viernes, 1 de junio de 2018

"Por La Senda De Bolívar Y Gaitán…” (De la Paz, la Justicia y la Liberación Nacional y Social) CANCIÓN Grancolombiana De Francisco Alvero, EL JUGLAR ® Del Amor, La Libertad Y LA PAZ MUNDIAL

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"Por La Senda

De Bolívar 

Y Gaitán…”

 

(De la Paz, la Justicia y la 

Liberación

Nacional y Social)  

 

 

CANCIÓN

Grancolombiana    



De Francisco Alvero, EL JUGLAR ®

 Del Amor, La Libertad Y

  LA PAZ MUNDIAL

 

 Si en la senda, de Bolívar y Gaitán,

Pretendemos andar, pretendemos andar, pretendemos andar!

Que es la senda de la justicia social,

La verdadera paz. La verdadera paz. La verdadera paz

 

Si realmente, por la senda de la unidad!

Pretendemos andar, pretendemos andar, pretendemos andar!

De Bolívar no nos podemos olvidar, 

Eso nunca jamás! Eso nunca jamás! Eso nunca jamás!!!

 

La Colombia hermanos,  la Colombia que amamos,

Desde la raíz, de a poco se alzará en unidad popular!

Y de esta manera, potente y sincera

El triunfo llegará, sin falta, llegará!!! Al fin, llegará!!!

 

Empecemos ya, empecemos ya!!!

No hay que esperar más! No hay que esperar más!!!

Empecemos ya, Empecemos ya!!!

No hay que esperar más!!!

 

Por Colombia en paz, Por Colombia nomás, Por Colombia en paz!!!

 

Más de cincuenta años, de cruenta guerra social,

Desde que asesinaron, a Eliécer Gaitán, a Eliécer Gaitán!

Las verdades no las vamos a callar!

Eso nunca jamás! Eso nunca jamás! Eso nunca jamás!!!

 

Si realmente por la senda de la dignidad,

Queremos avanzar, queremos avanzar! queremos avanzar!

Nuestra historia no debemos nunca olvidar, 

Eso nunca jamás! Eso nunca jamás! Eso nunca jamás!!!

 

La Colombia hermanos,  la Colombia que amamos,

Al imperialismo debe abandonar y debe derrotar!

Y lo hará sin duda, con potencia pura,

Pa' que a nuestra Patria, podamos liberar! 

Unidos, nomás!!!

 

Empecemos ya, empecemos ya!!!  

No hay que esperar más! No hay que esperar más!!!

Empecemos ya, Empecemos ya!!!

No hay que esperar más!!!

 

Recitado:

"Elevemos la conciencia popular,

Para sembrar la paz. La verdadera paz. Con Justicia social!

Para esto, la consigna solo una será, 

Y será la unidad. Por siempre la unidad. En la diversidad.

 

No olvidemos, aquellos tristes genocidios,

Muchos impunes están! Esa es la verdad! Muchos impunes están!

Desde Marquetalia a la masacre de Mapiripán,

No los vamos a olvidar,  eso nunca jamás,  no los vamos a olvidar!!! 

 

Imposible, imposible de olvidar,

El magnicidio de Galán, el de Carlos Pizarro, 

Y muchísimos más!

 

Ni que hablar de la Unión Patriótica,

Otra vez queriendo abortar, el proceso de paz, 

No lo vamos a olvidar!

 

Oligarcas, dejen al pueblo gobernar!!!

No nos invisibilicen!  Ni no nos maten más! Ni no nos maten más!

Para eso hermanos, avancemos ya, hoy, ni un paso atrás!

Por nuestra dignidad! Y nuestra libertad, de la mano de la paz!”




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Los que ayer destituyeron de la Alcaldía Mayor de Bogotá a Gaitán, hoy destituyen a Petro


Nelson Lombana Silva


No es una paradoja, tampoco una infeliz coincidencia: es una terrible realidad de una clase oligárquica que no renuncia a sus privilegios y, por el contrario, está dispuesta a cometer toda clase de desafueros, componendas y crímenes con tal de no perder su poder ilegal e ilegítimo.

gaitan y petro

Durante la administración presidencial de Alfonso López Pumarejo fue destituido de la alcaldía mayor de Bogotá el doctor Jorge Eliécer Gaitán Ayala, para lo cual se confabularon las familias liberales y conservadoras de la rancia oligarquía. Hoy de nuevo se confabulan esas familias para destituir al alcalde popular de esta ciudad Gustavo Petro Urrego.
Así lo expresa el destacado penalista tolimense, Rafael Aguja Sanabria, quien señala que desde la alteridad jurídica las decisiones tomadas tanto por el procurador general de la Nación como por el Presidente de la República, en relación con el alcalde de Bogotá Gustavo Petro, son totalmente arbitrarias y dejan al país mal parado en relación con los derechos humanos, especialmente en el ámbito internacional.
Al comparar lo sucedido al doctor Gaitán y ahora a Petro, Aguja Sanabria señala que es prácticamente lo mismo: “Los vetos siguen siendo los mismos, los dueños del poder los mismos”, subraya el destacado penalista.
Destaca también la forma malintencionada como el Presidente de la República retuvo dineros para impedir la obra de Petro y ahora destituido sí “aparece la plata como por arte de magia”. Agrega: “Hasta de “salvador” de un apagón aparecen el Presidente de la República y su equipo reeleccionista”.

—Desde el punto de vista jurídico, ¿Es correcta la destitución del alcalde de Bogotá Gustavo Petro Urrego?

—De ninguna manera. Lo real, lo concreto y lo jurídico es que el procurador general de la nación, Alejandro Ordóñez Maldonado, se excedió en las funciones que le otorga la Constitución y terminó haciendo lo que la Constitución no le ordena, porque los alcaldes mayores de los distritos especiales en Colombia tienen un régimen constitucional especial señalando que solamente pueden ser destituidos por el presidente de la república.

—Los medios hablan insistentemente de que es legal e incluso, que un funcionario no elegido popularmente puede destituir a uno elegido popularmente…

—Mire, la cuestión es sencilla. La convención americana de Derechos Humanos es clara –igualmente– desde el punto de vista de que en el artículo 23 está consignado que los funcionarios de elección popular solamente pueden ser despedidos por las autoridades de los Estados parte de la Organización de los Estados Americanos por decisiones judiciales adoptadas por jueces competentes.
El procurador general de la nación es un funcionario administrativo y produce actos administrativos, no sentencias judiciales, no tiene la calidad de juez. Por lo tanto, no podía por una parte sancionar al alcalde mayor de Bogotá Gustavo Petro y menos aun podía haberlo destituido.
Esto es absolutamente apegado a la ley, entre otras razones, porque los tratados internacionales que tienen que ver con derechos humanos hacen parte por mandato de la propia Constitución de 1991, es de nuestra carta magna y como tal hace parte de la Constitución Política, son de obligatorio cumplimiento para particulares y para funcionarios públicos.

—¿Es correcta la decisión del presidente de la república de desconocer las medidas cautelares y tomar la decisión que finalmente tomó?

—En el caso del presidente de la república, Juan Manuel Santos Calderón, la situación tomó otro entorno, pero igualmente es ilegal; porque la Corte Constitucional de Colombia en reiteradas decisiones jurisprudenciales ha señalado y seguirá señalando, porque esa es su línea, que las medidas cautelares decretadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos son de obligatorio cumplimiento para las autoridades gubernamentales de Colombia.
De manera que el haberse apartado el presidente de la república de lo determinado por la Corte Constitucional constituye no solamente un irrespeto a la guardiana de la Constitución Política, sino además, constituye una absoluta y total irresponsabilidad en el sentido de obrar contrariando la Constitución y contrariando a su vez la jurisprudencia de la Corte Constitucional.
De manera que aquí hay una arbitrariedad no solamente de parte del procurador general de la nación, sino también del presidente de la república, quienes mancomunadamente tomaron esas determinaciones dando un deprimente espectáculo que no ha pasado desapercibido y es que al alcalde Petro le regularon los ingresos de la nación al Distrito de Bogotá y ahora que lo destituyen apareció la plata como por arte de magia.
Ahora sí aparecieron programas que tenía archivado el gobierno, apareció la financiación, aparecieron los milagreros de último momento con el cuento de que ahora sí Bogotá va a ser un paraíso, cuando están señalando que tenía represada la plata para construir una cantidad grandísima de viviendas de interés prioritario.
Démonos cuenta cómo el ministro de Minas ha llegado a decir que gracias a la salida de Petro, Bogotá se salva de un apagón, porque ahora sí van a construir una subestación eléctrica que nunca había proyectado, que nunca había programado, que no se habían hecho estudios técnicos sobre el particular y que no se había enterado al alcalde Petro que era una de las prioridades que tenía guardada la nación para ser ejecutada en Bogotá. Hasta de salvador de un apagón aparecen el presidente de la república y su equipo reeleccionista.

—¿Qué consecuencias podría tener el gobierno colombiano por el desconocimiento de las medidas cautelares?

—Colombia viene desde hace muchos años, no de ahora, casi diríamos que de toda la vida viene siendo señalado a escala internacional como uno de los países más violadores de los derechos humanos.
Esto se ha morigerado un poquito por las alianzas de carácter militar que ha venido desarrollando Colombia con los Estados Unidos, supuestamente, para enfrentar la lucha contra la droga, pero, ahora como la situación ha variado a nivel de los Estados Unidos, cada vez le da menos recursos a Colombia en la lucha contra las drogas y se está discutiendo a nivel de las Naciones Unidas si esa lucha es eficaz o no.
Entonces Colombia va a quedar en sus “cueros”, va a quedar en sus justas medidas con esas determinaciones adoptas como el país más violador de los derechos humanos en el continente americano, que se agrava con todo lo que hemos dicho: con la desigualdad, con la falta de oportunidades para la gente, con la carencia de democracia, con la inmoralidad administrativa, con la compra de votos, con el hacinamiento carcelario, en fin, con todas esta situaciones que son lacras de la sociedad colombiana.
Se le va a aumentar ahora la violación descarada de los compromisos internacionales que tienen que ver derechos humanos por parte del gobierno colombiano impulsado por quien la constitución tiene el deber de proteger los derechos humanos en Colombia, que es el procurador general de la nación.

—Finalmente, Gustavo Petro ha insistido de que fue víctima de un golpe de Estado. ¿Esta afirmación tiene algún asidero jurídico?

