Liberemos
Nuestra pacha
(del extractivismo capitalista patriarcal y neocolonial)
CANCIÓN
De Francisco Alvero, EL JUGLAR ®
de la libertad
Alma tawantinsuyana,
Libre justa y soberana!
Por siempre bolivariana,
Como nuestra Venezuela amada!
Los Pueblos Originarios y la pluriculturalidad como horizonte nacional
Cada 12 de octubre conmemoramos el Día del Respeto” a la Diversidad Cultural, una palabra que queda corta ante tanto sufrimiento de nuestras comunidades aborigenes. Además de respeto, esta fecha amerita comprometernos a construir una identidad argentina que definitivamente los incluya
Por Analía Martoglio
Los inicios
El proceso de conquista y apropiación del territorio americano implicó una colisión continua y directa de culturas diferentes: la de los europeos por un lado, y las de los grupos indígenas por otro. Forzados por la evangelización y la invasión, los nativos tuvieron que abandonar sus antiguos dioses y ver cómo sus costumbres y su visión del mundo se sustituían por la de los dominadores.
La desaparición de millones de indígenas fue el resultado de trabajos forzados, y de las numerosas enfermedades que los españoles trajeron de Europa. Pero el eje central en esa eliminación siempre fue la apropiación de sus tierras.
La historia relatada en los libros habla de Jerónimo Luis de Cabrera y la fundación de Córdoba el 6 de julio de 1573, pero para quienes vivían en estas tierras desde tiempos inmemoriales fue el comienzo de una etapa diferente. A partir de esa fecha inició la desarticulación del Pueblo de La Toma, una comunidad comechingona que habitaba los terrenos de esta capital.
Jorge Daniel Ferrer Acevedo, comunero de La Toma, explicó cómo comenzó la pérdida de sus territorios por esos años: Cuando se funda la Ciudad de Córdoba el 6 de Julio a orillas del Río Suquía, en Barrio Yapeyú, en las riberas sur había dos comarcas. Una en la zona de Barrio San Vicente: Cantacarasacat, y la otra en el área central: Chilisnasacat. Nuestros Ancestros habitaban estos asentamientos en una estrecha relación con la Madre Naturaleza. Eran terrenos dedicados a la agricultura y se los denominaba Cementeras”.
Jorge contó que al poco tiempo las poblaciones fueron invadidas, se trasladó la ciudad hacia donde hoy es el Centro histórico y se expulsaron a las comunidades obligándolas a mudarse al oeste del arroyo La Cañada. Esta nueva área destinada a contener a los nativos se denominó La Primera Reducción del Pueblo de la Toma”, debido a una toma de agua que abastecía al primer pequeño pueblo de lo que hoy es la ciudad.
A partir de 1880 y por todo el siglo XX, las comunidades ancestrales se ocultaron. Fue un momento reconocido como La Segunda Reducción del Pueblo de la Toma”, con las expropiaciones como protagonistas del saqueo. El área se urbanizó y se dividió en lotes y calles, repartiendo las tierras a las familias. La Ley de Desarticulación de Comunidades, en 1885 legalizó el desalojo de los residentes de la comuna y en 1910 se creó el Pueblo de Alberdi.
Paralelamente, en las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, los gobiernos oligárquicos impulsaron la inmigración ultramarina y llevaron adelante políticas de confinamiento de las poblaciones indígenas. Comienza la configuración de una nacionalidad única, un relato oficial sobre una Argentina blanca” e hija de los barcos”.
La invisibilización
A mediados de siglo XIX, el régimen colonial se había disgregado casi por completo y se crearon los estados nacionales por medio de un discurso de ciudadanía universal basada en un modelo de hombre individual y propietario. La ampliación democrática y la extensión de derechos cimentaron a estas nuevas repúblicas.
En teoría, los indígenas también serían políticamente libres e iguales con estos cambios, pero sus derechos civiles solo funcionaron como una coartada jurídica para los contratos de compra venta mientras que sus derechos políticos eran recortados por un sinfín de disposiciones. Las leyes de propiedad mediante títulos individuales, reiniciaron un ciclo de disgregación de territorios y de desarraigo de la población.
