CANCION
De EL JUGLAR DE LA LIBERTAD
Basada en el POEMA del compa
“CARLON” Eduardo Pereyra Rossi
“Decía el Carlón Pereyra Rossi;
Temo al silencio de los buenos
Convoco a quienes caminan sin rumbo
buscando una razón en una tarde cualquiera.
Y yo le sumo:
Convoco a imperturbables e indiferentes,
que no están viviendo la vida que desean.
Convoco a cumplir con lo que deban.
Concluyendo el:
Mas allá de las buenas intenciones,
Convoco a sus pequeñas ambiciones
que dejan a los demás ambicionar más de la cuenta.”
Convoco a quienes,
a quienes todos los días
Sufren mil atropellos, noche y día
A la rebeldía, a la rebeldía, a la re-bel día
Convoco a quienes,
se levantan y salen a yugarla,
Apenas por unas pocas migajas,
A la rebeldía, a la rebeldía, a la re-bel día
Convoco a quienes
todavía creen en la alegría
Construída codo a codo, día a día
Como Carlón diría…
con la rebeldía, con la re-bel- día
Convoco al pueblo,
que hace tiempo no morfa suficiente
No vive suficiente,
no cobra suficiente y sufre suficiente,
A la rebeldía, a la rebeldía,
a la re-bel dia
Convoco a quienes,
vacilan entre ir o ya no ir
Al templo que mutila su existir
Que vuelvan a latir,
que vuelva a vivir, luchar y resistir
Convoco a quien,
se da cuenta bien de lo que sucede
Y por dos monedas no lo pervierten
Ni ya lo denigran,
pues lleva en su alma,
mucha re-bel dia
Convoco a quienes,
a quienes, todos los días
Abrazan una causa de por vida
Como Carlón haría…
de la rebeldía, de la re-bel-dia
Convoco al pueblo,
aquel que no se abriga suficiente
Ni come suficiente,
ni goza suficiente, y sufre suficiente
Lo convoco a pensar,
lo convoco a luchar,
lo convoco a cantar
Continúa diciendo el Carlón:
“Convoco a dar vuelta el pulóver,
y responderle al prepotente”
Escupiéndole en la cara –
A lo que yo agrego:
A la triste resignación
Y a la maldita puta corrupción,
hija de la mentira repetida
Que engaña vilmente a quienes todavía
no sienten propia
esta convocatoria por la vida.
Y continua el Carlón …
Convoco a cambiar lo que no sirva,
a perpetrar los actos necesarios
Y yo digo:
hasta recuperar la autoestima
como la esperanza perdida
que vive en los rescoldos
de nuestra vieja rebeldía.
Continuando el:
Convoco a cagarnos en el miedo y patear las puertas
Donde encerrados están los condenados
A lo que agrego
Cuyo único delito fue rebelarse
Contra la oscuridad genocida y sanguinaria
Y, aunque intentaron encerrar su digna rabia,
Negándola, condenándola y desapareciéndola
30 mil veces regresa como digna rebeldía
Concluyendo el:
Convoco a abrir las cárceles - de la pobreza
a ventilar las tumbas y a levantar las calaveras
de los hermanos y hermanas heridos de muerte,
Y yo digo:
que aún están solos y esperan.”
Convoco a abrazarnos,
en todas las plazas del país,
En todas las plazas del país
Convoco a resistir,
convoco a existir, a nunca transigir
Convoco a escribir en cada muro
y a fusilar también a los verdugos
Con nuestro voto en el cuarto oscuro
Y a participar, mucho más allá,
¡y mucho más acá!
Convoco al pueblo,
por las mujeres y las niñeces,
Que indefensas padecen,
y su indigencia crece, aquello es evidente
Lo convoco a pensar, lo convoco a luchar,
También decía el Carlón;
“Convoco a no atarnos más a nada,
y despedazar las cadenas que nos atan
Convoco a agitar banderas y colores
y correr libres por las calles y rincones
Como por campos húmedos de rocío.
Y yo agrego:
Convoco a las y los argentinos
a que estemos un poco más unidos
Y putear a los verdaderos enemigos,
hijos de la ambición y del dinero
Convoco a luchar por nuestros sueños
A desobedecer al Fondo y sus lacayos
Convoco a tomarnos de la mano,
Y como el Carlón luchar contra los tiranos
Poniendo el pecho y el hombro
por nuestros hermanas y hermanos.
