Con la MUSICA de Atamishqui a todos ata
Argentina, quiero verte en acción!!!
por tu soberanía y liberación.
CHACARERA
De Francisco Alvero
EL JUGLAR DE LA LIBERTAD
RECITADO:
"A doscientos años del virreinato,
Brilla el sol incaico
en tu emblema nacional,
brilla en la esperanza de una patria
Soberana con justicia y dignidad.
En tu pueblo ruge el viento,
que susurra antiguos secretos,
historias de amores y de traiciones,
y por supuesto liberaciones .
Argentina, tierra de valores,
hombres y mujeres de coraje y fe,
ninguna sombra podrá opacarte
jamás tu destino de amanecer.
Quiero verte en acción,
Argentina de mi corazón
con tu gente unida,
defendiendo con valor
Tu destino de soberanía,
fortaleciendo lazos,
de liberación."
I
Argentina, tierra linda,
que vibras de futbol y pasión,
por soberanía y democracia,
tambien quisiera verte en acción.
En tus calles se respira,
la lucha pura por la verdad,
avancemos sin demora,
por la liberación nacional.
Que tu bandera flamee,
como símbolo de unidad,
de justicia y de lealtad,
por tu tierra y por la paz.
Que retumbe en tu conciencia,
roja alborada del corazón,
por Patria y soberanía
Argentina, quiero verte en acción.
"Argentina, tierra de pasiones,
sigue adelante con decisión.
Por tu soberanía, por tus derechos,
Argentina, quiero verte en acción.
Enfrentando tus adversidades,
con amor, coraje y dignidad.
Argentina, no olvides que en tus manos
siempre estará la felicidad.
II
Argentina, patria amada,
eres ternura y eres valor
por tu historia y valentía,
sigo en la lucha siempre por vos.
Surcos de historia en tu piel,
testigos de luchas por el bien.
Banderas cara al viento,
por la justicia siempre de pie,
Que resuene el grito claro,
en cada punto de la nación
Argentina de mi alma,
brilla con fuerza y con gran valor.
Argentina, quiero verte
quisiera verte siempre en acción,
por Patria y soberanía,
por socialismo y liberación.
ANALISIS DEL POEMA CANCION
de El Juglar de la Libertad:
1. Que mensaje transmite el poema canción?
2. Que ideología se desprende?
3. Que repercusión pudiera tener en medios físicos y virtuales?
4. Que críticas burguesas o revolucionarias pudiera despertar?
1. El poema canción transmite un mensaje de amor y patriotismo hacia Argentina, exaltando la lucha por la soberanía y la liberación nacional. Transmite admiración, enfatizando la unión del pueblo argentino en esa lucha. Se resalta la importancia de la justicia y la valentía en la lucha por un país mejor.
2. Desde el poema canción se desprende una ideología revolucionaria socialista o nacionalista de izquierda, con un llamado a la acción y a la lucha por la justicia social y la liberación. Se hace referencia a la historia de luchas y sacrificios del pueblo argentino por un futuro mejor. Con un mensaje de respeto por la historia y la lucha del pueblo argentino, así como de apoyo a la soberanía y la liberación nacional. Se menciona la justicia social y la lucha por la democracia como valores importantes.
3. Este poema canción podría tener una repercusión positiva entre aquellos que compartan esta ideología y que estén comprometidos con la causa de la soberanía y la liberación nacional. Podría ser utilizado como un himno o un llamado a la acción en protestas o movimientos sociales. Tambien podría tener repercusión en medios físicos como recitales, eventos culturales o grabaciones musicales. En medios virtuales, podría compartirse a través de redes sociales y plataformas de música, llegando a un público más amplio.
4. El poema canción podría despertar críticas tanto burguesas como revolucionarias. Desde el punto de vista burgués, podría ser criticado por resaltar la lucha social y la liberación nacional, ya que va en contra de los intereses de ciertos sectores de poder. Desde una perspectiva revolucionaria, podría ser criticado por no ser lo suficientemente radical en su llamado a la liberación y por no abordar temas de clase de manera explícita.
Posiblemente, entre las críticas burguesas podría generar rechazo debido a su tono revolucionario y de lucha social, mientras que entre las críticas revolucionarias podría despertar debates sobre la efectividad de la canción o poema en la liberación nacional.
“Si hablo de tierra, techo y trabajo dicen que soy comunista”, dijo el Papa Francisco
Alternativas comunitarias para un techo digno
Por Juan Grabois. Existe una íntima relación entre las 3T, de la que siempre hablaron las organizaciones populares y que estallaron como concepto compartido a partir de que el papa Francisco empezó a expresar de esa misma manera la problemática de la tierra, el techo y el trabajo. La crisis de vivienda y la precarización del hábitat popular son incomprensibles sin considerar la baja calidad del empleo, el deterioro del ambiente, los flujos migratorios y la dinámica demográfica. El patrón de distribución de la población en el territorio es indisociable del extractivismo y el agronegocio que expulsa a la familia rural, despoblando la Argentina profunda. Esto a su vez impacta en el mercado laboral, que sufre un “exceso de oferta” y crea las condiciones para el desarrollo de la Economía Popular urbana.
En ese contexto, el pueblo pobre en su práctica espontánea se muestra como protagonista en la producción de suelo urbano: la creación de asentamientos y construcciones informales explica en gran medida cómo accede a un techo una creciente proporción de los humildes en la Argentina. Como en tantas otras actividades de la Economía Popular, en el rubro inmobiliario, la resistencia colectiva se presenta muchas veces de manera desorganizada y, cuando no hay organización comunitaria, se consagra la ley del más fuerte. Las ocupaciones de terrenos, empujadas por una necesidad vital que ni el mercado ni el Estado resuelven, dan paso en ocasiones a una abyecta utilización de la pobreza y, en general, se concreta en “barrios” en los que cuesta vivir con dignidad. Con todo, es esa y no otra la fórmula que ha encontrado nuestra sociedad para albergar a más de 500.000 familias que habitan los 2000 asentamientos informales que hay en el país.
