Con la musica de la CHACARERA Entre a mi pago sin golpear
"¡Máximas sanmartinianas
y algo más."
(¡Pa' no confundir, la paja con el trigo!)
1RA PARTE
de la Juglaría teatral
"EL PELUCA Y LA MILICA
2 GORILAS HACIENDO ESTRAGOS
TUMBA Y CARCEL DE LOS DERECHOS DEL PUEBLO
Javier Milei fue abucheado en el Teatro Colón: “Vos sos la dictadura”
La presencia de Javier Milei y Fátima Flórez durante una función de ópera desencadenó un episodio de tensiones y muestras encontradas de apoyo y rechazo por parte del público presente.
El candidato de La Libertad Avanza Javier Milei concurrió al Teatro Colón junto a su pareja Fátima Florez y recibió el abucheo de parte del público: “Milei basura, vos sos la dictadura” y “Nunca Más”, le cantaron mientras sonaba de fondo la marcha peronista.
El político y la humorista debieron retirarse antes que termine Madama Butterfly, la ópera de Giaccomo Puccini.
La reacción de los presentes se debe a la postura negacionsita que tiene el candidato libertario y, principalmente, su compañera de fórmula Victoria Villarruel.
Una vez concluida la obra, Javier MileI lanzó un comunicado irónico en la red social X (ex Twitter): “Que linda obra Madama Butterfly XD !”
Por su parte, Patricia Bullrich, su nueva aliada política, manifestó en las redes sociales y defendió al libertario. “El Teatro Colón es una vidriera de la Argentina en el mundo. Hoy, parte del público y una minoría de la orquesta y el coro, intentaron cantar la marcha peronista, escrachando a JMilei. Toda una muestra de la decadencia reinante y de la misma intolerancia de siempre. El domingo el cambio es inevitable”, expresó.
Otro que se pronunció es el actual jefe de Gobienro porteño Horacio Rodríguez Larreta: “Estoy rotundamente en contra de los escraches y de cualquier tipo de violencia. Creo, como lo dije muchas veces, en el diálogo, el respeto y la tolerancia. Y voy a defender estos valores siempre, para nuestra Ciudad y para toda la Argentina”.
La manifestación desencadenó en la demora del segundo acto de la obra, generando un ambiente tenso y fuera de lo común en el recinto cultural.
En las redes sociales siempre hay un tema que circula y al cual todos se suben. Estos temas cambian constantemente y no suelen durar mucho en la conversación (aunque en algunos casos resurgen de forma periódica, sobre todo cuando se trata de temas políticos). Eso sí, cuando están presentes, generan mucho ruido, todos quieren opinar y hacer análisis, como este humilde escritor ahora está haciendo.
Hoy el tema es Javier Milei. Hace pocos días fueron los «libros comunistas», luego las agresiones verbales del oligarca Salinas Pliego y después será otro, pero este me llamó mucho la atención. Muchos se sorprendieron del resultado que tuvo el libertario en las elecciones primarias (PASO). Yo no tanto, me parecía consecuente que un populista con su discurso radical y contestatario emergiera dentro del desastre que es Argentina hoy a causa ya no de un gobierno, sino de todo un legado peronista que convirtió a una potencia mundial en un país latinoamericano típico con récords de inflación mundial.
No soy en absoluto simpatizante de Javier Milei, con todo y que sí creo que el estado argentino, sumido en una inflación tremenda y en periódicas críticas, necesita una buena sacudida. Más allá de que puedo concordar con algunas cosas que propone como el adelgazamiento de un estado argentino muy obeso y patrimonialista (sin que yo sea minarquista y mucho menos libertario) o los vouchers educativos. Por otro lado, su personalidad impulsiva me genera mucho escepticismo e incluso preocupación, no digamos de posturas polémicas como la venta de órganos o el hecho de que sea un negacionista del calentamiento global.
Milei ha sido definido constamentente como de ultraderecha o fascista, pero ¿realmente lo es?