Nuestros Ancestros fueron incluidos en la sociedad como argentinos y no como indios, quizás por alguna condición legal. Así pudieron arrebatarles las tierras que ya les habían sido repartidas. Los emprendedores inmobiliarios y sus abogados visitaban a nuestros abuelos con una damajuana y los engañaban haciéndoles firmar o pintar su huella dactilar en aquellos papeles y títulos de mensura de la época”, explicó Jorge.
Estas nuevas naciones emprendieron además la reconquista” de las fronteras coloniales y la colonización de las supuestas tierras vacías con las llamadas Conquistas de Desierto” en la Patagonia y el Desierto Verde” en el Chaco. Se produjo un borramiento de la indigeneidad a partir de prácticas civilizatorias como la constitución de misiones religiosas para su conversión al cristianismo, la imposición de la lengua castellana, de nombres españoles y de concepciones de género ajenas a las que tenían.
Todos estos procesos dieron inicio a una etapa de invisibilización del aborigen dentro del relato nacional y la historia social, algo que sería una constante hasta entrada la década del 80. Basados en el supuesto de superioridad racial de los europeos, los indígenas fueron convertidos en una prueba del atraso que debía ser eliminado y superado.
Para ello se valieron del discurso de la extinción con una idea predominante y muy conveniente: el indio” se habría extinguido por el mestizaje, tanto biológico como cultural. De esta forma, los que quedan no son aborígenes en estado puro sino descendientes, personas degradadas y carentes de derechos sobre la tierra que ocupaban sus antepasados.
La idea caló fuerte y generó efectos que aún permanecen. Por un lado, las comunas quedaron sospechadas de inauténticas, por el otro, los originarios fueron ubicados en el pasado y ligados a espacios de ruralidad, como si de un simple patrimonio museográfico se tratara.
La comunidad comechingona cordobesa
Desde el inicio de la república, el Estado cordobés se encargó de desarticular las comunidades de indios”, con el objetivo de privatizar los territorios por las urgencias del capital mercantil. La legislación liberal de fines de siglo sentó las bases para la desestructuración definitiva y para el beneficio de empresas inversoras, habilitando la expropiación de los territorios y el desalojo de los comuneros por parte de la fuerza policial.
Las comunidades indígenas de nuestra ciudad se declararon entonces extintas por el Estado y durante el siglo XX solo existían en los libros de historia. Aun así, en cada familia se guardó secretamente la identidad aborigen, pasando de generación en generación a través de la transmisión oral en el espacio privado.
A finales del siglo XX y a comienzos del siglo XXI comenzaron a hacerse públicos los procesos de adscripción de comechingones y la formación de comunidades indígenas en diferentes zonas del territorio provincial, principalmente rurales.
Una de las primeras en reorganizarse fue la comunidad Comechingón del Pueblo de La Toma, a finales del 2007 y comienzos del 2008, la cual tiene la particularidad de ser la única reivindicada en un espacio urbano y de estar compuesta por descendientes de indígenas preexistentes a la fundación de la ciudad.
Actualmente, existen 40 comunidades aborígenes en Córdoba, la mayor parte pertenecientes a tres pueblos/naciones principales: el comechingón, el sanavirón y el ranquel. A su vez, migrantes de otras partes del país o de países vecinos autoidentificados como guaraníes, collas, mapuches, qoms o wichis han nutrido a las comunas cordobesas y se han sumado a su lucha en el espacio público.
Con todo, la invisibilización perpetuada durante siglos había dejado huellas. No todas las familias identificadas hoy como indígenas-comechingones lo hicieron público y muchas decidieron ocultar su origen para no cargar con la humillación social que significaba ser aborigen en una Córdoba orgullosa del europeísmo.
En esa línea, Víctor Acebo, miembro fundador del Instituto Superior de Lenguas y Culturas Aborígenes (ICA) relató: Años atrás era muy difícil ser y decir que uno era originario. En mi casa nunca quisieron que yo aprendiera mi lengua materna, el quechua, principalmente por temor a la discriminación, al rechazo, la postergación, la exclusión. Ahora entiendo que mi madre quería preservarme, cuidarme para que no me sucediera lo que a ella le tocó vivir”.
