Resistiré…
Al Ajuste del fondo
C A N C I O N
De lucha y resistencia
Argentina.
De Francisco Alvero
EL JUGLAR de la libertad
Popularizada por el Dúo Dinámico
M&M o F&F
… ahora no queremos una "remake"
Con MP con P de peluquín
Cuando pierda todas las ofertas
Porque me ha ganado la inflación
Cuando se me cierren las tarjetas
Y el ajuste sea más que atroz
Cuando sienta miedo de los precios
Cuando el subsidiado sea yo
Cuando se rebelen los acuerdos
Otro dos mil en la nación
¡¡¡Resistiré!!!
¡¡¡erguido frente al fondo!!!
Y volveré
Con mi pueblo a las calles otra vez
Y aunque los medios
de la corpo mientan siempre
Yo soy del pueblo, bien de abajo,
y jamás me rendiré
Resistiré,
¡¡¡al ajuste de siempre!!!
Y con mi pueblo en las calles,
un piquete les haré
Y aunque el bolsillo
se me rompa en pedazos
Yo lucharé, resistiré….
Cuando se me cierren las salidas
Y los medios mientan el por qué
Cuando me apuñale la nostalgia
De aquel Néstor yo me acordaré
Cuando me desborden ya las deudas
Alquiler, colegio, gas y luz
Cuando el diablo pase la factura
Yo voy a acordarme de EDESUR.
Avance del ajuste acordado con el FMI y discriminación favorable a los más ricos
Avance del ajuste acordado con el FMI y discriminación favorable a los más ricos
5DIC22 Por JULIO GAMBINAResulta evidente la política de ajuste del gobierno nacional, producto del condicionamiento que surge del acuerdo con el FMI.
Por Julio C. Gambina
En este último sentido, se confirma el condicionante con la presencia en Washington de los principales funcionarios del ministerio de economía, acordando los últimos aspectos de la tercera revisión del acuerdo con el FMI, o sea, la tercera auditoria.
Recordemos que cuando se suscribió a este acuerdo en marzo del 2022 se establecieron diez auditorias trimestrales. Cada auditoria determina si el FMI evalúa que la Argentina cumplió con lo que se había comprometido y si considera que así ocurrió, que se cumplió con las metas fiscales, en ese caso libera los recursos comprometidos. Se consolida la lógica de subordinación a la orientación de política económica de los directivos del organismo internacional, voceros de la dominación económica y política global.
Lo que se audita, principalmente, es: a) reducción del déficit fiscal; b) con las metas monetarias, no emitir más allá de lo comprometido con la política monetaria acordada; y por supuesto, c) hacer crecer las reservas internacionales, un reaseguro no solo para el cobro de la deuda de Argentina con el FMI sino como un elemento de estabilización de la política macroeconómica.
Cada trimestre el FMI revisa estas metas. Todo indica que la Argentina está cumpliendo, claro, sobre la base de un ajuste gigantesco al gasto social, induciendo una desaceleración de la economía y otorgando concesiones al poder económico para el ingreso de divisas, caso del “dólar-soja”. Bajo esas condiciones, la expectativa es que el FMI libere recursos por unos 5800 millones de dólares. Esos recursos, así como ingresan a las reservas internacionales también sirven para cancelar la deuda que oportunamente tomo el gobierno de Mauricio Macri con el FMI. En rigor, la política termina siendo “pagar deuda acrecentando la deuda”.
Aquella deuda del 2018, asumida a cancelar en 5 años (crédito stand by), se transformó en una deuda a 10 años (préstamo de facilidades extendidas), una hipoteca que tendrán que pagar las generaciones actuales y futuras, sin descartar futuras renegociaciones que reanimen la transferencia de riqueza generada por el trabajo argentina hacia los acreedores de la deuda local.
La realidad es que el cumplimiento de esas metas fiscales, monetarias y de crecimiento de las reservas internacionales se hacen sobre la base de un fuerte ajuste. El impacto es regresivo y se está generando, con las propias informaciones que surgen del ministerio de economía, quienes reconocen una desaceleración del consumo.
