Con la MUSICA de LA SIETE DE ABRIL
"El peronismo será...
subsuelo sublevado
o capitalismo de Estado.
La 17 de Octubre"
ZAMBA
del peronismo auténtico
que nunca será capitalista.
De Francisco Alvero
EL JUGLAR
DE LA LIBERTAD
Dedicada a quienes defienden un
peronismo "capitalista",
desde Pichetto hasta Massa,
De Moreno a Cristina
y el 99 % de la clase politica.
I
Sabemos que el peor engaño,
es mentirse o es callar
porque en la famosa década ganada
nunca se cambió lo estructural.
Al capitalismo trasnacional
ni siquiera se intentó tocar.
Me decis que el peronismo,
es tercera posición,
pero al mismo tiempo me aseguras
que es capitalista, ¡ay, ay, por dios!
acaso es como si me dijeras
que la dependencia es liberación.
Tal vez te cuesta aceptar,
o es dificil de escuchar
que el peronismo será
revolucionario o nada será!
porque nace desde las bases,
por la liberación nacional.
RECITADO:
"Ya no nos pueden engañar
Con la falsa libertad.
Tampoco el consenso liberal
aunque bien aceptado está.
El pueblo organizado,
en tanto subsuelo sublevado,
merece justicia social
y un gobierno popular."
II
Vamos siempre con valor
mi pueblo trabajador
Pa' decir de frente la verdad
aunque no la quieran escuchar.
mejor que decir siempre es hacer
mejor que prometer es realizar.
Por un cambio de verdad
nacional y popular
no alcanza quizas con no robar
hay que transformar la realidad
Dejar y dejarse de mentir
porque ya no sirve especular.
Combatiendo al capital
Esa es nuestra identidad
Porque sino a nuestra marcha
la tendríamos que apuntar,
liberación o dependencia
revolucion nacional.
Armando Jaime: del FAS al FR-17, el exilio y el retorno
El pasado 3 de febrero, con 85 años de edad, totalmente lúcido y dejando un mensaje de lucha para su pueblo, Armando Jaime falleció en su Salta querida. Más de 68 años de lucha por la liberación nacional y social de nuestra patria respaldan a este histórico luchador que recordaremos siempre como un revolucionario de toda Nuestramérica. Presentamos aquí la segunda parte de su trayectoria política, desde la conformación del FAS, pasando por el retorno del exilio y sus últimas apuestas militantes.
Por Lisandro Silva Mariños para La tinta
Un dirigente clasista y revolucionario, presidente del FAS
Los vínculos de Armando Jaime y el Frente Revolucionario Peronista (FRP) con la izquierda se irían estrechando durante el ‘73, año en el cual el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) impulsará con fuerza su perspectiva de estructurar “un amplio movimiento democrático y antiimperialista dirigido por la clase obrera para derrotar el Gran Acuerdo Nacional (GAN)”.
A los primeros intentos enfocados en construir comités de base, le seguiría encuentros y plenarios que decantarían en el IVº Encuentro Nacional Pro-Formación del Frente Antiimperialista y por el Socialismo, llevado a cabo el 18 de agosto de 1973 en la localidad de Villa Luján, provincia de Tucumán. Aquel plenario congregó además del PRT y FRP a organizaciones como los afluentes de OCPO, Partido Comunista Marxista Leninista, la adhesión del Partido Socialista de los Trabajadores (PST), Montoneros-Columna Sabino Navarro, Organizaciones de Base Peronistas, Acción Revolucionaria Peronista, Juventud Peronista y Juventud Peronista Trabajadores-Salta, Bloque de Agrupaciones Peronistas-Paraná, y las Fuerzas Armadas Peronistas-Tucumán. Allí se reunieron cerca de 6.000 personas con el objetivo central de dotar de una estructura orgánica al proto-frente e intentar lanzar la candidatura de Agustín Tosco-Armando Jaime para las elecciones presidenciales de septiembre, luego del golpe que el propio peronismo le propiciara a Cámpora en julio. Horas antes del encuentro, Agustín Tosco, dirigente de Luz y Fuerza había anunciado su negativa a asumir dicha candidatura, pero viajaría hasta Tucumán para debatir su postura y dar un voto de confianza a la creación del FAS – Frente Antiimperialista y por el Socialismo.
Antes del Vº congreso desarrollado en Chaco, Armando Jaime era propuesto como presidente del frente. Dicho lugar de dirección política se ratificaría frente a más de 12.000 activistas que se reunieron los días 23 y 24 de noviembre del ‘73 en la localidad de Roque Sáenz Peña. Este encuentro fue un verdadero salto cualitativo para el frente. Amplió su composición política y numérica. Votó un programa político y realizó el llamado a construir un Frente Antifascista. Jaime estuvo a cargo de cerrar el congreso luego de que hicieran uso de la palabra Alicia Eguren, Agustín Tosco, el cura Miguel Ramondetti, y el líder Toba Marcelo, entre otros. En tanto presidente del FAS, Armando Jaime afirmó que el objetivo central era construir un frente bajo la hegemonía de la clase obrera, orientado a construir un programa de lucha común para la etapa en curso, y que se disponga a luchar por la liberación nacional y el socialismo.
El VIº congreso tuvo otro marco político, caracterizado por la escalada represiva y fascistoide. Vale recordar la Triple A ya había dado la lista de dirigentes a asesinar, entre ellos se encontraba Armando y otros referentes del FAS como Silvio Frondizi, Manuel Gaggero y Agustín Tosco. A pesar de ello, un 16 de junio del ‘74 se congregaban en Rosario más de 25 mil personas con un posicionamiento claro contra el gobierno de Perón denunciando el pacto social, exigiendo la derogación de la ley de Asociaciones Profesionales, de Prescindibilidad, la Ley Universitaria, el nuevo código penal y la intervención federal a Córdoba. El congreso aprobó una declaración política con los puntos mencionados, el estatuto del frente y resolvió convocar a la formación de una Coordinadora de Lucha de Organizaciones Revolucionarias y Populares (CLORP). Jaime cerraría nuevamente el congreso, un encuentro que se fortalecía al contar con la participación de Silvio Frondizi y Rodolfo Ortega Peña.
El VIº sería el último congreso del FAS. Armando Jaime renunciaría a la presidencia del frente el 22 de julio del ‘74 a través de una carta pública planteando la necesidad de “darse una nueva política de alianzas con un nuevo estilo de acuerdos y comportamientos, que logre superar las contradicciones no antagónicas en el seno del pueblo”. Aquí se abriría una nueva etapa política, muy poco conocida pero fundamental durante el periodo 1974-1977, la unificación entre el FRP y el MR 17 en el FR-17.
Un peronista tan revolucionario, que toda la izquierda (a su modo) lo recuerda
La pérdida física de una personalidad de la talla de Armando Jaime nos obliga a repasar su trayectoria política con la mayor rigurosidad posible, a sabiendas de los riesgos constantes de no presentar todas las aristas que incluyen los aciertos y desaciertos de un luchador de mil batallas.
Su muerte ha expresado al menos dos hechos significativos: por un lado, la ausencia de homenajes y posicionamientos hacía la figura de Jaime por parte de la “izquierda peronista”, lo que da cuenta que esta última idea en la actualidad es un verdadero oxímoron; y por el otro, que la izquierda (en el sentido amplio del campo político) sí haya traído a escena a Armando a través de distintos formatos, reivindicando en mayor o menor medida su lucha.
Al no ser ajenos a este último campo, elegimos debatir con el modo peculiar que tienen de recordar tanto Prensa Obrera (PO) y como La Izquierda Diario (PTS). A nuestro parecer su método para aludir a un luchador externo a su corriente política se basa en “develar” lo cuan equivocado estaba éste en su estrategia, explicitar su continuo derrotero político y dar por sentado que los pocos aciertos de tal o cual personaje se cristalizan sólo cuando éste se ha acercado a la política del FIT. Bajo este enfoque -donde el reduccionismo es un lugar común y la deshonestidad intelectual un peligro permanente- se lo recuerda a Jaime criticándolo por presidir el FAS, organización frentista que según Christian Rath fue “protagonista de una impostura política al ocultar que Perón era el centro político de la burguesía dirigido a derrotar a los trabajadores” y que por ello “inventaron como enemigo principal al fascismo, diluyendo el hecho decisivo de que era Perón quien conducía la política de aplastamiento de la clase obrera y de entrega al imperialismo” , ya que a fin de cuentas -para Florencia Unquillo- el FAS bregaba por “atravesar una etapa de conciliación con partidos reformistas y burgueses opuestos a la dominación extranjera”.