—Desde luego. En Bogotá se sentían absolutamente incómodos con un alcalde que no pensaba igual que los miembros del Jockey Club y de los altos clubes. Es decir, con la flor y nata de la oligarquía colombiana.
Si se mira con mucho detenimiento quiénes estaban detrás de la destitución de Petro a través del referéndum revocatorio, encontramos que estaban: un nieto o bisnieto de Laureano Gómez, un nieto de Julio César Turbay Ayala y otros descendientes de presidentes de la república como el caso de Pachito Santos. Son tres hijos de familias presidenciales que estaban en contra de Petro. Estaban supremamente incómodos porque un hijo del pueblo estaba gobernando a Bogotá.
Se parece mucho al golpe que en tiempos de Alfonso López Pumarejo le dieron a Gaitán cuando fue nombrado alcalde mayor de Bogotá. Las dos circunstancias: la de Jorge Eliécer Gaitán durante una de las administraciones de Alfonso López Pumarejo y la de Petro en la primera administración de Santos, son casi que idénticas, calcadas una de otra.
Si hacemos memoria, no ha cambiado nada de Gaitán a Petro. Los vetos siguen siendo los mismos, los dueños del poder son los mismos y por supuesto, consideran que no ceder el poder en Colombia los hace grandes, los hace dignos y los hace entrar a la historia.
Pero, tarde o temprano, el pueblo colombiano convencido de la justeza de sus convicciones, Bogotá servirá como punto de partida para que en departamentos y en municipios, el poder se lo tome el pueblo por vía electoral, logrando encausar sus aspiraciones y hacer adecuado uso del voto.
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El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, 70 años después / Foto de LA FM

9 Abr 2018  

¿Setenta años después, la gente sabe en qué consistió el Bogotazo con Jorge Eliécer Gaitán?

Juan Roa Sierra, el asesino, disparó en cuatro ocasiones contra el caudillo liberal -favorito para ganar las próximas elecciones presidenciales.
Los sucesos violentos que siguieron al asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, obligaron a repensar el desarrollo de la capital colombiana cuyo centro fue en su mayor parte destruido en la revuelta conocida como "El Bogotazo".
Después de apagados los disturbios desencadenados por el magnicidio se puso en marcha la renovación urbanística de la ciudad, dando paso a la interminable discusión sobre cómo debería crecer y cuál sería su medio de transporte ideal.
La Bogotá de mediados del siglo XX, de la cual Gaitán había sido alcalde por un breve periodo de tiempo entre junio de 1936 y febrero de 1937, era una ciudad que crecía linealmente en sentido norte-sur.
Sus barrios dispersos estaban unidos por el tranvía y caminos coloniales convertidos en calles que bordeaban construcciones de estilo republicano como el Palacio Liévano, actual sede de la Alcaldía; la Casa de Nariño -sede del Ejecutivo, antes conocida como Palacio de la Carrera-, y el Colegio Mayor del Rosario.
Al crecimiento habían contribuido urbanistas como el austríaco Karl Brunner, que en la década de 1930 diseñó el primer acueducto moderno de Bogotá, la Avenida Caracas y la Avenida Jiménez de Quesada, mientras que al oeste el barrio El Campín y la Universidad Nacional -obra del arquitecto alemán Leopoldo Rother- se desarrollaron en paralelo a la Avenida Ciudad de Quito.
Sin embargo, a las 13.15 del 9 de abril, cuando la céntrica Avenida Jiménez vivía la agitación normal de una ciudad que recibía a los delegados de la IX Conferencia Panamericana, cuna de la Organización de Estados Americanos (OEA), ocurrió el asesinato de Gaitán, que partió en dos la historia de Colombia y cambió la cara de Bogotá.
Juan Roa Sierra, el asesino, disparó en cuatro ocasiones contra el caudillo liberal -favorito para ganar las próximas elecciones presidenciales- cuando este salía de su despacho de abogado, y tres de las balas lo impactaron causándole la muerte minutos después en la Clínica Central.
De inmediato una multitud enardecida linchó al asesino en el comienzo de la revuelta que dejaría el 90 % del centro de la ciudad arrasado y que acabaría para siempre con el tranvía que había sido el medio de transporte de los capitalinos durante la primera mitad del siglo.
La Gobernación de Cundinamarca, el Ministerio de Gobierno, el diario conservador El Siglo, el Palacio de San Carlos -donde vivió el Libertador Simón Bolívar-, la Nunciatura Apostólica y el Palacio de Justicia fueron algunas de las edificaciones destruidas aquel día. Los efectos políticos y sociales de "El Bogotazo" aun resuenan, pero fue la posibilidad de reconstruir la ciudad lo que hizo de este terrible hecho histórico una oportunidad para reedificar y replantear el urbanismo de la capital colombiana.
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Al año siguiente el urbanista franco-suizo Le Corbusier, que visitaba capitales latinoamericanas, recibió el encargo de diseñar un Plan Piloto para Bogotá con el fin de recuperar las áreas devastadas el 9 de abril, lo que en parte se hizo. En dicho plan Le Corbusier puso también sus ideas para el crecimiento y expansión de una ciudad que pasó de los poco más de 500.000 habitantes de esa época a los ocho millones del siglo XXI, pero dicha propuesta nunca salió del papel.
Se impuso la ciudad expandida, "que tendría su máximo desarrollo en los años 50", explica a Efe el exconcejal bogotano Yezid García Abello, quien defiende "abaratar redes de servicios públicos con una ciudad compacta, con tranvías y trenes que la vuelvan a comunicar dejando a un lado a los buses del sistema masivo actual".
Sin embargo, agrega, se comenzó a "gastar dinero equivocadamente en las siguientes Administraciones con más de 12 estudios para la construcción del metro en los que se han despilfarrado más de 260.000 millones de pesos (unos 93 millones de dólares)", agrega.
De esta forma, el 9 de abril de 1948 marcó el final de una capital con aspecto de pueblo y abrió el camino para el crecimiento ordenado de una urbe que aún hoy, 70 años después, sigue sin concretarse.

 

Jorge Eliécer Gaitán



8 de octubre de 1942-6 de marzo de 1943
Presidente Alfonso López Pumarejo - Dario Echandia
Predecesor Abelardo Forero
Sucesor Moisés Prieto

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Ministro de Educación de Colombia
1 de febrero de 1940-15 de febrero de 1941
Presidente Eduardo Santos
Predecesor Alfonso Araujo
Sucesor Guillermo Nannetti

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Alcalde de Bogotá
Junio de 1936-Febrero de 1937
Presidente Alfonso López Pumarejo
Predecesor Francisco José Arévalo
Sucesor Gonzalo Restrepo

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Presidente de la Cámara de Representantes de Colombia
20 de julio de 1931-20 de julio de 1932

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Miembro de la Cámara de Representantes de Colombia
por Cundinamarca
1 de marzo de 1929-1 de febrero de 1931

Información personal
Nombre en español Jorge Eliécer Gaitán Ayala Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 26 de enero de 1903 o 23 de enero de 1898 Ver y modificar los datos en Wikidata
Bogotá, Colombia o Cucunubá, Colombia Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 9 de abril de 1948 Ver y modificar los datos en Wikidata
Bogotá, Colombia Ver y modificar los datos en Wikidata
Causa de la muerte Magnicidio Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Colombiana Ver y modificar los datos en Wikidata
Partido político Partido Liberal Colombiano Ver y modificar los datos en Wikidata
Familia
Padres Eliécer Gaitán Otálora y Manuela Ayala Beltrán
Cónyuge Amparo Jaramillo
Hijos
  • Gloria Gaitán Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Alma máter
  • Universidad Nacional de Colombia Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Político, profesor universitario y abogado Ver y modificar los datos en Wikidata
Jorge Eliecer Gaitán Ayala (Bogotá; 23 de enero de 19031​ — Ibidem,9 de abril de 1948) fue un jurista, escritor y político colombiano. Fue Rector de la Universidad Libre (1931)2​. Fue alcalde de Bogotá en el año 1936, titular en dos ministerios (Educación en 1940 y Trabajo en 1944) y congresista durante varios períodos entre 1929 y 1948. También fue candidato presidencial disidente del Partido Liberal en las elecciones de 1946 y su posterior jefe único, además que iba a ser el candidato oficial del partido para las presidenciales de 1950 (que finalmente se desarrollaron en 1949 debido a su muerte).3​
Gaitán se forjó una reputación como orador y defensor de causas populares, que consolidó gracias a sus intervenciones en el debate sobre la Masacre de las Bananeras de 1928.4​ Su asesinato produjo enormes protestas populares inicialmente en Bogotá y luego a nivel nacional conocidas como el "Bogotazo", y el inicio de un periodo sangriento en la historia del país conocido como "La Violencia".5​6​
Las hipótesis sobre el crimen de Gaitán han mutado con el pasar de los años; desde la teoría del asesino solitario hasta que fue producto de una conspiración internacional para evitar la llegada del socialismo, que en aquel entonces era igual que decir comunismo, al poder en Colombia.7​8​9​ El 9 de abril del 2018, 70 años después del magnicidio de Gaitán, la Comisión de la Verdad de Colombia (comisión creada en el marco de los Acuerdos de La Habana para la desmovilización de la guerrilla de las FARC) anunció que solicitará a la Fiscalía General de la Nación declarar este crimen como delito de lesa humanidad, para así reabrir la investigación sobre las verdaderas causas que motivaron el asesinato.10​

Índice

1 Biografía
2 Trayectoria política
2.1 Lucha por la Presidencia
3 Periodismo
4 Asesinato
5 Casa Museo y sepulcro de Gaitán (Exploratorio Nacional)
6 Homenajes
7 Referencias
8 Bibliografía
9 Enlaces externos

Biografía

Aunque existe una partida de nacimiento del 30 de enero de 1903 una partida de bautismo del 26 de enero del mismo año, otros documentos personales como su pasaporte, su cédula de ciudadanía y un diploma de la Real Universidad de Roma datan el 26 de enero de 1903 como su fecha de nacimiento; en cuanto a su lugar de nacimiento existen varias teorías, la mayoría de historiadores concuerdan que él nació en Bogotá, pero otras fuentes generan controversia ubicando el lugar de nacimiento de Gaitán en Cucunubá, Cundinamarca.
Hijo de la profesora Manuela Ayala Beltrán y el librero Eliécer Gaitán Otálora, desde joven Gaitán participó en la política. Apoyó la candidatura de coalición de Guillermo Valencia en 1918; fue orador en las protestas contra el presidente Marco Fidel Suárez, en marzo de 1919; organizó la sociedad literaria Rubén Darío y constituyó el Centro Liberal Universitario.11​ Ese mismo año inició estudios superiores en la Universidad Nacional de Colombia, donde se titula como doctor en Derecho y Ciencias Políticas el 29 de octubre de 1924 con la tesis titulada "Las ideas socialistas en Colombia". En esta obra, Gaitán se declaró socialista e incorporó postulados marxistas en su lectura de la realidad.12​
Para 1926, con apoyo de su hermano Manuel José Gaitán, adelanta su doctorado en jurisprudencia en la Real Universidad de Roma y en 1927, su tesis "El criterio positivo de la premeditación", que fue Magna Cum Laude, le significó graduarse con honores. Fue entonces elogiado y apreciado con el premio que llevaba el nombre de su profesor más cercano: Enrico Ferri.