Esa desaceleración del consumo está generando la buscada disminución del ritmo de crecimiento de los precios, la baja de la inflación, la tendencia a la desaceleración en las remarcaciones. Estamos transitando el mes de diciembre, y se conocerán en los próximos días el índice de precios de noviembre, con la expectativa de reducción respecto a los elevados indicadores desde el mes de julio pasado. Recordemos que en el mes de octubre hubo un cambio de tendencia: la inflación venia bajando en agosto y septiembre, y volvió a subir en el último mes registrado, que fue octubre. Ahora, en noviembre, debería reaparecer la tendencia decreciente y la expectativa del gobierno es que todo confluya a un 4% de inflación mensual promedio para el 2023. Con ello se cumpliría la meta presupuestaria de inflación del 60%.
Lo curioso es que esa política de ajuste también se está manifestando en una merma de la recaudación tributaria, en el IVA. Es que si se desacelera el consumo hay menos impuesto al valor agregado y menor recaudación, sabiendo que el IVA es el principal impuesto en la Argentina, el impuesto que más le permite recaudar al Estado. Así se afecta la potencialidad del gasto público y se cumple la meta con el FMI, la que indica que hay que disminuir el déficit fiscal.
En ese marco de baja del gasto público, existe una fuerte presión del poder económico y las derechas para tratar de disminuir los planes sociales. Lo que trascendió y se discute es que se desengancharían los planes sociales del salario mínimo, vital y móvil, que obviamente no alcanza a cubrir la canasta básica, pero al desengancharlo quedaría sujeto a una arbitrariedad de resolución por decreto. Por lo tanto, la respuesta social son movilizaciones para frenar la lógica del desenganche.
Al mismo tiempo se empujan otras iniciativas, en donde se involucra al poder judicial y al ejecutivo, investigando los planes sociales y tratando de desafectar algunos de ellos, modificando normas relativas a los ingresos de los beneficiarios. Un perjuicio evidente para trabajadores o trabajadoras que perciben algún plan social y tienen alguna changa que le genera ingresos extras, colocándose por encima de la línea de la pobreza. Con ello, se discute la continuidad en el cobro del subsidio.
En el medio de estas protestas y anuncios se sustentó desde el poder ejecutivo el levantamiento del secreto fiscal para los que perciben beneficios sociales. El gran interrogante es: ¿Por qué levantan el secreto fiscal de los pobres de toda pobreza y no se levanta el secreto fiscal de, por ejemplo, 100 grandes empresas compradoras de dólares por casi 25.000 millones de dólares durante el último gobierno de Mauricio Macri? ¿Por qué no levantar el secreto sobre 100 grandes fortunas individuales, denunciadas en un informe por el Banco Central de la República Argentina, que compraron unos 6.500 millones de dólares en ese tiempo histórico? Eso es parte de la fuga de capitales. Queda claro y resulta evidente la política de ajuste y la discriminación a favor de la riqueza y en contra de la pobreza.
Imagen BAE Negocios
Por Horacio Rovelli
El economista y docente de la Universidd de La Plata, Horacio Rovelli, habló de los deudores, de los «olvidos» del Estado para investigar a los responsables, cual es el impacto por estos días de todo ese proceso, cual es la partida afectada del Presupuesto al pago de los intereses de la deuda. Evasion, fuga, y complicidad. Superábit comercial por exportaciones, y el vaciamiento del Banco Central de la República Argentina».
Además, sostuvo que» el Presupuesto 2023 va a tener un ajuste aún más fuerte», se lamentó de que «el dólar es nuestra moneda de relación con el mundo y sus consecuencias por no tener el tipo de cambio estabilizado y al mismo tiempo por «no tener tanto insumo de energía ni de trigo».
Para Robelli: «Toda nuestra historia esta cruzada por el ocultamiento y el oscurantismo, desde la matanza de los indios, los asesinatos en la patagonia trágica, los bombardeos en Plaza de Mayo en 1955, los desaparecidos en las dictaduras, las muertes y la derrota en las Malvinas, y siempre con el fin de preservar al victimario, a quien más de una vez se lo pondera e idolatra, es más, se les pone sus nombres a pueblos, calles y plazas, por beneficiar al sector dominante».
Según su lectura de los sucesos políticos y económicos, pasaron 70 años y el mundo cambió y el país también, pero no al grado tal de creer que el plan del Fondo Monetario Internacional (FMI) debe ser el objetivo de un gobierno. Y menos entregar nuestros recursos naturales al capital extranjero y orientar toda la economía a conseguir divisas a como dé lugar y a costa de nuestro consumo interno.