Muchos descendientes todavía cargan con el estigma y el miedo de tantos años de segregación. Así lo contó Teresa Saravia, también miembro activa del ICA: Gran parte de nuestros hermanos todavía tienen lo que nos han metido durante 529 años en la cabeza: vergüenza de ser lo que somos. Todo un sistema está armado para que tengamos vergüenza. Se ve en las publicidades donde todos son blancos, rubios y de ojos claros. Jamás está la presencia de un indígena porque nosotros no respondemos al estereotipo de lo que consume el pueblo argentino”.
A pesar de todo, desde su resurgimiento en la esfera pública, la comunidad comechingona fue reconstruyendo una narrativa histórica y territorial que daba cuenta de la expropiación, reducción y desarticulación sufrida en el pasado. Algo que afectó profundamente la historia de nuestra ciudad y puso en disputa los imaginarios de la identidad local.
Construyendo una identidad nacional
Venimos de trayectos, historias y experiencias que han sido silenciadas, negadas y ocultadas para construir una nacionalidad unívoca. Pero la identidad es una construcción, un proceso dinámico que nos desafía a forjar una nueva que incluya todas nuestras raíces y para eso, debemos apuntar a horizontes pluriculturales.
Los argentinos no tenemos nuestra identidad definida y por eso vivimos hablando de querer encontrarla, pero si se sigue ocultando la verdadera historia no la vamos a encontrar nunca porque no se puede amar lo que no se conoce”, explicó Teresa.
Para ella, la identidad es una opción y no se necesita recurrir a la sangre o al ADN”. Lo curioso es, que incluso recurriendo al ADN, con el mestizaje sucedido durante el saqueo español las raíces indígenas quedaron totalmente integradas en nuestra genética. Por eso sería extraño que nuestros genes no posean un porcentaje aborigen y, si buscamos bien, es probable que encontremos en alguna rama de ascendencia, algún familiar originario.
Algo que según Teresa afianzaría nuestra identidad y el orgullo por nuestro origen es la educación. Cuando hice mi secundario, llegábamos a cuarto año y estudiábamos los fenicios, los griegos, los egipcios. Era hermoso, pero cuando en septiembre empezábamos con la cultura precolombina lo veíamos en un toque, sin tiempo”.
Ella plantea que debería ser a la inversa, con las culturas originarias protagonizando las currículas de historia antigua. Allí encontraríamos nuestra identidad y brotaría el orgullo sobre lo que somos. Pero no sucede porque ese es el miedo de aquellos que no quieren que encontremos nuestra identidad, el miedo de los que siempre nos inculcaron vergüenza y lo siguen haciendo hoy”.
Por su parte, Víctor y Jorge, plantearon que la identidad se fomenta participando y visibilizando las problemáticas indígenas. Podemos construir identidad visibilizando y compartiendo con los demás hermanos. Dialogando, escuchando, comprendiendo los relatos de vida de nuestros mayores para compararlos con los procesos históricos”, subrayó Jorge.
En ese sentido, Víctor acentuó el involucrarse desde el cuerpo”, acercándose a las comunidades para ver de cerca, escuchar de cerca, para saber dónde están, cómo viven, cómo son. Sino siempre vamos a teorizar, hablar desde la ciudad, desde el escritorio”.
Creo que la manera es abrirnos sin prejuicios, saber que yo puedo aprender de ellos y que ellos me pueden enseñar. Involucrarse, estar ahí sin sentirme más que el otro. Compartir todos los saberes, respetar, amar. Esto es lo que nos va a hacer un país pluricultural, eso es lo que sueño y creo que es hora de caminar por ese lado”, agregó.
Además, ese involucramiento nos ayudará a desterrar una creencia errónea que nos impide avanzar en la inclusión y, por ende, en la construcción de una identidad intercultural como es la de creer que los descendientes de aborigenes viven en lugares alejados de la vida y costumbres urbanas.
La mayoría de los integrantes de comunas originarias habitan los mismos espacios que nosotros, viven una vida igual a la nuestra y en su cotidianeidad, tienen las mismas actividades: van a la escuela, trabajan en diferentes oficios o son profesionales. No hay diferencia con el resto de los ciudadanos. En todo caso, si hubiera alguna, tiene que ver con memorias o relatos ancestrales que vienen de generaciones previas y promueven la constitución de grupo.