Milei, aunque cercano a la tradición populista de derechas de este tiempo, es un fenómeno relativamente nuevo, sobre todo por su propuesta económica. A diferencia de los otros movimientos de derecha, su discurso de inspiración anarcocapitalista se centra en reducir el Estado al mínimo y, a diferencia de esos otros movimientos, no contiene algún elemento xenófobo o nacionalista que hace que esos otros movimientos tengan más vasos comunicantes con el fascismo: digamos que, sin poder ser definidos como fascistas, movimientos como Vox, personajes como Donald Trump o Viktor Orban tienen más puntos en común con el fascismo que Javier Milei.
La presencia de Milei también ayuda a ver que la gradualidad «izquierda – derecha» es bastante problemática porque son muchas cosas las que se engloban en este gradiente. Peor aún, históricamente estos términos han cambiado: en su origen francés, la izquierda tenía que ver más con el liberalismo y la derecha con la monarquía, luego se le relacionó con la economía y últimamente con la cultura. Muchas veces se incluyen varios factores (como los que propone Norberto Bobbio relativos a la igualdad contra desigualdad, al progreso contra tradición, la libertad negativa contra la libertad positiva o su relación con el Estado). El problema es que en estos distintos factores pueden haber variaciones y traslapes que hacen la definición problemática. Por ejemplo, una persona puede ser estatista y, a la vez, tradicionalista o conservadora.
A Javier Milei se le define como ultraderecha por muchas razones: una de ellas tiene que ver con este supuesto de que si la derecha representa el mercado o la libertad económica, entonces promover reformas de gran calado te hacen de ultraderecha. Pero esa «ultraderecha» en la teoría es bastante diferente e incluso contrapuesta con lo que conocemos cotidianamente como ultraderecha y que relacionamos con el fascismo; aunque, como señala Roger Griffin, el fascismo es solo una de las distintas expresiones de la ultraderecha y no es toda la ultraderecha. La que conocemos tradicionalmente como ultraderecha, generalmente de carácter conservador, requiere del Estado para «conservar» las tradiciones, para defender el nacionalismo, para expulsar a los diferentes: los migrantes, los opositores, los gays etc, lo cual no se respira al día de hoy en las propuestas de Milei. Estas diferencias son incluso más notorias en el fascismo per sé: en el movimiento de Milei no hay algún militarismo, xenofobia o nacionalismo, por lo cual sería equivocado decirle fascista. No es casualidad que el propio Mussolini dijera que «todo dentro del Estado, nada fuera del Estado».
El libertario Juan Ramón Rallo afirma que la prensa usa estos calificativos para referirse a Javier Milei, ya sea para referirse de él de forma peyorativa y atacarlo, o porque para ellos si ser liberal económico te ubica algo a la derecha, serlo en extremo debería considerarse de «ultraderecha» como comenté anteriormente. Este diagnóstico suyo me parece acertado, pero dado que Rallo es simpatizante de Milei, el natural sesgo producto de esta simpatía no le permite ver otras consideraciones:
Javier Milei cabe muy bien dentro del estereotipo de un demagogo populista antisistémico de la era posmoderna. La prensa y la opinión pública suelen clasificar a los populistas del lado derecho del espectro político como de ultraderecha, ya que ese populismo suele estar generalmente relacionado con el desprecio a la institucionalidad, la confrontación y se conduce (tanto en izquierdas como derechas) al margen sino es que fuera de la ley. Ese «no apegarse», ese dividir a la opinión pública entre nosotros y ellos, hace que al político en cuestión se le coloque en un punto más extremo del gradiente político-ideológico.
Otra razón que Rallo no consideró es que Javier Milei dice estar inspirado en figuras como Donald Trump, Jair Bolsonaro o Santiago Abascal, que representan movimientos que sí tienen un componente nacionalista más notorio y con los cuales el propio Rallo suele ser crítico. Si esos son «de ultraderecha» (en el entendido del párrafo anterior) entonces Javier Milei también lo debe ser.
Otros, como el economista mexicano Macario Schettino, señalan que Milei dice ser libertario pero que en realidad es un fascista. Es decir, sabe que el ideario que presenta es libertario pero parece creer que detrás de eso se esconde un personaje más oscuro y autoritario (lo cual sólo podríamos saber una vez que se consolide en el poder y hoy no podemos nada más que especular).