Amar sin límites y odiar la injusticia
Esa fue su única premisa.
Y Carlón concluye:
Y si a esa convocatoria,
por impolítica nadie concurriese,
¡Mala leche!
Quedan entonces
convocados y convocadas
al entierro de la vida
Y si, a esta convocatoria vienen pocos,
con los dedos contados,
ni todas ni todos los convocados,
no importa,
en la próxima seremos más.
Y si a esta convocatoria, Carlón,
nos sumamos como vos,
Plenamente gota tras gota
de un océano infinito de voluntades,
La sabiduría habrá invadido el planeta,
en la utopía concreta,
de la humana revolución,
en nuestro país y el continente,
y en todo el mundo, ¿por qué no?
por siempre y para siempre
en cada corazón,
que hará realidad la liberación,
que soñamos vos y yo,
Solo depende del pueblo
y nuestra decisión.”
Convoco a quienes, a quienes tienen sed infinita
De justicia, patria mía
A la rebeldía, a la rebeldía, a la re-bel dia
Convoco al pueblo,
a hacer mucho más que lo posible,
Lo indispensable,
realmente humano, lo necesario
Lo convoco a pensar, lo convoco a luchar,
lo convoco a cantar
Biografía:
Eduardo Pereyra Rossi nació el 19 de enero de 1950 en la ciudad de La Plata. Fue estudiante de Filosofía en la universidad. Militante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). En 1971 fue detenido por tenencia de arma y documento adulterado. Salió en libertad con motivo de la amnistía presidencial de Cámpora en mayo de 1973. Con la fusión de su organización con Montoneros en 1973 pasó a ocupar lugares de dirección en esa organización. Entre 1975 y 1976 se hizo cargo de Prensa y fue el máximo responsable de la Columna Sur en provincia de Buenos Aires. En 1977 sale del país y sigue la lucha desde México, coordinando prensa y difusión.
Vuelve con la “contraofensiva” de 1980 con el grado de oficial superior y el cargo de Segundo Comandante Montonero.
Fue secuestrado el 14 de mayo de 1983, en Rosario, provincia de Santa Fe, en el bar “Magnum” (Ovidio Lagos y Córdoba) cuando compartía una mesa y una charla organizativa a futuro con su compañero Osvaldo Cambiasso. Ambos, después de ser salvajemente torturados fueron acribillados y la dictadura, ya en retirada, intentó mostrar ese crimen como un enfrentamiento. De esa acción asesina participaron el subcomisario Luis Abelardo Patti, luego intendente de Escobar -aliado electoral de “Chiche” Duhalde en provincia de Buenos Aires-, el sargento Rodolfo Diéguez y el cabo Juan Spataro.
Cambiaso y Pereyra Rossi: a 40 años de los últimos asesinatos de la dictadura
Osvaldo Agustín Cambiaso, alias "El Viejo", y Eduardo Pereyra Rossi, conocido como "Carlón", eran militantes montoneros que en 1983 se habían incorporado a Intransigencia y Movilización Peronista (IMP), con miras a la reapertura democrática y el proceso electoral de ese año.
Los secuestros y asesinatos de los militantes peronistas Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereyra Rossi, de los que mañana se cumplirán 40 años, fueron "una operación de Inteligencia del Ejército" diseñada a fines de la última dictadura, para convencer a la opinión pública de la existencia de un "rebrote subversivo" que procuraba "infiltrase" en el Partido Justicialista de cara a los comicios de octubre de 1983.
Así lo definió el fiscal de la Unidad de causas por delitos de lesa humanidad de Rosario, Juan Patricio Murray, quien investigó los asesinatos de Cambiaso y Pereyra Rossi, por los que en 2016 fue condenado a prisión perpetua -entre otros- el excomisario Luis Abelardo Patti.
Quince días antes de esos homicidios, unos de los últimos crímenes durante la dictadura, había sido asesinado en Córdoba el integrante de la conducción de Montoneros, Raúl Clemente Yager.