En conclusión, la mención a Jaime es para defenestrar al FAS (y también al PRT). No es nuestro el objetivo hacer una defensa del PRT-FAS, pero sí replicar algunos supuestos. El primero es que el FAS siempre ubicó a Perón en el campo contrario, delimitándose de él y su gobierno. Van dos ejemplos claros: el impulso de una candidatura clasista y opositora a Perón en septiembre ‘73, y el denunciarlo como responsable del Navarrazo (la intervención de Córdoba) en febrero del ‘74. En las tribunas de los congresos, los oradores también desplegaban esta línea crítica para con Perón, por ejemplo, Manuel Gaggero (FRP) fue claro en el VIº congreso cuando agitó que: “La carta que juega Perón en el país es la de frenar las luchas populares. Mattarazzo, Acindar, Gatic, demuestran que las luchas populares están en ascenso y que no se frenan a pesar de estar Perón en el gobierno.” También es falso que el FAS haya “elegido al fascismo como enemigo” dejando a Perón de lado. El Proyecto de Constitución del Frente Antifascista aprobado en el Vº congreso inicia dejando más que claro la responsabilidad de Perón al sostener que: “Con el gobierno nacional del General Perón- contra lo esperado por el pueblo- no se han producido en su beneficio cambios de ningún tipo. Todas las esperanzas que tenían las masas populares comienzan a desmoronarse frente a la ratificación, por parte del gobierno de una política que tiende a favorecer a los monopolios, en contra del bienestar del pueblo y de la libre expresión y participación en las grandes decisiones nacionales. (…) No existe hasta ahora ningún intento concreto de eliminar la explotación y los privilegios (…) Se nota con toda claridad que esta política se complementa con un plan que trata de someter coercitivamente a los sectores populares. Se consolida el poder de la burocracia sindical por medio de la nueva Ley de Asociaciones Profesionales. Se lleva la angustia y la inseguridad a millares de familias mediante la Ley de Prescindibilidad. Se refuerzan los organismos represivos. Se legisla en función de la discriminación ideológica a nivel de gobierno y de movimiento justicialista. Se promueve desde instituciones estatales la formación de bandas fascistas y parapoliciales. Se planea eliminar, de cualquier modo, a los dirigentes y organismos populares, buscando descabezar el movimiento de masas. Todo esto conforma un clima de terror fascista, creado deliberadamente con el objetivo de atemorizar a la clase obrera y el pueblo, y frenar sus luchas.”
La cita es extensa, ya que la tergiversación de Rath también lo es. Incluso cuando dice que compartió un campo de batalla con Jaime al apostar a la candidatura Tosco-Jaime, ya que el Congreso Clasista del PO realizado el 17 y 18 de agosto de 1973 resolvió apoyar la candidatura y enviar delegados al plenario convocado en Tucumán con esa finalidad. En honor a la verdad histórica debemos aclarar que el lanzamiento de la candidatura de Tosco-Jaime estaba planeado para el mismo 18 en el IV Encuentro del FAS de Tucumán, mientras Política Obrera lanzaba su propio “Frente Electoral Clasista” en Buenos Aires. Es decir que ni estuvieron en Tucumán (como sí lo hizo el PST), ni impulsaron activamente la candidatura.
Antes del exilio, el retorno y lucha hasta sus últimos días
Gran parte de las reseñas históricas de Armando Jaime realizan un salto mortal entre el FAS y el exilio, salteándose una experiencia sumamente rica, como lo fue el Frente Revolucionario 17 de Octubre (FR17) . Esta organización nació de la confluencia entre el FRP y el Movimiento Revolucionario 17 de octubre (MR17) que había fundado Gustavo Rearte. Se fusionaron el 25 de mayo del ‘75 luego de concluir el periodo del Comité de Unificación iniciado el 22 de diciembre de 1974. Clandestino una vez más, Armando se instaló en Buenos Aires organizando la resistencia a la ofensiva de la derecha, quien desapareció a su compañero de vida, Juan Carlos “El Negro” Arroyo la madrugada del 28 de octubre de 1976.
Partió al exilio en marzo del ‘77, cuando el MR17 ya estaba en crisis producto de las caídas por la represión y el debate interno. Dejaba su tierra de manera forzada, como miles de activistas, a sabiendas que había realizado el mayor de los esfuerzos por construir la patria socialista. Ya con más de 25 años de militancia, Armando organizará su militancia en el exilio. Antes de radicarse en España, Jaime recorrió Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia denunciando a la dictadura, luego continuó en Brasil donde impulsó “Clamor”, una institución de denuncia contra el terrorismo de Estado.
Debió esperar hasta 1984 para regresar a su país e instalarse en Salta, donde tiempo después fundaría el Movimiento Obrero Campesino Estudiantil y Popular (MOCEP), organización en la que militó hasta sus últimos días. Desde allí siempre impulsó instancias frentistas que agrupasen diferentes organizaciones, por ello aportó a la construcción de la Coordinadora de Organizaciones por el Frente Revolucionario (COPOFRE), la Coordinadora de Organizaciones Antiimperialistas y Revolucionarias (COAR), y el Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social (MULCS). Durante la última década se comprometió activamente en la defensa de la Venezuela Bolivariana, la Bolivia de Evo Morales, la insurgencia colombiana. En ningún momento bajó las banderas de la lucha anticapitalista y antiimperialista, y por ello nunca depositó expectativas en el kirchnerismo.
Con 85 años seguía militando activamente. Su enfermedad no le impidió estar en la calle hasta los últimos días para enfrentar al gobierno de Mauricio Macri, que él caracterizó como “uno de los peores enemigos que tiene la clase obrera” y que por ende era necesario “prepararse para la lucha, prepararse para enfrentar a la derecha, prepararse para enfrentar al imperialismo”. Quienes estuvieron junto a él las últimas horas cuenta que se despidió disculpándose por irse en “el peor momento de su país”.
Su corazón latió política hasta el último aliento y paradójicamente falleció un 3 de febrero, cuando se iniciaba el 205 aniversario de la Batalla de San Lorenzo, aquella pelea que libró el Ejército Sanmartiniano en la guerra por la primera Independencia. Este guerrero por la segunda y definitiva independencia, se despide bien en alto, no siendo sólo referente de toda una generación, sino de todo un pueblo en lucha.
Ver Homenaje a Armando Jaime, fundador del Frente Revolucionario Peronista (Primera Parte)
* Por Lisandro Silva Mariños para La tinta. Autor del libro “FAS: Frente Antiimperialista y por el Socialismo. Un ejército político de masas impulsado por el PRT”. Ediciones La Llamarada. Buenos Aires. 2017.
** La foto de tapa corresponde al Vº congreso del FAS y puede verse a Agustín Tosco, Armando Jaime y el Negro Montenegro, miembro de la comisión directiva de la CGT tucumana, Secretario General del gremio de los vitivinícolas, y militante del PRT.
La siguiente entrevista realizada por Sergio Bufano – Gabriel Rot y publicada en el número 3 de LUCHA ARMADA de junio / agosto 2005En Lucha Armada, número 3, junio / agosto 2005
Dirigente de los movimientos populares del norte argentino, Jaime protagonizó los debates que cruzaron al peronismo y a la izquierda en las décadas del sesenta y setenta. Fue fundador del Frente Revolucionario Peronista, brazo político del Ejército de Liberación Nacional.
¿Dónde naciste y cómo llegaste a la política y a las luchas sociales?
Nací en 1932 en la ciudad de Salta, en una familia pobre. Mi papá era obrero panadero y mi madre ama de casa y a veces trabajadora del campo. Mi padre simpatizaba con el anarquismo y había trabajado con Juan Riera, un anarquista muy conocido que había difundido sus ideas en la provincia. Así que mi padre se fue formando con una mentalidad atea y comprendía lo que eran las luchas sociales y eso se conversaba en mi familia. Mi madre, en cambio, era muy católica.
¿Cuántos hermanos eran?
Tres, dos varones y una mujer.
¿Hicieron algún tipo de estudios?
Mi hermana es actualmente profesora de una escuela de Bellas Artes y mi hermano mayor, que ya murió, fue suboficial en el Ejército. Yo fui maestro de escuela. Mi viejo llevaba libros a casa y algunas publicaciones que le daban sus amigos anarquistas. Cuando yo cumplí 16 o 17 años me vinculó, gracias a mi insistencia, con gente que estaba en estas corrientes anarquistas, un remanente que aún quedaba en Salta. Pero él se incorporó luego al peronismo y yo también ingresé a la juventud peronista en 1950, aproximadamente. Y me ligué a la fracción del peronismo que orientaba Don Carlos Hamena. Este hombre era un enfermero que tenía un buen liderazgo dentro del peronismo, a tal punto que en 1951 fue elegido vicegobernador de la provincia y más tarde, cuando renunció el gobernador Cornejo, él ocupó ese cargo. El gobernador tuvo que renunciar porque hubo una movilización obrera muy importante en Salta en la que mataron a dos trabajadores. Se trato de un movimiento huelguístico muy fuerte de los obreros de la construcción de un embalse que hicieron una marcha sobre la ciudad exigiendo mejoras salariales, y uno de los hermanos del gobernador mató a los dos obreros a balazos. Entonces se armo una crisis y Cornejo tuvo que renunciar.
¿Ese movimiento era peronista?
Sí, y contra un gobierno peronista, cosa que era bastante normal que sucediera. A raíz de eso asumió Carlos Hamena, que era un tipo bastante popular, ligado al movimiento obrero. Y una de las medidas más importantes que tomó fue la expropiación del Club 20 de Febrero, un club de la oligarquía que estaba frente a la Plaza de la República, y lo convirtió en casa de gobierno. Y los miembros de la oligarquía tuvieron que buscarse un lugar donde irse. Fue una medida fuerte.
¿Qué hacías en esa época?