¿Por qué piensa eso Schettino? Si algo podría tener en común Milei con los fascistas es su figura como tal, su forma de plantarse en los escenarios, su forma de manejar los tonos de voz, de gritar, de «excitar» a la audiencia con discursos incendiarios, pero eso no es exclusivo de los fascistas y tampoco lo califica como fascista. Posiblemente Schettino tenga preocupaciones bastante genuinas sobre el personaje, pero ello no implica que la definición sea acertada.
Decir que Javier Milei es fascista es fácil, es igual que decir que los libros de texto de la SEP son comunistas: esas definiciones tienen un contenido retórico con el fin de movilizar a opositores en su contra. Sin embargo, éstos términos no están bien empleados y estirarlos de forma tan grosera puede traer muchos problemas. ¿Qué va a pasar cuando un fascista o un comunista de verdad llegue y ya no tengas cómo alertar a la opinión pública porque ya usaste esas etiquetas con cualquier persona que iba pasando?
No sé qué va a pasar en Argentina si gana Milei, estoy muy incierto y su gestión será más difícil de predecir que lo que tanto sus más ardientes seguidores como sus más férreos opositores creen. Yo guardo bastante escepticismo hacia el personaje y hay rasgos que me parecen preocupantes. Pero dentro de esto, me parece adecuado tener una mayor seriedad con los términos y comprender los matices y distinciones entre las distintas figuras políticas en vez de conceptualizarlas como una sola cosa para así poder hacer un mejor análisis.
El plan económico de Milei es un "plagio" de Martínez de Hoz y Cavallo
Un informe del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) enumeró las coincidencias entre las medidas que propone el candidato de LLA con las aplicadas por la dictadura cívico-militar y los gobiernos de Carlos Menem y Mauricio Macri. La eliminación del Banco Central "nos lleva a la Edad Media", sostuvo Guillermo Oglietti.
El plan económico del candidato presidencial de La Libertad Avanza (LLA), Javier Milei, es en su mayor parte "un plagio" de los implementados en las gestiones de la dictadura cívico militar de Jorge Videla y los gobiernos de Carlos Menem y Mauricio Macri, con "sólo tres propuestas que pueden ser consideradas propias", como la dolarización y supresión del Banco Central, la eliminación de la Coparticipación Federal de Impuestos y los cupones educativos, señaló en un documento el subdirector del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), Guillermo Oglietti.
El economista, quien analizó las iniciativas propuestas por Milei en su plan, advirtió que, además de abrevar en gestiones "de un pasado que demostró ser muy costoso para Argentina", incurre en errores teóricos y no explica los alcances de las medidas.
En ese sentido, criticó la propuesta de dolarización "más allá de si hay o no hay dólares" y la de la derogación de la Coparticipación, en la que "cada provincia tendrá que arreglarse con lo suyo" y en consecuencia puede derivar en "conflictos regionales y hasta secesionismo".
"No hay nada de original en el modelo económico que propone Milei", sostuvo Oglietti en la conclusión de su trabajo, en el que aseguró que la propuesta del candidato libertario "es un copy-paste de un pasado que demostró ser muy costoso para Argentina, por el daño social que generó y por la deuda que heredó a las generaciones y gobiernos posteriores".
Luego de descartar el análisis de propuestas generales "a las que ningún candidato podría rechazar u oponerse" como "fomento a las inversiones privadas", ya que nadie propondría lo contrario, Oglietti se centró en la comparación de 27 de un total de 64 iniciativas de Milei con las gestiones de "otras tres experiencias conocidas de políticas neoliberales en Argentina".
Lo peor de varios mundos
Al respecto, llegó a la conclusión que "el programa económico de Milei coincide en un 70 % con la política económica impulsada por (el ex ministro de Economía, Domingo) Cavallo" durante las presidencias de Menem y Fernando De la Rúa, en un 68% con el plan "que puso en funcionamiento (el ex ministro de Economía José Alfredo) Martínez de Hoz y la dictadura", y "a poca distancia, con un 63 % de coincidencias, se ubican las similitudes entre el programa de Milei y el gobierno de Macri".
