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lunes, 4 de diciembre de 2023

Cueca sanmartiniana de la libertad CUECA De FRANCISCO ALVERO, EL JUGLAR DE LA LIBERTAD // 2DA PARTE de la TRILOGIA " NEO LIBERALITO" 1: Cantata de los 2 piratas o el pirata de 2 cabezas (SCIOLI - MACRI) 2: Dos, pero no dos (MACRI - ALBERTO) 3: Seguimos En el horno y nos quemamos. (BULLRICH - MASSA - MILEI) PELUCA DEMENTE PRESIDENTE.

 

    

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2DA PARTE de la TRILOGIA 

" NEO LIBERALITO"  

 1: Cantata de los 2 piratas o el pirata de 2 cabezas (SCIOLI - MACRI) 

  2: Dos, pero no dos  (MACRI - ALBERTO)  

3: Seguimos En el horno y nos quemamos. (BULLRICH - MASSA - MILEI)  PELUCA DEMENTE  PRESIDENTE. 








Con la MUSICA de VIVA MI PATRIA BOLIVIA de Apolinar Camacho

Cueca sanmartiniana 
de la libertad
CUECA
   De Francisco Alvero 

EL JUGLAR DE LA LIBERTAD 

 (del FRENTE CULTURAL VICENTE ZITO LEMA.)  


  ACCION: El juglar enfrenta al pensamiento libertario desde la verdad historica y la batalla cultural.


"No se trata simplemente de ser masón, 

pertenecer a una logia en particular,

Creer ciegamente en el mercado

ser terraplanista 

o negar el cambio climático.


No se trata de ser negacionista

Defensor de la dictadura

Mentiroso cara dura

Ajustador sin mesura.


No se trata de ser misógino,

Mitómano, estar desequilibrado

Tener traumas arrastrados 

y una turbia historia familiar

es todo eso y mucho más

claro está.


Es un soldado del sionismo

y el nuevo orden  

 capitalista mundial

Un corsario de la ultra derecha

y un payaso por igual.


Es  lo contrario

 a un verdadero libertario

Ni anarquista ni liberal,

Ni patriota ni anti casta,

un farsante intelectual.


¿Que le diría San Martín 

si lo viera lucrar 

con el verso de la libertad?

Quizas ni desenbainaría su espada

solo guardaría un silencio sepulcral.

Pero, dejemos de especular

y escuchemos esta cuequita 

sanmartiniana de la libertad"


I

La cueca sanmartiniana

Ha comenzado ya

Contra el autoritarismo

que solo sabe matar.


¡Lejos del liberalismo!

que oprime y estafa ya!

Esta cueca es pa' mi Patria

Cueca de la libertad.


La cueca sanmartiniana,

no es solo pa' bailar

Tambien es pa' lograr

pronto nuestra unidad!


II

Yo le canto a la esperanza

tambien a la verdad.

Y le canto al pueblo mío

unido pa' luchar.


¡Viva mi pueblo de abajo, 

que no se rinde jamás!

Por siempre con puño en alto

Cuando hace falta pelear! 


La cueca sanmartiniana,

Pronto terminará,

Como dijo el General,

¡Seamos libres, nomás!





HISTORIA POLÍTICALATINOAMÉRICAPOLITICATEORÍA POLÍTICA

RECORDANDO A SAN MARTÍN por Mario Roberto Santucho (1973)

Recordando-a-San-Martín-01

El 17 de agosto se cumplió un nuevo aniversario de la muerte del líder de la Primera Independencia; el Gral. San Martín. Y una vez más los sectores oficiales siguieron con su tarea, como toda la historia que se enseña en nuestros colegios, de presentarlo como un héroe de museo, ocultando o deformando permanentemente ciertos aspectos de su lucha y su trabajo. Precisamente aquel aspecto que la prensa revolucionaria debe encargarse de rescatar para presentar su imagen entera, el aspecto de los duros enfrentamientos que hubo de tener con los dueños de la tierra y del poder para estar en condiciones de continuar adelante con su proyecto libertador.

 

UNIDAD e INDEPENDENCIA

En el pensamiento de los libertadores americanos, San Martín y Bolívar, estuvo permanentemente unida la idea de Independencia del imperio español, a la idea de un desarrollo independiente de nuestras naciones, a la idea de la unidad latinoamericana, de la construcción de una Patria Grande en América Latina.