Patti al horno
08/08/2010
El asesinato del viejo Cambiasso y de “Carlón” Pereyra Rossi fue extemporáneo y por lo tanto doblemente cruel. Después de las Malvinas, la dictadura estaba en retirada, y ellos estaban desarmados, haciendo política, en el bar “El Cairo”, el mismo que tenían de sede el negro Fontanarrosa y demás miembros de la “mesa de los galanes”. Mi hermano Luis, se había reunido con Carlón unos pocos días atrás y se alzó por precaución de la casa de mis viejos, en Villa Elisa, donde estaba en libertad vigilada. Yo, durante unos días, puse en el congelador (el frezeer todavía no existía, al menos en mi casa) mis planes de regresar desde Barcelona. Vendría, todavía, el secuestro del Turco Haidar, pero igualmente la dictadura estaba en nocaút técnico, pero aun así, tiraba algunos guadañazos. Lo de Patti no debe extrañar: se hizo famoso como torturador, cuando dejó los testículos de una de sus víctimas del tamaño de una pelota nº 3 de color violeta amoratado. La participación de “El Loco” Andrada, un enorme arquero de Rosario Central, fue en cambio una gran sorpresa para mi cuando surgió a la luz en las declaraciones de Constanzo.
Reabren la causa por el asesinato de Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereyra Rossi
Patti, otra vez en la mira
A cinco años del pedido del fiscal Murray, el juez Villafuerte Ruzo hizo lugar a la reapertura de la causa por el secuestro, tortura y asesinato de los militantes peronistas en 1983. Patti, Bignone, Verplaetsen y Nicolaides tendrán que rendir cuentas.
A veintisiete años de los crímenes y a cinco del pedido original del fiscal federal Juan Patricio Murray, el juez federal de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzo, reabrió la causa por los secuestros, torturas y asesinatos, en 1983, de los militantes peronistas Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereyra Rossi. Fue uno de los últimos crímenes con el sello del terrorismo de Estado: secuestro y tormentos a cargo de militares y civiles de Inteligencia del Ejército, asesinato en enfrentamiento fraguado por policías bonaerenses, incluido Luis Abelardo Patti, que ese mismo año pasó varios meses preso. La reapertura de la causa implica que rendirán cuentas desde los fusiladores hasta el condenado Reynaldo Bignone.
Cambiasso y Pereyra Rossi fueron secuestrados el 14 de mayo de 1983, frente a testigos, en el bar Magnum de Rosario. Horas después fueron asesinados cerca de Zárate por una patrulla de la Unidad Regional de Tigre integrada por Patti y los suboficiales Rodolfo Diéguez y Juan Amadeo Spataro. Un comunicado del Ministerio del Interior y la Policía Bonaerense informó que fueron “abatidos en un enfrentamiento”. Los policías fueron felicitados por el jefe de la Bonaerense, el ahora condenado Fernando Verplaetsen, y calificados como “jóvenes valientes” por Bignone. El peritaje de los tejidos de las víctimas modificó el escenario: estableció que antes de morir habían sido golpeados, torturados con picana eléctrica, atados con cuerdas, y que los disparos mortales habían sido a quemarropa.
El juez Juan Carlos Marchetti dictó la prisión preventiva de los policías, pero luego cambió de posición y los sobreseyó. Pese a las evidencias, consideró que no estaba probada la relación entre el secuestro y los asesinatos. Las víctimas bien podían haberse fugado después de la sesión de picana, robado un vehículo, armas y marchado hacia Zárate, donde tuvieron la mala suerte de toparse con Patti, que en legítima defensa los acribilló a balazos. El 4 de noviembre de 1983 la Cámara de Apelaciones de San Nicolás confirmó el sobreseimiento, aunque advirtió que testigos clave habían modificado “extrañamente” sus dichos.
En marzo de 2005, tras la anulación de las leyes de impunidad, el fiscal Murray pidió la nulidad del sobreseimiento y la reapertura de la causa por privación ilegítima de la libertad, tormentos y homicidio. Luego se sumaron al reclamo de familiares de Cambiaso y Pereyra Rossi patrocinados por los abogados de H.I.J.O.S. regional Rosario. La investigación del fiscal sugiere que al momento de los crímenes, luego del “Documento final” que dio por muertos a los desaparecidos y encomendó al “juicio divino” el análisis de la represión ilegal, los servicios de Inteligencia estaban diagramando y ejecutando operaciones para enrarecer el clima político, con la esperanza de suspender el llamado a elecciones o bien condicionar la política del futuro gobierno sobre los crímenes de la dictadura.