El reclamo que persiste
Finalizando el siglo XX, dos discursos fueron dando fuerza a la voz indígena: la defensa de los derechos humanos y el ambientalismo. En ambos casos, el énfasis está en los planteos legales, algo que ayudó al surgimiento de políticas públicas y a la constitución de agendas alrededor de sus demandas a nivel nacional.
En Córdoba, sin embargo, subyace una ausencia de políticas territoriales para los pueblos aborígenes. Algunos líderes comuneros han señalado demoras del Estado en aplicar la Ley nacional Nº 26.160 que declara la Emergencia en materia de posesión y propiedad de la tierra” y que habilita el Relevamiento Territorial de Comunidades Indígenas” con participación del INAI.
Al respecto, Jorge explicó que en los años 90, Argentina adhirió al convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el cual establece que ante cualquier decisión o proyecto que afecte a las comunidades originarias, los estados deben consultarlas antes de usar las tierras involucradas.
Para eso, en Córdoba se hace un registro de comunidades, aunque pocas veces se incluye a todas las que realmente existen: Nosotros si hicimos la consulta dicen, pero en realidad le preguntaron a un registro donde al no estar todas, quizás la comunidad del territorio afectado justo no estaba presente”, agregó Jorge.
Es así que la provincia no cumple plenamente dicho convenio, porque los proyectos extractivistas se desarrollan mayormente sin consultar a fondo a quienes habitan los territorios. Se construyen rutas, autovías y se pavimentan caminos dañando enormemente a las comunidades aborígenes.
Según los beneficios que estas clases pueden obtener de nosotros es el grado de inclusión que podamos llegar a tener. Cuando nos necesitan nos incluyen, pero cuando no, nos desestiman”.
El desmonte indiscriminado, la producción minera y los desarrollos inmobiliarios y turísticos, son los aspectos centrales que constituyen la agenda indígena. Problemas que pueden resumirse en uno: el del territorio y la avanzada sobre él.
Es una provincia donde las clases sociales más acomodadas realizan muchos emprendimientos que afectan la vida de las y los seres naturales, incluyendo a nuestra cultura. El alto desarrollo turístico lleva a realizar muchos barrios cerrados y complejos de vacaciones que impactan en la Madre Naturaleza, cuando solo queda el 3% del bosque nativo”, explicó Jorge.
Por su parte, Teresa enfatizó este reclamo y sostuvo que lo que más desean es el respeto a nuestra Pachamama. Esa es la bandera que tomamos, la lucha y defensa de nuestra madre tierra. Basta de incendios provocados, de mega minería a cielo abierto, de abrir caminos sin respetar. En pos de hacerse ricos y para hacer un country se talan árboles, ¡se hacen verdaderos terricidios! Nosotros no pedimos que nos devuelvan cosas o volver a vivir en chozas, lo que queremos es que nos respeten, a nosotros y nuestra madre”.
En la misma línea Víctor planteó: Lo central es el derecho al territorio, porque allí siembro, vivo, recojo los frutos que me da, hago mis ceremonias y ritos. Está la filosofía y la vida de la comunidad en el territorio porque ahí me educo, me desarrollo, me formo, crezco, comparto la vida con los distintos seres vivos como animales, plantas, o con los cerros, ríos y montañas. No puede haber una comunidad sin territorio”.
Dónde hay un indio hay problemas de tierras”, destacó Teresa y con ese argumento explicó porque los gobiernos hacen oídos sordos a sus reclamos y no los incluyen en sus agendas políticas. Nada se hace sin la complicidad de los gobiernos” y si realmente oyeran las necesidades indígenas, no podría darse rienda suelta a los negocios inmobiliarios como ocurre en la actualidad.
Tal como explica Víctor, el avance indiscriminado sobre la naturaleza viene por el predominio de la cultura occidental, en la que el hombre es el absoluto y por eso puede hacer lo que quiera con todo lo que existe sin necesidad de reparar los daños: En nuestras comunidades nadie se interrelaciona como propietario de la tierra sino como parte de ella. Algo contrario a la visión occidental, que se apropia de la tierra, la compra, la vende, la parcela. Para nosotros todo lo que hay en la tierra merece respeto: el agua, los cerros, las plantas, los bosques, la tierra, todo eso es el buen vivir, la vida en armonía y en la diversidad”.