Las propuestas "originales"
"Sólo tres propuestas son originales de Milei, es decir, no tienen antecedentes en alguno de los otros tres gobiernos: eliminar el Banco Central, eliminar la coparticipación e implementar los vouchers educativos", indicó Oglietti.
Respecto de la eliminación de la autoridad monetaria, creada en 1935, planteó que esa propuesta "nos lleva a la Edad Media", si se tiene en cuenta que "los primeros bancos centrales datan del 1600".
Asimismo, cuestionó también a Milei por sostener que el origen del dinero fue en reemplazo del trueque cuando, aseveró, "nació como un instrumento de crédito" y ya existía su curso forzoso "desde el tiempo del Imperio Romano".
Sobre la dolarización, recordó su experiencia de haber vivido en Ecuador: "es un modelo pésimo en el que un kilo de carne cuesta $ 20.000 y es un bien de lujo para la mayoría", puso como ejemplo, además de recordar que cuando el ex presidente Rafael Correa tuvo un conflicto con Estados Unidos por la continuidad de una base militar, "no se pudieron renovar los billetes deteriorados" por la negativa de la Reserva Federal.
Respecto al cuestionamiento por la dificultad de dolarizar sin la suficiente cantidad de dólares, Oglietti recurrió a la conocida comparación del economista Carlos Melconian para decir que "no tenemos que concentrarnos en si hay o no hay tuco, porque en definitiva siempre va a haber alguien dispuesto a darlo, sino en la ineficiencia que genera el sistema".
En ese sentido, dijo que la dolarización "no es el mejor modelo para nada, porque no tiene en cuenta que todos los años la masa de billetes tiende a crecer y eso va a aumentar el déficit fiscal pero también el comercial", por la constante importación de billetes que "como no van a circular en Estados Unidos, a la Reserva Federal no le va a representar inflación".
"La Argentina va a pasar a tener una deuda permanente, ya que Estados Unidos, con sólo emitir un papel, la tendrá sujeta a sus intereses políticos", alertó.
En cuanto a la supresión de la Coparticipación Federal, también creada en 1935, Oglietti advirtió que regresar a una situación previa "significa volver a un país que no queremos" porque "no se alentará la redistribución regional y cada provincia tendrá que arreglarse con lo suyo".
"En el modelo anterior a 1935 no había impuesto a las Ganancias y el Estado Nacional se financiaba básicamente con recursos aduaneros", reseñó, al tiempo que manifestó que con la eliminación de la Coparticipación, "las provincias ricas serán cada vez más ricas y las pobres cada vez más pobres, con el resultado de más pobres, más migraciones internas, conflictos regionales y secesionismo".
De todos modos, sostuvo que no se puede hacer un análisis más profundo sobre la propuesta de Milei respecto a la Coparticipación porque "no hay detalles de esta propuesta para analizar, ni una sola pista que permita ver cómo pretende lograr el imposible de, por un lado, incumplir la Constitución de 1994, que mandó a sancionar una nueva ley, y a la vez, lograr el consenso con todas las provincias para hacerlo".
En cuanto a los vouchers, Oglietti advirtió que con ellos "aumentará transitoriamente la demanda de alumnos en instituciones privadas, que podrán aumentar los precios a su antojo" y por ende "no le permitirán el acceso de las familias de bajos ingresos a la escuela privada y encarecerán el servicio para las familias de ingresos medio, las principales damnificadas".
Militares, Iglesia, Chicago boys y la sombra de Macri: para quién y con quien planea gobernar Milei
Victoria Villarruel, la carta del partido militar para volver a la Casa Rosada, esta vez con votos. Una antigua alianza se reedita: el rol de la iglesia, los Chicago Boys y la patria contratista al pie de Mauricio Macri.