Trayectoria política

Una vez en Colombia posesionado como congresista lideró, entre el 3 y el 6 de septiembre de 1929, un debate de control en el congreso debido al asesinato de un número aún no determinado de trabajadores de la United Fruit Company en la región de Ciénaga, en el departamento del Magdalena. Los obreros exigían condiciones laborales dignas (hasta entonces inexistentes) y un trato justo por parte de sus empleadores. La matanza de estas personas es conocida en la historia del país como la "Masacre de las Bananeras" y es citada en la novela Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. Este gesto le valió a Gaitán el título de "Tribuno del Pueblo".
En 1931 fue elegido presidente de la Cámara de Representantes y ejerció también como catedrático de Derecho Penal en la Universidad Nacional y en la Universidad Libre, de esta última fue nombrado rector,13​ cargo que ocupó entre 1936 y 1939. Se configuró como representante de la clase media y de aquellos que estaban fuera de la vida pública, porque los unió a través de sus discursos cargados de emoción e ilusión. Criticó también el orden "convivialista", donde la política se practicaba en círculos cerrados, es decir, que sólo unas cuantas personalidades decidían el futuro del país, allí donde se encontraba concentrada la oligarquía que mantenía dominado cada ámbito de la vida en el país.
En 1933 fundó el movimiento político Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria (UNIR) y su órgano periodístico "El Unirismo", que poco tiempo después disolvió para vincularse al Partido Liberal, desde donde planteó la necesidad de una reforma agraria.
Seducido por los dirigentes tradicionales del Partido Liberal se posesionó como alcalde de Bogotá en 1936, adelantó reformas sociales, promovió la municipalización de los servicios públicos y trató de establecer los restaurantes o comedores escolares. Otras iniciativas suyas no gozaron de la aprobación popular como las de prohibir el uso de la ruana, las alpargatas, uniformar a los lustrabotas y a los conductores de taxis, quienes con un paro y bloqueo de vías presionaron por su renuncia. En 1940, el presidente Eduardo Santos Montejo lo nombra Ministro de Educación, desde donde emprendió una campaña de alfabetización, implantó el zapato escolar gratuito, los restaurantes escolares, el cine educativo ambulante, la extensión cultural masiva e inició el Salón Nacional de Artistas. En los años siguientes, Gaitán continuó su intensa vida pública como jurista, político y caudillo. Su acción política se dirigió contra la oligarquía y por la restauración moral.

Lucha por la Presidencia


En las elecciones presidenciales de 1946, el Partido Liberal se divide entre las candidaturas de Gabriel Turbay (apoyado por el sector oficialista del partido) y Gaitán, más proclive a la izquierda (apoyado por los sectores populares) y dicha división facilitó el ascenso del conservador Mariano Ospina Pérez. En las elecciones legislativas de 1947 el Partido Liberal, aunque dividido entre las dos corrientes políticas, logró una mayoría indiscutible en el Senado (35 senadores liberales "22 gaitanistas-13 directoristas" y 28 conservadores) y en la Cámara (74 representantes liberales "44 gaitanistas-30 directoristas" y 57 para conservadores). El 24 de octubre de 1947, Gaitán fue proclamado jefe único del Partido Liberal. A inicios de 1948, al saberse la noticia de la masacre de varios liberales en varios pueblos del país a manos de conservadores, Gaitán organiza varias marchas con masiva asistencia entre las que se conocen: La "Marcha de las Antorchas" y la "Marcha del Silencio"; en esta última, eleva una plegaria al presidente Ospina para que ayude a cesar la violencia y eleva unas horas de silencio por las víctimas, en donde sólo se oían banderas y pancartas movidas por el viento.
El 1 de abril de 1948 recibió el título de doctor honoris causa en Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Libre. El 8 de abril de 1948 presentó su último caso legal: La absolución del teniente conservador Jesús María Cortés, un militar acusado de la muerte del periodista Eudoro Galarza Ossa.

Periodismo

Gaitán contribuyó también a la fundación de medios alternativos de comunicación, como el periódico Jornada, fundado con su amigo Luis David Peña, un bogotano que acompañó a Gaitán en los ministerios que ocupó.

Asesinato


Rostro en yeso de Jorge Eliécer Gaitán, tomado momentos después de su muerte.

Tranvía ardiendo frente al Capitolio Nacional.

El 8 de abril de 1948, tras defender hasta bien entrada la noche al teniente Cortés en los tribunales, Gaitán reposó y luego salió al mediodía del viernes 9, en compañía de varios amigos desde el Edificio Agustín Nieto (su sitio de trabajo) para almorzar en el Hotel Continental a la espera de varias reuniones que tendría. En su agenda, para la tarde del día de su asesinato, tenía fijadas reuniones, entre otras, con el entonces joven líder estudiantil cubano Fidel Castro y con el político venezolano Rómulo Betancourt.
Un hombre, Juan Roa Sierra, lo esperaba en la entrada del edificio y le disparó con un revólver, causándole heridas mortales. Gaitán fue llevado a la Clínica Central, donde murió cerca de las 2:05 de la tarde. Roa por su parte fue linchado, amarrado con corbatas por la carrera Séptima hasta la plaza de Bolívar. Desde ese momento, la multitud creció en cuestión de minutos; ante la respuesta del ejército, los espontáneos se atrincheraron esperando las órdenes de los jefes liberales que pretendían reunirse con el presidente Mariano Ospina Pérez. A medida que avanzaba la tarde, la turba fue armándose con herramientas y armas irrumpiendo en ferreterías y estaciones de policía, donde algunos oficiales entregaron sus armas para salvar sus vidas.
La defensa del Palacio de La Carrera (denominación de la actual Casa de Nariño) por la Guardia Presidencial y francotiradores no identificados, localizados en las edificaciones más altas cercanas al palacio, entre estas las iglesias, impidieron que la multitud entrara al lugar donde se hallaba el presidente. Una posible demora en entrar en acción por parte de quienes conducían los tanques de guerra hubiera facilitado la entrada al palacio de los manifestantes, ya que a la Guardia se le estaba terminando la munición.
La multitud daba paso a los cinco tanques de guerra que fueron dirigidos al lugar pues creía que estaban apoyando su causa, y muy probablemente así fue, hasta el momento en que fue muerto el Coronel que los comandaba poco antes de llegar al Palacio. Una vez en la plaza, los tanques giraron y dispararon a la multitud masacrando a unas 300 personas.
Dos exagentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) reconocen en el libro "The Invisible Government" (en español, El Gobierno Invisible) la participación de la agencia de inteligencia estadounidense en el asesinato de Gaitán,14​ versión que el gobierno de Cuba ratifica en 2005 con un documental llamado "Operación Pantomima", como se llamó el plan de la Agencia Central de Inteligencia para perpetrar el magnicidio de Gaitán.15​
El asesinato provocó una violenta reacción popular con su correspondiente represión gubernamental conocida como "El Bogotazo", que destruyó 142 edificaciones del centro de Bogotá.16​ La violencia por el magnicidio no se concentró solo en la capital, también en ciudades importantes cercanas a Bogotá como Zipaquirá. Los municipios y regiones gaitanistas reaccionaron en igual o mayor proporción y, en casos como Barrancabermeja, la situación se extendió por más de un mes.
Posteriormente, los enfrentamientos bipartidistas se extenderían a otras regiones durante la época conocida en el país como "La Violencia".

Casa Museo y sepulcro de Gaitán (Exploratorio Nacional)


Casa Museo Jorge Eliécer Gaitán.

Como forma de protesta, los familiares de Gaitán se negaron a llevar sus restos a un cementerio hasta que el gobierno de turno cayera. Amparo Jaramillo, la viuda de Gaitán, aseguraba que el asesinato de su marido había sido parte de un complot entre las esferas del conservatismo con la complicidad de jefes liberales. Sin embargo los líderes políticos lograron un acuerdo con Jaramillo y decidieron enterrar el cuerpo en la sala de la casa donde vivía.17​
El 9 de abril de 1988, los restos de Gaitán fueron trasladados al llamado Patio de la Tierra, que forma parte del proyecto de Exploratorio Nacional.17​ El féretro fue cargado, entre otros, por el presidente Virgilio Barco. Su cuerpo se encuentra de pie y, aunque el cerebro y el corazón no están enterrados allí, sí permanecen en el catálogo del museo.18​ En el mismo patio se encuentran enterrados los restos de la madre y de la esposa de Gaitán.17​
La lápida de Gaitán, hecha en forma circular y con una planta en el centro, establece su año de nacimiento más no el de su muerte; en su lugar, aparece el símbolo de infinito (\infty), en señal de la continuación de su legado.19​
En los años 80´s, el arquitecto Rogelio Salmona diseñó el edificio en el que esta previsto acoger el "Exploratorio Nacional", complejo proyecto arquitectónico dirigido por Gloria Gaitán, hija del líder político que se ha dedicado a mantener el legado de su padre. El proyecto en la actualidad no esta construido en su totalidad y su culminación es incierta.20​

Jorge Eliécer Gaitán en el billete de mil pesos colombiano.

Homenajes

La figura de Gaitán se mantiene muy vigente en Colombia, esto se puede ver en los monumentos suyos que existen en varias poblaciones del país. El municipio de Puerto Gaitán en el Meta y el corregimiento de Gaitania en Planadas (Tolima), fueron llamados así en su honor, un teatro en Bogotá (el Jorge Eliécer Gaitán) y distintos parques a lo largo del país así como numerosos colegios y barrios en casi todos los municipios del país llevan los nombres y apellido del caudillo liberal; incluso, el previo diseño del billete de $1.000 pesos tiene imágenes y frases de Gaitán.

Referencias


  1. «Tras 28 años, nada que terminan Exploratorio en memoria a Gaitán». El Nuevo Siglo. 7 de junio de 2016. Consultado el 13 de marzo de 2018.

Bibliografía

  • Ayala, Cesar, Cruz, Henry y Casallas, Javier (editores) (2009). Mataron a Gaitán: 60 Años. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia. ISBN 978-958-719-197-4.
  • Lugares dentro de Lugares, El rito de la Memoria en el Centro Cultural Jorge Eliecer Gaitán. Salazar, Mauricio. (2011), Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia. ISBN 978-958-719-689-4
  • Alape, Arturo (1987). El Bogotazo: Memorias del olvido. ISBN 958-614-208-6.
  • Braun, Herbert (1998). Mataron a Gaitán. Editorial Norma. Bogotá, Colombia. ISBN 958-04-4470-6.
  • Alape, Arturo (2005). El Cadáver Insepulto. Editorial Planeta Colombiana. Bogotá. ISBN 958-42-1302-4.
  • González, Sady y Caballero, Antonio (1997). El Saqueo De Una Ilusión: El 9 De Abril, 50 Anos Después. Número ediciones, Bogotá, Colombia. ISBN 958-96287-0-2.
  • Braun, H. (2008). Mataron a Gaitán. Bogotá: Editorial Norma.
  • Capítulo de Libro Líderes políticos del siglo XX en América Latina.