Como viene la mano y sin una respuesta contundente cogestionada por Estado y movimientos populares, parece que los sin techo seguirán siendo empujados por ese camino.
La tarea que tenemos por delante para que cada familia humilde de nuestra Patria tenga un techo digno donde vivir tiene múltiples dimensiones. Es prioritario dignificar los asentamientos existentes a través de su integración urbana. Esto implica dotarlos de infraestructura social, brindar los servicios esenciales, mejorar las viviendas autocontruidas y conectarlas adecuadamente a los servicios, para garantizar niveles de confort y salubridad, respetando la cultura local y dándoles protagonismo a los vecinos en el planeamiento urbano. La regularización dominial para consolidar los derechos posesorios requiere voluntad política y creatividad. Además de la tradicional escrituración individual, existen alternativas que deben ser exploradas: formas de propiedad plurinidividual, colectiva o comunitaria, mediante consorcios, cooperativas e incluso fideicomisos, todos instrumentos válidos para formalizar situaciones de hecho y sacar a los compañeros de una ilegalidad que se les impuso.
Producir suelo
Otra tarea urgente es la producción de suelo urbano, para la edificación de nuevas viviendas destinadas a los sectores populares. Desde hace algún tiempo, las organizaciones de la Central de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) levantan la consigna “un millón de lotes para que no haya ninguna familia sin techo”. La adquisición de grandes extensiones en las zonas periurbanas, su rezonificación, dotación de servicios y distribución de parcelas, financiadas a bajo costo, es totalmente viable y no requiere inversiones faraónicas sino voluntad política.
El lote con servicios puede complementarse con la provisión de “viviendas semilla”, pequeña construcción industrializada que permita la ocupación inmediata por una familia, que luego la mejorará progresivamente. Una debilidad de esta propuesta es la falta de arraigo cultural de los métodos de construcción en seco que abaratan costos y reducen tiempos. El efecto demostración puede eliminar prejuicios y poner en evidencia las ventajas económicas, arquitectónicas y térmicas de estos sistemas. En cualquier caso, no hay dudas de que, a cambio de un lote con servicios y un techo propio para vivir la transición, las familias humildes reinvertirán gustosas lo que ahorrarían en alquileres, en el pago de cuotas y ampliación de la vivienda.
En la actualidad, existe una amplia gama de valiosas experiencias donde los movimientos populares intervienen en la lucha por el techo digno. Lamentablemente, se trata de acciones dispersas, sin planificación ni coordinación adecuada a nivel nacional. En algunos casos, estos proyectos son acompañados por el Estado, como los impresionantes barrios desarrollados por la Tupac Amaru en Jujuy, mientras que en otros –sobre todo cuando se produce la recuperación popular de tierras ociosas– son abandonados o perseguidos, como en el caso del Barrio Obrero de Cipolletti, un asentamiento perfectamente organizado donde las calles son amplias, hay espacios comunitarios y las madres lograron expulsar a los transas y erradicar la violencia de género mediante la autodefensa.
En otros casos, se avanza en determinado aspecto pero no se contempla la problemática en su integralidad, desde el acceso a los medios de transporte hasta la adecuación de las construcciones a la actividad laboral de los habitantes del lugar. Un ejemplo evidente es el de Castañares, donde las viviendas son hermosas pero el complejo no se adapta a las necesidades de los cartoneros que viven ahí tras ser relocalizados del Riachuelo.
En el mismo sentido, durante los últimos años, en muchos municipios del país el Estado apostó a las cooperativas como contratistas para la construcción de viviendas sociales, por ejemplo a través de un muy buen programa como el Socio Comunitario. Experiencias como esa requieren un balance sereno porque, pese a ser un importantísimo precedente, muchas veces fueron utilizadas para abaratar los costos y no garantizaron la plenitud de derechos para los trabajadores cooperativistas. En ocasiones, los obreros laburaban por un sueldo inferior al de convenio de la actividad y soportaron demoras en las certificaciones y el circuito de pago, que perjudicaban no sólo el avance de la obra sino su calidad de vida. En otros casos las cooperativas construían viviendas para terceros, mientras los compañeros que las edificaban carecían de un techo propio. Así, a la frustración del bajo e inestable ingreso se sumaba el ver que gran parte del mismo se iba en el pago de un alquiler, mientras sus manos construían una casa para otra familia, a veces menos necesitada que la suya pero más beneficiada por el Estado.
Mostramos algunos proyectos en los que la organización asume de manera colectiva todos los pasos del proceso hacia la vivienda: desde la obtención de la tierra hasta la adjudicación de las casa. La selección de los ejemplos es arbitraria e insuficiente, no pretende mostrarse como modelo pero, espero, sea enriquecedora para el lector.
Estoy convencido de que estudiando cuidadosamente todo lo realizado en estos años por la vivienda social, las familias humildes, organizadas o no, los movimientos populares, la academia, el Estado y las iglesias, podemos encontrar puntos de síntesis de un programa integral para que todas las familias que habitan suelo argentino tengan un techo para soñar con un proyecto de vida digno. Es que la Economía Popular no es un rejunte de experiencias aisladas: inspira una orientación que sobre la praxis concreta de los sectores populares asume la epopeya de construir una sociedad sin esclavos ni excluidos, con tierra, techo y trabajo para todos.
* Referente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular. Colaboraron Elvira Corona, Leandro Viggiani, Iván Wrobel
ENTREVISTA. ROCÍO DE LUCA AQUINO. COOPERATIVISTA | “En Luján, hicimos casas con toda la comunidad”
Rocío De Luca Aquino cuenta el proceso de organización y lucha por la vivienda impulsado por la organización Patria Grande en Luján. Su cooperativa integra actualmente el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), que confluye en la CTEP con experiencias similares de todo el país.