«El acuerdo con el FMI parte de aceptar que los precios de los factores de producción (capital, trabajo y recursos naturales) los determina el mercado, eufemismo que esconde la decisión de los grandes operadores nacionales e internacionales en un país que produce bienes y servicios con serios atrasos tecnológicos y déficit estructurales, y que no puede competir sin el apoyo y direccionamiento del Estado.
El Estado es indispensable en la gran mayoría de la producción nacional –salvo aquella que depende del rinde por tener la tierra más fértil del mundo, donde más toneladas se producen por hectáreas de soja o de determinados minerales, más algunos enclaves industriales, como puede ser la producción de trépanos para perforar pozos, algunos segmentos de la industria automotriz o del laminado de acero o de aluminio–, pero aun así con la necesidad de contar con energía subsidiada para su realización.
La lógica imperante en el plan del FMI es la búsqueda y apropiación inmediata de la ganancia a cualquier costo, sin plantearse la situación de mediano y largo plazo, como si el mercado pudiera configurar el presente y ese presente el futuro. Se construye una sociedad a partir de la tasa de ganancia, que es la que permite en ese modelo comparar las inversiones: se invierte en aquello que genera más ganancia y de esa manera se opta por producir caramelos en lugar de acero. También, si otras economías generan mayor tasa de beneficio, se emigra hacia ellas.
Se construye una sociedad a partir de la tasa de ganancia, de esa manera se opta por producir caramelos en lugar de acero
En ese marco, son diametralmente distintas las funciones de un Estado en una economía que en otra. En la primera, es imprescindible el rol planificador, orientador y regulador del Estado. Desde el punto de vista económico, para esa visión de la economía la principal función del Estado es regular, establecer las “reglas de juego” y controlar qué es lícito y qué es ilícito, qué es “blanco” y qué es “negro”. En el plan del FMI, el Estado debe evitar intervenir y, de hacerlo, sólo debe hacerlo en forma circunstancial ante ciertos “defectos” del mercado, cuando no se toman en cuenta las relaciones de fuerza dispares que puede haber entre sus operadores.
Esto hace que el Estado ausente desorganice a la sociedad, la apropiación de lo que se produce y de sus recursos comunes. El Estado es, además de las instituciones, una relación entre las personas. Es una manera de vincularnos cotidianamente en torno a cosas que nos involucran a todos: la Patria, la sociedad, la educación, el intercambio de productos, la sanidad, el respeto, los procedimientos lógicos y morales.
Los capitales internacionales, en cambio, buscan cuñas donde reproducir rápida y fuertemente su acervo, sin interesarle la consistencia y sustentabilidad de los mismos. Su política es extractivista (petróleo, gas, minerales) y aprovechan la ventaja comparativa de las tierras fértiles, a la par que se utiliza el endeudamiento para que la economía argentina se subordine a esas políticas.
Es la lógica de la presión de los 5.500 productores de soja y de las grandes empresas acopiadoras y comercializadoras de granos para obtener un dólar de casi un 40% por encima del oficial. Que el gobierno haya cedido, en lugar de decirles: “No liquidaron en su momento, se les aumenta la tasa de derecho de exportación 10% por mes hasta que liquiden”, implica la justificación de la medida con el mismo argumento que los acopiadores. El mismo es que la soja se vende al exterior casi en su totalidad, olvidando que la mayoría de los campos se arriendan en base al precio de la soja y que ese grano se utiliza en el forraje (afectando a la carne y a los productos lácteos) y en el corte del biodiesel de las empresas productoras locales, etc.
Los capitales internacionales son extractivista, (petróleo, gas, minerales) y aprovechan la ventaja comparativa de las tierras fértiles, a la par que se utiliza el endeudamiento para que la economía argentina se subordine a sus políticas
¿Ingenuamente se puede creer que el 30 de septiembre de 2022 termina el premio a la especulación? La lógica que prima es que “nos necesitan” y, por eso, “vamos a presionar con el resto de la soja retenida (que supera las 10 millones de toneladas), con el maíz, con el trigo, etc.”, sabiendo que existe una relación inversamente proporcional entre el tipo de cambio (precio del dólar) y el salario real. Si se dan más pesos por dólar, aumenta el precio de los alimentos y desciende el poder adquisitivo de todos los que tenemos ingresos en pesos.