A partir del estudio de la causa, el fiscal observa la pretensión de ocultar los rastros de torturas y de disparos a quemarropa. Adjudica el trabajo a los policías bonaerenses, que instruyeron la causa bajo la dirección del juez Luis Milesi (suboficial del Ejército devenido juez con el golpe de Estado) y luego del juez Marchetti. Entre quienes no pudieron desconocer el operativo señala a los jefes de los Cuerpo I y II, generales Juan Carlos Trimarco y Eduardo Espósito, al jefe de policía, Verplaetsen, al jefe del Ejército, Cristino Nicolaides, y al dictador Bignone. Murray también desmenuzó la actuación de Marchetti y sostuvo que el sobreseimiento tras la prisión preventiva era “inexplicable desde el punto de vista jurídico” (Marchetti es quien como juez de Menores falseó en 1977 un expediente de adopción para entregar en guarda a Manuel Goncalvez a personas de su confianza, delito por el que lo sobreseyó Villafuerte Ruzo y sobre el que debe pronunciarse la Cámara Federal de Rosario).
Al margen de las irregularidades, Villafuerte Ruzo asignó especial importancia a la nueva prueba aportada dos años atrás por Eduardo Constanzo, ex personal civil de Inteligencia (PCI) del Destacamento 121 condenado en abril a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad en la Quinta de Funes y otros centros clandestinos de Rosario. En declaraciones judiciales y ante la prensa, Constanzo relató que el seguimiento de Cambiasso estuvo a cargo de Juan Andrés Cabrera, alias Barba, otro PCI que luego se encargó de interrogarlos “en el camioncito Mercedes Benz 608”. “Lo del bar Magnum lo hacen (Víctor “Chuli”) Rodríguez, (Pascual) Guerrieri y toda la patota, que la integraba también el Gato (Edgardo) Andrada, arquero de Central”, recordó. Entre quienes llevaron a los secuestrados hasta el camino rural cercano a la localidad de Lima mencionó a Ariel Porra, alias Puma, y a “Filtro, alias Sebastián, que es el yerno del coronel (Edgardo Juvenal) Pozzi”. Del trabajo final se encargó Patti.
SENTENCIA DEL TRIBUNAL ORAL FEDERAL 2 DE ROSARIO
Perpetua para Patti por los asesinatos de Cambiaso y Pereyra Rossi
El Tribunal Oral Federal 2 de Rosario condenó a prisión perpetua al ex subcomisario bonaerense Luis Abelardo Patti y a otros tres represores por el secuestro y asesinato de los militantes peronistas Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereyra Rossi, perpetrados en 1983, sobre el final de la dictadura.El Tribunal Oral Federal 2 de Rosario condenó a prisión perpetua al ex comisario bonaerense Luis Patti y a otros tres represores por el secuestro y asesinato de los militantes peronistas Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereyra Rossi, hechos perpetrados en 1983, sobre el final de la última dictadura.
El ex subcomisario Patti siguió el juicio y el dictado de la sentencia mediante el sistema de videoconferencia, desde el penal de Ezeiza, donde cumple condena por cargos similares.
Los seis imputados restantes en la causa, entre ellos el dictador Reynaldo Benito Bignone, fueron absueltos por el tribunal, que dará a conocer los fundamentos de la sentencia el 1 de julio próximo.
Los abogados de las querellas y la fiscalía anticiparon a Télam que apelarán ante la Cámara Federal de Casación Penal las absoluciones, mientras que familiares de las víctimas dijeron tener "un sabor agridulce” tras la lectura del veredicto.
Los jueces Jorge Venegas Echagüe, Omar Digerónimo y Beatriz Baravani condenaron a prisión perpetua a Patti y al ex policía bonaerense Amadeo Spataro como coautores materiales de los delitos de privación ilegal de la libertad, tormentos y homicidio, en todos los casos con agravantes.
A igual pena fueron condenados Pascual Guerriere, que era en la época jefe del Destacamento 121 de Inteligencia del Ejército en Rosario, y su segundo, Luis Américo Muñoz, como coautores mediatos de esos mismos delitos.
El tribunal absolvió en cambio a Bignone, último presidente de facto; al ex jefe de Operaciones del II Cuerpo del Ejército, Rodolfo Rodríguez y a los ex agentes civiles de inteligencia (PCI) Juan Andrés Cabrera, Ariel Antonio López, Walter Dionisio Salvador Pagano y Carlos Antonio Sfulcini.
Votó en disidencia el juez Digerónimo, que también propuso condenar a Bignone a prisión perpetua, sin lograr el aval de sus colegas del tribunal.