  

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  • Gaitanistas


    Saúl Fajardo


    Saúl Fajardo
    Información personal
    Nacimiento 16 de octubre de 1914
    Yacopí, Cundinamarca
    Fallecimiento 2 de diciembre de 1952 (38 años)
    Bogotá
    Causa de la muerte Asesinato
    Residencia Ibama, Yacopí
    Nacionalidad Colombiano
    Partido político Partido Liberal Colombiano
    Información profesional
    Ocupación Guerrillero y político
    Obras notables Memorias y aventuras de un pobre diablo
    Saúl Fajardo (1914-1952), fue un político y guerrillero colombiano que ejerció la jefatura civil y militar de las guerrillas liberales en Yacopí,1​2​ Cundinamarca, durante los primeros años del período conocido como La Violencia que se inició en 1948.
    Seguidor del líder político Jorge Eliécer Gaitán, Fajardo fue diputado nacional por el partido Liberal Colombiano, y también corresponsal de los periódicos El Tiempo y Jornada.
    Después de haber trabajado como funcionario público, dedicó los últimos años de su vida a lucha armada en el noroccidente de Cundinamarca, proclamando la defensa de la población civil contra los abusos perpetrados por cuatreros, bandoleros y algunos sectores del estado. Sin embargo fue acusado por el gobierno conservador, contrario a su partido, de haber participado en crímenes contra los civiles de su región.
    En 1952 fue asesinado por un milítar mientras se encontraba en condición de prisionero en Colombia, tras habérsele negado el asilo político en Chile.3​ Las condiciones precisas de su muerte no fueron del todo esclarecidas.4​


    Trayectoria política y subversiva

    Orígenes en política
    Nunca fueron mis propósitos intervenir en política ni colaborar en la práctica del “araquiri” de mi partido. Pero fuerzas superiores intervinieron en mi apoliticidad de la hora y me invitaron a formar parte de un comando gaitanista. Había yo oído al Dr. Gaitán en el colegio en un discurso político, conquistando como es lógico y humano, el afecto y simpatías, ya que en él tocó puntos esenciales de mi sensibilidad de proletario. Nunca consideré una demagogia una disertación anatómicade la realidad nacional y por eso adherí a su política pero manteniéndome firme en la campaña para no contribuir a la división liberal.5
    En medio de la división política que vivía Colombia en esa época, Fajardo contruyó un comando gaitanista, con el cual desarrolló “una propaganda que no tardó en conquistar el afecto y las simpatías del campesinado”. Desde entonces trabajó también para el periódico Jornada.
    Según Fajardo, la familia Bustos que tenía un considerable poder Yacopí, hizó que el conservador Mariano Ospina Pérez ganara las elecciones presidenciales en el municipio, a pesar de que los miembros de clan también apoyaban al liberal Gabriel Turbay, quien se enfrentaba a Gaitán en el seno del partido liberal. Este hecho fue interpretado por Fajardo como una manifestación de la división entre elites liberales y conservardoras frente a los gaitanistas.5
    La división liberal a nivel nacional permitió el triunfo de Ospina Pérez.67​ Sin embargo, la proyección de Gaitán, quien se consolidó como jefe único del partido liberal, sumada a la mayoría liberal en el congreso, no permitió al conservatismo desarrollar cabalmente sus políticas.67

    Bogotazo


    Jorge Eliécer Gaitán en 1936.

    Fui, soy y seré mientras viva, gaitanista convencido. Nunca pudo en mi corazón, abrirse herida más tremenda y profunda que aquella que me causó la muerte del Dr. Gaitán. Saúl Fajardo.5
    Tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948, Colombia inició un periodo conocido como el Bogotazo. A las diescinueve horas el día del magnicidio se constituyó una Junta civil presidida por Fajardo, para organizar los asuntos públicos mientras el orden jurídico continuase estando alterado. Según Fajardo, la Junta propusó proteger a los conservadores que así lo deseasen. Sin embargo, sostubó que les respondieron “con el asesinato de nuestros copartidarios, con el saqueo de la propiedad de los infelices hasta reducirlos a la miseria y con la prisión injusta de inocentes y leales amigos”.5
    Fue proclamado jefe único del liberalismo, por los campesinos de su región. A los 26 días la situación se normlizó y las personas regresaron a sus ocupaciones habituales gracias a que el nuevo gobierno de unión Nacional, envió señales de apaciguamiento desde Bogotá. Sin embargo, Fajardo culpó al gobierno de unión Nacional de consolidar la “bestia destructora que ha venido denominándosele ejército Nacional”.5
    Fajardo resultó elegido miembro del concejo municipal, y fue diputado nacional hasta que Ospina Pérez cerró el Congreso de Colombia el 9 de noviembre de 1949.8​ Estando en Bogotá, Fajardo se enteró del ataque del ejército contra su farmacia: “mi casa fue totalmente destrozada; la droguería asaltada y saqueada; los mostradores hechos pedazos; los muebles de la casa, los cuadros y los enseres, destrozados. Las oficinas del directorio liberal que funcionaban allí mismo, fueron totalmente destruidas”.
    Entonces se instaló en las afueras de Yacopí y escribió que “las gentes comenzaron a intranquilizarse y el ritmo normal de la vida a entorpecerse. Vino pues el deseo de los habitantes de organizarse para defenderse contra aquellos esbirros al servicio de las sectas políticas”. En esa situación, Fajardo se dirigió al gobernador de Cundinamarca buscando protección, pero no encontró respuesta.5
    En las elecciones de noviembre de 1949, Fajardo no logró ser electó, y en consecuencia decidió retirarse a una finca para apartarse de la política. La violencia continuaba en la región, y Fajardo fue inculpado de instigador, por lo que fue perseguido y tratado como bandolero, aunque él no se reconocía como tal. Sin embargo, el gobierno continuó persiguiendolo, mientras él perdía control sobre las guerrillas que dirigía. Entonces se inician los ataques de los paramilitares conocidos como Los Chulavitas contra la población, por lo que varios campesinos acudieron a él en busca de protección.5
    A partir del 8 de julio de 1950, Yacopí es apodado “tierra arrasada” debido a que la consigna del gobierno de “a sangre y fuego” destruye la región. En el municipio quedaron en pie la iglesia y la casa cural. Fajardo sostuvó que los ataques provenían de la policía y el ejército, y decidió fundar una colonia para trabajar y evitar la desocupación de la población. De esta forma, hasta abril de 1951 se emplearon en la colonia que se llamó “la collareja” más de 4.500 jornales, pero el centro de labor agrícola fue arrasado por el ejército el 17 de junio de 1951.5

    Bandolero ad hoc

    Fajardo huyó con una escolta de ocho personas y sus guerrillas se limitan a la autodefensa. Es entonces cuando comienzó a firmar su correspondencia como “bandolero ad hoc.5
    Buscando una señal de reconocimiento, Fajardo redactó numerosas cartas destinadas a los dirigentes del liberalismo y a varios periodistas liberales en las que pidió ayuda. También firmó dos editoriales, uno de El Liberal (10 de enero de 1951)y otro de El Tiempo (17 de octubre de 1951), en donde habló del bandolerismo y la importancia de diferenciar al “bandolero real” del que tuvo que defenderse; es decir, diferenciar al “cuatrero” del “guerrillero”.
    El editorial de El Liberal sostiene al respecto lo siguiente:
    “Nosotros sostenemos que el llamado “bandolerismo” es algo heterogéneo en su composición y en sus orígenes. Hay bandoleros profesionales, que están aprovechando la emergencia nacional para ejercer su oficio de salteadores de haciendas y caminos; hay gentes que desplazadas de sus tierras por la violencia política, que en su peregrinaje por campos y veredas buscan a un mismo tiempo vengar los atropellos de que fueron víctimas (…) hay antiguos guardias que encontraron más prolífico el robo que el trabajo (…) todo ese multifacético conjunto de núcleos humanos, es lo que ahora se cobija bajo el nombre de “bandolerismo”(…) el bandolerismo fue el resultado lógico, natural e inevitable de la violencia política (…) luego lo primero que se necesita hacer contra el bandolerismo, es crearle a la nación una atmósfera política distinta (…) la cuestión no se resuelve con un estrategia de tierra asada, aunque es claro que habría casos en que será imperativo el empleo de la fuerza pública. Antes que todo hay que crear en la nación un atmósfera de seguridad, aplicar vigorosamente un política que proteja todos los ciudadanos (…) cuando esto se haya hecho, se podrá decir que los “bandoleros” son pandilla de criminales redomados y que el único camino es exterminarlos a sangre y fuego y sin contemplación alguna”.5
    En el otro editorial habla de la necesidad de diferenciar a los inocentes que huyen de los que ingresan a las guerrillas; los que ingresan a la guerrilla pero han incurrido en sanciones previstas en el código penal; y los criminales de guerra. También hizó público el pacto con las personas de Yacopí en el sentido de no continuar con la confrontación, que fue roto por los cuatreros. En su opinión, debido a los cuatreros, el gobierno insiste en perseguirlo.5
    Entre tanto, dada la delicada salud del presidente Laureano Gómez, Roberto Urdaneta fue designado a la Presidencia de Colombia, puesto que ocupó hasta junio de 1953.