Así Bolívar escribía en 1818 a San Martín y a los gobiernos de Chile y Perú:

«Una sola debe ser la patria de los americanos, ya que en todo hemos tenido una perfecta unidad. Cuando el triunfo de las armas de Venezuela complete la obra de su independencia, nos apresuraremos a entablar el pacto americano, que formando de todas nuestras Repúblicas un cuerpo político, presente la América ante el mundo con respeto de majestad y grandeza“.

Y más adelante, en la misma carta

«Venezuela aunque lejos, no os perderá de vista y cubierta de gusto os ofrece su hermandad; cuando cubierta de laureles haya extinguido los últimos tiranos de su suelo, entonces os convidará una sola sociedad para que nuestra divisa sea: «Unidad en la América meridional»

A fines de ese año, O Higgins, gobernante de Chile, eficaz colaborador de San Martín, contestaba:

Recordando-a-San-Martín-2» La causa que defiende Chile, es la misma en que se hallan comprometidos Buenos aires, La Nueva Granada, Méjico y Venezuela; es la de todo el continente de Colombia. Las armas de Chile y Buenos Aires pronto darán libertad al Perú y la escuadra chilena puede franquear las comunicaciones con Nueva Granada y Venezuela por el Chocó y Panamá y ayudar a los patriotas de esos países»

Por la misma fecha San Martín lanzaba una proclama al pueblo peruano:

«Habitantes del Perú, los estados independientes de Chile y las Provincias Unidas me mandan entrar en vuestro territorio para defender la causa de la segunda columna vuestra libertad. Mi anuncio no es el de un conquistador. La fuerza de las cosas ha preparado este gran día de vuestra emancipación. La unión de tres estados independientes acabará de inspirar a la España el sentimiento de su impotencia. (…) Cuando se hallen restablecidos los derechos de la especie humana, perdidos por tantas edades en el Perú, yo me facilitaré de poderme unir a las instituciones que las constituyen, habré satisfecho el mejor voto de mi corazón y quedará concluida la obra de mi vida.»

Estos proyectos emancipadores se apoyaban sobre las únicas clases que podían sostenerlos en aquella época, las burguesías locales constituidas por comerciantes, estancieros y unos pocos fabricantes de productos menores: velas, jabón, curtiembres, etc. La clase obrera tal como hoy la conocemos, no existía entonces, ya que no había industria alguna en nuestros países, salvo algunos telares familiares y otras por el estilo. El sistema de trabajo de la tierra no había desarrollado tampoco sólidos grupos de campesinos u obreros rurales. El pueblo estaba constituido pues por los pobres de la ciudad y el campo: peones, sirvientes, trabajadores de los pequeños establecimientos, gente sin trabajo que vivía de pequeñas «changas», etc. Todos estos sectores estaban dispersos, carecían de la unidad en su propio trabajo que puede dar una fuerza social, como por ejemplo sucede con los obreros de las grandes fábricas de hoy. Sólo podían aportar su entusiasmo y capacidad de sacrificio, como lo mostraron las guerrillas de Güemes y otras.

Por eso decimos que los patrones de entonces eran la única clase suficientemente organizada para sostener los proyectos libertadores. Pero esta era una gente muy mezquina que no compartía los grandes sueños de los Libertadores. Para ellos la independencia consistía simplemente en tener libertad de realizar sus propios negocios directamente son los ingleses y otros países, en cobrar los impuestos ellos y no los españoles. De modo que ni bien se sacaron de encima a la administración española comenzaron a luchar entre ellos por el dominio de los puestos públicos, los puertos, las aduanas; abandonando en gran medida a su suerte a los ejércitos libertadores, como el de Los Andes.

San Martín tuvo que librar las batallas en dos frentes: militarmente contra los españoles; políticamente contra los patrones locales para conseguir el dinero necesario para equipar a sus fuerzas; las armas, los víveres, la caballería, etc. Una y otra vez tuvo que mendigar prácticamente sus recursos, viajando de Santiago de Chile a Buenos Aires y de Buenos Aires a Santiago; o imponer contribuciones obligatorias como la hiciera en Cuyo.

