo).
Algunos de los talleres que se organizaron en aquel Encuentro fueron “Mujer y participación”; La mujer y la violencia doméstica”; “Identidad”; “Iglesia y mujer”; y “Por la libertad de Hilda Nava de Cuesta”. Risueña, Nora recuerda que fue entonces cuando escuchó por primera vez un debate sobre sexualidad. Comenta que se puso tan nerviosa que se sacó su pañuelo. Horas más tarde se lo volvió a colocar y con él recorrería talleres a través de los casi treinta Encuentros a los que asistió en su vida.




2003: nuevos “encuentros”

Con la eclosión de los modelos “neoliberales” a fines del siglo XX y principios del siglo XXI, surgieron nuevos movimientos sociales con los cuales el feminismo dialogó de diversas maneras. En Argentina, con un clima asambleario aún fresco luego de las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, comenzó a tomar forma un renovado movimiento de mujeres decidido a pelear por sus derechos.
Dos años más tarde, en el Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario, se conformó la Asamblea por el Derecho al Aborto donde confluyeron feministas, travestis, transexuales, piqueteras, obreras de fábricas recuperadas, estudiantes y militantes de partidos de izquierda. Todas ellas se organizaron y votaron por primera vez un plan de lucha. Algunas integrantes de Madres fueron parte de este proceso.




Fue en aquel Encuentro, el número XIX, cuando las Católicas por el Derecho a Decidir eligieron distribuir pañuelos de color verde durante la marcha de cierre con las consignas: “derecho a decidir” y “despenalización del aborto”. Como afirma Marta Alanis, integrante de la CDD, la idea de utilizar pañuelos partía de un homenaje a las valientes mujeres que habían enfrentado la dictadura y la impunidad.
Durante los años posteriores a este Encuentro, distintos procesos actuaron sobre el movimiento de mujeres. Con la llegada del kirchnerismo, se profundizó un fuerte proceso de “oenegización” y de incorporación de los movimientos sociales a las academias y las instituciones del Estado. Esto tuvo un fuerte impacto sobre ciertos referentes del feminismo y de los Derechos Humanos, que fueron crecientemente fragmentados y cooptados. Un importante sector de la Campaña por el Derecho al Aborto así como de las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo optaron por ligar sus demandas al Estado, relegando la lucha en las calles que había caracterizado a estos organismos.




Nora (que perteneció independiente de los gobiernos) relata que no todas las Madres-Línea Fundadora apoyaban, en un principio, la exigencia por el aborto libre, seguro y gratuito: comenzaron a adherir como organización hace algunos años cuando firmaron una solicitada apoyando el proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. Entonces discutieron que era “una medida para evitar que se mueran centenares de mujeres por año porque son pobres, porque no tienen posibilidades o porque no hay suficiente información”. Actualmente, al igual que la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, suscriben al proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Esta confluencia no se dio sencillamente ni libre de contradicciones.

2016: redoblemos la lucha

Exactamente treinta años han pasado desde el primer Encuentro de Mujeres. Si bien hemos experimentado avances innegables, muchas de las demandas históricas de los movimientos sociales y de mujeres aún esperan ser conquistadas.
Después de doce años de un gobierno que se pretendía de los “Derechos Humanos” continúa la impunidad de ayer y hoy -que ahora el macrismo, sin tapujos, va a seguir sosteniendo-. Tampoco fue legalizado el aborto lo cual resulta en la muerte de más de 300 mujeres anualmente por este verdadero femicidio estatal.
Como demuestra la experiencia reciente, no podemos esperar que nadie nos regale nada “desde arriba”. La historia de las mujeres, los jóvenes y los trabajadores, enseña que sólo la lucha conjunta de los explotados y los sectores más oprimidos es capaz de arrancarle a este sistema nuestros derechos. Ésa es la bandera que llevaremos al próximo Encuentro Nacional de Mujeres que nuevamente nos espera en Rosario, listo para escuchar el grito de las desobedientes.