    Asilo en la embajada chilena

    Ante los ataques a sus guerrillas, Saúl Fajardo viajó a Bogotá con la intención de asilarse en la embajada de Chile. El 20 de marzo de 1952 pidió asilo en dicha diplomática, y el poeta Julio Barrenechea, quien era el embajador, lo dejó entrar otorgándole un asilo temporal. El subversivo fue alojado en la residencia de Barrenechea que se encontraba en el mismo edificio, donde le fue puesta a su disposición la habitación cedida por las hijas del poeta, que en ese momento eran menores de edad.9
    Fajardo manifestó haber entablado una cercana relación con el embajador y su familia durante las dos semanas que permaneció en la sede chilena ubicada en la avenida Caracas entre calles 34 y 35 del barrio Sagrado Corazón en la Localidad de Santa Fe.10
    El gobierno de Chile, en cabeza de Gabriel González Videla, tras escuchar al embajador de Colombia en Santiago de Chile, Joaquín Estrada Monsalve, decidió no conceder el asilo. El 3 de abril la petición fue negada, y la Cancillería en Bogotá argumentó que Fajardo era un bandolero y no un guerrillero. Sin embargo el gobierno colombiano se comprometió ante su par chileno a respetar la integridad del guerrillero, como condicion prealable a su entrega a las autoridades de su país.11
    En consecuencia, el embajador Barrenechea se abstúvo de participar en los trámites de la entraga de Fajardo,12​ y envió un cable diplomático a González Videla: "Inhumana actitud vuestro Gobierno al negar asilo concedido por mí, provisionalmente, a un guerrillero colombiano, es incompatible con conciencia pueblo chileno, tradición nuestra Cancillería y mis personales convicciones. En consecuencia, renuncio indeclinablemente a continuar representándolo como Embajador ante Gobierno de Colombia".11
    Años después, el poeta recordó cuan dramática fue la entraga del sindicado. Así, Barrenechea reconoció que en el momento decisivo tomó a Fajardo en sus brazos por un momento antes de dejarlo partir, no sin manifestar tristeza por el hecho. En conversaciones con el periodista Hernán Millas dijo que Fajardo "Pudo escoger cualquiera otra embajada. Buscó la chilena, porque la creyó la más humana, la de mejor fianza. Resultó antesala de la muerte".11
    Sin oponer resistencia, Fajardo fue entregado a una delegación del gobierno, compuesta por civiles y militares que fueron a capturarlo frente a la sede de la embajada.13

    Masacre del Alto de Ruedas

    Tras la entraga de Saúl Fajardo, el presidente Roberto Urdaneta en una conferencia desde la Casa de Nariño aseguró: "El 11 de abril de 1950 se presentó este individuo a la cabeza de su cuadrilla en la vereda denominada ‘Alto de Ruedas (Caparrapí )…’ Y en la madrugada del 12, todos juntos, con Fajardo a la cabeza, asaltaron seis casas de gentes pacíficas que se entregaban tranquilamente al descanso." Seguidamente, el mandatario leyó los nombres y las edades de las 17 víctimas mortales.2

    Encarcelamiento y asesinato

    Negado el asilo, Fajardo compareció ante un juez especial designado para las actividades subversivas que había acometido en el noroccidente de Cundinamarca. Principalmente fue acusado de haber tomado parte en el asalto al Alto de Ruedas en Caparrapí.
    Para su defensa, Fajardo eligió al abogado gaitanista Guillermo Hernández Rodríguez, el decano de los liberales socialistas de Colombia,14​ quien asumió su protección desde el mismo instante en que abandonó la embajada con destino directo a la cárcel de La Picota de Bogotá, presidio que el mismo preso eligió, y donde fue internado mientras se adelantaba la investigación en su contra. Después, a la espera de la convocatoria del consejo de guerra fue enviado a la penitenciaría de tunja en donde se quejó de sufrir vejámenes y privaciones.
    En 2 de diciembre de 1952 se iniciaron las sesiones del tribunal militar en Usaquén. De dicha localidad al norte de Bogotá, Fajardo fue remitido con otros prisioneros a sus respectivos lugares de detención. El vehículo que los transportaba se detubó en la cárcel nacional Modelo, ubicada en el barrio modelo sur (San Cristóbal), con el objetivo de dejar allí a algunos de los prisioneros, entre los que no se contaba Fajardo, ya que el debía continuar hasta la penitenciaría central.
    Entonces, según el testimonio del cabo segundo Jaime Rivas que hacía parte del los guardianes que viajaban el vehículo, Fajardo empezó a alejarse, caminado primero y luego corriendo, por lo que el suboficial confesó habérle disparado toda la carga de su fusil, y dos tiros más con su revólver causándole la muerte en el mismo lugar de los hechos. Rivas dijo además que momentos antes el guerrillero le había ofrecidó 2.000 pesos colombianos de la época para que lo dejara escapar, soborno que el milítar rechazó.15
    Según algunas personalidades de la vida política de Colombia como Germán Arciniegas, la supuesta fuga, así como el intento de soborno denunciado por Rivas, solo fueron parte de un plan del gobierno nacional para asesinar impunemente al "gallardo oficial" como lo describe Arciniegas.16
    Un día antes del asesinato de Fajardo, las Fuerzas Armadas del gobierno nacional lanzaron un ataque contra la "chusma liberal" en Ibama, Yacopí y La Palma. La operación incluyó el bombardeo de Yacopí por parte de la aviación.1718
    El cuerpo de Fajardo fue sepultado el 4 de diciembre siguiente en el cementerio Central de Bogotá.15​ La repercución del crimen figura como una de las causas que meses después contribuyeron al derrumbamiento del gobierno de Urdaneta.1619​ La muerte violenta del guerrillero sumada a los incendios del 6 de septiembre de 1952 en Bogotá (de los diarios El Tiempo y El Espectador, y de las casas del expresidente Alfonso López Pumarejo y del jefe Liberal Carlos Lleras Restrepo) demostraron que los desmanes de las fuerzas del estado hasta entonces sólo imputadas en regiones distantes sometidas al control militar, podían suceder también en las calles de Bogotá.2
    Saúl Fajardo fue condenado a 48 años de prisión, cuando reabrieron la investigación por su muerte –le aplicaron “la ley de fuga” según el comunicado oficial emitido por el presidente Urdaneta–, el encargado de dictar la condena el presidente de la Corte Suprema de Justicia de Colombia, Joaquín Estrada Monsalve quien era embajador de Colombia en Santiago de Chile cuando le negaron el asilo a Fajardo.

    Memorias y aventuras de un pobre diablo

    Para contrarrestar la forma como se lo tildaba de “bandolero”, Fajardo emprendió la escritura de su diario titulado Memorias y aventuras de un pobre diablo, escrito entre 1949 y 1952. El manuscrito original permanece extraviado y se conocen únicamente dos copias que reposan incompletas e inconclusas en la Biblioteca Nacional de Colombia y en el Archivo General de la Nación.20​ El autor aspiraba a heredar su escrito “a todos los campesinos de la región –caso que alguna mano caritativa haga imprimir éstas páginas que le dejó como recuerdo del liberalismo honrado de la región de mi provincia–”.
    Saúl Fajardo sostuvó que había iniciado el proceso de escritura en el monte, mientras huia “del terror oficial” y se era perseguido “por cuatreros de todos los pelajes”. Ya hacia el final del documento, el autor se manifiesta abatido por la forma como se lo sigue persiguiendo y la mala imagen que de él construyen los demás.
    En sus últimas páginas trata el tema de Miguel Ángel Builes, Obispo de Santa Rosa de Osos, con motivo de una de sus pastorales escritas en 1952 y divulgadas por el periódico El Tiempo. El religioso era conocido por frases como “un campesino colombiano debe ser un soldado de Dios encargado de combatir el ateísmo liberal” o “Los obispos que no defenestran desde el púlpito la apostasía roja no son más que unos perros echados” con las que ayudó a polarizar la violencia bipartidista.21
    Fajardo lanzó improperios contra el “irresponsable fraile” a cuyo discurso definió como una de las razones por las que no llegaba la paz en Yacopí y por el contrario sí se seguía persiguiendo los “líderes del bandolerismo”.5

    Véase también

    Referencias


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    • Antonio García Nossa

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      Antonio García Nossa
      Información personal
      Nacimiento 16 de abril de 1912 Ver y modificar los datos en Wikidata
      Fallecimiento 26 de abril de 1982 Ver y modificar los datos en Wikidata (70 años)
      Nacionalidad Colombiana Ver y modificar los datos en Wikidata
      Información profesional
      Ocupación Economista Ver y modificar los datos en Wikidata
      Antonio García Nossa (Viiapinzón, Cundinamarca; 16 de abril de 1912 - Bogotá, 26 de abril de 1982) fue un economista, historiador, escritor y político socialista colombiano.

      Índice

      Biografía

      Se graduó en Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad del Cauca en Popayán en 1937 con una tesis sobre la "Geografía Económica de Caldas". Aun como estudiante desde 1932 y luego como profesor de la universidad se dedicó a la organización y actividades de los consejos y ligas de indios entre los paeces, guambianos y otros pueblos indígenas del Cauca, utilizando el teatro experimental como método de autoconciencia para la comprensión de los propios problemas. Se hizo conocido en la ciudad por sus poemas y las polémicas intelectuales con el poeta Guillermo Valencia.
      Se desempeñó luego como profesor de la Universidad Nacional de Colombia, en la cual fundó en 1943 el Instituto de Economía dependiente de la Facultad de Derecho (la primera promoción de economistas egresó en 1948). Realizó con Blanca Ochoa y Edith Jiménez un estudio sobre el resguardo indígena muisca de Tocancipá (publicado en 1946).
      En 1943 fundó la Liga de Acción Política y desde 1945 trabajó en el movimiento político de Jorge Eliécer Gaitán. En 1947 tuvo un papel importante en la formulación del Plan Gaitán. Luego del asesinato del caudillo popular el 9 de abril de 1948 y el aplastamiento de la rebelión popular subsiguiente, fue perseguido y en 1950 fue destituido por el gobierno conservador de su cargo como profesor, pero fue acogido por el Instituto Indigenista Interamericano. Contrajo matrimonio con Cecilia Barriga, con la cual tuvo dos hijos, Marcela y Claudio. En 1951 apoyado por algunos de sus alumnos como Luis Emiro Valencia y por el ex rector de la Universidad Nacional Gerardo Molina Ramírez, fundó el Movimiento Socialista Colombiano y fue director del periódico El Popular. Tras la caída del gobierno de Laureano Gómez laboró en el Consejo Nacional de Economía.
      En 1960 con el Departamento de Estudios Agrarios de México, realizó una investigación entre las comunidades tejedoras de la Mixteca alta. Luego fue consultor de la FAO en Bolivia y del Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas (ahora Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura IICA), así como de otros organismos internacionales, y se desempeñó como asesor de política agraria de los gobiernos de Chile, Perú, México, Ecuador y Nicaragua. Su trabajo teórico y práctico sobre las reformas agrarias latinoamericanas lo convirtió en el principal experto internacional sobre el tema.
      Volvió a ser nombrado profesor de la Universidad Nacional en 1968, nuevamente destituido en 1973 por su apoyo al movimiento estudiantil y su activa militancia en la Alianza Nacional Popular; fue reintegrado entre 1974 y 1976 en calidad de Vicerrector Académico. Nuevamente fuera de la Universidad Nacional por rechazar el asalto militar a la Facultad de medicina, fue luego nuevamente reintegrado como profesor.