Aires de cambio
A pesar de los reclamos aún vigentes, la conciencia sobre el valor de las comunidades originarias como nuestras raíces identitarias va en aumento. Hay cada vez más gente consciente sobre nosotros, personas a las que les interesa y aman nuestra cultura. En cada lugar siempre hay hermanos sensibles frente a nuestra realidad que trabajan y nos acompañan”, remarcó Víctor.
Hay un cambio, pero falta”, reconoce. Tenemos que tener mayor participación, mayor protagonismo, que el Estado Nacional hable mucho más de nosotros y que haga algo por nosotros, pero también los gobiernos provinciales. Somos un país federal y cada provincia tiene su propia constitución, así que cada una debe acompañar a nuestros hermanos en cada territorio”.
Desde lo simbólico, nuestra responsabilidad y compromiso es lograr que Argentina sea un país pluricultural, donde se incluyan todas las raíces ancestrales que nos dieron origen. Y desde lo material, es urgente que nos unamos a sus reclamos territoriales, porque ante el cambio climático inminente la defensa de la naturaleza es una prioridad y porque como plantea Víctor, querramos o no, está en juego la vida de cada uno en la Pacha”.
Ecofascismo: La madre naturaleza y la cultura indígena como "excusa de dominación.
El Ecofascismo es un término acuñado para definir aquellas ideas o acciones dirigidas a mantener una supremacía de género, raza, capacidad, etc. haciéndola pasar por una intención de proteger el medio ambiente. Estas acciones o pensamientos, por parte de la mayoría de la población, son inconscientes ya que es la sociedad quien nos impone ciertas ideas, sin embargo en otros aspectos son muy conscientes: Cuando se señalan las problemáticas ecofascistas, es mucha la gente que no hace autocrítica porque la realidad es que sí que piensa que nuestras vidas valen menos que las del resto y se hace por un “bien mayor” que curiosamente beneficia al status quo. Quizá el Ecofascismo más sonado es el de las pajitas de plástico, una herramienta indispensable para muchísimas personas discapacitadas que se ha prohibido en varios países del mundo bajo la idea de reducir la contaminación, pero sin escuchar las necesidades de la comunidad que las usa. Esto supone que muchas personas discapacitadas pueden hasta morir por no tener acceso a esta herramienta, lo que en la mentalidad ecofascista son “daños colaterales”.
No es de extrañar cuando algunos de los primeros atisbos respecto a lo que hoy conocemos como movimiento ecologista, se inicia con “rama verde” del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, más conocido como NSDAP o partido nazi, durante la Alemania de 1939 que tanto recordamos con miedo a que se repitan los mismos errores. Con esto no pretendemos decir, ni mucho menos, que el ecologismo es fascista de serie, sino más bien hacer inciso en que cualquier motivación, por muy buena y necesaria que parezca de primeras, puede verse afectada por ideologías nocivas para grupos vulnerables que acaban perdiendo su vida en el proceso de ese “bien común”. Esta realidad sería la más conocida, la más visible, pues forma parte de la Europa blanca y occidental que compone la mayoría de discurso legales y políticos al respecto de los movimientos sociales. Pero la realidad es que hay cientos de culturas no occidentales con proyectos ciertamente ecologistas (de respeto con la madre naturaleza y el desarrollo sostenible) que además de esto carecen de discursos que antepongan el status de unos pocos a las necesidades de sus congéneres más vulnerables. Así viajamos directamente a Abya Yala (nombre que recibe América desde el pueblo Kuna de Panamá), donde ya hemos hablado de cómo intersecciona el fascismo respecto al mantenimiento del Amazonas, acuciado por masacres con intenciones genocidas para robar las tierras a los indígenas.
Sobre #ecofascismo quienes mejor saben son les activistas #indígenas, en esta entrevista podrás conocer a Nia y su trabajo visibilizando esta y otras problemáticas #racistas
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Es por ello que hemos decidido contactar con une activista indígena que puede hablarnos en primera persona de esta temática. Su nombre es Nia a le cual conocemos por su activismo ecologista en redes sociales (Intagram: @haluami) de quién hemos aprendido muchas cosas muy interesantes que creemos imprescindibles de cara a poder crear un movimiento realmente interseccional.