La sorpresiva performance de Javier Milei en las primarias celebradas el domingo pasado disparó un sin fin de lecturas, hipótesis y escenarios que buscan explicar el por qué de ese resultado que puso al candidato neofascista al tope de las preferencias de los argentinos con más de siete millones de votos. Menos tiempo se le dedicó a otra pregunta crucial para el futuro del país: ¿para qué ganó Milei? En otras palabras: ya discutimos suficiente acerca de quiénes se sienten representados por él, pero todavía no se ha hablado acerca de a quiénes representa. Es decir: ¿Para quién y con quién planea gobernar?
En el círculo rojo existe una inquietud cada vez más extendida acerca de los alcances de la influencia de la candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel, una dirigente con más experiencia, raíces más profundas, contactos más extendidos y un proyecto de país que va mucho más allá del metro cuadrado de la micro y macroeconomía teórica donde Milei tiene su zona de comfort. Un proyecto de país que ya no solamente cuestiona el consenso sobre el que se construyeron cuarenta años de democracia en la Argentina sino que, directamente, se propone reemplazarlo.
El economista ya anunció que, en caso de ganar la elección, Villarruel no tendrá solamente el rol parlamentario de un vice, sino que estará a cargo de las áreas de Defensa y Seguridad (algo que está explícitamente prohibido por la ley desde 1983). Lo que todavía no dijo en público es que en el modelo de gobierno que están diseñando por estas horas, a las apuradas, a partir de un resultado electoral que ni siquiera ellos esperaban, entre las funciones de ese superministerio del Uso Estatal de la Violencia también absorberá las tareas de inteligencia que hoy están en manos de la AFI.
Aunque tomó notoriedad como la diputada negacionista que acompaña a Milei, lo cierto es que la vice es mucho más que eso. Villarruel es la persona que logró abrir una puerta que la política argentina había cerrado al regreso de la democracia. Dedicó dos décadas de su vida a esa misión. Es hija y nieta pródiga de la familia militar. Su padre, Eduardo Villarruel, participó del Operativo Independencia. Su tío, Ernesto Villarruel, fue responsable en el centro clandestino de detención El Vesubio. En 2015 fue procesado con prisión preventiva. A causa de su estado de salud quedó afuera del juicio donde fueron condenado ocho militares.
Victoria inició su militancia en grupúsculos negacionistas a comienzos de siglo. Su primera experiencia fue en Argentinos por la Memoria Completa, la organización que lideraba la modelo Karina Mujica, exnovia de Alfredo Astiz. Luego fundó otro espacio llamado Jóvenes por la Verdad, que tenía entre sus actividades la organización de visitas a Jorge Rafael Videla durante su prisión domiciliaria. Política nata, a través de la gestión de ese acceso privilegiado al represor Villarruel pudo consolidar una red de contactos con figuras destacadas de la ultraderecha vernácula.
“Fue precisamente a través de ella que pude mantener una larga entrevista con el expresidente, en compañía de mi hijo mayor. Importante y fructífera conversación que duró más de tres horas en su departamento”, recordó el mayor (retirado) Pedro Rafael Mercado, esposo de Cecilia Pando, en un posteo de facebook publicado el 28 de julio, con críticas a la fórmula presidencial. Según se trasluce de esa publicación, Pando y Villarruel fueron juntas a interrumpir un discurso de Néstor Kirchner el día de la Mujer de 2006, pero sólo su esposa se hizo cargo de las consecuencias de ese hecho, que desencadenó su retiro.
“(...) fuimos a cenar a Puerto Madero invitados por el entonces matrimonio de Andrés y Victoria (...). el agasajo surgía por la oportunidad en que mi señora había interrumpido un discurso del todopoderoso Néstor Kirchner (...). Cecilia no fue sola a esa presentación. Su compañera de aventura fue precisamente la actual diputada libertaria. Debo confesar que, en esa cena, por primera vez me sentí parado a la izquierda de mis acompañantes. Siempre acusado de facho, el tono de las conversaciones de esa noche me colocaba un poco más a la izquierda de la pareja que nos había invitado”, escribió Mercado.