¿Cuál es tu experiencia en la construcción de viviendas?
–Empieza al organizarme en un Movimiento que luchó y lucha por el derecho al trabajo y la vivienda. Cuando tenía 15 años me sumé a la primera recuperación colectiva de tierras que hicimos en Luján, en mayo de 2004, cuando, organizados y con mucha pelea, logramos 52 terrenos.
Después de años de lucha logramos que cada familia tuviera los papeles y se abrió la posibilidad de empezar a construir las casas nosotros mismos, a través del Programa Sociocomunitario. Habíamos peleado mucho por hacer las casas y tampoco queríamos dejar que las hiciera una empresa, porque se abría la posibilidad de tener un laburo estable y porque no confiábamos en la idea de que fuese una empresa privada la constructora, que pudiese irse con la guita sin terminar la obra o que usara materiales de mala calidad.
En el año 2009 iniciamos, con cuatro cooperativas, la construcción de las primeras 16 viviendas. Estábamos bastante nerviosos, era un desafío muy grande, bah, eso nos parecía al principio, después uno se acostumbra. Durante la construcción de esas primeras casas dimos la pelea y recuperamos 42 terrenos.
Terminada esa etapa, con mucha alegría, peleamos para construir más viviendas. Por programa, cada cooperativa construye cuatro viviendas, por eso hicimos 16 entre las cuatro cooperativas. Peleamos para que en la segunda etapa cada cooperativa pudiera construir cinco casas, o sea 20 en total. Así que pudimos hacer esa y una etapa más de 20 viviendas, en total construimos 56 hasta ahora.
¿Vos cómo te integraste al trabajo?
–Yo necesitaba trabajar, había perdido el único laburo que tuve, que era limpiar casas, ¡y pensar en que podía laburar construyéndome mi propia casa estaba re-bueno! Arranqué como ayudante de albañil…, ¡empecé haciendo los pozos del baño! Después pasé a trabajar en tareas de administración, porque los cumpas que estaban en eso me capacitaban después de las horas de obra.
Para mí fue un gran crecimiento, tanto personal como colectivo. Ninguno de nosotros teníamos experiencia y nos re-curtimos. Yo creo que eso tiene mucho que ver con que somos militantes, que lo hacemos con una convicción que va más allá de la obra; nos mueve la idea de generar un trabajo digno, que todo el pueblo tenga una vivienda digna y, también, que no haya injusticias sociales. Sin ese motor, sin ese motivo de fondo, seguro que la cabeza sólo se vuelve al trabajo o la cuestión de la plata; y a nosotros nos mueve algo más grande, no sé…, un sueño o algo así te diría.
Recién comparabas a una empresa privada y la cooperativa. ¿Qué diferencia encontrás entre una y otra?
–Es re-clara la diferencia. A una empresa la mueve solamente el ganar plata. Acá, en el barrio, a una cuadra de las casas que hicimos, hay un jardín maternal que lo agarró una empresa privada; los tipos cobraron la mitad de la plata, hicieron un cuarto de obra y, “como no le daban los números”, se mandaron a mudar.
La cooperativa es otra cosa. Queremos hacer buenas obras, cobrar un sueldo digno, mejorar nuestro lugar de trabajo, comprar mejores máquinas y herramientas, pero el objetivo fundamental es laburar para la gente, para el pueblo. Las obras que nosotros hacemos son para mejorar la vida del pueblo. Hicimos 56 casas, dos salas de primeros auxilios, vestuarios comunitarios, colocamos 300 luminarias, garitas de colectivos, rampas para discapacitados, todo eso está hecho para mejorar la vida del pueblo; no nos vas a encontrar nunca haciendo casas en los countries.
¿El Programa de Integración Comunitaria de la Subsecretaria de Desarrollo Urbano y Viviendas de la Nación te parece bueno para esto que decís?
–Es bueno porque permite que los pobres podamos tener una vivienda digna, y las obras se hacen con las cooperativas. Pero el Estado siempre favorece a los privados. A la misma casa, si se hace con el Plan Federal de Viviendas, le dan un 30% más de plata que a nosotros; tampoco nos dejan actualizar los precios.
–Es bueno porque permite que los pobres podamos tener una vivienda digna, y las obras se hacen con las cooperativas. Pero el Estado siempre favorece a los privados. A la misma casa, si se hace con el Plan Federal de Viviendas, le dan un 30% más de plata que a nosotros; tampoco nos dejan actualizar los precios.
A la segunda etapa de casas la terminamos con jornadas comunitarias, por ejemplo. Necesitamos que nos dejen crecer como cooperativa. Tenemos que hacer más casas, ahora ganamos una etapa nueva de 40 casas, o sea 10 por cooperativa, o licitar obras más grandes, como las del Plan Federal, actualizar los precios de las viviendas durante la obra, que nos den subsidios para comprar herramientas y maquinas. Para nosotros, la vida del pueblo puede cambiar si es el mismo pueblo es el que tiene en sus manos las herramientas para cambiarlo.
Me dijiste que lograron una gran victoria para las familias que se inundaron en noviembre del año pasado en Luján, ¿en qué consiste?
–Logramos el anuncio de la construcción de 202 viviendas más, para la relocalizacion de todas las familias más afectadas. El subsecretario de Desarrollo Urbano y Viviendas de la Nación nos planteó que si conseguíamos las tierras estaba la plata para las 250 viviendas necesarias para relocalizar a todas las familias.Después de mucho pelear con el municipio conseguimos un predio de 16 hectáreas cerca de donde viven las familias. Se va a hacer un consorcio urbanístico, que permite que se rezonifique la tierra (se pueden hacer más lotes, en vez de de 1000 m2 se van a poder lotear a 300 m2), y la provincia, a partir de la nueva Ley de Acceso Justo al Habitat, se hace cargo del loteo y del tendido de servicios. Es la intervención más importante de la ley hasta la actualidad. Los dueños van a vender 214 terrenos a familias que están inscriptas en el Procrear, y ceden los 202 terrenos para las familias inundadas.