"Vamos a insistir en la posición de la fiscalía de que los autores materiales de los secuestros fueron los PCI, y también que Bignone y Rodríguez por sus altos cargos debían tener conocimiento de lo que ocurría aunque con distinto grado de responsabilidad”, dijo el fiscal Adolfo Villate, quien llevó adelante la acusación del Ministerio Público junto a Federico Reynares Solari.
Ambos fiscales adelantaron que apelarán las absoluciones ante Casación, igual que la abogada Nadia Schujman, quien representa en la causa a la querella de las hermanas de Osvaldo Cambiaso, Ethel y Gladys.
"Vamos a ir a Casación y vamos a seguir acá hasta terminar de juzgar la última causa por delitos de lesa humanidad”, dijo Schujman.
Por su parte, Ethel Cambiaso dijo que, al escuchar la sentencia, sintió "un sabor agridulce” tras batallar "durante 33 años con esto”.
"Patti y Spataro, que eran los responsables directos, fueron condenados como esperábamos”, pero "nos dejan muy mal” las absoluciones de Bignone y Rodríguez. "Tenían coartadas de todo tipo, pero nunca pensé que iban a eximir así a Bignone, totalmente”, deploró.
Su hermano Osvaldo, conocido como "El Viejo” y Eduardo "Carlón” Pereyra Rossi fueron secuestrados del bar "Magnum” de Rosario el mediodía del 14 de mayo de 1983, cuando ambos militaban en la corriente Intransigencia y Movilizacion del peronismo, creada por el abogado y político catamarqueño Vicente Leonides Saadi, con miras a las elecciones de octubre de ese año que suponían el retorno a la democracia.
De acuerdo a la acusación, el secuestro fue realizado por agentes civiles (PCI) del Destacamento de Inteligencia 121 del Ejército en Rosario, aunque los jueces absolvieron a los imputados.
Luego ambos prisioneros fueron trasladados en un camión hasta un galpón de las afueras de Rosario, donde sufrieron torturas -probadas con pericias oficiales- y finalmente entregados a policías bonaerenses encabezados por Patti.
Los cuerpos baleados y con señales de haber sido torturados de "Carlón” y "El Viejo” aparecieron dos días después en un camino rural cercano a la localidad bonaerense de Lima, escenario que la versión oficial de la época pretendió presentar como resultado de "un enfrentamiento”.
Eduardo Daniel Pereira Rossi, conocido también como «Carlón», nació en La Plata el 19 de enero de 1950. Era Abogado y desarrolló parte de su militancia como miembro de las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) y luego en Montoneros, donde llegó a ser parte de la conducción nacional. Tras el avance del régimen represivo de la dictadura cívico millitar Eduardo logró partir al exilio en México, y regresó al país en forma clandestina pocos días antes de su secuestro. El sábado 14 de mayo de 1983, entre las 10 y las 11 de la mañana, fue secuestrado junto a su compañero Osvaldo Agustín “El Viejo” Cambiaso en un bar llamado Magnum en Rosario. Cambiaso tenía 42 años, era ingeniero químico y profesor e investigador de la Universidad del Litoral. Militante peronista quien había estado detenido y con libertad vigilada hasta noviembre de 1982. Eduardo y Osvaldo fueron asesinados ese mismo día, horas después, en un paraje cercano a Zárate. La versión oficial, producida por el Ministerio del Interior y la jefatura de la Policía Bonaerense, informaba que las muertes eran producto de un enfrentamiento. La comisión policial estaba encabezada por el entonces inspector Luis Abelardo Patti. Su caso finalmente obtuvo justicia en la causa judicial «Patti [Cambiaso-Pereira Rossi]» en donde se investigaron, comprobaron y condenaron delitos de lesa humandad en Rosario en el año 2016. Si conociste a Eduardo y querés enviarnos nueva información, fotos o cualquier dato que se pueda agregar a esta semblanza, escribinos a huellasdigitalesdelamemoria@gmail.com
“Compañeros Cambiaso, Pereyra Rossi y Yagüer, presentes, ahora y siempre”
Carlón: solo alguien que puede hacerlo es ese solo alguien que puede decirlo
Por Federico Tártara
Según publicó el escritor Javier Salcedo en el libro “Los Montoneros del Barrio”, donde investigó el desarrollo territorial que la M experimentó en Moreno y Merlo, el verdadero apodo de Eduardo Pereyra Rossi era “CarloM”, porque indicaba la procedencia geográfica: Carlos de Merlo. Como suele suceder en nuestro país, y por repetición, el seudónimo terminó trocando en “Carlón”. En ese libro, entre otras cosas, se cuentan las vicisitudes que tuvo que atravesar cuando lo mandaron a controlar la regional de Moreno donde no aceptaban conducción que no fuese nacida en el lugar. Eduardo estaba militando en las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), y cuando se produjo la fusión con Montoneros, recibieron parte de la conducción de las regionales. Todo se complicó y hasta se hizo presente un histórico, Marcos Osatinsky, que lideraba la Ciudad de Buenos Aires, pero en Moreno ni con él presente quisieron saber algo.