El texto, cargado de guiños y rencillas internas de la familia militar, y de reclamos por considerar que Villaruel acomodó su discurso “a los vaivenes de la política”, tiene otros pasajes esclarecedores: “Algunos (...) dirán que la heroína de la fórmula es Victoria. Que hay que tragarse el sapo de Javier, porque la diputada libertaria, que no está dibujada, la tiene clara y que de ella provendría la solución al problema de los 70”, escribe Mercado, revelando la estrategia de, por lo menos, un sector. Debajo de la peluca de Milei se esconde una herramienta para que el partido militar vuelva a arrimarse al calor del poder.
En el 2007 asumió la presidencia del recién creado Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas y un año más tarde consiguió que esa fundación sea el primer grupo dedicado a la reivindicación del terrorismo de Estado en conseguir personería legal. Meses más tarde Villarruel fue invitada a realizar un curso de “coordinación interinstitucional y lucha contra el terrorismo” en el Centro de Estudios de Defensa Hemisférica William J. Perry, una dependencia del Pentágono en Washington D.C. Otros lazos internacionales la unen a los españoles de Vox: fue una de las firmantes de la Carta de Madrid, en 2020.
La primera vez que apareció en medios nacionales fue en enero de 2016. A pocas semanas de llegar al cargo, el entonces secretario de Derechos Humanos de Cambiemos, Claudio Avruj, invitó a su despacho, ubicado en el Espacio de la Memoria en la ex Esma, a miembros del CELTYV. “Primera vez en treinta años de democracia que un funcionario nacional recibe a la ONG de las víctimas del terrorismo”, celebró en ese entonces Villarruel en sus redes sociales. Después del encuentro Avruj aseguró “no hay cambio de rumbo”. Quince meses más tarde la Corte Suprema daba el 2x1 para delitos de lesa humanidad.
Abrir puertas que estaban cerradas. Esa es la tarea de esta abogada clase 75 que se acercó a la política partidaria de la mano de Juan José Gómez Centurión, la persona que la presentó con Milei. Para entonces ya era habitué de los programas de televisión que en sus paneles habilitaban el revisionismo de los 70s en prime time. La exposición engrosó el caudal de sus redes sociales, otra herramienta que utiliza con habilidad a su favor. En 2021, de la mano de su actual compañero de fórmula, llegó al Congreso de la Nación. "Por las víctimas del terrorismo, sí, juro", desafió, sobre una Biblia, el día que asumió su banca.
Según consignó la periodista Ailín Bullentini en el portal Letra P este jueves, después de que se conocieran los resultados de las PASO, “hubo abrazos, hubo gritos de libertad y amenazas contra el kirchnerismo” en la Unidad Penal número 34, en Campo de Mayo, donde cumplen condena más de 50 represores. “Una versión no confirmada oficialmente indica que este lunes, horas después de las PASO, algunos de los represores de la ‘cárcel VIP’ habrían recibido mensajes de Villarruel en los que “les manifestaba que la libertad para ellos estaba muy cerca”, escribió Bullentini. Abrir puertas.
Huele a 1976
El caballo de Troya de Milei esconde a los herederos del partido militar, que esperaron agazapados durante cuarenta años para tener una oportunidad de reciclarse en las urnas sin tener que ocultar su estirpe. Pero no están solos. Como en 1976, son solamente una pata de la alianza que incluye a otras tres. Cincuenta años más tarde, para sorpresa de nadie, los actores son los mismos. Junto al partido militar se recortan las siluetas del poder eclesiástico, del establishment financiero neoliberal alojado en los Estados Unidos y del gran empresariado nacional, especialmente la patria contratista.
La relación con la Iglesia en el neofascismo encarnado por Milei tiene dos terminales. Una pasa por la propia Villarruel, que sigue concentrando poder. Se trata de un grupo de religiosos que milita, desde hace años, por la beatificación del coronel Larrabure, un militar secuestrado y asesinado por el ERP. El hijo, Argentino Larrabure, es el vice del CELTYV. Ambos participaron, hombro con hombro, en una misa en su nombre que celebró el obispo castrense Santiago Olivera el 6 de junio pasado en la Parroquia Nuestra Señora de Luján Castrense, en el barrio de Belgrano.