“Hay dos tipos de ecofascismo, el primero se define como la rama ecologista del partido fascista, el segundo es un tipo de ambientalismo, también conocido como ecologismo radical. Este ambientalismo defiende que no importa el efecto de una acción en los derechos humanos si contribuye a la conservación del ecosistema. Esta ideología suele pertenecer a un grupo particular: personas blancas, privilegiadas, no discapacitadas; que viven en ciudades, particularmente del norte global, pero hay casos en el sur global. Lo que sucede es que estas personas suelen ver el ambientalismo como una lucha por conservar un privilegio: plantean que hay que “salvar al planeta” cuando al fin y al cabo, es salvarles a elles, porque la crisis climática se vive en el presente y el problema es sistemático. El ecofascismo termina siendo funcional a las empresas siempre porque plantea que el problema está en la individualidad y le saca la responsabilidad a quienes verdaderamente causaron la crisis en primer lugar. Mucha gente sobre el coronavirus dice: “la tierra nos devuelve lo que le hicimos y se está recuperando, y si mata gente se lo merecen.” Ignorando que un 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero está a cargo de 100 empresas conocidas por explotar al sur global tanto al ecosistema como a las personas. No todes tienen la misma responsabilidad, y siempre son quienes menos emiten y dañan al medioambiente quienes sufren las peores consecuencias del cambio climático: los pueblos indígenas alrededor de todo el mundo. Un ejemplo de ecofascismo es que muches ambientalistas defiende que es necesario echar y desplazar a las comunidades indígenas de sus territorios para la extracción de minerales necesarios para una transición energética. Acá hay dos problemas: no se pide un cambio sistemático y se reproduce el extractivismo, en vez de cuestionarse la acción de las empresas y el consumo excesivo de energía de parte de las ciudades, se busca reproducir el sistema pero con otro tipo de fuente energética. Por otro lado, no se concreta una justicia climática real, las comunidades indígenas defienden la tierra desde hace siglos y sin embargo, la explotación de parte de las empresas y la crisis climática la viven peor elles. El ecofascismo solo reproduce la supremacía occidental.”
NIA, ACTIVISTA INTERSECCIONAL INDÍGENA
El colonialismo racista ha supuesto un cambio en todo el planeta, sin embargo el daño directo lo han soportado las culturas más machacadas por este sistema extractivista, por lo que ha afectado notablemente en su forma de vida y en su economía, llevando a los pueblos originarios a situaciones críticas tanto económicas como poblacionales y de abastecimiento de su población. Cuestiones como los Superalimentos o los cultivos a gran escala, han supuesto que se impida otros cultivos menos dañinos y originarios de las tierras colonizadas.
“Sí, toda la vida de urbanidad del norte está cargada de una superioridad moral colonizadora. Si bien estoy a favor del antiespecismo, es muy hipócrita como gente del norte global vegana consume productos agropecuarios del sur que destruyen las tierras indígenas por el sobre cultivo, le cuestan la soberanía alimentaria a múltiples naciones y hasta muchas de ellas requieren el uso de agrotóxicos. En chile hay sequías por la producción masiva de paltas. El problema del Norte Global es que no entienden que para que haya un cambio real es necesario cuestionar el sistema de producción y consumo excesivo, lo que no es un todo o nada. Hay gente que no puede dejar el plástico completamente y está bien, ahora el problema es que la gran mayoría puede, lo mismo con el consumo de energía y el consumo en general. Siempre hay excepciones porque vivimos en un mundo complejo pero lo que se está dando es un exceso que tiene a una región en sumo privilegio y a otra en suma explotación.”
NIA RESPECTO AL MODELO DE CONSUMO Y CULTIVO OCCIDENTAL.
Para cambiar este modelo de pensamiento teórico, hay que apostar por los discursos del sur global y las formas de vida de quienes llevan siglos cuidando sus tierras, porque son quienes realmente saben cómo adaptar la vida humana a las necesidades de la tierra. Por ello nos parece impensable construir un discurso ecológico sin las personas más damnificadas del saqueo de Occidente, los pueblos indígenas.