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Carta abierta de una mujer detenida por corte de ruta en Bariloche

Foto ilustrativa del momento del desalojo

26/01/2013Hace tres días que estamos detenidas en la policía federal de San Carlos de Bariloche por el corte de ruta que sé realizó el día 21 de enero y que es de publico conocimiento. Ayer 23 de enero comenzamos una huelga exigiendo la excarcelacion ya que nos fue denegada a las seis personas que estamos por la misma causa, en mi caso el juez me la negó, dice por no aportar la direccion de mi casa.
Yo vivo en una toma ubicada en el Barrio San Francisco IV y la misma no tiene calles con nombres ya que no figura en los planos de catastro ¿como hacer para darle una direccion que no existe? es absurdo. Otras de las razones de la huelga es que no nos dejan juntarnos ni para tomar un te entre las tres, y me pregunto ¿si nos levantaron la incomunicacion? ¿porque seguimos incomunicadas?
Imagínense que recién hoy nos pasaron un rato la lapicera porque vino la abogada, pero apenas se fue nos dijeron que era solo por un rato y que la teniamos que devolver, tambien nos requisaron las celdas o mejor dicho los buzones por que son de 3x1, no podemos caminar, ni estirarnos, ni nada que se le pueda ocurrir acá adentro.
Yo personalmente quiero responsabilizar a la policía federal, al juez moldes, al fiscal, al gobernador de Rio Negro, al estado y a la presidenta de la nacion por si algo llega a sucedernos a cualquiera de los seis que nos encontramos detenidos ya que la causa es totalmente irregular. Imaginence que a pesar de haber visto al juez, el cual nos niega la
excarcelacion, nuestra abogada no puede ver la causa porque esta en secreto de sumario ¡malicimo, muy sospechoso e irregular!
quiero dar las gracias a toda la gente que nos apolla desde afuera, amigos, familiares, organismos de DDHH, medios de prensa.
Las rejas no callaran nuestras voces!!!!
Seguiremos luchando hasta las ultimas consecuencias porque la verdad siempre triunfa!!!!
Puño en alto hasta el final, arriban los que luchan!!!!
Carla Sampirisi- LA TANA










