Y como este jocoso fhürer no se anda con chiquitas, si le va bien en ambas cámaras, aspira a relanzar su gobierno el 22 de Mayo en el Luna Park. El mismo escenario donde un buen día de 1938 la Asociación Austro-Germana celebró un mitin que pasó a la historia como el acto nazi más grande que haya tenido lugar fuera de Alemania. En efecto, ese día, cerca de 20.000 nazis se congregaron en el mítico estadio de Corrientes y Bouchard, que hoy vuelve a ser el ámbito escogido para radicalizar la gestión de ultraderecha que viene padeciendo nuestro país.
Sin embargo, cuestiones técnicas, pero sobre todo sociales empiezan a marcar los límites del fuerte ajuste fiscal que implementó el Gobierno desde que asumió. En Casa Rosada ya toman nota. Si bien todavía predomina el alivio combinado con bastante sorpresa por el nivel alto de popularidad del presidente “a esta altura del ajuste” según definen sus propios habitantes - "pensábamos que íbamos a tener números peores para esta época”-, nadie dejó pasar el dato que acaba de aportar el Índice de Confianza en el Gobierno de la Universidad Di Tella, que marcó un deterioro de 4,4% respecto al mes anterior.
Si bien la comparación con el mismo período durante los inicios de los dos últimos gobiernos sigue siendo favorable, la tendencia enciende alguna luz de alerta porque el ajuste, del que probablemente haya transcurrido el tramo más agresivo, está lejos de terminar. Sin embargo, algunos timbres ya sonaron y el Gobierno recalculó: a la marcha atrás a la que obligó a las prepagas con los aumentos se agregó la propia decisión de postergar también la quita de subsidios a la energía para sectores medios y bajos, y apunta ahora a morigerar la suba del impuesto a los combustibles líquidos para evitar un nuevo salto en el precio de la nafta. El incremento del transporte puede, en cambio, ser un nuevo golpe. Es que, a pesar de las encuestas, la tolerancia al ajuste no es infinita y en Casa Rosada lo saben.
El plan se encamina ahora hacia una segunda fase en la que, tal como pide el Fondo Monetario y también el mercado, se buscará “mejorar la calidad” para hacer la mejora de las cuentas públicas más sostenible. De eso se trata, por caso, el paquete fiscal que por estas horas se discute en el Congreso: obtener mayores recursos genuinos que reemplacen el efecto de la licuadora, cuya potencia se extingue a medida que baja la inflación más rápido que lo previsto. “Frente al proceso de desinflación acelerada, el Gobierno se verá forzado a hacer ajustes a su programa económico. El ajuste fiscal deberá mostrar un salto cualitativo, con una menor dependencia de la licuación y una mayor previsibilidad de los recortes y los ingresos”, consideró el equipo de Consultatio en su último informe semanal.
Lo cierto es que los días corren y entre lxs argentinxs de a pie la paciencia se va agotando, ya que escasean motivos de festejo.
… ni pueblo que lo soporte
A casi seis meses de asumir al frente de la Casa Rosada, como señaláramos en el bloque anterior, el Índice de Confianza en el Gobierno viene bajando de a un escalón por mes, según el mencionado relevamiento de la Universidad Di Tella. Así, de un puntaje inicial de 2,86 en diciembre, bajó a 2,61 en enero, 2,57 en febrero, 2,56 en marzo y 2,45, el último, de abril.
Recapitulando entonces sobre lo que venimos expresando en estas editoriales, ratificamos que, a nuestro entender, 1) el de Javier Milei NO ES UN NUEVO GOBIERNO sino un nuevo orden post pandémico que el Norte Global aspira a imponer en todo el mundo y que, producto de la venalidad e ineptitud de la dirigencia política que ha venido rigiendo nuestros destinos hasta la fecha, cuenta con la Argentina como teatro de operaciones de esta inédita y devastadora experiencia piloto, comandada por los fondos de inversión trasnacionales; 2) en términos gramscianos, el momento de irresolución que atravesamos es el típico interregno en que lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer; así, hasta que el campo popular sea capaz de gestar una alternativa de carácter superador, de cara a la segura zozobra del Proyecto Milei, lo más probable es que seamos testigos de una nueva irrupción del peronismo, reciclado acorde a las circunstancias; y 3) por si no había quedado en claro antes, la última y funesta votación en la Cámara de Diputados - escenario en el que, con escasas y honrosas excepciones, la traición a los intereses populares fue sumamente generalizada -, queda definitivamente de manifiesto que ya nada puede esperarse de los enjuagues de El Palacio, y que el destino de la Patria ha quedado absolutamente al arbitrio de La Calle.
Es más, si como muestra siguiera bastando un botón, resulta oportuno recordar cuán auspiciosa resultó hace ya más de cuatro décadas la confluencia social sintetizada en la consigna “piquete y cacerola, la lucha es una sola”. Pues, entre la masividad sin precedentes de la reciente movilización en defensa de la Universidad Pública y la negativa del Presidente a asistir a la inauguración de la edición 2024 de la prestigiosa Feria Internacional del Libro, se va poniendo en evidencia cómo cambian los vientos cuando la clase trabajadora y el pobrerío no luchan solos, y los sectores medios también entran a la cancha.
La experiencia histórica de nuestro pueblo indica que en los procesos de avanzada se tornan visibles los cuadros dirigentes que habrán de protagonizar la nueva etapa en gestación. Ya nacieron, están diseminadxs a lo largo y ancho de nuestro país, como células dormidas de la próxima contraofensiva popular que los pondrá en evidencia. Siempre sucede. Agucemos la mirada a nuestro alrededor en las próximas protestas. Seguramente, una vez más, lxs reconoceremos.
Porque, como alguna vez sostuviera el poeta y sacerdote sandinista Ernesto Cardenal - adherente a la Teología de la Liberación -, “el pueblo nunca muere”. -
LA REDACCIÓN
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