Inauguración en la excluyente CABA
La Cooperativa de Vivienda Los Pibes (Covilpi) tuvo este año un hito importante en su larga trayectoria de lucha por un techo digno. El 22 de marzo, no casualmente el día en que Martín “el Oso” Cisneros hubiese cumplido 55 años, se inauguraron en La Boca las 33 viviendas por las que la organización trabajó desde su creación en 2003.
Covilpi surgió de la Organización Social y Política Los Pibes, un colectivo que desde sus inicios se dedicó a construir poder popular en La Boca. Lo hizo en un barrio fuertemente identificado con desalojos, tomas y conventillos. Un barrio que gracias a la política expulsiva del gobierno porteño se transformó en un escenario de especulación inmobiliaria feroz. Desde allí, se conformó esta cooperativa integrada por familias sin techo.
Desde su nacimiento, la experiencia recuperó los principios de la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (Fucvam), que construyó en su país alrededor de 100.000 viviendas bajo tres criterios centrales: propiedad colectiva, autogestión y ayuda mutua. Hoy, luego de haber adquirido un viejo galpón en desuso, Covilpi logró levantar 33 viviendas a un costo unitario de $390.000, un valor que está por debajo de cualquier cálculo estimado por la Cámara de Construcción. Viviendas de 70 m2 , de tres ambientes, construidas por cooperativas de trabajo y por las horas de ayuda mutua de cada una de las familias que hoy habita el lugar.
En ese recorrido de diez años, los integrantes de Covilpi no ahorraron críticas para el accionar del Instituto de Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires. “El IVC fue un ejemplo de lo que es tirar por la borda diez años de construcción de una ley gestionada por las organizaciones”, afirma Luciano Alvarez, miembro de la organización, en referencia a la Ley 341. “Sobre 400 cooperativas de vivienda, sólo 120 pudieron entrar y sólo 12 construyeron. Cooperativa que se termina, proceso que se cierra. Casi no se abren nuevas carpetas”. En este marco, Covilpi plantea la necesidad de que exista una ley nacional que promueva la construcción por autogestión y ayuda mutua.
Con su experiencia entre los conventillos e inquilinatos boquenses, su participación en la creación de la Ley 341 de la Ciudad, su trayectoria en la resistencia al neoliberalismo al frente de la FTV Capital, la experiencia de autoconstrucción concretada en una ciudad excluyente, su inserción en la lucha por la vivienda a escala internacional y con el recuerdo siempre presente de un militante de la estatura del Oso Cisneros, Los Pibes, organización madre de Covilpi, asumió el desafío de coordinar la Secretaría de Vivienda de la CTEP a través de su referente, Lito Borelo.
Originarios y pobres unidos por el derecho a la vivienda
En San Martín de los Andes, como en tantas otras ciudades de la Patagonia, la presión del sector turístico y la insuficiencia de las políticas públicas de planificación urbana obstaculizan el acceso a una vivienda digna. En ese contexto, los movimientos populares han tenido un protagonismo decisivo en la lucha por este derecho. Es el caso de la Vecinos Sin Techo (VST), una organización que desde 2004 lucha en una región dominada por lógicas especulativas que se expresan, entre otras formas, a través de cientos de inmobiliarias allí asentadas, de la apropiación de costas públicas o del acaparamiento de inmuebles por la “industria de la cabaña”.
Además de impulsar una amplia gama de políticas habitacionales a nivel local, VST se atrevió a soñar con una “comunidad de cambio”, orientada al “bien vivir”. De eso se trata el Barrio Intercultural, Liwehuntuninchinmapu, un proyecto de urbanización novedoso, que se asienta en territorio mapuche. El barrio está ubicado dentro de las 400 hectáreas que esta alianza popular-intercultural recuperó del abandono en 2011, mediante la sanción de la Ley N° 26.725. Esta norma restituye territorio a la comunidad curruhinca, reservando 77 para esta iniciativa sin precedentes que, además, implica la propiedad comunitaria de la tierra.
El Intercultural está hoy finalizando 56 viviendas construidas a través de las Cooperativas de Trabajo CullRañi y NewenMapu, integradas por criollos y peñis. La propuesta incluye un grupo de casas de construcción tradicional y otro “natural”, es decir, con cerramientos de tierra cruda y “techo vivo”, donde la cobertura externa se realiza con material orgánico y pasto creciendo. Su diseño participativo se enmarcó en los principios de ecología integral y la reafirmación de la identidad originaria.
La Mesa Política del Lote 27 es el espacio institucional que articula a representantes de la organización, la comunidad mapuche y del Estado. Asimismo, los VST gestionaron fondos para la construcción del SUM-Taller donde funciona una carpintería que cumple la irremplazable función de ser sede de asambleas, mates y almuerzos compartidos. La organización ha logrado también la cooperación con instituciones para encaminar proyectos para el desarrollo de energías alternativas, producción agroalimentaria y gestión de un consorcio de microcréditos.
En el barrio también se instalaron los dormis de la Escuela Nacional de Organización Comunitaria y Economía Popular (Enocep-CTEP), por la que ya pasaron cientos de dirigentes sociales, gremiales y cooperativistas.
Las organizaciones populares, en San Martín de los Andes, constituyen el punto de partida para la construcción de un modelo de sociedad diferente. Y en ese camino, los Vecinos Sin Techo militan un proyecto político-habitacional que vale la pena estudiar: los pueblos originarios y el pueblo pobre unidos por la vivienda, el hábitat, el territorio, el trabajo, la convivencia y la identidad.