Las Mujeres en las Revoluciones latinoamericanas

Viernes, 16 de Octubre de 2015

Las mujeres han batallado en la primera fila de las luchas revolucionarias de América Latina. Prueba de ello, son los movimientos sociales de madres que surgieron durante épocas de guerra y dictadura, cuya acción sentó las bases para los gobiernos progresistas de la actualidad y la llegada de la mujer a la presidencia.
No ha habido revoluciones en la historia de América Latina sin la presencia e influencia de mujeres luchadoras y progresistas que se rebelaron contra autoridades y gobiernos dictatoriales.
Desde la época de la colonización, las mujeres han sido protagonistas de movimientos de luchas, en este caso para liberarse del yugo español. Ana María Campos en Venezuela luchó contra el último gobernador realista; Juana Azurduy en Bolivia combatió junto a las guerrillas; y Policarpa Salavarrieta en Colombia fue espía y enlace de los revolucionarios. Todas sufrieron el flagelo de la guerra y murieron a causa de sus ideales progresistas.
Sin duda, se puede decir que la participación de la mujer en los procesos de independencia de América Latina data de hace muchos años y ésto dio paso a una nueva generación de mujeres incorporadas en movimientos sociales progresistas de la actualidad.
Cambios generados por movimientos sociales de mujeres
A lo largo de la historia latinoamericana, los movimientos sociales de mujeres organizadas en el mundo y en América Latina han logrado avances significativos en derechos políticos y civiles: lograron votar, tener propiedades, educación y empleo.
Fueron las mujeres las primeras en marchar para exigir servicios públicos, seguridad social, salud, vivienda, derecho a estudiar y trabajar. Organizadas en movimientos cuyos nombres quizás se han perdido en la historia, fueron las mujeres las primeras en alzar la voz para exigir un mundo más igualitario, no solo para ellas, sino para toda la colectividad.
Y es que muchos de los movimientos de mujeres que surgieron en décadas pasadas, además del sentimiento revolucionario que los movía, tenían integrado un factor especial: muchas de estas luchadoras eran madres, condición que por naturaleza las hacía defensoras de toda la sociedad.
Éstos movimientos de madres sirvieron de ejemplo para gobiernos progresistas que adoptaron como norma la inclusión de la mujer en la política.
Mujeres por la supervivencia
Los Clubes de Madres, como se les denominó en Perú, Bolivia y Brasil, los Centros de Madres en Chile, y las Madres Comunitarias en Colombia, son solo algunos ejemplos.
Se estructuraron en torno a la responsabilidad femenina de la economía familiar, especialmente la alimentación y el cuidado de los hijos. También tuvieron una gran participación en las luchas de los sectores más humildes por la vivienda, la salud y la alimentación.
Éstos movimientos estaban estrechamente relacionados con el Estado, pues lo sustituían en tareas y obligaciones que éste no cumplía con los sectores populares de la sociedad.
Mujeres contra las dictaduras
Pero también fueron las mujeres las protagonistas de movimientos sociales que se enfrentaron a los regímenes dictatoriales y las guerras que azotaban a América Latina en las tres últimas décadas del siglo XX. Muchos de éstos fueron fundamentales para fundar las bases de los gobiernos progresistas que luego reivindicaron el papel de la mujer en la liberación de la región.
El caso emblemático es el de Argentina, donde en 1977 un grupo de 14 mujeres tomaron la Plaza de Mayo en busca de sus hijos desaparecidos y desafiando el poder de la dictadura militar de Rafael Videla (1976-1981). La plaza se convirtió en su territorio, los jueves en sus días de lucha y los pañuelos blancos en sus cabezas serían la insignia que identificaría su causa.
Después de 38 años, las Madres de Plaza de Mayo, aún con sus hijos e hijas desaparecidos –y algunos encontrados-– siguen teniendo un papel importante en el sector de los movimientos sociales en Argentina.
Conocidas como pioneras de la democracia, las Madres han ampliado su lucha contra la impunidad para incluir llamados por la paz y los derechos humanos alrededor del mundo, confrontar el neoliberalismo y la reciente crisis económica que enfrentó el Gobierno de Cristina Fernández en Argentina debido a los fondos buitres.
En El Salvador surgió un caso similar. Durante las dictaduras en la década de los setentas del coronel Arturo Armando Molina y el general Carlos Humberto Romero, centenares de personas fueron desaparecidas o asesinadas, por lo que muchas madres también vivieron la pesadilla de tener algún hijo o un familiar desaparecido.
Por ello, en 1977 surgió el grupo COMADRES "Comité de Madres Arnulfo Romero", formado por obreras, vendedoras y amas de casa. Para estas madres, los mercados se convirtieron en los lugares de comunicación y enlace, pues en las cajas de huevos escondían volantes que repartían sorpresivamente. También cuidaban a los niños huérfanos, conseguían medicinas y hacían huelgas de hambre.
Aunque el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) era quien estaba al frente de la guerra civil en los 80 y 90 contra el gobierno militar, fueron las COMADRES quienes en las próximas décadas se constituyeron como actoras en la acción de reclamar justicias frente a los horrores de la guerra civil.
Además, este movimiento social de mujeres fue quien instó al diálogo a los miembros del gobierno y a las fuerzas del FMLN. Gracias a su ayuda, los Acuerdos de Paz fueron firmados el 16 de Enero de 1992.
Actualmente, el presidente de esta nación es Salvador Sánchez Cerén, miembro de FMLN. No cabe duda que este triunfo de las fuerzas revolucionarias no habría sido posible sin este grupo de mujeres.
Un tercer caso es de las Madres de Héroes y Mártires de Nicaragua, un grupo de mujeres cuyos hijos e hijas fueron asesinados durante las décadas de 1970 y 1980, cuando el país era gobernado por la familia Somoza.
Estas madres se identificaban con la lucha antiimperialista que inició el General Augusto C. Sandino frente a la invasión de los Marines de los Estados Unidos. Se definían a sí mismas como parte de la revolución y actoras de la misma.
Fueron madres que vistieron, hospedaron y alimentaron a los jóvenes soldados que lucharon contra la dictadura de los Somoza en los 70 y la guerra frente a la Contra (de Contrarrevolcuonarios) en los 80, una milicia financiada por el gobierno norteamericano para acabar con el sandinismo. También ocultaron información y pasaron armas de contrabando, acciones que les acarreó secuestros y torturas.
Aunque poco se habla de ellas en la historia revolucionaria de Nicaragua, su papel fue fundamental para superar la amenaza imperialista del norte y lograr que los principios sandinistas de libertad e igualdad llegaran nuevamente al poder de la mano del actual presidente Daniel Ortega, militante del FSLN.