Yo era obrero textil. Trabajaba en talleres y actuaba como delegado del sindicato; luego de eso, tras hablar con el gobernador, me fui a trabajar a Santa Victoria como maestro de escuela. Santa Victoria es un departamento que está muy lejos, al que se entraba a lomo de mula. Y en ese entonces estaba manejado por Robustiano Patrón Costa, que era el dueño del ingenio El Tabacal a través del arriendo de esas tierras. Las cosas habían sido así: ese pueblo había realizado un alzamiento armado por las tierras y entonces el dueño, un tal Campero, decidió como castigo por la rebelión arrendarle todas las tierras a Patrón Costa. Y desde entonces, todos los años, Patrón Costa obligaba a esa población a ir a trabajar a la zafra, y que el arriendo de esas tierras solamente lo podían pagar con trabajo en el ingenio, en la zafra. Entonces todos los años, los hombres en edad de trabajo, jóvenes, grandes y los demás, tenían que emigrar a El Tabacal para cosechar. Eso ocurrió cuando yo estaba ahí y ocurrió unos cuantos años después de que yo me fui. Ahora creo que ya se terminó ese sistema porque han mecanizado la zafra y entonces no necesitan a los zafreros, pero en aquel tiempo se los hacía traer de ese departamento y hasta de Jujuy y de Bolivia para el ingenio.
¿Qué actividad política realizabas?
Organicé varias unidades básicas peronistas y también una asociación campesina por la reforma agraria que pidió al gobierno la entrega de tierras, pero fracasamos. Eso fue hasta 1955. Con el golpe de estado me dejaron cesante y comenzó la persecución. Todo esto hizo que me fuera a Tucumán. Allí me vinculé al “Comando 17 de Octubre”, que era un grupo de resistencia. Y ahí realicé distintas actividades: pintar paredes, poner un “caño”, en fin, armar un poco de batifondo. Después de eso, cuando hubo una probable salida electoral me incorporé a la Unión Popular del doctor Gramuglia. Estuve un tiempo con ellos y luego volví a la resistencia. Y después volví a Salta.
¿Cuando participaste en el “Comando 17 de Octubre” de Tucumán tuviste alguna relación con los Uturuncos?
Si, ahí lo conocí al Félix Seravalle, porque él estaba vinculado con el “Comando 17 de Octubre” y estaba organizando a los Uturuncos. Yo estaba dentro de una célula, de un grupo de base.
¿Participaste en alguna discusión acerca de un foco en Tucumán?
No, porque eso no se dio, ya estaba hecho y entonces no participé de ninguna discusión. Sí me informaron cuando ya estaba todo resuelto. Me dijeron que estaban por hacer algo, y que si estaba dispuesto me llamarían, pero después no volvieron a buscarme.
¿Y estabas dispuesto?
Si, lo estaba. Si Félix me decía vamos, yo iba.
¿Por qué razón? Debe haber existido algún tipo de discusión o elaboración que sustentara la idea de implementar actos de violencia política. ¿Se discutía eso?
No, era totalmente espontáneo. La resistencia fue sobre todo obrera. Eran obreros de los sindicatos que se juntaban y alguien daba la iniciativa, decía “hay que hacer esto” y nada más. No había ni siquiera instrucción sobre cómo hacer un “caño”. Se hacía todo casero. Se buscaban mechas, fulminantes, gelinita, dinamita. Había algunos que hasta apretaban la mecha y los fulminantes con los dientes, cosa que no se debe hacer nunca, o se amasaba la gelinita con las manos para meterla dentro del caño.
¿Cómo seleccionaban los objetivos?
Ahí mismo se decidía, a veces algún dirigente mandaba alguna directiva. Pero por los informes de la época que tengo, el propio Perón trató de organizar la resistencia y no pudo porque se le escapaba de las manos. Armaron una central de operaciones en la resistencia y andaban por ahí algunos miembros de la Unión Obrera Metalúrgica y de otros sindicatos, y no pudieron organizar nada. No hubo ninguna disciplina sobre esto.
¿Los “caños” eran firmados con alguna pintada o con volantes?
A veces sí, en otras se ponía el caño y nada más. Los objetivos eran empresas extranjeras o las casas de dirigentes gorilas.
¿Y firmaban como “Comando 17 de Octubre”?
En Tucumán sí.
¿En Salta también habían organizado la resistencia?
Si, pero no tenía nombre. Se organizaba a través de la propia CGT.
¿Cuántos eran en Tucumán?
No tengo idea porque yo estaba en un grupo muy pequeño. Pero cuando se abrió un espacio democrático la gente del “Comando 17 de Octubre” convocó a su gente y era bastantes: 500, 600, 700 personas junto con otros justicialistas y otra gente que no tenía nada que ver con la resistencia, pero la resistencia en ese momento tenía una fuerza importantísima. Y hasta ese momento se había funcionado en células tabicadas.
¿No había una dirección centralizada?
En el caso de Tucumán sí, pero en el resto del país no, porque después cuando fuimos invitados a Buenos Aires nos encontramos con que había un grupo por aquí, otro por allá…No había una organización que comandara todo. Nuestro grupo de resistencia fue distinto y bastante obrero. Por ahí había algún suboficial. Pero la resistencia nos igualaba a todos, en el sentido de que podías estar trabajando junto a un tipo de derecha. Más tarde hubo una cierta diferencia de concepciones.
¿En qué año?
A partir de 1958, quizás 1959, cuando se organizaron los grupos de la juventud. Entonces se armaron reuniones, plenarios, internas donde surgieron las diferencias. Algunos venían de las corrientes nacionalistas, otros tenían un desarrollo más progresista y algunos tenían alguna influencia de izquierda. Y así como en el peronismos hubo un desarrollo de izquierda interno, propio, también hubo una influencia externa.
¿Qué leías durante la época del “Comando 17 de Octubre”?
En el peronismo de los primeros tiempos se leía a José María Rosa. Después, en materia de lucha armada, se leía a Franz Fanon y la cuestión argelina. Y con la aparición de los cubanos se leyó mucho el librito de Régis Debray y más tarde al Che Guevara. Después se incorporó todo lo de Vietnam, Giap, Ho Chi Minh, Mao Tse Tung, y todo eso.
¿Cómo siguió tu militancia?
En 1957 o 1958 regreso a Salta y empiezo a trabajar dentro de la CGT, haciendo todo tipo de tareas: agitación, propaganda y acción directa.
¿Qué era acción directa?
Huelgas y todo lo que se hace ahí: miguelitos, frenar a los que no quieren hacer la huelga, piquetes de huelga y esas cosas. En eso ya éramos profesionales.
¿En la CGT que papel cumplías?
Yo a esa altura no estaba vinculado con la actividad productiva. Era más que nada un activista. Es decir que servía a cualquier sindicato en huelga y prestaba servicios ahí. Yo estaba toso los días colaborando con ellos.
¿Por influencia de tu viejo tuviste alguna tendencia hacia la izquierda?
De entrada era, digamos un ateo, entonces de ahí hacia la izquierda es fácil.
¿Y cómo congeniabas eso con la CGT o con la militancia ortodoxa peronista?
Ellos sabían más o menos mi posición de izquierda y me trataban de zurdo o esas cosas, pero me respetaban. Pero yo no tenía una posición de soberbia frente a ellos. Era discusión de igual a igual: discutir, comprender. Yo no tenía esa cosa de algunos compañeros de izquierda que querían bajar línea, y eso me facilitaba la discusión.
¿Cuál era el objetivo final? ¿El retorno de Perón?
Durante algún tiempo fue ese. Pero nosotros, después de algunas experiencias, ya no le dábamos mucha importancia a la cuestión de Perón; planteábamos que había que organizarse de manera independiente. Por ejemplo, en Salta cuando se propuso relanzar el justicialismo para las elecciones nos inclinamos por Miguel Ragone, un médico más o menos progresista. Nosotros creamos un grupo para apoyarlo y hacer toda la propaganda, armamos la Lista Verde en consonancia con la Lista Verde de Framini en Buenos Aires en 1962. Y Miguel Ragone llegó a la gobernación.
¿El referente de ustedes era Framini?
No, no. Cuando armamos la lista Verde en Salta, propagandizamos el programa de Huerta Grande. Propagandizamos eso y también las cuestiones de Cuba en el resto del peronismo. Armamos un núcleo interno del peronismo con una tendencia política bastante definida.
¿Quién los inspiraba?
En el Norte más o menos nos organizamos solos. Nos sirvieron las obras de Cooke, pero también incorporamos una cantidad de literatura marxista, El Capital, discursos de Fidel Castro, del Che, del general Ho Chi Minh, toda lectura normal entre nuestros militantes. La relación con John William Cooke era buena pero no fue lo determinante.
¿Tenían nombre en esa época?
Primero fuimos Juventud Peronista, después Movimiento Revolucionario Peronista y después Frente Revolucionario Peronista. El MRP era una construcción que venía con cierto aval de Perón y se lo delegó de entrada para que lo organizara Héctor Villalón, quién se instaló en Montevideo y desde ahí llamaba a los compañeros. Entonces íbamos y discutíamos con él hasta que se armó el MRP en Buenos Aires.
¿Por iniciativa de Villalón?
Había un acuerdo federal y él vino con ideas y trajo una carta de Perón. Y participó mucha gente. Nosotros en el Norte que abarcaba a varias provincias; en Buenos Aires Gustavo Rearte, que lideraba un grupo. Después había otro grupo de juventud, no recuerdo el nombre del dirigente, y universitarios y dirigentes sindicales. Todo ese conjunto de gente formó el MRP.
¿En qué año es esto?