      Obra

      En buena parte la vida de Antonio García está expresada en su obra académica y literaria; además de multitud de artículos y ensayos, escribió cerca de 40 libros:
      • Geografía Económica de Caldas, Contraloría Naciona, 1937 (Banco de la República, 1978).
      • Esquema de la Economía Colombiana, Banco Central del Ecuador, Quito, 1938.
      • Pasado y presente del indio, Ediciones Centro, Bogotá, 1939.
      • Régimen cooperativo y economía latinoamericana, El Colegio de México, 1944.
      • Bases de la Economía Contemporánea, Revisoría Fiscal, Bogotá, 1948 (Plaza & Janés, 1984).
      • Problemas de la Nación Colombiana, Nuevo Mundo, Bogotá, 1949.
      • La rebelión de los pueblos débiles, Cooperativa Colombiana de Editores, Bogotá, 1950.
      • Introducción crítica a la legislación indigenista en Colombia, Instituto Indigenista Interamericano, México, 1951.
      • Regímenes indígenas de salariado: del salariado señorial al salariado capitalista en la historia de América, Instituto Indigenista Interamericano, México, 1953.
      • El cristianismo en la teoría y en la práctica. Fondo de Publicaciones Vicente Azuero, Bogotá, 1954.
      • Gaitán y el problema de la revolución colombiana, Cooperativa Colombiana de Editores, Bogotá, 1955.
      • Estructura básica del financiamiento del desarrollo Consejo Nacional de Economía, Bogotá, 1956.
      • La democracia en la teoría y en la práctica, Editorial Argra, Bogotá, 1957
      • Colombia, Esquema de una República Señorial, Cuadernos Americanos, México, 1959 (Cruz del Sur, Bogotá, 1977).
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      • Dinámica de las Reformas Agrarias en América Latina, ICIRA, Santiago de Chile, 1967 (Editorial La Oveja Negra, Bogotá, 1972).
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      • Planificación Municipal, Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Bogotá, 1978.
      • El proceso histórico latinoamericano, Editorial Nuestro Tiempo, México, 1979.
      • El nuevo problema agrario en América latina, Universidad Autónoma, México, 1980.
      • Reforma Agraria y Desarrollo Capitalista, Universidad Autónoma, Mexico, 1980 (Centro de Investigaciones para el Desarrollo, Bogotá, 1986).
      • Desarrollo agrario en América latina, Fondo de Cultura Económica, México, 1981.
      • Reforma agraria y desarrollo capitalista en América latina, Universidad Autónoma, México, 1981.
      • Los Comuneros 1781-1981, Plaza & Janés, Bogotá, 1981.
      • Modelos Operacionales de Reforma Agraria y Desarrollo Rural en América Latina, IICA, San José, 1982.
      • La crisis de la Universidad, Plaza & Janés, Bogotá, 1985.
      • De la rebelión a la organización de los pueblos débiles, Crear Arte, Bogotá, 1995.
      • "¿Comunicación para la dependencia o para el desarrollo?", CIESPAL, Quito, 1980

      Véase también

      Referencias

    • Mosquera, Ricardo (1988) "El maestro Antonio García Nossa, vigencia de su pensamiento económico y social"; Cuadernos de Economía IX (12). Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Colombia.
    • Rugeles Castillo, Carlos (1990) Antonio García: Sus aportes a la ciencia social crítica. Bogotá: Ediciones Humanismo y Sociedad - Fondo de Publicaciones Antonio García, 1991
    • Sabogal Tamayo, Julián (1995) El Pensamiento de Antonio García Nossa. Paradigma de independencia intelectual 

     

    José Antonio Osorio

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    José Antonio Osorio Lizarazo
    Información personal
    Nacimiento 30 de diciembre de 1900
    Bandera de Colombia Bogotá, Colombia
    Fallecimiento 1964 Ver y modificar los datos en Wikidata
    Nacionalidad Colombiana Ver y modificar los datos en Wikidata
    Familia
    Hijos Hemel Osorio, Ivan Osorio, ismael osorio
    Información profesional
    Ocupación Corresponsal Ver y modificar los datos en Wikidata
    Años activo 1932 - 1964
    Medio La Prensa
    El Heraldo
    Distinciones Premio Esso 1963
    José Antonio Osorio Lizarazo (Bogotá, 30 de diciembre de 1900 - 12 de octubre de 1964) fue un novelista, cuentista, crítico literario, ensayista, político y periodista colombiano. Fue famoso tanto por su genialidad como escritor como por su postura política. Su obra giró en torno a Bogotá y al tema del desarraigo. Fue uno de los primeros escritores latinoamericanos en incursionar en el género de la novela urbana.12​ Fue director de los periódicos La Prensa y El Heraldo de Barranquilla. En 1953 publicó El día del odio, que relata los hechos acaecidos durante el Bogotazo. Vivió en varios países de América, y fue un estrecho colaborador del gobierno de Juan Domingo Perón en la Argentina y de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo en la República Dominicana.

    Índice

    Biografía

    Osorio Lizarazo estudió en el Colegio de San Bartolomé, donde se graduó en 1916. Colaboró en casi todos los periódicos de la capital, firmando a veces con el seudónimo de "El Solitario". En los años 1930 fue director del Diario Nacional y trabajó como jefe de La Prensa y ayudó a organizar El Heraldo, que dirigió desde sus inicios. Ejerció cargos públicos como secretario de los ministerios de Guerra y de Educación, y fue director de publicaciones de la Contraloría General de la Nación. En esta década publicó así mismo sus primeras novelas, La casa de la vecindad y la obra de ciencia ficción Barranquilla 2132. Publicó el cuento El despojo en 1946 en el suplemento literario dominical de El Tiempo en 1946.3
    En 1946, comenzó un largo viaje por toda Latinoamérica, que lo condujo a vivir en la Argentina hasta 1955. Allí colaboró con el gobierno de Juan Domingo Perón, y publicó su novela El hombre bajo la tierra. También vivió en Chile y en la República Dominicana, donde fue muy cercano al dictador Rafael Leonidas Trujillo,4​ cuya biografía tituló Así es Trujillo. Fue amigo y seguidor del líder liberal colombiano Jorge Eliécer Gaitán, sobre quien publicó en 1952 la biografía Gaitán, vida, muerte y permanente presencia. En sus últimos años escribió El camino de la sombra, novela con la que obtuvo en 1963 el primer premio del concurso Esso.
    Osorio murió el 12 de octubre de 1964 víctima de amebiasis, siendo sepultado en el Cementerio Central de Bogotá.5

    Obra publicada

    Novela
    • La casa de vecindad, 1930
    • Barranquilla 2132, 1932
    • Hombres sin presente, 1933
    • El criminal, 1935
    • La cosecha, 1935
    • Hombres sin presente: novela de empleados públicos, 1938
    • Garabato, 1939
    • El hombre bajo la tierra, 1944
    • Pantano, 1952
    • El día del odio, 1952
    • El camino en la sombra, 1965
    Cuento
    • El despojo, 1946
    Otros
    • La cara de la miseria, 1926
    • Biografía del café, 1945
    • La isla iluminada, 1946
    • El fundador civil de la república: Santander, circa 1950
    • Fuera de la ley: historia de bandidos, c. 1950 (Contiene las novelas cortas José del Carmen Tejeiro y Antonio Jesús Ariza
    • Gaitán: vida, muerte y permanente presencia, 1952
    • El árbol turbulento, 1954
    • Colombia, donde los Andes se disuelven, 1956
    • Así es Trujillo, 1958
    • El bacilo de Marx, 1959
    • Engranaje melancólico: notas sobre una burocracia colombiana, 1980
    • Ideas de izquierda: liberalismo, partido revolucionario
    Recopilaciones, selecciones, antologías
    • Novelas y crónicas, 1979

    Premios

    • Premio Esso en 1963 con su obra El camino de la sombra publicada en 1965.

    Véase también

    Referencias



  • Salazar Ávila, Juan Carlos. Imagen de la ciudad en la novela "La casa de vecindad" de José Antonio Osorio Lizarazo Universidad Tecnológica de Pereira.

  • Udem.edu.co Análisis del periodismo narrativo de José Antonio Osorio Lizarazo.

  • Osorio Lizarazo, J. A. El despojo. El Tiempo, domingo 10 de febrero de 1946, segunda sección, pág. 2.

  • *Rueda Enciso, José Eduardo Banrepcultural.org Ficha bibliográfica.


    1. Forero, Fabían (18 de abril de 2013). «José Antonio Osorio, el cronista olvidado de Bogotá». El Tiempo (Colombia). Archivado desde el original el 2 de febrero de 2017. Consultado el 30 de abril de 2017.

    Bibliografía

    • Udem.edu.co Análisis del periodismo narrativo de José Antonio Osorio Lizarazo. Consultado en marzo de 2012.
    • Rueda Enciso, José Eduardo Banrepcultural.org Ficha bibliográfica. Consultado en marzo de 2012.

    Enlaces externos

    • Beltrán, Margarita. Eltiempo.com Historias de la otra ciudad. 31 de agosto de 2003. Consultado en marzo de 2012.
    • Forero Barón, Fabián. Eltiempo.com José Antonio Osorio, el cronista olvidado de Bogotá. 17 de abril de 2003. Consultado en noviembre de 2013.
    • Jaramillo Barón, Vespasiano. Ciudadviva.gov.co "Recuerdos de un escritor olvidado". Consultado en marzo de 2012.
    • Gómez Dugand, Alejandro. Cerosetenta.uniandes.edu.co Reseña de "Barranquilla 2132". 3 de enero de 2012. Consultado en marzo de 2012.

     

     

    Juan Roa Sierra

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    Juan Roa Sierra
    Información personal
    Nacimiento 4 de noviembre de 1921 Ver y modificar los datos en Wikidata
    Bogotá, Colombia Ver y modificar los datos en Wikidata
    Fallecimiento 9 de abril de 1948 Ver y modificar los datos en Wikidata (26 años)
    Bogotá, Colombia Ver y modificar los datos en Wikidata
    Causa de la muerte Linchamiento Ver y modificar los datos en Wikidata
    Nacionalidad Colombiana Ver y modificar los datos en Wikidata
    Juan Roa Sierra (4 de noviembre de 1921 - 9 de abril de 1948) es el supuesto autor material del magnicidio del líder político colombiano Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948 en el centro de Bogotá. Fue linchado brutalmente por la muchedumbre y su cadáver desnudo fue arrastrado por la calle después del asesinato, lo que dio inicio al episodio local conocido como El Bogotazo, y llamado a escala nacional como el 9 de abril. Su prematura muerte dejó muchas dudas con respecto a los verdaderos responsables del crimen. Y sus otros crímenes, violación a menores y porte ilegal de armas, entre otros delitos.

    Índice

    Antecedentes Familiares

    Juan Roa Sierra tenía 26 años de edad. Sus padres fueron Encarnación Sierra, una mujer que se relacionada con la prostitución (de 52 años de edad) y Rafael Roa, quien había muerto en 1927 de una enfermedad de los bronquios (posíblemente silicosis), contraída como resultado de su trabajo como tallador. Entre otros trabajos, Rafael Roa fue uno de los responsables de esculpir el frontispicio del Palacio de Justicia. Rafael y Encarnación habían contraído matrimonio 35 años antes, en 1913. Gaitán era el héroe político de doña Encarnación. Ella estaba preparando su ropa de luto por la muerte del caudillo liberal en su casa, cuando se enteró por la radio de que el asesino era su hijo, según expresara el escritor Gabriel García Márquez en su autobiografía "Vivir para contarla".
    De la unión de Rafael y Encarnación nacieron 14 hijos, en Bogotá; dos antes del matrimonio (Rafael y Luis) y el resto después (Gabriel, Amelia {fallecida}, Maria del Carmen {fallecida}, María Luisa {fallecida}, Cecilia {fallecida}, Leonor {fallecida}, Leonor {la segunda, fallecida}, Vicente, Eduardo, José {fallecido}, un pequeño no bautizado, también fallecido y Juan). Murieron las seis niñas y dos niños. Sobrevivieron seis varones. Juan era el menor de estos.