Las mujeres en la lucha latinoamericana


Las mujeres han batallado en la primera fila de las luchas revolucionarias de América Latina. Prueba de ello, son los movimientos sociales de madres que surgieron durante épocas de guerra y dictadura, cuya acción sentó las bases para los gobiernos progresistas de la actualidad y la llegada de la mujer a la presidencia.
Las mujeres en las revoluciones latinoamericanas
No ha habido revoluciones en la historia de América Latina sin la presencia e influencia de mujeres luchadoras y progresistas que se rebelaron contra autoridades y gobiernos dictatoriales.
Desde la época de la colonización, las mujeres han sido protagonistas de movimientos de luchas, en este caso para liberarse del yugo español. Ana María Campos en Venezuela luchó contra el último gobernador realista; Juana Azurduy en Bolivia combatió junto a las guerrillas; y Policarpa Salavarrieta en Colombia fue espía y enlace de los revolucionarios. Todas sufrieron el flagelo de la guerra y murieron a causa de sus ideales progresistas.
Sin duda, se puede decir que la participación de la mujer en los procesos de independencia de América Latina data de hace muchos años y ésto dio paso a una nueva generación de mujeres incorporadas en movimientos sociales progresistas de la actualidad.
Cambios generados por movimientos sociales de mujeres
A lo largo de la historia latinoamericana, los movimientos sociales de mujeres organizadas en el mundo y en América Latina han logrado avances significativos en derechos políticos y civiles: lograron votar, tener propiedades, educación y empleo.
Fueron las mujeres las primeras en marchar para exigir servicios públicos, seguridad social, salud, vivienda, derecho a estudiar y trabajar. Organizadas en movimientos cuyos nombres quizás se han perdido en la historia, fueron las mujeres las primeras en alzar la voz para exigir un mundo más igualitario, no solo para ellas, sino para toda la colectividad.
Y es que muchos de los movimientos de mujeres que surgieron en décadas pasadas, además del sentimiento revolucionario que los movía, tenían integrado un factor especial: muchas de estas luchadoras eran madres, condición que por naturaleza las hacía defensoras de toda la sociedad.
Éstos movimientos de madres sirvieron de ejemplo para gobiernos progresistas que adoptaron como norma la inclusión de la mujer en la política.
Mujeres por la supervivencia
Los Clubes de Madres, como se les denominó en Perú, Bolivia y Brasil, los Centros de Madres en Chile, y las Madres Comunitarias en Colombia, son solo algunos ejemplos.
Se estructuraron en torno a la responsabilidad femenina de la economía familiar, especialmente la alimentación y el cuidado de los hijos. También tuvieron una gran participación en las luchas de los sectores más humildes por la vivienda, la salud y la alimentación.
Éstos movimientos estaban estrechamente relacionados con el Estado, pues lo sustituían en tareas y obligaciones que éste no cumplía con los sectores populares de la sociedad.
Mujeres contra las dictaduras
Pero también fueron las mujeres las protagonistas de movimientos sociales que se enfrentaron a los regímenes dictatoriales y las guerras que azotaban a América Latina en las tres últimas décadas del siglo XX. Muchos de éstos fueron fundamentales para fundar las bases de los gobiernos progresistas que luego reivindicaron el papel de la mujer en la liberación de la región.