En 1963. Su constitución fue el 6 de agosto. El plenario se hizo en Buenos Aires en el Sindicato del Calzado.
¿Participaste?
Si, Villalón estaba afuera, pero estuvo Mario Valota, que dirigía el periódico Compañero, Gustavo Rearte al frente de un grupo de juventud, Roberto Salar del Sindicato de Ceramistas, De Geralde del Sindicato del Calzado, Di Pascuali del Sindicato de Navales y otros dirigentes más. Y algunos dirigentes del interior, entre ellos Benito Romano, de la FOTIA de Tucumán.
¿Qué los unificaba? ¿Qué los diferenciaba de otros grupos peronistas?
La mayoría de la gente que nos unificamos ahí planteamos la necesidad de la lucha armada, la necesidad de una propuesta más avanzada del peronismo clásico. Muchos de nosotros planteamos el socialismo. Y una actividad revolucionaria. Ahí se junto mucha gente de la resistencia, de la juventud más revolucionaria y por ahí algunos que provenían de la izquierda y se habían hecho peronistas.
¿Cooke estaba en ese reunión?
No, él estuvo aparte. No coincidía. Cooke conocía a Villalón y no tenía un buen concepto de él. Pero la gente que estaba adentro no tenía nada que ver con Héctor Villalón. Pero Cooke se mantuvo aparte y después formó la ARP. Eran poquitos, no eran muchos. El gran valor de Cooke eran sus escritos, que los usaba todo el mundo. Al peronismo revolucionario le costaba un poco explicar teóricamente su posición marxista. El peronismo venía siempre con la ortodoxia de la “tercera posición”. Entonces Cooke nos daba la teoría.
¿En ese plenario hubo alguna declaración oficial respecto de la revolución cubana?
Si, aunque había alguna contradicción. Ahí se hizo un programa que es el mismo de Huerta Grande, más desarrollado y explicitado, y luego un decálogo revolucionario junto a la declaración de principios del MRP. Todo eso lo publica Compañero. En el comité central que se formó estaban Gustavo Rearte, Mario Valota, Héctor Villalón, Gustavo Rearte, Salar, yo y otra gente que no me acuerdo.
¿Así se llamaba el comité? Es un nombre que designa a partidos marxistas.
Sí, pero funcionó poco porque al tiempo hubo contradicciones ideológicas. Había de todo: los que eran más marxistas, más dispuestos a la lucha armada, los que no, los seguidores de Villalón; en fin, así que esto se dividió en cuatro fracciones: Gustavo Rearte se retiró con su organización; Mario Valota se fue por otra parte; Héctor Villalón se quedó con algunos sectores sindicales y nosotros retiramos a casi todos los compañeros del Norte, de varias provincias. Eran cuatro sectores, pero con alguna fuerza sólo tres, porque Mario Valota quedó medio solo.
¿Cómo se llamaban cuando se retira con la gente del Norte?
Frente Revolucionario Peronista.
Cuando en el MRP plantearon la lucha armada, ¿propusieron formar un ejército, un grupo de avanzada, un foco o fue solamente una declaración de principios?
Aparte de la declaración de principios se discutió sobre el tema pero no había suficiente acuerdo, porque por un lado había compañeros que planteaban que había que tener mucha masa para hacer una revolución, trabajar en eso y recién después salir a la lucha armada. Y nosotros decíamos que no, que con cierta cantidad de gente no era necesario un gran movimiento de masas para salir, y también estaban otros que afirmaban que había que esperar las condiciones subjetivas, objetivas, etc. Pero dentro de todo el conjunto había quienes, especialmente la gente que venía de la Universidad, planteaban que había que respetar la “tercera posición”, y otros que decían que no, que la propuesta tenía que ser socialista.
¿Qué sostenía Rearte cuando se fue?
Tenía una posición de izquierda y sostenía que había que tener una buena tarea de masas para luego iniciar la lucha armada. No paralelamente. Nosotros planteamos que con cierta base de masa ya se podía iniciar.
¿Y consideraban que esa cierta base ya la tenían?
Pensábamos que relativamente sí, en ese sentido éramos más fierreros.
Cuando hablas de “nosotros”, ¿quiénes eran?
Salta, Tucumán, Jujuy y Santiago del Estero. En Jujuy estaba Juan Carlos Arroyo, en Tucumán lo teníamos al Hugo Andina Villalba, Félix Sarravalle en Santiago, Pepe Loto en Termas de Río Hondo, alguna gente en Formosa que orientaba el compañero Fabián que luego desapareció y después alguna gente en Chaco. Inicialmente esa fue la gente con la que partimos en el FRP. Después nos extendimos a Buenos Aires, Córdoba, Rosario, cubriendo el mapa.
Cuando el FRP rompió con los otros grupos, ¿mantuvo la estructura de comité central?
No. Armamos un comité ejecutivo, un grupo más chico que garantizara mayor agilidad.
¿Viajaban a las distintas provincias?
Hacíamos congresos con todas las provincias. En total habremos hecho cuatro o cinco.
¿Los grupos estaban tabicados o se conocían todos?
A nivel de superficie los dirigentes principales se conocían. Pero el resto de la estructura era clandestina. Funcionábamos con células de tres a cinco, a veces hasta siete personas. Después estaban los grupos más amplios que participaban en asambleas, dirigían a otros, pero esos no eran parte de la estructura clandestina.
¿Cuándo empiezan a editar “Vocero Popular”?
Nosotros fuimos MRP hasta que se rompió y formamos el Frente Revolucionario Peronista en 1965, quizás 1966. Y ahí empieza a salir “Vocero Popular”. Primero lo sacamos en el Norte, se imprimía en Salta, y los últimos números se hicieron en Buenos Aires.
¿Qué tipo de militantes participaban en el FRP?
El origen era principalmente obrero y campesino. Muy poco intelectual, salvo algunos estudiantes universitarios.
¿Cómo era la relación con la ortodoxia peronista?
Con los peronistas comunes en general la relación era buena. Con los sectores de derecha la relación siempre fue tirante. Por ejemplo, con la gente de Cornejo Linares en Salta la relación era tirante. En varias ocasiones nos agarramos a los golpes. No era una relación muy pacífica que digamos.
¿Y con los sindicatos?
Igual. Era buen con la parte más progresista. Con la parte más derechosa siempre tirante. Por ejemplo, cuando en 1973 lo mataron a Rucci, la derecha sindical hizo una misa por él, y cuando lograron juntar a toda la gente tomaron la casa de gobierno con la clara intención de que el Poder Ejecutivo Nacional interviniera la provincia. Entonces nosotros reunimos a nuestra gente y los echamos a todos de la Casa de Gobierno, y después tomamos la CGT. Eso muestra que las contradicciones eran bastante violentas. Pero con el resto del peronismo siempre tuvimos buena relación.
¿Ustedes están afiliados al partido justicialista?
En aquella época sí. Ahora ya no pertenecemos.
¿Qué otras organizaciones de izquierda había en Salta?
En aquel tiempo la única era el Partido Comunista. Después hubo un pequeño grupo que era de la Izquierda Nacional. Y luego se instaló gente de Buenos Aires de Vanguardia Comunista (VC) que fueron a hacer tareas políticas. Eran un pequeño grupo. El Partido Revolucionario de los Trabajadores tenía dos o tres compañeros que por lo general trabajan con nosotros porque eran muy poquitos.
¿Cómo cayó la experiencia de Masetti en Salta?
Cuando apareció el Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) nosotros nos solidarizamos con ellos de entrada. Después los visitamos en la cárcel, publicamos declaraciones de ellos y las distribuimos entre la gente. Siempre tuvimos una conversación bastante fluida con ellos.
¿Ustedes no participaron en nada previo al EGP?
Ni siquiera sabíamos. Nunca vinieron a vernos. Después nos explicaron que ellos no conocían nuestra existencia. No sabían de nosotros. Pudimos conversar mucho porque compartimos la cárcel, con Jouvé, Méndez y los demás.
¿En qué circunstancias?
Nosotros caímos presos cuando el presidente era Arturo Illia y en Salta gobernaba Ricardo Durán, un hombre peronista. En esa época las autoridades invitaron a los Reyes de Bélgica a venir a Salta, y nosotros nos enteramos, por gente que teníamos en la Casa de Gobierno, que la misión de los Reyes era en realidad traer colonos belgas, que habían sido echados del Congo, a una colonia en Salta. Entonces llamamos a un congreso en el Sindicato de los Telefónicos, e invitamos a todos los grupos políticos, justicialistas, juventud peronista, Partido Comunista, en esa época no me acuerdo si era el PRT o el FRIP, también algunos grupos de izquierda independiente y denunciamos que el objetivo era traer colonos del Congo, y que sabíamos por experiencia que eso significaba el desalojo de campesinos y que había que oponerse. Luego se organizaron muchas pintadas con el nombre de Lumumba y hasta se repartieron globos a los chicos para darle la “bienvenida” al Rey. Fue entonces que algunos organizaron la quema de la bandera de Bélgica, y el gobierno nos apuntó directamente a nosotros: dijo “son estos”, y nos metieron presos; el fiscal pidió ocho años porque nos aplicaba el artículo 213 del Código Penal y nos llegó a acusar de provocar una guerra con Bélgica. Al final estuvimos presos durante un año y seis meses.
¿Cuántos fueron presos?