    Situación Económica

    Los hermanos sólo asistieron alrededor de tres años a la escuela primaria, pues los recursos económicos de la familia eran muy limitados. Juan Roa fue bautizado en la iglesia del Barrio Egipto, en Bogotá. Había vivido por largo tiempo en el barrio Ricaurte, en la Calle 17 Sur No. 16-52. Su hermano Eduardo era conductor de taxi para la compañía Taxi Roxi. Luis tenía a su cargo un vehículo del consulado alemán. Rafael trabajaba en un matadero de cerdos y corderos. Vicente era también chófer en un vehículo de una empresa. Gabriel solía trabajar para la fábrica La Leona (La Popular), aunque posteriormente fue internado en la clínica de Sibaté debido a desórdenes mentales.
    Juan, lo mismo que Luis, había sido empleado de la embajada alemana, inicialmente como portero y luego como muchacho de oficina, hasta que el establecimiento diplomático tuvo que cerrar y abandonar el país debido a la guerra. Luego trabajó reencauchando llantas en una vulcanizadora de la que era propietario en compañía de su hermano Luis cerca a la Estación de la Sabana (estación central del tren) que pronto debió ser cerrada por falta de dinero. Finalmente anduvo cesante. Durante sus últimos días había estado empeñado en la búsqueda de trabajo y entre otras cosas estaba buscando dinero para pagarse un curso de conducción.
    No estaba casado, pero sí había sostenido relaciones durante tres años, desde octubre de 1944, con una mujer separada, María de Jesús Forero, a quien conocía desde que eran niños cuando ambos vivían en el barrio Ricaurte. Tuvieron una hija. Su unión marital terminó en junio de 1947 ya que Juan estaba en una mala situación económica y María no quería tener más hijos. A partir de entonces, se fue a vivir con su madre, quien le daba algo de dinero y alimentación. Sin embargo la amistad entre María de Jesús y él continuó. En vida, Juan siempre le recordaba que iba a encontrar un trabajo para suplir las necesidades de ella y su hija. Ella lo llamaba mentiroso porque no aparecía con ayuda alguna. Como parte de su búsqueda de empleo escribió una carta al presidente de la República, Mariano Ospina Pérez, como le había sugerido el mismo Jorge Eliécer Gaitán en una de las entrevistas personales que le concedió. En la carta le solicita una cita "para exponerle el ferviente deseo que me anima de serle útil a mi Patria mediante la instrucción y el estudio". En ella indica que su dirección era Calle Octava No. 30-65, que en realidad era la dirección de su querida Maruja (María de Jesús), quien fue la que recibió la respuesta de la Presidencia de la República fechada el 2 de junio de 1947. La dirección real de Juan Roa en ese momento, es decir la de su madre, debió ser Calle Octava No. 30-73, según indica uno de los documentos encontrados en su pantalón, justo al lado de la casa de María de Jesús.
    Sus familiares y amigos lo describían como un hombre en exceso reservado y tranquilo, no muy deseoso de trabajar, que migraba de trabajo en trabajo. Sin embargo, aunque estuvo desempleado durante un buen tiempo antes del asesinato, había enviado una carta escrita de su puño y letra al presidente con ese propósito, consiguió cartas de referencia que lo acreditaban como un buen sujeto, tramitó un certificado judicial que acreditaba unos antecedentes limpios, e hizo no pocas visitas a la oficina de Jorge Eliécer Gaitán con el fin de cambiar su suerte.

    Cambios en la personalidad

    El informe de la investigación de Scotland Yard presenta a Juan Roa como un hombre poseído por delirios de grandeza, ensimismado y algo distraído. Se puede inferir del reporte que este comportamiento pudo haberse agravado, e incluso debió comenzar desde que empezó a visitar, 18 meses antes del asesinato, a un individuo alemán de nombre Johan Umland Gerd que leía la suerte y que fue quien lo vinculó al Rosacrucismo.1​ Umland Gerd había llegado a Colombia doce años antes, estaba casado con una mujer colombiana y enseñaba quiromancia desde 1939. Según el testimonio de Gerd, él mismo lo inició en el Rosacrucismo cerca de un año antes. Juan se había afiliado a la sociedad A.M.O.R.C. con sede en San José de California con el número “Juan Roa 81816-S”. Dijo, además, que no le había notado a Juan signos de desequilibrio según el estudio de sus manos (método que él aplicaba al margen del rosacrucismo, por creencias personales), pero sí cómo se abstraía o se ausentaba mentalmente.
    El quiromántico parece haber ejercido bastante influencia sobre Juan Roa desde la primera visita. Sin embargo, el informe de Scotland Yard no muestra que hubo una investigación enfocada hacia él o que hayan escudriñado su vida. La madre de Juan Roa lo notó inmediatamente y después de la primera visita al quiromántico se empezó a preocupar, al punto que fue a visitar al psíquico para reclamarle que su hijo había empezado a descuidar su trabajo y a imaginarse que él era Jiménez de Quesada, el fundador de Bogotá. Ella fue quien le dijo al quiromántico que Roa estaba visitando la oficina de Jorge Eliécer Gaitán con el fin de conseguir trabajo. Parece razonable creer que a partir de esas visitas al taumaturgo Juan haya empezado a creer que debía ser alguien más importante y ocupar un puesto de mayor prominencia. En presencia de su madre, el quiromántico hizo un análisis de la mano de Juan y "recuerdo que le dijo que él debería trabajar como en mecánica, pero no como obrero, sino como director". En la carta al presidente le pedía ayuda para estudiar, y según Gerd la madre de Juan le manifestó que éste había solicitado a Gaitán una beca para estudiar abogacía. Después de haberse creído la reencarnación de un personaje importante de la historia colombiana, decía que "no servía para hacer trabajos en baldosín ni para reencauchar, sino para alguna cosa grande". Alguna vez le comentó a Luis Enrique Rincón, uno de los que le ayudó a conseguir el arma, que contactaría a Gaitán para solicitarle un puesto en el Concejo de Bogotá.
    Con el tiempo María de Jesús fue restándole todavía más credibilidad debido a que lo encontraba cada vez más cerrado y ensimismado. Mencionó que después de un experimento quiromántico frente a un espejo, Juan Roa empezó a creer que era la reencarnación de Francisco de Paula Santander y que un día lo vio con un corte del periódico El Tiempo en el que aparecía el retrato del general Santander. Ella sabía que frecuentaba al quiromántico porque en varias ocasiones llegaba con las manos marcadas con lápiz rojo y azul. Este detalle debió haber sido descuidado en el análisis del crimen, pues esos dos colores son los que tradicionalmente se usan para representar los dos partidos políticos tradicionales de Colombia. Jorge Eliécer Gaitán pertenecía al Partido Liberal, el rojo, a pesar de que su ideario disentía bastante de las premisas liberales tradicionales.
    Su hermano Vicente declaró que Juan le decía que Gaitán era un gran hombre y que era un segundo Simón Bolívar. Bolívar y Santander fueron líderes que trabajaron juntos por la independencia de Colombia; con todo, en el momento de buscar el modelo de gobierno, se distanciaron profundamente. Había tres facciones: la primera estaba dirigida por el general, Francisco de Paula Santander, vicepresidente de la República de Colombia (Gran Colombia: Venezuela, Nueva Granada, Quito), que defendía una concepción federalista del gobierno; la segunda, capitaneada por el propio Simón Bolívar, abogaba por un gobierno fuerte centralista; y, por último, una tercera, la de los independientes, en la que militaban Joaquín Mosquera y los indefinidos. El ambiente entre los dos próceres se enrareció bastante al punto que hubo un intento de asesinato contra El Libertador el 28 de septiembre de 1828, orquestado por un ala militarista encabezada por el coronel venezolano Pedro Carujo, que deseaba acabar por las armas la "dictadura" de Bolívar, tras abolir la constitución de 1821. Santander fue culpado injustamente como planificador y fue condenado a muerte, luego de un juicio sumario que violó sus derechos a la defensa y el debido proceso. De hecho y sin que él lo supiera, salvó su vida una semana antes, en la población de Soacha, al detener a Carujo quien estaba por asesinarlo. Finalmente El Libertador conmutó su pena por el destierro (no sin antes pasar por las mazmorras de la prisión de Bocachica, en Cartagena) luego de la intersección de Sucre y Nicolasa Ibañez entre otros, que le mostraron el error garrafal que estaba por cometer. Al final, en una carta personal a Urdaneta (desde Barranquilla, 1830) le manifiesta su arrepentimiento y reconoce que el no haberse compuesto con Santander, nos perdió a todos.
    Eduardo lo había visto con varias publicaciones rosacrucistas, y en particular con un libro grande titulado algo así como 'Dioses atómicos'. Tal libro existe y fue supuestamente escrito por un V.M. Moria. Su título en inglés es 'The Dayspring of Youth'.2
    Ocho meses antes del asesinato su madre lo notó algo más extraño y pensativo, y evitaba tomar el tema del rosacrucismo para que no se volviera todavía más callado. María de Jesús lo llamaba 'mentiroso' porque “tenía ideas que le caminaban por la cabeza, como raras que muchas veces me asustaba. Porque era hombre de poco equilibrio en sus pensamientos, tanto que yo un día bien convencida se lo dije con entera sinceridad, que él, Juan Roa, estaba como para irse a Sibaté”. En otra oportunidad ella lo vio abrir una carta y al leerla dijo todo entusiasmado “Me llegó el grado, voy a ser pastor”.
    Juan mezclaba superstición y Rosacrucismo, una combinación no muy compatible. Tenía otra amigo supersticioso, un señor Quintero con el que estuvo trabajando en el funicular a Monserrate, en el oriente de Bogotá. Quintero tenía un gran amigo de nombre Tireca. Ellos le aconsejaron que comprara un anillo con una calavera para la suerte. Juan mandó fabricar un anillo en un metal blanco con una herradura y una calavera, pues esperaba que le llegara la suerte para conseguir un trabajo. El mismo Juan alguna vez mencionó que según el rosacrucismo, el uso de un anillo como ese era malo porque conducía a quien lo portara a la desgracia. De ahí que dejara de usarlo por un tiempo, aunque después volviera a lucirlo. Juan mismo los consideraba hombres muy “agüeristas” y de ellos parece haber sacado sus creencias en entierros y en el Mohán. Una vez estos dos personajes lo hicieron ir hacia las 4 de la mañana a los cerros de Monserrate para encontrarse con el Mohán, según ellos un viejito bajito de barba larga, del cual se esperaba Juan iba a obtener piedras preciosas. Dijo haber experimentando como un terremoto que hizo mover las piedras, que el temor había sido tan fuerte que los otros dos no se habían esperado, pero que él sí. Al final no hubo nada más, nada de piedras preciosas. Las investigaciones, incluyendo la de Scotland Yard, no parecen haber tenido en cuenta o al menos identificado a estos dos individuos. Ésta pudo haber sido una trampa para identificar qué tan fuertes eran las creencias de Juan y cómo podría reaccionar al temor.
    La última visita a Umland Gerat fue el 7 de abril, dos días antes del asesinato de Gaitán. El germano atestiguó que Roa Sierra le había dicho que había tenido un sueño sobre unos tesoros o guacas en unas tumbas indígenas en dos pueblos no muy lejanos, Facatativá y Albán, y que quizá el destino le aguardaba algo importante; que él se creía llamado a un destino muy alto, algo así como providencial. Umland Gerat le sugirió no ir solo, y dice que Juan Roa le contestó: -“solo tengo que hacer la vida y solo tengo que seguir”. Según el informe del Scotland Yard, el revólver fue comprado ese mismo día, miércoles 7 de abril y la munición para éste fue adquirida al día siguiente, 8 de abril, unas horas antes del asesinato. Un grupo de testigos atestiguó que Juan había dicho que lo necesitaba para "acompañar como sirviente" a dos extranjeros a un viaje a tierras inhabitadas y que esperaba llegar en mejores condiciones después de eso; algo que contrasta con el testimonio de Umland Gerd en cuanto a que él quería ir solo.
    Una posible teoría explicativa del asesinato es la que sugiere que sus creencias rosacrucistas, sus fijaciones supersticiosas y su ingenuidad fueron explotadas para hacerle creer que él tenía un destino o misión muy alta y provincial, al punto de llevarlo a cometer el crimen o por lo menos a cooperar con él, ya sea con el objeto de obtener provecho económico y/o lograr un provecho espiritual no muy claro.
    El Domingo de Ramos, al comenzar la Semana Santa, unos días antes del asesinato, Roa Sierra le respondía a María de Jesús que tuviera paciencia durante esos días, que en la siguiente iba a tener de sobra para pagarle toda la crianza de la niña; lo que indica que esperaba una recompensa económica en lo que iba a hacer. Por otro lado, una vez cometido el crimen, cuando Juan Roa fue llevado por los agentes de policía a la Droguería Granada para resguardarlo de la multitud, el dueño de la botica le preguntó por qué había matado a Gaitán, a lo que él respondió: -"Ay, Señor, cosas poderosas que no puedo decir. ¡Ay!, Virgen del Carmen, sálvame". El dueño del local insistió en preguntarle: -"Dígame quién lo mandó a matar, porque usted en estos momentos va a ser linchado por el pueblo", y él contestó -"¡No puedo!".3​ Esto podría indicar, o que había algo supernatural para él que le impedía decir algo o quizá un temor a que algo le pudiera pasar a él o a su familia.