También se equivoca el gobierno si cree que se va a estabilizar el dólar porque ofrece al capital extranjero el litio y los minerales raros de nuestra Puna, o el petróleo y el gas de Vaca Muerta, e incluye la extracción de gas a 6.000 metros bajo el nivel del mar y a 307 kilómetros de la costa marplatense por la firma estatal noruega Equinor. O el acuerdo con Petronas, firma estatal de Malasia, para la construcción de una planta de Gas Natural Licuado (GNL) que contempla una inversión de 10.000 millones de dólares y que permitirá, cuando la planta de GNL alcance su capacidad máxima, exportar unos 460 barcos anuales, lo que hará del GNL uno de los principales sectores exportadores y generadores de divisas del país.
Tras Pearl Harbor, los Estados Unidos entraron de lleno en la Segunda Guerra Mundial y presionaron sobre los países de la región para que participasen en la misma. El gobierno conservador de Ramón S. Castillo dudó, y en las elecciones que debían realizarse en 1943, propuso como sucesor presidencial a Robustiano Patrón Costas, dueño del Ingenio San Martín de Tabacal en Salta –vinculado a la Standard Oil– y asiduo visitante de la Embajada norteamericana. En el marco de esa situación, en junio de 1943, un grupo de militares nacionalistas denominado GOU (Grupo de Oficiales Unidos), entre los que estaba el coronel Juan Domingo Perón, ejecutó un golpe militar desplazando a Castillo y nombrando primero a Arturo Rawson y después a Pedro Pablo Ramírez que, como Presidente provisional, designó secretario de Trabajo y Previsión a Perón y Vicepresidente de la República al general Edelmiro Farrell, los hombres fuertes de esa organización.
Desde ese cargo, Perón armó una corriente de sindicalistas afines. Sumados a los trabajadores del interior con poca y nada de experiencia en el tema, ampliaron la agremiación de los trabajadores y lograron ser mayoría en la CGT. Tras el 17 de octubre de 1945 y en elecciones libres y limpias, pese a la intervención abierta y manifiesta de los Estados Unidos, Perón es elegido Presidente de la República a comienzos de 1946. Ni bien asumió, ejecutó un progresivo plan a favor de los trabajadores; hizo aprobar y aplicar leyes de jubilaciones y pensiones, de vacaciones pagas, indemnización por despido, prevención de accidentes de trabajo, jornada laboral de ocho horas, aguinaldo obligatorio, el Estatuto del Peón, creación de Tribunales de Trabajo, ley de Asociaciones Profesionales y Convenios Colectivos de Trabajo.
El I.A.P.I. le compraba directamente al productor y asumía el rol de exportador, a la vez que sostenía el precio de los productos
Los dueños de los grandes campos (terratenientes), obligados a pagar impuestos y salarios a sus trabajadores, realizaron un retiro persistente de la oferta de carne y granos, tanto en el mercado local como en las exportaciones. Esas menores exportaciones significaron menos ingresos de divisas con las que se importaban los bienes de capital e insumos necesarios para el proceso de industrialización. Ante ese cuello de botella, se intervino el comercio exterior mediante la creación del IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio), que le compraba directamente al productor y asumía el rol de exportador, a la vez que sostenía el precio de los productos. Las ganancias obtenidas por el IAPI en el mercado mundial durante el trienio 1946-48 sirvieron para subvencionar la energía y favorecer la industrialización.
Nuestros gobernantes deberían leer a Maquiavelo en El Príncipe, cuando asevera: “Porque, puesto que los hombres avanzan casi siempre por los caminos que otros han trazado y proceden en sus acciones imitando lo que otros han hecho, y puesto que es imposible mantener exactamente el mismo camino y alcanzar el mismo grado de virtud de aquellos a los que imitas, un hombre prudente debe tomar siempre los caminos que han seguido los grandes hombres e imitar a los que han sido más ilustres, para que, si sus capacidades no llegan a igualarlos, por lo menos se le parezcan un poco”.
La exposición completa la podes escuchar en los audios.
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