Tres. Yo, Juan Carlos Salomón y Julito José Suárez. De entrada caímos cinco, pero los otros salieron enseguida. Eso permitió un intercambio de experiencias con los presos del EGP. Allí nos contaron todo lo que habían hecho. Nosotros les dijimos que tendrían que haber estudiado la realidad argentina, haber conocido al peronismo, haberse vinculado con los sectores de masas antes de lanzarse al monte. Eso hubiera significado un mayor apoyo, inclusive de los sectores del campo, porque ellos entraron sin conocer a nadie.
¿Qué explicación les dieron?
Ellos decían que tenía que ser muy secreto, lo cual es erróneo porque cuando la gente apoya no deschava fácilmente, no denuncia.
¿En la cárcel comienzan a gestar su propia guerrilla?
No, lo que vimos en la cárcel fue la necesidad de separarnos del MRP, a partir de desacuerdos con conductas que observamos, conocimientos que teníamos sobre como se movía la cosa en Buenos Aires. Entonces, cuando salimos reunimos a los compañeros y decidimos la separación. Eso fue a mediados de 1966, después del golpe de Estado de Onganía. Cuando nos separamos el MRP estaba ya muy caído. Y bueno formamos el FRP y al poco tiempo el Ejército de Liberación Nacional, como su brazo armado. Pero con la teoría de que la política manda al fusil. Y al poco tiempo pasamos a la clandestinidad de nuevo. Estuvimos legales un año y después empezaron las capturas.
¿Qué significó la instauración de una dictadura?
La dictadura de Onganía fue lo que empujó a todos para tomar las armas. Además ese gobierno vino con muchas amenazas. Dentro del peronismo revolucionario en general (Gustavo Rearte, Salvide y otros grupos más chicos) todos decidieron ir hacia la lucha armada. A nivel de la juventud peronista y sectores obreros peronistas había ya una formación de conciencia de que había que pelear. Eso le facilitó el terreno a los montoneros, porque cuando ellos salen con lo de Aramburu mucha gente se le adhiere, eran muy poquitos inicialmente.
¿Cómo fue la constitución del ELN?
Primero le dimos el nombre de Ejército Libertador del Norte, pero después se discutió que tenía que tener una proyección nacional y se resolvió ponerle Ejército de Liberación Nacional. Hubo discusión interna porque algunos querían ponerle un aditamento peronista, pero nosotros nos opusimos. Ya era suficiente con la estructura política.
¿Quiénes participan de esta constitución?
Juan Carlos Arroyo, de Jujuy, Aníbal Puggioni, de Buenos Aires, Alfredo Matioli, de Salta, y Mario Díaz, de Jujuy. Esa fue la cabeza del ELN en 1967.
¿Sacaron algún programa mínimo?
Sí, fue una declaración de porqué se constituía, cuál era el objetivo, quiénes formaban la organización, y qué respondíamos políticamente. También cuál era la relación entre un partido revolucionario, un ejército revolucionario y los frentes de masas. En ese sentido teníamos una coincidencia con el PRT.
Más que coincidencia con grupos de izquierda había una ruptura con el peronismo, porque hablar de constitución de partido…
Sí, eso ya lo teníamos bien claro.
¿Qué paso cuando aparecieron ERP y Montoneros?
En Salta y en Chaco los montoneros nos llevaron un poco de gente.
¿Tenían contacto con ellos?
Sí, pero también teníamos muchas contradicciones, críticas que les hacíamos nosotros. Ellos eran enemigos del PRT y nosotros éramos amigos del PRT. Ellos planteaban la incondicionalidad del gobierno de Perón, nosotros decíamos que no, que había que ser independientes, que Perón los iba a cagar. Después hablaban de la “Tercera Posición”, el socialismo nacional, era todo una cosa muy difusa. Sobre todo porque ellos se planteaban como antiimperialistas y nosotros nos planteábamos el antiimperialismo y el socialismo.
¿Y con el PRT?
Con el PRT las diferencias eran otras. Ellos tenían algunas manías. La manía del hecho consumado. Se mandaban sin consulta; sin avisar y como había solidaridad en la lucha armada había que apoyarlos, y ellos lo hacían sabiendo que los ibas a apoyar, pero a veces nos perjudicaron. Pero en general la relación era buena, especialmente con Santucho.
¿Plantearon en algún momento la unidad o alguna acción conjunta?
Participamos políticamente en el Frente Antiimperialista por el Socialismo. El FAS lo constituían ellos, el gringo Agustín Tosco y nosotros como FRP. Había tres organizaciones importantes y después un montón de organizaciones pequeñas que estaban detrás. En materia militar con ellos hicimos una fuga grande de una cárcel de Tucumán. Ahí estaban presos Mario Díaz y Juan Carlos Arroyo y se fugaron juntos.
¿Qué opinaron sobre el secuestro y muerte de Aramburu?
Cuento una anécdota. Mucho antes de que se formen los Montoneros y ya en la época en que nosotros habíamos formado el FRP, una vez hicimos una reunión con gente de Cristianismo y Revolución, algo informal. Estaban Gustavo Rearte, Abal Medina, Juan Carlos Arroyo y yo y hablamos sobre la guerrilla, acerca de cómo deberían denominarse los grupos. Nosotros planteábamos que tendrían que tener alguna denominación más arraigada con lo nacional, en fin, distintas opiniones se vertían ahí. Y Gustavo Rearte dijo, entre otras cosas, que “la primera operación que debería hacerse es el secuestro de Aramburu o de Rojas, porque eso nos llevaría adelante…”, y tenía bastante acierto porque todo el peronismo odiaba a Aramburu y a Rojas. Cualquier acción que se tomara contra ellos iba a tener el apoyo del peronismo, por lo menos del peronismo combativo. Después supongo que Abal Medina habrá planteado el tema, hicieron la operación y eso los llevó adelante. Les dio un gran prestigio. De hecho nosotros apoyamos.
¿Estuviste preso con Santucho?
No. A Santucho lo conocíamos de mucho tiempo atrás. Cuando formó el FRIP nos solía visitar. En Salta él tenía un compañero que de chiquito lo seguía, que desapareció después. Así que venía a trabajar con nosotros en nombre del FRIP. Después se unió a Nahuel Moreno y hubo un distanciamiento. A nosotros nunca nos gustó el trotskismo por algunas malas experiencias que tuvimos con ellos. En su prensa criticaron mucho al comunismo. Incluso cuando desapareció el Che publicaron un artículo que decía “Fidel ¿Dónde está el Che?” con la clara insinuación de que Fidel lo había asesinado. Una vez, cuando nos encontramos con Santucho le preguntamos “¿que pasa con esto?” Y él respondió: “No, estamos discutiendo, esto no puede ser…” Se ve que había contradicciones entre ellos. Cuando tomaron una posición más definida y adhirieron a la revolución cubana retomamos una buena relación. Así fue la relación con el PRT.
Cuándo llegó Perón ¿ustedes fueron a Ezeiza?
Vinieron algunos compañeros nuestros. Yo no, me quedé en Salta.
¿Por qué?
El hombre venía a arreglar con Lanusse. Él dijo que venía a pacificar. Dijo que venía a arreglar con la guerrilla, con la policía. Era clarito. Perón siempre nos mintió.
Ustedes insistían en el trabajo sindical, en el trabajo social, el movimiento de masas, pero también aspiraban a construir una guerrilla rural. ¿Dónde y cómo la pensaban?
Para nosotros una guerrilla rural debía tener una tarea previa de contacto con el campesinado, quizás ni siquiera en forma directa con la guerrilla, podía ser a nivel sindical, de amistad, en fin, había muchas formas de llegar ahí. En el caso de la Argentina lo más importante para una guerrilla era no dejarse cercar. Porque el Ejército podía mover diez mil hombres en diez minutos y cercarla, y una vez cercada las posibilidades de vida eran muy pobres. Para zafar había que tener una gran habilidad y conocimiento de lo que llamábamos “corredores”, conocimiento de caminos del monte que sirviera para trasladar a la gente en una noche a otro lugar y en una sola marcha. Así, cuando llega el cerco ya no estás.
¿Habían leído sobre el tema?
Leímos bastante a Giap, Debray, Mao Tse Tung, etc. El caso de Uturuncos es mucho más positivo que el de Masetti, porque Uturuncos tuvo apoyo popular a granel. Su drama fue que no se plantearon una guerrilla con una dirección autónoma, ni siquiera tenían dirección política externa. Uturuncos salió y todos se lavaron las manos, nadie les dio bola, a toda la dirigencia peronista le importó tres carajos. Y a Perón menos. Al final, cuando estaban en el monte no sabían que hacer; entonces comenzaron a bajar de a poco. No tenían una estructura política que los alimente desde afuera. Y sin embargo tenían todo el apoyo popular. A diferencia del EGP que tenía una dirección política, estos no la tenían y estaban esperando que llegue la dirección del peronismo, de Perón. Pero se hicieron los boludos…los apoyaron moralmente pero no hubo una dirección real.
En algún momento se habló de las candidaturas de Agustín Tosco y vos.