Los VST no se duermen en los laureles ni se miran el ombligo. Saben que son miles las familias sin techo en la región. Recientemente, asumieron la coordinación de la Secretaría de Vivienda de la Seccional Cordillerana de la CTEP, acompañando experiencias tan diversas como las tomas Toscas Blancas y NehuenMapu, de Junín y San Martín de los Andes, hoy organizadas en cooperativas, proyectos comunitarios como la Pionera Patagónica de Bariloche y el reclamo de 430 adjudicatarios de vivienda social en Villa La Angostura, estafados por la gestión municipal. En ese contexto, también impulsa un clúster social, un grupo coordinado de emprendimientos populares de producción de viviendas industrializadas: una verdadera fábrica popular de casas.
Fuente: Miradas al Sur
“Antes era imposible para los trabajadores llegar al techo propio”
Beneficiarios del programa PRO.CRE.AR. apoyaron la candidatura de Daniel Scioli. Vecinos de todo el país realizaron un plenario en La Plata para marcar postura frente al balotaje y resaltaron la importancia de la organización para defender los derechos conseguidos.
Por Alejandro Palladino
Con la consigna “Defendamos al PRO.CRE.AR.”, organizaciones de vecinos beneficiarios de esa política pública de distintos puntos del país realizaron un plenario el sábado por la tarde en la Plaza Islas Malvinas de La Plata, en el que cada espacio marcó su postura de cara al balotaje a favor del candidato del FpV Daniel Scioli como camino político para que el Programa de acceso a la vivienda continúe posibilitando la adquisición de la casa propia a miles de argentinos.
La convocatoria se hizo en el contexto de las múltiples movilizaciones que se llevaron a cabo el sábado en diversas ciudades del país para apoyar la candidatura presidencial de Daniel Scioli. Consistió en la puesta en común de cada agrupación a través de la exposición de sus referentes, que hablaron sobre un escenario montado en la plaza acerca de cuáles son las principales dificultades que afrontan en la actualidad, con el fin de mantenerse agrupados políticamente y preparados para los días que vienen de cara al balotaje, instancia decisiva para la continuidad en la entrega de los créditos y la construcción de las casas.
“La idea es proclamarnos defendiendo el PRO.CRE.AR., porque creemos que es un programa de vivienda del gobierno nacional que nos dio la posibilidad de acceder a nuestras casas”, contó uno de los organizadores.
Las cooperativas y organizaciones surgieron en distintos lugares del país en los últimos tres años a partir de las necesidades que compartían los vecinos para conseguir sus viviendas. La organización política fue un modo de fortalecer sus posturas frente a los negocios inmobiliarios concentrados.
“Este tipo de convocatorias habla de un nivel alto de conciencia de nuestro pueblo gracias a lo que se ha hecho en términos materiales y simbólicos en estos doce años en cuanto a las respuestas habitacionales que ha llevado adelante el Estado nacional”, afirmó a Contexto el secretario nacional de Acceso al Hábitat, Rubén Pascolini.
“Estas decisiones políticas de la vivienda no son del orden natural –continuó–, sino que tienen que ver con un proyecto de sociedad que tiene al desarrollo inclusivo como objetivo central, siempre con el eje puesto en los trabajadores, porque no hay desarrollo sin trabajadores y no hay trabajadores sin seguridad social, y el hábitat es parte fundamental de la seguridad social”, completó.
El plenario en su organización comenzó como una convocatoria a los beneficiarios del PRO.CRE.AR. de la provincia de Buenos Aires. Sin embrago, con el correr de los días se fueron sumando vecinos agrupados de las provincias de Santa Fe, Córdoba y Chaco. Algunas de las organizaciones presentes fueron PRO.CRE.AR. de Villa Constitución, la cooperativa El Cardumen, PRO.CRE.AR. de Chaco, PRO.CRE.AR. de Córdoba capital y la cooperativa Por un Techo Propio de Chascomús.
Jorge Mariano García es referente del grupo PRO.CRE.AR. de Villa Constitución (Santa Fe). Tiene 45 años, es padre de tres hijas, alquila casa desde hace más de quince años y tiene un reciente pequeño emprendimiento en la confección y venta de ropa. Salió sorteado el año pasado en el PRO.CRE.AR. y espera el inicio de la construcción: “El PRO.CRE.AR. nos devolvió la esperanza a quienes fuimos jóvenes en los noventa de tener la casa propia, porque antes era imposible para los trabajadores llegar a tener techo propio”.
Una de las dificultades que más nombraron los referentes de las agrupaciones al momento de hablar fue la lucha contra los intereses especulativos del empresariado inmobiliario, que suben de manera alevosa los precios de los terrenos inmediatamente después de que los vecinos salen sorteados en el PRO.CRE.AR.
“El pueblo está preocupado –dijo a Contexto Luciano Scatolini, director nacional de Desarrollo Urbano de PRO.CRE.AR.–, porque ha conquistado derechos y sabe que enfrente, por el lado de Cambiemos, hay un proyecto que en ocho años de gobierno en la ciudad construyó menos de 5 mil viviendas, donde las villas crecieron más de 200%, donde los presupuestos para financiar las obras de infraestructura y vivienda se achicaron. Cómo confiar en alguien que viene gestionando para los sectores más concentrados de la economía más rica del país, sin considerar las necesidades populares”.
La organización política de los vecinos
Pablo Cejas es presidente de la Cooperativa “El Cardumen” (la primera cooperativa de vivienda de PRO.CRE.AR. en el país) de la zona oeste del conurbano bonaerense y uno de los principales organizadores del plenario.