Carlón salió pataleando un 19 de Enero de 1950, y al tiempo nomás ya estudiaba Filosofía, y jugaba al básquet, era alto. Se la jugó desde un principio, y rápidamente abandonó su cómoda vida de clase media universitaria -que tenía en La Plata- para ir a militar al lejano oeste del conurbano bonaerense. Una locura. “Creo que como toda su generación creció motivado por el ejemplo del Che, y estaba convencido de que no era posible que un militante político separe lo que se piensa de lo que hace. Y creo que Carlón tenía eso muy en claro. Debía ser consecuente con lo que pensaba. En el reportaje de 1982 dijo: “si pienso de determinada manera, me arriesgo a determinada cosa. Bueno, pero por eso pienso así”, reflexiona, en diálogo con la Agencia Paco Urondo (APU), su sobrino, Juan Martín Griffo, militante de la OLP- Resistir y Luchar.
En Diciembre de 2015, se le realizó un homenaje por su compromiso social en el Concejo Deliberante de Morón. Ese día su compañero, Edgardo Binstock, contó que lo conoció en un plenario, en verano, y que Carlón fue con un saco de lana pesadísimo porque llevaba algo que tenía que esconder mientras caminaba. “Todos nos reíamos porque no disimulaba demasiado. Usaba un jopito, muy peinadito, y una compañera le puso de sobrenombre ´Alerta´, porque era una propaganda de la época”.
Luego, sufrió y celebró todos los procesos por los que atravesó la organización Montoneros, y fue ganándose el respeto de sus compañeros, hasta alcanzar el grado de Comandante con tan solo 33 años.
Cuando llegó la dictadura genocida estaba coordinando la Secretaría de Prensa, y después estuvo en el exilio, en México y varios países de Europa (la famosa entrevista de 1982, en plena Guerra de Malvinas, parece que es en Francia) y también en Brasil, que era un paso previo antes de ingresar al país. Antes de irse estuvo a cargo de la Columna Sur, y luego coordinó los diferentes grupos de militantes que ingresaron para las diferentes etapas de la contraofensiva. “En esa época él nos dio las directivas para las interferencias televisivas. Y después nos tocó ir juntos a Oslo a la entrega del Premio Nobel a Perez Esquivel, porque había una tarea - él era miembro de la conducción de Montoneros - que era entregarle una carta al Papa y se eligió que el intermediario fuera Perez Ezquivel. Pero fue toda una odisea, lo perseguimos hasta el baño y no lo podíamos encontrar. Al final le dimos la carta, y ahí en Noruega, mientras nevaba, en un mundo muy distinto al nuestro, nos acordamos de otros tiempos y otras realidades”, rememoró, también en el homenaje en el HCD de Morón, Edgardo “Edy” Binstock.
Ya en los ´80 participó activamente en la cada vez más famosa movilización del “Luche y se Van”, y a su vuelta empezó a organizar a los compañeros montoneros bajo el nuevo lema de “Intransigencia y Movilización” que conducía Don Vicente Leónidas Saadi.
El 30 de Abril asesinaron a Raúl Clemente Yaguer, en Córdoba. Lo hicieron pasar por un enfrentamiento -en la prensa-, pero fue secuestrado y torturado ferozmente. El 14 de Mayo lo que ya se sabe, lo del Bar Magnum, en Rosario, y la pérdida de Carlón y el Viejo.
En el verano de ese año, Carlón, se tomó un tren y se quedó una semana en Trenque Lauquen. Estuvo en la casa de unos compañeros muy jóvenes. Siempre metía mucho fuego, ahí. Intentaba reflotar los viejos sueños de una juventud movilizada reflejada en las épocas gloriosas del Luche y Vuelve, que a la salida de la dictadura no aparecía.
Tiren hijos de puta, tiren.