A Tosco lo conocí porque como nosotros participábamos en el sindicalismo clasista en el Norte siempre que viajaba a Córdoba lo visitaba para ver qué propuesta tenía, que se podía hacer. Siempre diferenciamos la posición de Tosco, mucho más definida dentro de la izquierda que nacionalista. Y cuando apareció esa propuesta de candidaturas ya estaba funcionando el FAS. Nosotros, junto con otros compañeros participamos de un movimiento de oposición a que Isabel fuese candidata a la vicepresidencia. Hicimos varias reuniones con Alicia Eguren, con Cerruti Costa que estaba en el diario El Mundo, y lo hablamos con otra gente del interior. Planteamos que el vicepresidente fuera una persona progresista dentro del peronismo. Por supuesto que esto Perón no lo iba a aceptar, pero la propuesta intentaba ayudar en la formación de conciencia de la gente. Sacamos una solicitada dirigida a Perón que salió primero en el diario La Gaceta de Tucumán, diciendo que si él tenía realmente interés en apoyar a los trabajadores, al pueblo, nosotros proponíamos otros candidatos como vicepresidente.
¿Cuándo salió esta solicitada?
Antes de la candidatura de Perón. Cuando renunció Cámpora, sería junio de 1973. Esa solicitada la firmaron muchas personas relacionadas al peronismo y nosotros. Por supuesto Perón ni la leyó, con todos esos asesores que tenía. A partir de ahí en el diario El Mundo empezó a reunirse gente y a alguien de ahí lanzó la candidatura de Tosco-Jaime.
¿Lo discutieron antes?
No, lo lanzaron así, en el diario. Yo no sabía nada. A mí no me gustó mucho pero al final dije que sí, porque a mucha gente le gustó la idea. Y yo creo que Tosco también estuvo en esa movida, porque es probable que lo hayan consultado. Pero cuando fuimos a Tucumán, al congreso del FAS, él ya tenía la idea de renunciar. Si bien la idea de ese congreso era proclamar las candidaturas, todo fue muy improvisado porque no había personería jurídica, faltaban cosas, no había nada previsto. No iba a ser exitoso.
¿Ustedes votaron a Perón?
Votamos primero a Cámpora. Y después no. Votamos en blanco.
¿Conversaste con Tosco sobre el tema de la guerrilla?
No, pero Tosco apoyaba el movimiento guerrillero.
Hay varias versiones sobre su muerte.
Conozco una. Tosco estaba en la clandestinidad y padecía una enfermedad en las vías urinarias, ligada a los riñones. Necesitaba atención médica urgente en una clínica pero era arriesgado. No podía salir. Se agrava entonces su enfermedad y muere.
¿Lo trajeron a Buenos Aires?
Lo tenían escondido en las sierras de Córdoba y después lo trajeron a Buenos Aires.
¿Cómo ves ahora esas experiencias? ¿Cómo ves ese pasado ahora, a los 71 años?
Yo creo que en todas las luchas se gana o se pierde. Y nos tocó perder. Era una gran esperanza la que tuvimos. Hubo mucha gente que luchó con armas, con las masas, en los sindicatos, en los barrios; lo que habría que reflexionar es por qué hemos perdido, cuáles fueron nuestras fallas. Estamos en deuda con la discusión crítica y autocrítica ante los compañeros, especialmente los que participaron. A mi manera de ver una de las cosas que más ha perjudicado a la lucha fueron las divisiones de los grupos, la existencia de muchas organizaciones, la no coordinación, la competencia y a veces no haber comprendido la realidad del proceso político. Cuando volvió Perón, por un lado el peronismo creían que era la gran solución, y por el otro la izquierda se planteaba como un enemigo. Esta forma de pensar las cosas tan en blanco y negro también tuvo mucho que ver; porque Cámpora no era lo mismo que la dictadura y Perón no era el gran salvador; él venía en un entongue.
¿Y de quién es la responsabilidad?
De los dirigentes. Yo creo que ahí no nos dimos cuenta. Incluso se hablaba mucho de fascismo pero en realidad no se comprendía lo que era el sistema fascista de represión. No se lo calibraba. Después lo vimos en toda su crudeza. Y otra equivocación grande fue pensar que porque tal general o tal milico fuera liberal no cometería los mismos crímenes que el fascismo, y aquí se combinaron las dos represiones con todo.
¿Cuál fue el mayor error de la dirigencia?
Yo creo que se subestimó al enemigo. Hubo parte de desconocimiento del enemigo y de las proyecciones que podía adquirir; porque una dictadura con un grado tan grande de criminalidad no estaba calculado en la izquierda. Incluso no existía una idea de lo que significaba la represión clandestina. Hasta la vuelta de Perón todo el mundo se mantenía en la clandestinidad, se cuidadaza. Pero una vez que todo el mundo mostró la cara ya fue fácil la represión clandestina. Fue sorpresivo todo esto. Además, en el momento en que subió Cámpora algunos continuaron con la lucha armada por un lado, y por otro dieron apoyo incondicional a Perón. La gente no entendía nada de lo que pasaba. Se creó una confusión especial que finalmente aprovechó la dictadura.
Javier Milei, anarcocapitalista en la teoría y minarquista en la práctica
Javier Milei fue el tercer candidato más votado en la capital argentina en los comicios primarios. Milei es un economista que aspira a la diputación por Avanza Libertad y es reconocido por su discurso radical y antisistema. Fernando del Rincón le cuestionó sobre su ideología y esto fue lo que respondió.
La escritora y periodista fue entrevistada por Jorge Fontevecchia en Radio Perfil (FM 101.9) y dijo que el líder libertario, en realidad, “no quiere” la destrucción del Estado y que su discurso va en línea con el “sentido común antipolítico”. Mirá la entrevista completa.
En diálogo con Radio Perfil (FM 101.9) en el programa Modo Fontevecchia, Beatriz Sarlo, escritora y ensayista, analizó los planteos de Javier Milei y su posición respecto de Juntos por el Cambio. Al respecto dijo que Milei es un “utopista” que sintoniza con el “descrédito de la política” y que es más probable que le saque “muchos más votos” a Juntos por el Cambio que al Frente de Todos.
En la nota que escribiste para la revista Noticias lo describís a Javier Milei como un utopista de derecha. En líneas generales, los utopistas, sean de derecha o izquierda, ¿suelen conquistar audiencias más que los realistas?
Los utopistas contemporáneos suelen presentar caminos sencillos. Milei repite lo que escucho de la gente por la calle. Yo tengo la costumbre de parar a desconocidos y preguntarles "qué piensan". Me dicen frases que pareciera que, o las tomaron de Milei, o son las frases del sentido común antipolítico. Dicen, sobre los políticos, que no les importa nada, no hacen nada, lo cual no es muy realista. El descrédito de la política es muy grande y Milei sintoniza con eso.
Por qué atrae Javier Milei: una autopsia de la derecha
La política se ha vuelto más complicada y, por lo tanto, esa gente que me responde en la calle, es gente que ya no sigue los avatares que seguimos aquellos más obsesionados por la política. La política en los diarios es complicada y en las redes sociales no se simplifica sino que se convierte en fake news y deformaciones de la noticia. La política es expulsiva. No hay discursos políticos claros y convocantes excepto los de esta derecha que ha surgido que es la de Milei.
El límite que le pone Milei a Juntos por el Cambio se ha vuelto el tema de la semana. Por otro lado, entrevistamos a Mayra Arena, que temía que él le saque votos al peronismo tradicional. El votante de Milei, ¿canibaliza más al Frente de Todos o a Juntos por el Cambio?
Va a tomar más votantes de Juntos por el Cambio. Pero es tan fluctuante la opinión actualmente, que las encuestas, mes a mes, pueden ir variando en los niveles de aprobación. No me animo a dar una respuesta. Tendería a pensar que los de Juntos por el Cambio están más sensibilizados a tomar esa nueva alternativa, en principio, porque ya lo hicieron. Esos sectores vienen del desencanto con el radicalismo que es parte de Juntos pero su figura no es radical. Puede tomar de ambos lados, pero de Juntos por el Cambio, mucho más.
¿Es posible que tenga más atractivo en el electorado masculino que el femenino?
No tengo opinión, la pregunta es interesante. Ese electorado femenino está cambiando mucho y no sé si las jóvenes tienen afinidad por líderes de esa nueva forma del machismo gritón que tiene Milei.
Mayra Arena: "Javier Milei no tiene el apoyo del voto femenino en ningún estrato social"
Milei plantea una búsqueda de escisión dentro de Juntos por el Cambio al solo querer al Pro y no a la Coalición Cívica ni a los radicales. Juntos por el Cambio dice que Milei los quiere dividir. ¿Parece posible que él sea un caballo de Troya que lo que quiere es quedarse con la posibilidad de ser él quien pase a la segunda vuelta? ¿Ves verosímil esto?
En el estado actual del sentimiento político de los votantes, esa puede ser una salida, no sé si verosímil, pero no se puede excluir. Los votantes están desinteresados de lo que a nosotros nos interesa de la política. La política exige un seguimiento diario, no solo leyendo la prensa sino como tema de conversación. Pero la política es un tema de conversación minoritario que se agota rápidamente.
Fuiste miembro del Partido Comunista Revolucionario y, al mismo tiempo, una de las amenazas del Frente de Todos, el trotskismo que ha crecido en la última elección. ¿Cuál es tu visión del crecimiento de la izquierda trotskista en la Argentina?
A juzgar por su crecimiento en las elecciones, es grande. Hay que tener en cuenta que los que se movilizan con ellos son la mayoría de los que lo votan. Esto no pasa con los partidos mayoritarios, por ejemplo, con el radicalismo.