“Esta convocatoria busca consolidar al grupo de beneficiarios en relación a poder defender este derecho y poder plantearnos como un colectivo que pueda tener fuerza para enfrentar las adversidades. Los cambios en la política provincial nos encuentran agrupados para defender nuestros derechos”, dijo Cejas a Contexto.
Cejas explicó la importancia de la organización popular para impulsar los intereses de los vecinos, como también de la relación con el Estado para hacer posible el acceso a las viviendas: “nosotros como cooperativa tuvimos acceso a poder gestionar con las autoridades nacionales, ya sea de la Secretaría de Hábitat de la Nación o del Comité del programa, y siempre nos abrieron las puertas y nos escucharon”, dijo.
“Y para ellos también fue novedoso que un grupo de gente de un crédito que era individual se transformara en un conjunto de personas que generó una cooperativa y que buscó una solución colectiva a un problema individual”, concluyó.
jueves, octubre 18, 2012
Luis D'Elía y el Partido MILES repudia la condena contra Fernando Esteche y Raúl Lescano.
Los días cercanos al 17 de Octubre son horas donde reflexionamos sobre los valores colectivos verdaderamente significativos y trascendentes; justicia, libertad, soberanía, lealtad, gratitud, y “paradójicamente” (para evitar sospechas de intencionalidad apátrida y gorila) la Sala III de la Cámara Federal de Casación Penal confirmó las condenas a tres años y ocho meses de prisión efectiva contra dos compañeros, Fernando Esteche y Raúl Lescano.
Existen jueces formados en islas iluminadas, ajenos a todo proceso histórico político y social, sin conciencia de clase, alejados de las realidades y las injusticias barriales, impermeables a los dolores y pesares de los pobres, ciegos a la necesidades masivas, ávidos de conocer y practicar costumbres burguesas invernáculas. Jueces de barrios privados, con hijos en escuelas privadas elitistas y con vacaciones –siempre- en el exterior, ocupados de las estéticas y despreocupados de la ética. No podemos esperar de ellos decisiones justas de justicia. Esa justicia, la del 17 de Octubre, la que el Maestro neuquino Carlos Fuentealba practicaba con su lucha sindical docente con los pies bien plantados en la ruta 22, junto a sus compañeros educadores. Pero el entonces Gobernador Jorge Sobich desde el estado jurisdiccional, ordenaba desalojar a la fuerza.
Fuentealba fue asesinado en su auto, porque se estaba retirando, con el cartucho de una granada de gas lacrimógeno disparada a dos metros de distancia que le ingreso por la nuca, es decir estando de espalda, indefenso. Técnica tremendamente brutal y propia de un asesino, de un sicario empleado de la policía provincial.
Sabemos que los caminos para la liberación son ásperos y dolorosos. Nosotros debemos sembrar y cosechar sin pausa. Unir las causas y las consecuencias. Relacionar y valorar los detalles. Que se condenen los daños materiales es escandaloso, si a los asesinos no los juzgamos y les permitimos ser candidatos y subirse a un escenario para hablarle al pueblo escondiendo su mano manchada con sangre trabajadora.
Repudiamos por ello, la condena a los compañeros que siembran. Así como a aquellos jueces incapaces de analizar legalidad y legitimidad, pues no son meritorios de nuestro respeto. Esperanzados en que la Corte Suprema de Justicia de la Nación revierta el fallo, nos solidarizamos francamente con el contexto y los motivos que Quebracho señaló y repudió.
Por la memoria de Carlos Fuentealba, por sus dos hijos, pedimos que se PROVEA DE CONFORMIDAD y así, solo así: SERÁ JUSTICIA.
Luis Angel D’Elía
Titular de la Federación Tierra y Vivienda (FTV) y Presidente del Partido MILES
15 5409-7073
Dra. Rosana Beatriz Mattarollo
Secretaría de Derechos Humanos, Partido MILES
Leticia Magliotto
Secretaría de Derechos Humanos, Partido MILES
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Paula Durán
Prensa y Difusión
15 5998-7333
Años de bloqueo contra América Latina
Memoria Histórica
El triunfo de la Revolución Cubana
el 1 de enero de 1959,
originó un cambio histórico para América Latina.
La posibilidad de que en toda la región se generalizara la lucha armada o procesos radicales de cambio social, determinó que, por primera vez, se asumiera en serio el tema del «desarrollo».
La CEPAL lo venía trabajando desde su fundación (1948) y, para inicios de la década de 1960, contaba con propuestas innovadoras sobre cambios de estructura, industrialización por sustitución de importaciones, reforma agraria, redistribución del ingreso, integración, ampliación del mercado interno, diversificación exportadora para hacer frente al deterioro en los términos del intercambio y activo papel del Estado en la economía.
En los EE.UU. el presidente John F. Kennedy (1961-1963) lanzó su programa «Alianza para el Progreso» (ALPRO), que usó términos parecidos, aunque con distinto contenido frente al pensamiento cepalino, pues Kennedy, al mismo tiempo que convocaba a los países latinoamericanos a transformar «la década del 1960 en una década de progreso democrático», proponiendo «un vasto esfuerzo de cooperación, sin paralelo en su magnitud y en la nobleza de sus propósitos» para dar a los pueblos «techo, trabajo y tierra, salud y escuelas», concretó en diez puntos su «revolución» en libertad y democracia, incluyendo la reforma agraria, educación, integración, mercado libre y planificación estatal (Confer. http://goo.gl/BW3TnB).
Diciembre de 1961: John F. Kennedy inaugura en Bogotá el proyecto habitacional de «Ciudad Techo» junto al presidente colombiano Alberto Lleras.
El programa ALPRO fue acogido en Latinoamérica durante la Conferencia de Punta del Este, Uruguay (agosto, 1961), en la que Cuba estuvo representada por Ernesto Che Guevara, y fue ratificado en la siguiente conferencia, igualmente realizada en Punta del Este (enero, 1962).