“Debe reformarse la industria desde su base para que deje de ser extractivista y que el foco sea satisfacer necesidades humanas (no solo las básicas), no lucrar lo más posible. Exxon sabía que promover el uso de combustibles fósiles nos iba a llevar al lugar en el que estamos ahora y no les importó porque vieron billetes y se enfocaron en eso. Ir por el cambio individual no sirve de nada porque la crisis climática es una consecuencia del sistema capitalista extractivista.«
NIA RESPECTO A CÓMO PODRÍAMOS CONSTRUIR UN DISCURSO REALMENTE INTERSECCIONAL
Hemos visto como muchas medidas que se hacían en la Europa occidental no protegían a muchísima gente vulnerable (personas sin hogar hacinadas, personas encarceladas en cárceles, CIES y psiquiátricos; campamentos de refugiados, etc.) lo que para la mayoría de les activistas interseccionales es una falta de empatía con los colectivos más necesitados propia de un modelo económico egoísta. Pero la cuestión es reformar estas ideas desde los cimientos y cambiar así la sociedad al completo.
“Voy a hablar desde mi vivencia con las comunidades andinas y particularmente del departamento de Apurimac en Perú de donde viene mi familia. Para nuestras comunidades la naturaleza es sagrada, es la que nos permite vivir y por eso creemos en una relación simbiótica con la misma. Explotar a la tierra solo nos termina destruyendo a nosotres. Hay toda una ancestralidad en cada elemento de la naturaleza que valoramos. También por eso las comunidades indígenas andinas trabajan con la agricultura y la rotación de cultivos. Saben cuidar la tierra, saben vivir en sociedad con ella sin necesidad de destruirla, por eso muches la defienden con su cuerpo.”
NIA, RESPECTO A LA NATURALEZA.
Así llegamos a la conclusión de que el modelo económico y social actual es completamente incompatible con la vida de nuestro planeta y la nuestra propia, sobretodo de los pueblos explotados y saqueados por Occidente, por lo que es necesario que cambiemos este modelo.
“Si, el capitalismo y el extractivismo piensan que el ser humano puede dominar a la naturaleza cuando es insignificante frente a ella. La segunda pregunta es muy compleja, porque depende de la ancestralidad de cada sociedad, por ejemplo no es lo mismo medio oriente que Abya Yala y a su vez, depende de la locación. Es imposible pretender que todo el mundo viva de la misma forma porque los ecosistemas son distintos. La urgencia principal es buscar detener las emisiones y el extractivismo, regular a las empresas y limitar el consumo sin hacerlo inaccesible a los grupos sistemáticamente oprimidos.”
NOS RESPONDE NIA CUANDO LE PREGUNTAMOS RESPECTO AL MODELO SOCIOECONÓMICO QUE CREE QUE PODRÍA MEJORAR LA SOCIEDAD EN SU CONJUNTO.
En el entorno feminista ocurre que mucho del activismo en beneficio de los animales o contra el cambio climático es abanderado por personajes públicos (por supuesto blancos) que además suelen ser opresivos respecto a otras compañeras y compañeres, ¿podrías decirnos alguna figura tuya o de tu cultura que aúne estos dos movimientos?
«El ecofeminismo es antirracista en su base porque nace de la intersección entre el patriarcado y la opresión de la crisis climática que la sufren principalmente mujeres racializadas de Abya Yala, África y Medio Oriente. Voy a tocar este tema con ejemplo en el futuro en mi cuenta, probablemente esta semana o la próxima.»
NOS RESPONDE PARA TERMINAR CON LA ENTREVISTA, ASÍ QUE HABRÁ QUE ESTAR ATENTAS Y ATENTES A SU CUENTA PARA VER EL VÍDEO.
Conclusiones
En la cultura ecologista es imprescindible pensar cómo afectan nuestros actos a las personas más vulnerables, que somos todos esos grupos que nos salimos del ideario del «capitalismo verde» que puede llegar a ser Ecofascista. No dejemos que un movimiento tan necesario como es el ecologismo, caiga en errores reaccionarios y fascistas que no pongan a las personas vunerables en el centro. Escuchemos a todas las personas que desde sus experiencias luchan contra los grandes propietarios, las industrias y el extractivismo asesino.
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