La otra terminal ultramontana del candidato es el Opus Dei, a través de la Universidad Austral. De esa usina surgió Sandra Pettovello, la persona elegida para hacerse cargo de otro superministerio anunciado por Milei: el de Capital Humano, que unificaría las áreas de Educación, Salud, Trabajo y Desarrollo Social. Es licenciada en Ciencias para la Familia (sic), una carrera de grado de dos años de duración y modalidad online, según la página de la Austral. La misma página que, en su apartado de prensa, esta semana levantó y luego borró una nota de Infobae sobre el posible nombramiento de Pettovello.
Los economistas son, quizás, la cara más visible del proyecto neofascista en la Argentina, pero un rápido repaso permite entender la perspectiva económica bajo un gobierno de ese signo mucho mejor que las innumerables entrevistas que han dado por estos días tratando de explicar la cuadratura del círculo. Un equipo ensamblado de urgencia, según confesó el jefe de Asesores de Milei, Carlos Rodríguez, en una entrevista, después de que el resultado del domingo les cayera “como un meteorito”. Dijo Rodríguez que necesita gente con ideas (neoliberales) y experiencia y fue a buscarlas al único lugar donde podía encontrar.
Los Chicago Boys son un grupo de economistas latinoamericanos (principalmente chilenos) formados, desde la década del 70, en la escuela de economía de la universidad de esa ciudad del norte de Estados Unidos. Fueron la cantera de los equipos económicos de Augusto Pinochet en Chile y de los cuadros subalternos de José Martínez de Hoz en la última dictadura argentina. Con el regreso de la democracia actuaron como voceros del establishment financiero internacional pidiendo siempre las mismas reformas para la Argentina. Con Carlos Menem pudieron ponerlas en práctica ellos mismos.
Rodríguez fue secretario de Política Económica, virtual viceministro de Economía, entre 1997 y 1998, en el peor momento de la economía menemista. Salió eyectado de su cargo cuando propuso una idea que era demasiado incluso para esos parámetros: estatizar el Banco Nación. Convocó para los equipos de Milei a quien fue su jefe en esos dos años, Roque Fernández. Antes de llegar al ministerio de Economía, Fernández había diseñado el Plan Bonex, la confiscación de ahorros previa a la convertibilidad, y luego fue presidente del Banco Central durante toda la gestión de Domingo Cavallo.
El tercero es Darío Epstein, que ocupó la dirección de la Comisión Nacional de Valores entre 1992 y 1994 y estuvo involucrado en algunas de las privatizaciones más importantes que hizo el menemismo, las famosas “joyas de la abuela”, como Siderar, Entel, Gas del Estado e YPF. Completa el equipo Emilio Ocampo, un dandy de Park Avenue, exyerno del vicepresidente del Chase Manhattan Bank, que vivió más tiempo en Nueva York que en Buenos Aires. Esta semana, en Madero Radio, tuvo la deferencia de explicar su plan de dolarización para que lo pueda entender intuitivamente Doña Rosa:
“Vos sabés que te va a llegar una herencia el año que viene pero necesitas un montón de guita ahora. ¿Qué hacés? Y, le vas a pedir a la abuela que te dé las joyas y vas a la calle Libertad, las empeñás y le decís: ‘Abuela no te preocupes porque yo sé que me está entrando la herencia del año que viene y las voy a recuperar’”. La metáfora de por sí ya es bastante brutal y escabrosa hasta que uno cae en la cuenta de que la herencia que espera cobrar Ocampo es la de la propia abuelita y que en este caso, si se produce la dolarización, la abuelita seríamos los 47 millones de argentinos.
Ya encontramos, entonces, al partido militar, a la iglesia y a los muchachos de Chicago. Faltaba en escena la cuarta pata y la más importante: los financistas. La patria contratista engordada durante la última dictadura a fuerza de transferencias del erario público y la estatización de la deuda de Cavallo y los generales menguantes. Como en una mala peli de suspenso, el giro en el final no sorprendió a nadie. La pata empresaria de un gobierno de Milei - Villarruel la aportaría el empresario más importante de la argentina, el que rompió todas las estructuras y apuesta por volver a hacerlo, el villano perfecto: Mauricio Macri.