El caso emblemático es el de Argentina, donde en 1977 un grupo de 14 mujeres tomaron la Plaza de Mayo en busca de sus hijos desaparecidos y desafiando el poder de la dictadura militar de Rafael Videla (1976-1981). La plaza se convirtió en su territorio, los jueves en sus días de lucha y los pañuelos blancos en sus cabezas serían la insignia que identificaría su causa.
Después de 38 años, las Madres de Plaza de Mayo, aún con sus hijos e hijas desaparecidos –y algunos encontrados-– siguen teniendo un papel importante en el sector de los movimientos sociales en Argentina.
Conocidas como pioneras de la democracia, las Madres han ampliado su lucha contra la impunidad para incluir llamados por la paz y los derechos humanos alrededor del mundo, confrontar el neoliberalismo y la reciente crisis económica que enfrentó el Gobierno de Cristina Fernández en Argentina debido a los fondos buitres.
En El Salvador surgió un caso similar. Durante las dictaduras en la década de los setentas del coronel Arturo Armando Molina y el general Carlos Humberto Romero, centenares de personas fueron desaparecidas o asesinadas, por lo que muchas madres también vivieron la pesadilla de tener algún hijo o un familiar desaparecido.
Por ello, en 1977 surgió el grupo COMADRES “Comité de Madres Arnulfo Romero”, formado por obreras, vendedoras y amas de casa. Para estas madres, los mercados se convirtieron en los lugares de comunicación y enlace, pues en las cajas de huevos escondían volantes que repartían sorpresivamente. También cuidaban a los niños huérfanos, conseguían medicinas y hacían huelgas de hambre.
Aunque el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) era quien estaba al frente de la guerra civil en los 80 y 90 contra el gobierno militar, fueron las COMADRES quienes en las próximas décadas se constituyeron como actoras en la acción de reclamar justicias frente a los horrores de la guerra civil.
Además, este movimiento social de mujeres fue quien instó al diálogo a los miembros del gobierno y a las fuerzas del FMLN. Gracias a su ayuda, los Acuerdos de Paz fueron firmados el 16 de Enero de 1992.
Actualmente, el presidente de esta nación es Salvador Sánchez Cerén, miembro de FMLN. No cabe duda que este triunfo de las fuerzas revolucionarias no habría sido posible sin este grupo de mujeres.
Un tercer caso es de las Madres de Héroes y Mártires de Nicaragua, un grupo de mujeres cuyos hijos e hijas fueron asesinados durante las décadas de 1970 y 1980, cuando el país era gobernado por la familia Somoza.
Estas madres se identificaban con la lucha antiimperialista que inició el General Augusto C. Sandino frente a la invasión de los Marines de los Estados Unidos. Se definían a sí mismas como parte de la revolución y actoras de la misma.
Fueron madres que vistieron, hospedaron y alimentaron a los jóvenes soldados que lucharon contra la dictadura de los Somoza en los 70 y la guerra frente a la Contra (de Contrarrevolcuonarios) en los 80, una milicia financiada por el gobierno norteamericano para acabar con el sandinismo. También ocultaron información y pasaron armas de contrabando, acciones que les acarreó secuestros y torturas.
Aunque poco se habla de ellas en la historia revolucionaria de Nicaragua, su papel fue fundamental para superar la amenaza imperialista del norte y lograr que los principios sandinistas de libertad e igualdad llegaran nuevamente al poder de la mano del actual presidente Daniel Ortega, militante del FSLN.
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