El halcón Waldo Wolff también lo quiere a Javier Milei adentro de Juntos por el Cambio
Como corolario de los extremos que amenazan a las coaliciones. Milei se define como anarcocapitalista. ¿Puede haber un punto de contacto entre el planteo de Milei y que el planteo del trotskismo sea utópico?
Es una metáfora ideológica, que puede ser atractiva, pero carece de sentido si el anarcocapitalismo quiere organizar algo con el Estado. Solo puede llamarse anarquista si quiere la destrucción del Estado. Milei dice que es anarcocapitalista, pero es una fórmula para enganchar giles que lo que busca es que no se piense en ella. Es para atraer gente que no tiene ni el tiempo ni las disposiciones de espíritu para analizarlas. El capitalismo nació, y siguió siendo, una de las formas de organización de la sociedad más racionales. No quiere decir que uno tiene que estar a favor, pero permite sobrevivir a las crisis.
CB PAR
- Charles Joseph Antoine Labadie (1850-1933) fue un activista social, sindicalista, ensayista, editor, publicista y poeta norteamericano, que está considerado como una de las figuras más prominentes del anarquismo de todas las épocas.
En uno de sus ensayos más famosos y celebrados (Anarchism: What It Is and What It Is Not, de 1904), Labadie nos previene de un error cometido a menudo, incluso por algunos anarquistas, y que consiste en decir y predicar que el anarquismo pretende establecer la libertad absoluta.
Eso para empezar.
Esta caracterización del anarquismo como filosfía práctica debería hacernos pensar muy seriamente si quien, en nombre del anarquismo, propone cambios imposibles de llevar a cabo es realmente un anarquista o si, por el contrario, se trata de alguien que simplemente pretende hacerse pasar por tal.
Otro anarquista individualista muy destacado, Benjamin R. Tucker, contemporáneo de Labadie (1854-1939), enseñó que el anarquismo es la doctrina que propugna que «todos los asuntos de los hombres deben ser gestionados por los individuos o por asociaciones voluntarias y que el Estado debe ser abolido».
Que se sepa, lo que propone el candidato libertario en la Argentina no es precisamente hacer desaparecer el Estado sino reformularlo de una manera que el poder que ahora ejerce sea todavía más intenso.
Si bajo la regla del anarquismo -según ha sido enunciada por Labadie y Tucker- la mayoría no tiene más derechos que la minoría; es decir, si los millones no tienen mayores derechos que uno solo, anarquista solo es aquel que piensa que todo ser humano debería tener igual derecho a disfrutar de los productos de la naturaleza y que ningún individuo, o grupo de personas, debería tomar una parte de aquellos productos sin conocimiento o consentimiento de los individuos que ya los disfrutan.
A menudo se ha identificado al anarquismo con los atentados y los magnicidios. Pero Labadie nos dice que «nadie que cometa un crimen puede ser anarquista, porque el crimen es causar daño a otro mediante agresión; es decir, lo opuesto al anarquismo». Según el activista norteamericano, no se puede ser anarquista y hacer las cosas que el anarquismo condena.
La anarquía es, para Labadie, no solo sinónimo de libertad, sino también de independencia, juego libre, autogobierno y no interferencia; de ocuparse de sus propios asuntos dejando en paz al prójimo; es laissez faire y autonomía.
Felizmente, las enseñanzas de Labadie no solo nos permiten distinguir entre el verdadero anarquismo y el falso, sino que también nos ayudan a descubrir a quienes dicen defender al individuo pero en realidad aspiran a conquistar el poder del Estado formando mayorías aplastantes para dominar a sus semejantes.
En definitiva, tranquiliza saber que los «padres fundadores» del pensamiento anarquista americano han establecido las bases teóricas más sencillas para comparar, poniendo el uno al lado del otro, a un político con programa y a un loco suelto con sus ocurrencias.
A 33 años de la rebelión del pueblo ingles contra las políticas de Margaret Thatcher (la ídola de Milei)
El pseudo liberal Javier Milei expresó en los últimos días sentirse identificado con las políticas de la ex primer ministra británica Margaret Thatcher. Brevemente te vamos a explicar que significa eso.
Walter Onorato // Domingo 02 de abril de 2023
(Por Walter Onorato) El pasado 31 de marzo se cumplieron 33 años del Poll Tax Riot, que fue un sistema impositivo introducido por el gobierno de la "dama de hierro" en el año 1989 en Escocia. Luego en 1990 fue aplicado en el resto de Gran Bretaña.
Este impuesto fue repudiado por la gran mayoría de los británicos, simplemente porque en lugar de hacer que los ricos paguen una suma mayor, se les aplicó a cada adulto una tarifa plana. Con los cual "la Reina pagaría tanto como su jardinero".
Como reacción a esta flagrante injusticia, estalló una rebelión en toda Gran Bretaña en forma de ocupaciones de los ayuntamientos, resistencia contra los alguaciles y, lo que es más significativo la población se negó a pagar el impuesto.
Por tal motivo, el 31 de marzo de 1990, estalló una protesta nacional que tuvo su epicentro en Trafalgar Square, que abrió su camino desde el sur de Londres. La enorme multitud hizo entrar en pánico al gobierno quien mandó a la policía a dispersar a los manifestantes. Para esto utilizaron la policía montada que realizó una carga a caballo contra la multitud, un gran error.
Los efectivos fueron superados y durante varias horas la capital británica estuvo en manos de trabajadores enfurecidos. Policía golpeada, autos incendiados, las elegantes tiendas del West End fueron asaltadas y saqueadas. La embajada de la Sudáfrica del Apartheid, símbolo del racismo, fue prendida fuego. En total fueron arrestadas 339 manifestantes.
Esto produjo un creciente malestar social que desembocó como respuesta a más de una década de aumento de la pobreza. Fue el freno a las descarnadas políticas neoliberales puestas en práctica por quien en la Argentina es considerada una criminal de guerra por el hundimiento del buque General Belgrano fuera de la zona de conflicto.
El considerado "motín de Poll Tax" fue el final de la señora ya que en noviembre, la otrora invulnerable Thatcher fue expulsada del poder. Quien fuese su sucesor eliminó inmediatamente impuesto rechazado por británicos.
Si existen las cartas españolas, cómo no van a existir las Cartas Argentinas?
Por eso en lugar de copas, espadas, bastos y oros, armamos este mazo con fernet, choris, faso y alto guiso.
Además cada figura está ilustrada por un personaje o meme de nuestra cultura popular, por ejemplo Ricardo Fort, Capusotto, Gilda, el Gauchito Gil y muchísimos más.
Ideal para jugar al truco, chin chon, escoba del 15 y todos los juegos más argentinos que nunca!
Cada mazo incluye las 48 cartas de la baraja española y 2 comodines.
La interna peronista en un mazo de cartas
Juan Domingo Perón, Evita, Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Carlos Menem, Hugo Moyano, Axel Kicillof y Aníbal Fernández, son solo algunos de los dirigentes que integran Masters of Justicialismo, un juego de mesa que recrea la compleja vida de ese movimiento político y en el que figura hasta Diego Maradona.
“Juego de cartas con temática Match4. Diseño Original inspirado en las series de coleccionables Cromy con temática Justicialista. ¡Todos los Peronistas juntos en un juego!”. La proclama que acompaña a Masters of Justicialismo (Maestros del justicialismo) invita a incursionar en la interna del PJ con tácticas y estrategias lúdicas, alejadas de las tensiones a veces despiadadas de la política real.
Las redes sociales se encargaron de viralizar la creación de Gonzalo Villaverde. Hace un año y medio, Villaverde se había quedado sin trabajo por la crisis económica. Era bibliotecario y estaba familiarizado con el diseño gráfico e incursionó en un emprendimiento de venta de imanes, posters, tarjetas personales y la confección de volantes.
“Estaba pensando en hacer un juego de cartas para vender y se me ocurrió esto. Me considero fanático de la iconografía y el arte peronista. También por el contexto de un under donde hay mucha gente ávida de jugar juegos de mesa, que cause gracia e identificación”, explicó a El Cruce.
Sin duda, tuvo éxito, porque hoy se quedó sin stock. Los pedidos no paran de llegarle a la página web Pirámide y a su Facebook. Hasta ahora, ningún dirigente peronista se atrevió a desembolsar 175 pesos para comprar el juego y dirimir la interna del PJ con un método recreativo.
En las cartas figuran varias de las personalidades más importantes del movimiento justicialista y también personajes de la actualidad política. Hasta Diego Armando Maradona ilustra una baraja: “ Diego es como la Argentina, como el peronismo mismo”.
El mazo se compone de 35 cartas regulares, 3 con diseño especial y una de reglamento. Cada una presenta distintas valoraciones que definen su peso en desarrollo del juego: Lealtad, Justicia Social, Rosca, Neoliberalismo y Turbidez.
Villaverde eligió a los personajes y a los parámetros para valorar a cada uno de ellos a partir de su experiencia: “Los completé con los que me parecieron más relevantes y los números responden a una arbitrariedad propia y la valoración pública que tienen. Algunos están exagerados por un tema de jugabilidad”.
Por la histórica amplitud ideológica del peronismo, las preferencias por las figuras del juego varían. Para el creador de Masters of Justicialismo, las peor está encarnada en José López Rega, “por ser nefasto y por las cosas que hizo”. En cuanto a su favorita, no tiene dudas: “No me considero peronista, pero por un tema de coyuntura siempre me mantengo cerca, así que mi carta preferida es *Perón*”.