ALPRO se transformó en una especie de «Plan Marshall» para América Latina, porque incluía fuertes inversiones norteamericanas para la región, aunque sus metas y objetivos para diez años nunca se alcanzaron. En cambio sirvió para que el ideal del «desarrollo» se generalizara en Latinoamérica, de modo que la de los sesenta se convirtió en la década de la consolidación definitiva del sistema capitalista en la región. En Ecuador ese cambio fue muy visible, pues no solo despegó la industria y se realizó la reforma agraria (1964) que superó el viejo sistema de la hacienda, sino que el urbanismo se aceleró como nunca antes e incluso apareció un empresariado moderno.
Al componente económico de la ALPRO se unió el ideológico-político, que se resumió en un triple frente: que toda América bloqueara a Cuba, que la región combatiera al «comunismo», y que los militares pasaran a ser el principal instrumento de freno a todo «enemigo interno», que fue el ideal de la novísima Doctrina de la Seguridad Nacional, asumida para combatir al marxismo.
En la Conferencia de Punta del Este de 1962, Cuba fue expulsada del Sistema Interamericano, con los votos favorables de 14 gobiernos, el negativo de la propia Cuba y la abstención de 6 países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, ECUADOR y México.
Esta postura soberana costó caro a algunos gobiernos: el de Arturo Frondizi (1958-1962) en Argentina, quien recibió a Fidel Castro e incluso trató secretamente con el Che Guevara, fue obligado a romper con Cuba por los mismos militares que finalmente lo derrocaron (1962); el izquierdista gobierno de Joäo Goulart en Brasil (1961-1964) igualmente fue derrocado por los militares, que instauraron un régimen de dictaduras anticomunistas que duró veintiún años (1964-1985).
En Ecuador, un movimiento militar obligó a Carlos Julio Arosemena (1961-1963) a romper con Cuba (1962) y finalmente fue derrocado por una Junta Militar (1963-1966) anticomunista, instaurada por intermedio de la CIA, que inmediatamente acogió la ALPRO.
Aunque en Chile se mantuvo la institucionalidad con Jorge Alessandri (1958-1964) y Eduardo Frei (1964-1970), la ruptura con Cuba ocurrió en 1964 y años más tarde, cuando Salvador Allende (1970-1973) llegó a la presidencia, su proyecto de socialismo por la vía pacífica fue liquidado a sangre por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), quien inauguró los Estados-terroristas del cono sur latinoamericano.
En Bolivia, Víctor Paz Estenssoro (1960-1964) logró concluir su período presidencial, pero al iniciar su nuevo ejercicio, fue derrocado por el general René Barrientos (1964-1969), estrechamente vinculado a la CIA y quien liquidó a la guerrilla del Che Guevara. Solo México no llegó a romper con Cuba.
Desarrollismo económico y guerra fría fueron los dos ejes de la modernización capitalista en América Latina durante las décadas de 1960 y 1970, con Cuba bloqueada y los gobiernos de la región igualmente cercados por las sucesivas políticas de Lyndon B. Johnson (1963-1969), Richard Nixon (1969-1974) y Gerald Ford (1974-1977), quienes alimentaron la guerra fría en los peores términos para América Latina, porque al menos Jimmy Carter (1977-1981) impulsó una tibia política sobre derechos humanos que eran pisoteados por dictaduras militares y una serie de gobernantes latinoamericanos identificados tanto con el anticomunismo como con la subordinación a los EEUU.
En ese contexto, el «plan Cóndor», nacido entre las dictaduras militares terroristas latinoamericanas de la década de los setenta para desaparecer a los líderes de la izquierda en la región, parece que también tuvo soportes en Ecuador, a tal punto que recientes investigaciones sobre la muerte del presidente Jaime Roldós (1979-1981), quien inauguró la era de gobiernos constitucionales en el país y denunció, en aquellos momentos, las atrocidades que se cometían en el cono sur, desplegando, al mismo tiempo, una activa política internacionalista de derechos humanos en el continente, sugieren que el «accidente» de aviación en el que murió Roldós no fue tal, sino parte del siniestro plan
Una nueva e inesperada realidad geopolítica advino con el derrumbe del socialismo en la URSS y los países de Europa del Este, pues ello favoreció el triunfo del capital transnacional y la globalización, creó condiciones novedosas para que se impusiera sobre América Latina la «modernidad» de la mano del neoliberalismo, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Consenso de Washington y las políticas aperturistas respaldadas o fomentadas por los sucesivos gobiernos de Ronald Reagan (1981-1989), George H. W. Bush (1989-1993), Bill Clinton (1993-2001) y George W. Bush (2001-2009), quienes tampoco alteraron el bloqueo a Cuba, que incluso fue reforzado con las leyes Torricelli (1992) y Helms Burton (1996).
Pero si al «desarrollismo» por lo menos interesó superar el «subdesarrollo», que era el concepto que se manejaba en aquella época y que incluyó una activa participación del Estado en la economía, tanto para promover el mercado interno, hacer inversiones en infraestructura y otras obras materiales, producir cierta redistribución de la riqueza y, de algún modo, regular el mercado, sin desfavorecer el ingreso del capital extranjero, al «neoliberalismo» no le interesó superar ningún «subdesarrollo», sino abrir puertas a los buenos negocios bien sea de los empresarios locales o bien del capital transnacional, retirando al Estado.
Así, por obra del inducido neoliberalismo, América Latina pasó a ser la región más inequitativa del mundo, en un ambiente de deterioro sistemático de las condiciones de vida de la mayoría de la población y de avances en la precarización y la flexibilización de la fuerza de trabajo.