El expresidente ya le pidió a dirigentes de su entorno que preparen equipos para asumir en diciembre, según pudo confirmar El Destape con dos de ellos. La primera apuesta de Macri es una segunda vuelta entre Milei y Patricia Bullrich, pero si tiene que jugársela por uno de los dos, la decisión ya está tomada. No es ningún sentimental. Ha demostrado en sobradas ocasiones que no tiene escrúpulos en dejar atrás a los socios que ya no le son útiles. Los números no acompañan a la candidata de Juntos por el Cambio. Nada personal. Por las dudas, ella ya advierte: “Soy la nueva líder del PRO”. Corre el riesgo de quedarse con una cáscara vacía.
Macri y Milei hablan más de lo que cuentan. El candidato consulta al expresidente con frecuencia. El expresidente arrima a otros empresarios súbitamente interesados en financiar la campaña del candidato que terminó las PASO en primer lugar. Con la crueldad que lo caracteriza, Macri le encargó esa tarea a alguien que hasta la semana pasada hacía lo mismo pero en el equipo de Bullrich: organizar cenas en restaurantes de lujo, a las que asiste Milei, y vender lugares en la mesa con fines recaudatorios. Según cuentan las malas lenguas, a partir del domingo aumentó fuerte el precio del cubierto y no fue precisamente por la devaluación.
La propuesta ultrarreaccionaria de Milei y Espert
Escribe Guido Poletti
La derecha argentina está intentando instalar una nueva alternativa política. Lo hace con José Luis Espert, fallido candidato presidencial el año pasado, que salió último, de la mano del payasesco Javier Milei. Ambos se venden como economistas. Espert lo es, de hecho hizo su fortuna como consultor del establishment, en especial de los bancos y los especuladores de la Bolsa. Milei es más patético, es “ñoqui” de Aeropuertos Argentina 2000, la empresa de Eduardo Eurnekian. El ultraliberal Milei recibe un sueldo de una compañía que vive de una concesión del Estado. Peor aún, en los primeros meses de este año figuró que su salario lo pagó un ATP. Gracias a eso pasea entre la farándula y hasta se da el lujo de ser un personaje de teatro de revistas.
Evidentemente, los medios de comunicación amplifican lo que intentan construir Milei y Espert, dándoles horas y horas en sus programas. Los dos tratan de mostrarse como “modernos”, “cancheros”, tiran frases de efecto, como “los políticos le roban a la gente”. Incluso Milei ha llegado a definirse como anarquista, “anarco-capitalista”, dice.
Pero, a poco que miramos qué plantean, lo que encontramos son las viejas consignas más antiobreras y reaccionarias que nos podamos imaginar. ¿Cómo se resuelven los problemas de nuestro país? “Echando a un millón de empleados públicos”, responden, sin ponerse colorados. A esto le suman eliminar las indemnizaciones por despido, hacer una superflexibilización laboral, privatizar la salud y arancelar la educación. Prometen cárcel para los que protesten y se movilicen. Defienden a muerte a las patronales contra los trabajadores.
A Milei y Espert no les faltan las consignas más reaccionarias que se pueden juntar hoy, se declaran anticuarentena, apoyan a Trump, están en contra de la legalización del aborto y son misóginos.
En realidad, su planteo no es novedoso, como nos quieren hacer creer. Entronca con los viejos programas de la derecha liberal que ya hubo en otros tiempos con personajes que crearon experimentos políticos similares. El más “exitoso” fue el de la UCeDé, con Alvaro Alsogaray, que se destacaba por defender las dictaduras militares y participar como ministro. En los ’80 era el campeón de la impunidad a los militares genocidas y fue el padre teórico de las privatizaciones que luego llevó adelante Menem, con María Julia, hija de Álvaro, como funcionaria, que terminó presa por corrupción.
Milei-Espert, envase nuevo para un programa viejo y con olor a podrido.
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