RN-GDF
La primera vez que leí este problema fue en un libro de Paul Zeitz, un matemático norteamericano, profesor en la Universidad de California en Berkeley, que está decidido no solo a popularizar esta ciencia, sino a hacerlo a través de problemas. Decenas de problemas, cientos de problemas... y si me acepta la exageración, ‘miles de problemas’.
Tendría que pensar un largo rato (y posiblemente la búsqueda sea infructuosa) para encontrar alguna persona que haya compilado semejante cantidad de ejercicios tan ilustrativos como los que ofrece Zeitz. No tengo la expectativa de pretender que el que voy a presentar acá sea ni el mejor, ni el más representativo, ni el más saliente, ni el que ‘hizo historia’. No. Es solamente un problema… pero no es un problema más, porque sea cual fuere la razón por la cual la matemática le produce a usted algún tipo de curiosidad, este problema la (o lo) hará sentir bien. Ya verá por qué. Hagamos un acuerdo: al finalizar todo, encontrémonos más abajo y ‘discutamos en forma virtual’ si usted lo hubiera elegido también (o no). Acá voy.
Elijo una versión cualquiera (porque hay varias), pero en esencia todas se reducen a pensar las mismas ideas.
Tomemos un mazo de n cartas, pero no hace falta que sean cartas verdaderas. Lo que hace falta es que estén todas numeradas, digamos desde la carta número 1 hasta la número n. Si prefiere que empiece directamente con un ejemplo, supongamos que tenemos 10 cartas, numeradas de la uno hasta la carta número diez.
Las mezclamos, y aparecerán en un determinado orden (no importa cuál), pero solo para fijar las ideas, digamos que este es el orden en el que quedaron en el mazo (y las voy poniendo como si estuvieran ‘descubiertas’ (o sea, las pongo ‘boca arriba’, para que se vea claramente qué número de carta es. ¿Puedo pedirle que usted haga lo mismo? Es decir, elija diez cartas de un mazo, y haga lo mismo que yo: mézclelas primero y anote el orden en el que aparecieron. Si no quiere anotar, no hace falta: simplemente reproduzca lo que yo voy a hacer con las mías y fíjese lo que sucede con el orden que usted encontró.
Esto fue lo que me pasó a mí:
7 3 1 10 2 9 8 6 5 4
Como la primera carta es un siete, yo voy a revertir el orden de las primeras siete cartas. Es decir, si usted se fija en mi caso particular, las primeras siete cartas son:
7 3 1 10 2 9 8.
Las reordeno ahora, y dejo las tres últimas como están. Ahora las cartas aparecen así:
8 9 2 10 1 3 7 6 5 4
Y a partir de este punto repito el proceso (y usted haga lo mismo con sus cartas). Voy a ir avanzando en forma sistemática, siempre teniendo en cuenta cuál es la carta que lidera todo (en el próximo paso será el número ocho) y revirtiendo el orden desde allí. Acá abajo resumo toda la información que tenemos hasta ahora.
- 7 3 1 10 2 9 8 6 5 4
- 8 9 2 10 1 3 7 6 5 4
- 6 7 3 1 10 2 9 8 5 4
- 2 10 1 3 7 6 9 8 5 4
- 10 2 1 3 7 6 9 8 5 4
- 4 5 8 9 6 7 3 1 2 10
- 9 8 5 4 6 7 3 1 2 10
- 2 1 3 7 6 4 5 8 9 10
- 1 2 3 7 6 4 5 8 9 10.
Y acá paro [1]. ¿Por qué? Porque llegamos al uno.
Yo estoy tentado de poner y proponerle varias preguntas. Escribo algunas:
- ¿siempre pasa?
- ¿por qué pasa?
- ¿cómo se puede demostrar que no importa el orden original siempre vamos a terminar en el número uno?
- ¿depende que sean diez cartas o sucederá lo mismo cualquiera sea el número inicial de cartas?
Naturalmente, este también es el momento en el que usted –creo— está en condiciones de ofrecer algunas respuestas. ¿No quiere pensar un rato?
Mientras tanto yo sigo más abajo, pero como siempre, no avance, no lea lo que yo escribo sin siquiera haberse dado a usted misma/o la oportunidad de descubrir dónde residen las dificultades.
Algunas reflexiones
Quiero proponerle que me acompañe en este camino. Ya sé que como usted no está acá, las reflexiones son monólogos, y yo no sé cuánto le servirán, pero como no tengo alternativa, acompáñeme y vemos.
Para fijar las ideas: el objetivo es tratar de convencerme/nos de que siempre este tipo de secuencias terminará con el uno como primera carta.
Dicho esto, lo primero que pensé fue: como hay nada más que diez cartas, en algún momento, no importa cuál haya sido el orden inicial, estas secuencias tienen que repetirse, algo así como ‘entrar en un ciclo’. Una vez que uno llega a alguna de ellos, listo: todo seguirá igual indefinidamente.
Entonces pensé: si una carta aparece por primera vez como primera, digamos el 4, ¿todas las cartas que le siguen estarán siempre ordenadas de la misma forma? Me entusiasmé con esa idea y fui a corroborar con el ejemplo que está escrito más arriba… Pero me decepcioné. Fíjese que en dos órdenes que aparecen en (4) y (8). Los dos empiezan con el número 2 (como primera carta), pero las cartas que le siguen no están ordenadas de la misma forma. Mmmmmmm…
Eso quiere decir que aunque la primera carta se repita, eso no garantiza que desde allí empieza un ciclo. La idea hubiera sido interesante, pero… ¡es falsa! Lamentablemente, no funciona.
Tenía que buscar por otro lado. Entonces pensé lo siguiente: si en algún momento llegara al uno (como primera carta), allí detendría el proceso. ¿Cuáles cartas pueden ocupar el primer lugar? 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9 y 10. ¿Cuál es la mayor? Fui rápido a fijarme y descubrí que en algún momento aparece el 10 (en el paso (5)). Ahora bien: cuando el 10 (que es la carta mayor) aparece en el primer lugar, en el próximo paso tendrá que ir al final (como efectivamente sucede). Fíjese que a partir del paso (5), todos los órdenes que siguen tienen al 10 como última carta. ¿Y por qué pasa eso? Eso sucede porque el 10 va al final, y todos los órdenes que le sigan, nunca volverán a modificar al 10. En algún sentido, ¡nunca más vamos a tocar al 10!
Pero ahora, de todos los órdenes que quedan, como el 10 no va a estar incluido, habrá alguna carta de todas las que aparezcan primeras (que no va a ser 10), que tendrá que ser la más grande. (Fíjese y verá que en nuestro caso es el 9, pero no importa, lo que sí importa es que de todos los órdenes que aparecen después de excluir al 10, tiene que haber alguna carta que sea la más grande y que aparezca primera).
Uno descubre (en nuestro caso) que es el número 9. ¿Y qué le sugiere esto? Lo que importa es que cuando 9 sea la primera, eso indicará que tendremos que revertir las primeras 9 cartas, y por lo tanto, la carta número 9, ocupará el …¡noveno lugar! Pero, más aún: todas las cartas que aparezcan primeras en los órdenes que quedan, tendrán que ser todas menores que 9. De todas esas, habrá alguna que será la mayor (no importa cuál, aunque en el ejemplo nuestro es el 2). La voy a llamar carta M.
Cuando M ocupe el primer lugar y yo tenga que revertir el orden, ¿qué lugar va a ocupar M en ese orden? Justamente, va a ocupar el M-simo lugar…. Y de allí, nunca más va a salir.
¿Qué hacer ahora? Lo mismo. Ahora, de los órdenes que quedan, habrá una carta que tendrá el número mayor (que será estrictamente menor que M). Cuando llegue allí, en el próximo paso la voy a ubicar en ese lugar y de allí no saldrá más, pero lo interesante de esta secuencia es que estas cartas, las que aparezcan primeras, van siendo cada vez más chicas. Llegará un momento en el que inexorablemente tendrá que ser… ¡el número uno! Y listo.
Algunas reflexiones más
Supongo que usted estará de acuerdo conmigo que esta ‘demostración’ (a la que matemáticamente le faltaría agregarle algún tipo de rigor), es independientemente de que sean 10 cartas. Yo podría haber elegido mil y el procedimiento y la argumentación sería la misma. ¿Está de acuerdo conmigo?
Y para terminar, le había propuesto al principio que nos encontraríamos acá para discutir si valió la pena incluir (o no) este problema. Como no puedo escuchar su respuesta, quiero exponer un solo argumento más (además del gusto personal) que obviamente puede perfectamente diferir del suyo, pero, el hecho que uno pueda presentar la solución de un problema, usando algunas herramientas como las siguientes (que aparecieron en el camino):
- hay un número finito de posibilidades;
- hay una carta que tiene que ser la más grande;
- a partir de algún momento tendría o debería aparecer un ciclo (si es que no apareció el número uno como primera carta en algún momento del proceso);
- que aparezca esa carta como primera no garantiza que haya aparecido un ciclo. O sea, puede ser que una carta sea primera, pero que las que le sigan tengan un orden diferente;
- que el número de cartas que van quedando como potenciales ‘primeras’ son cada vez más chicas.. y por lo tanto, en un número finito de pasos, inexorablemente habrá que llegar al uno.
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