El ideal de mercado libre con empresa privada absoluta y como ejes de la economía se impuso a través de las dictaduras terroristas del cono sur, por intermedio de gobiernos adheridos a la nueva ideología del neoliberalismo, con autoritarismo y represión sobre toda resistencia popular, sobre la base del pago de la deuda externa acumulada con intereses y capitales inexorablemente multiplicados, bajo los condicionamientos del FMI, y con la pérdida de soberanía, dignidad y un mínimo de respeto para los Estados nacionales.
En Ecuador, las experiencias del modelo empresarial inspirado en el neoliberalismo, que progresivamente se implantó entre 1982-2006, han marcado uno de los períodos históricos más graves para la vida social e institucional del país.
Los gobiernos progresistas y de nueva izquierda (iniciados por el presidente Hugo Chávez en Venezuela, 1999), cambiaron ese panorama, heredado de las décadas de 1980 y 1990. De manera que el presidente Barack Obama (2009-2016) ha debido toparse con una América Latina bastante diferenciada en modelos económicos y opciones políticas y sociales.
En este marco histórico, la visita del presidente Obama a Cuba y luego a Argentina sin duda comporta nuevas dimensiones para América Latina, que en mucho ya han sido adelantadas por otros analistas latinoamericanos.
En Cuba la llegada del presidente Obama despertó alegría y reflexión. En Argentina, un cúmulo de protestas y rechazos. Pero ambos viajes no han podido ocultar la misma línea de visión que el poder norteamericano mantiene sobre América Latina.
De una parte, no hay duda que el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y los EE.UU. es un acontecimiento histórico de alcance mundial, así como la visita del mandatario norteamericano. Todavía nadie puede prever el camino de esas nuevas relaciones, aunque un interesante artículo de Agustín Lage Dávila en Cuba Debate (“Obama y la economía cubana: entender lo que no se dijo”,http://goo.gl/oAYbkh) fija bien las expectativas desde la óptica de los propios cubanos. Además, la apertura norteamericana a la isla es un evidente triunfo histórico de Cuba, que se produce en el marco de la existencia de gobiernos progresistas y de nueva izquierda que favorecieron las mejores condiciones para ello. Pero solo el fin del bloqueo será la medida del nuevo trato, por sobre los gestos meramente diplomáticos.
De otra parte, la visita del presidente Obama a la Argentina ha servido para reforzar el criterio de que los gobiernos de derecha, inclinados al neoliberalismo, son los únicos que cumplen con las expectativas norteamericanas sobre la economía, la institucionalidad y la democracia.
Todo ello se refleja en los discursos y en ciertas actitudes: en Cuba, Obama llama a la juventud para construir un futuro distinto, alienta a los emprendedores privados (cuentapropistas) y se reúne con la disidencia; en Argentina, además de alguna referencia a la desclasificación de documentos sobre la sanguinaria dictadura militar (1976-1983) que en otra época el mismo imperio ayudó a forjar, no hay reunión con las Madres de la Plaza de Mayo, con ninguna «disidencia», pero sí una clarísima consideración de que el gobierno de Macri, en palabras de Obama, «es un ejemplo para otros países en este mismo hemisferio», y con quien «elaboraremos un acuerdo de libre comercio».(http://goo.gl/7z8smc).
Y a los pocos días, el Departamento de Estado anunció que destinará más de 700 mil dólares para la formación de «jóvenes líderes emergentes de la sociedad civil cubana», bajo la sutil consideración de que ellos podrán conocer y capacitarse en los valores y principios de la «democracia», a la que no han estado acostumbrados (http://goo.gl/lpdech).
Mientras las visitas han transcurrido, por debajo de la mesa histórica están en marcha las acciones desestabilizadoras contra Venezuela y el apoyo a la «restauración conservadora» en los países cuyos gobiernos se identifican con el progresismo y la nueva izquierda.
Una triple actitud y un solo dios verdadero: el mercado libre y la empresa privada absoluta. Ello significa que por sobre los indudables avances históricos, América Latina aún no logra acabar con años, con décadas de «bloqueo» intelectual, diplomático, de pensamiento, de incomprensión en los EE.UU., que persisten en cerrarse a aceptar que la región quiere conducirse con alternativas de economía, de sociedad y de política, que no tienen por qué ceñirse a una sola línea de acción y de conducción basada en el estilo de la democracia norteamericana y en la economía de libre empresa estadounidense, peor aun cuando el neoliberalismo de fines del siglo XX ya comprobó el tipo de desastres sociales que es capaz de ocasionar, en tanto los ricos solo se vuelven más ricos.
En términos más amplios y generales, América Latina no tiene por qué seguir la senda de un solo«modelo» dictaminado desde los países capitalistas centrales. No es ella la que tiene que cambiar. El respeto y la convivencia internacional exigen tomar en cuenta estas cuestiones de mínima soberanía y dignidad entre países.
Juan J. Paz y Miño Cepeda*, para La Pluma, Quito, 30 de marzo de 2016
juan.mino[at]telegrafo[dot]com[dot]e
Juan J. Paz y Miño Cepeda, historiador ecuatoriano, es coordinador del Taller de Historia Económica. - See more at: http://www.alainet.org/fr/node/176193#sthash.cOvktje6.dpu
Juan J. Paz y Miño Cepeda, historiador ecuatoriano, es coordinador del Taller de Historia Económica. - See more at: http://www.alainet.org/fr/node/176193#sthash.cOvktje6.dp
*Juan J. Paz y Miño Cepeda, historiador ecuatoriano, profesor en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, es coordinador del Taller de Historia Económica
Publicado por "Firmas Selectas" de Prensa Latina
Nota de La Pluma:
El Vaticano recuperó una parte del lema de la «Alianza para el Progreso» ( Tierra, Techo, Trabajo, en latín) como lema de los «Encuentros Mundiales de Movimientos Populares», olvidándose de la salud y de las escuelas.
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