En ese 17 de Noviembre de 1972, en ese día que quizás resumía esos 18 años, Carlón, o Carlos de Merlo, salió temprano de su casa en Merlo. Como todos saben, llovió a mares o cántaros. Como todos saben hubo gases para todo el mundo. El General Perón regresaba tras 18 años de muertos, torturados, heridos y traidores.
Cuenta Carlón: "Cuando llegamos donde estaban los soldados, nos tuvimos que frenar porque nos pinchábamos con las bayonetas, y además nos amenazaban con disparar. Entonces, los que llegamos primero a la línea, tratamos de frenar a los que venían detrás nuestro, que no sabían lo que pasaba porque no podían ver el despliegue militar”.
Sigue: “Uno de los compañeros- muchacho joven- da un paso al frente- o sea, nos separaba un metro y medio de los milicos -. Da un paso al frente, se abre la camisa que llevaba toda mojada e increpando a los soldados que tenia al frente les dice: ¡¡¡Tiren!!!, Hijos de Puta,¡¡¡Tiren!!!, y yo observo desde esa posición que tenía como otros muchachos al ver el ejemplo de ese compañero, también dan un paso al frente, se abren la camisa increpan a los soldados y les dicen: ¡¡¡Tiren, Tiren!!! ¡¡¡Tiren, Tiren!!!”
Y finalmente lo dice todo: “Frente a esa situación todos creíamos que en ese momento se iba a producir una verdadera masacre. Pero a pesar de eso.... los soldados, que eran muchachos como nosotros, comienzan a sentirse conmocionados por esa actitud y esa firmeza. Nunca he visto algo semejante, porque como si hubieran recibido una orden comienzan a llorar, a emocionarse frente a esa situación, comienzan a bajar la vista y los fusiles, - con los que nos estaban apuntando-poco a poco, hasta que llega un momento que esas bayonetas que nos estaban amenazando, ya no nos amenazan más. Los fusiles están bajos y el oficial que estaba a cargo, o los oficiales a cargo, gritan a los soldados: ¡¡Levanten los fusiles o los mato a todos!!. Es impotente para volver las cosas donde estaban antes. Cuando mis compañeros y toda la gente que estaba ahí se da cuenta de la situación, bueno, se escucha un alarido de triunfo, ¡¡Viva Perón Carajo!! que se repite y se repite... y los pasamos por encima...."
Carlón y después
“En principio tenía esa idea, de escribir sobre eso. Pero en una de las audiencias del juicio que condenó a Luis Patti y a sus secuaces, su última compañera, Estela Ceresetto, con quien vivió sus últimos días en una casa en Rosario, me entregó una carpeta donde entre otros escritos había una serie de hojas tipiadas a máquina de escribir, donde él había dejado ya lista con la frase “para publicar” todos sus poemas. O en gran parte, porque en esa tanda faltaban algunos. Entonces gracias al aporte de Estela, se me ocurrió cumplir con ese deseo que Carlón tenía, y cumplir con el mío de publicar su vida para que la conozcan las nuevas generaciones. Carlón sigue hablando a través de sus poemas, de sus escritos, de su testimonio”, argumenta Juan Martín Griffo, en diálogo con la Agencia Paco Urondo.
Carlón Pereyra Rossi escribió uno de los poemas más sentidos para la militancia revolucionaria. Están los grandes de la obra: Paco Urondo, Juan Gelman, que con sus palabras dan vuelta cualquier corazón; pero lo de Carlón es directo a la emoción, a la esperanza y a echarse a andar, y lleva un título que lo despierta todo: “Convocatoria”.
Dicen muchos que Carlón fue uno de los que le dio duro con una valla a la puerta de la Casa Rosada allá por 1982 (“Luche y se Van”), después de Malvinas y con los genocidas aún en el poder. Es muy difícil de chequear por lo clandestino de la época, y lo que no se revela. Lo que sí es cierto, que sino estás entrenado en la lucha callejera y sino tenes un ímpetu revolucionario en las venas...eso no lo haces.
Ahí está el acto. Donde el cuerpo juega en una posición definitiva, ya no se trata de enarbolar una tesis revolucionaria sobre las masas y las condiciones objetivas y subjetivas (el edificio de Lenin), sino que se trata de estar presente, y de cuerpo presente. Y con esto último se cierra el círculo con “Convocatoria”, porque solo alguien que puede hacerlo, realmente, es ese solo alguien que puede decirlo.
Lo demás -como siempre- es puro verso.
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