Este problema fue particularmente grave en los años 1818 al 20, cuando, ya vencedor en Chacabuco y Maipú, se preparaba a atacar en Perú el centro del poder español, batalla sin la cual no estaría asegurada la independencia americana.

Por eso en 1819 tuvo que inventar una maniobra estratégica, para forzar el apoyo de los propietarios argentinos y chilenos: el repaso de los Andes. Ante la carencia de recursos en Chile, trasladó parte de sus fuerzas de regreso a Mendoza, dejando otra parte en Chile. Así presionaba a ambos gobiernos, a la par que se negaba enérgicamente a participar en la guerra civil argentina (contra las fuerzas de Artigas) como lo pretendía el gobierno porteño. Llegó Incluso a lograr del gobierno chileno que enviara un mediador a Artigas, para tratar de dar fin a la guerra civil.

 

LA DECISIÓN DE COMBATIR

De esa critica época en la historia sanmartiniana data la famosa «Orden General» del 27 de julio de 1819, que vale la pena reproducir aquí, aún siendo bastante conocida:

«Compañeros del exercito de los Andes: (…) La guerra se la tenemos de hacer del modo que podamos: si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos tiene de faltar: cuando se acaben los vestuarios nos vestiremos con la bayetllla que nos trabajen nuestras mugeres, y sino andaremos en pelotas como nuestros paisanos los Indios: seamos libres, y lo demás no importa nada (…) Compañeros, juremos no dejar les armes de la mano, hasta ver el país enteramente libra, o morir con ellas como hombres de corage»‘.

En el marco de lo que hemos relatado antes, se puede comprender mejor dos cosas: primero que las dificultades a que apunta San Martín en la «orden» son causadas principalmente por los burgueses argentinos y chilenos, que deberían ser los sostenes de la fuerza libertadora. Segundo que cuando dice «hasta ver el país enteramente libré, con la palabra «país», está designando a toda la América española, que para él, como para Bolívar, era un solo país, una sola nación.

Manifiesta así su decisión de combatir, apoyado en el entusiasmo de los pueblos, antes que en la bolsa de los ricos, decidido a morir con todas sus tropas, antes que a capitular frente a los opresores españoles. Con esto siempre en pie, con esta decisión, con este grandeza de miras, fue posible nuestra primera Independencia.

 

EL SUEÑO IRREALIZADO

Pero de los grandes sueños de San Martín, de los grandes sueños de los libertadores, sólo se realizó la mínima parte, la menos importante quizás. Nuestros países fueron independientes, pero sólo formalmente. Divididos en una veintena de pequeñas repúblicas, dirigidas por burgueses mezquinos y carentes de visión y temple, fueron rápidamente presa de otros imperios mayores: el ingles y el yankee que, sin imponernos sus banderas, manteniendo la imagen aparente de nuestra independencia, se han apoderado de todas nuestras riquezas y nos oprimen y oprimen tan o más duramente de lo que en su tiempo lo hiciera España.

Los patrones, los burgueses de nuestra América, hace 150 años cuando su clase tenía todavía la fuerza revolucionaria de su juventud, fueron incapaces de sostener consecuentemente la empresa de San Martín y Bolívar. Mal podemos pues, esperar nada de ellos hoy, cuando están totalmente ya entregados al imperialismo y dominadas por él.

Por eso, en esta Segunda Guerra de la Independencia que hemos emprendido en América Latina, con el ejemplo glorioso de la Revolución Cubana y la dirección de nuestro Comandante Che Guevara, sólo podemos confiar en una clase para que dirija a todo el pueblo a su libertad LA CLASE OBRERA. Con los obreros al frente, los campesinos, los indios, los pobres de América, harán posible el sueño de San Martín y Bolívar, de la única manera que hoy es posible: creando la Gran Patria Socialista latinoamericana. Este será nuestro mejor homenaje al Libertador.

“ LA UNIDAD y MOVILIZACIÓN PATRIÓTICA DE TODO EL PUEBLO REQUIERE LA CONSTRUCCIÓN DE UNA HERRAMIENTA POLÍTICA ORGÁNICA QUE LA CENTRALICE, ORGANICE IMPULSE Y ORIENTE. ES EL EJERCITO POLÍTICO DE LAS MASAS «

M. R. Santucho












                           


 

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