    Buscando un arma

    Dos días le tomó conseguir el arma y las municiones: el arma, el miércoles 7 de abril; y las municiones, al día siguiente. Durante los dos días que Juan Roa estuvo buscando el arma, sostuvo la misma historia para justificación de su compra: que la necesitaba para acompañar en calidad de muchacho o mandadero auxiliar de dos extranjeros exploradores que iban muy bien equipados en cuanto a armas, y que él debía llevar la suya de reserva. Si su historia fue fabricada, y siguiendo los delineamientos de lo que iba a ocurrir, esto podría sugerir que el papel que él iba a desempeñar no era el más importante. Entre las cosas encontradas en su ropa después de ser linchado, se encontró un papel con una figura imitando el sol, con dos palabras que parecen decir “Morcillo” y “Morcillete”. ¿Tendrían que ver estos nombres con los dos supuestos extranjeros? Las investigaciones no fueron hasta allá. Los exploradores irían a ver una mina de oro. Juan decía a los amigos a los que les pidió que le ayudaran a conseguir el arma y las municiones que se tomaría una cerveza con ellos una vez regresara “si los indios no me matan y las fieras no me comen”. Este peligro podría no haber sido real en los Llanos Orientales, a no ser que se propusieran viajar mucho más lejos, hasta la Selva Amazónica. Dijo también que “si no me voy mañana (jueves 8), nos vamos el viernes", lo que podría indicar que si hubiera conseguido las municiones antes, el grupo habría intentado el asesinato el día anterior al que realmente sucedió. Sus amigos recuerdan haberle escuchado que la exploración sería a los Llanos Orientales y otro especifica que iban a visitar Villavicencio el día siguiente a la compra de las municiones, es decir la misma fecha del asesinato de Gaitán, el viernes. Juan ya se había inscrito y estaba tomando las clases de conducción cuando los dos supuestos extranjeros le ofrecieron la aventura del viaje y se lamentaba que le hubieran salido las dos cosas al mismo tiempo, pues quizá tendría que descuidar las clases de conducción.

    Miércoles, 7 de abril
    11:00 a.m. Ferretería Bogotá y Café Globo, en el barrio San Victorino de Bogotá. Pregunta a un antiguo compañero de trabajo, Luis Enrique Rincón, si sabe de alguien que venda un revólver.
    5:15 p.m. a 10:00 p.m. Calle 31 Sur con Avenida 27. Barrio Santander. Luis Enrique le lleva el arma que su hermano José Ignacio ya no usa. Después de ser probado disparando la única bala que lleva contra los muros del Cementerio del Sur, Juan Roa la compra por 75 pesos mientras se toman una cerveza en una tienda cercana. El revólver ha sido identificado como uno de los menos precisos y ordinarios que hay. El gatillo tan en mal estado que si se disparara repetidamente con él se podría romper.
    Jueves, 8 de abril
    11:15 a.m. Fábrica de Paños Bolívar. Juan quiere hablar nuevamente con Ignacio Rincón para indagar acerca de cómo podía encontrar dos cargas de municiones para el revólver, pues no las había conseguido desde la noche anterior. Las investigaciones no mencionan a quiénes pudo haber buscado la noche anterior o esa misma mañana antes de la visita a la fábrica para conseguir las municiones.
    11:30 a.m. Ignacio y Juan se van para la casa de Jorge Lozano, en donde almuerzan. Jorge había trabajado con Juan en la Vulcanizadora Santander. Juan Roa no termina el almuerzo pues se siente desganado.
    3:10 p.m. Café Paris en el centro de Bogotá. Indagan con un señor de apellido Gaitán a ver si tiene municiones. El señor Gaitán dice que se las puede conseguir para el día siguiente, pero Juan las quiere para ese mismo día.
    3:30 p.m. Café Alférez, en las vecindades del Café Paris, sobre la carrera Novena, cerca a la calle 12. En inmediaciones de la actual calle del Cartucho , a pocas cuadras de la oficina de Jorge Eliécer Gaitán. Jorge Lozano acompaña a Juan al Café Alférez, en donde éste compra 10 balas a Humberto Ibáñez, traficante de armas y municiones.
    Viernes, 9 de abril
    9:00 a.m. Una de las inquilinas lo ve salir de la casa, en donde vivía con su madre. “Parecía que se hubiera olvidado algo, porque se devolvió, pero que se esculcó y sacó la libreta de servicio y que volvió a guardarla y salió”. La libreta militar de Roa Sierra era de segunda categoría, lo que indica que nunca fue reclutado. El dragoneante de la Policía Carlos Alberto Jiménez declaró que el individuo que atrapó después de los disparos reconoció el distintivo de la manga izquierda de su guerrera y dijo “’No me mate, mi cabo’. Por haberme dado el título correspondiente a mi gradación, comprendí que se trataba de un individuo que conocía el grado respectivo”. ¿Estaría Juan Roa familiarizado con los distintivos policiacos, sin haber tenido experiencia militar o policial?
    9:30 a.m. Fue a la casa de María de Jesús y preguntó por ella. Al enterarse de que ya se había ido a trabajar, le dejó con la señorita Rosario Manrique cinco pesos para que se los entregara junto con unos recibos del agua que él le había pagado.

    Relación con Gaitán

    Juan Roa admiraba a Jorge Eliecer Gaitán. Le gustaba asistir a sus conferencias, que se realizaban todos los viernes en el Teatro Colombia, ahora llamado Teatro Jorge Eliécer Gaitán. Incluso hay indicios de que él mismo pudo haber hecho proselitismo a favor del político liberal en las elecciones de 1946. Su hermano Eduardo declaró: “Nunca le he oído decir nada en contra del Doctor, ni le vi en otra política distinta. Para más claridad, digo que era simpatizante del "Doctor Gaitán”. Su hermano Vicente, por su parte, afirmó que “él era gaitanista cerrado. Recuerdo que nos regañaba a nosotros porque no íbamos a las manifestaciones del Doctor Gaitán, pero nosotros somos gaitanistas, pero no tan fanáticos como él (…) que Gaitán es un gran hombre, un segundo Simón Bolívar, cosas así por el estilo”. Sin embargo, su opinión podría haber cambiado. Dos días antes al asesinato, cuando estaba buscando el arma, le dijo a uno de sus amigos que “el Doctor Gaitán ha desempeñado el papel de los propagandistas de remedios, que van a los pueblos con culebras a engañar a la gente”, eso como respuesta a la pregunta sobre el puesto al Concejo que él estaba buscando y del cual le había mencionado al amigo en alguna ocasión.
    Según la secretaria de Jorge Eliécer Gaitán, Cecilia de González, Juan Roa fue varias veces a la oficina del líder político en los últimos dos meses antes del asesinato, pero ella no le daba prioridad ni oportunidad para verlo. En dos ocasiones llegó a la oficina con un acompañante aceptablemente bien vestido, de semblante raro, quien requirió la entrevista por él.
    Las dos últimas visitas a la oficina de Gaitán fueron el 8 de abril y el 9 de abril, día del asesinato, a las 9:30 de la mañana. Gaitán había llegado a su oficina poco antes de las 8:00 de la mañana, a pesar de que había estado hasta la madrugada en el famoso juicio donde había logrado la absolución del teniente Jesús María Cortés Poveda. Ese día el portero del edificio (probablemente el mismo operador del ascensor) lo vio acompañado de otro hombre, pero Roa fue a solicitar la entrevista solo.
    El mensaje del 31 de agosto de 1948 de la Embajada de Estados Unidos al secretario de Estado en Washington4​ reporta que este personaje fue arrestado e identificado como César Bernal Ordóñez, una persona de poca habilidad mental o que pretendía no tenerla, y que fue reconocido por la secretaria de Gaitán y el operador del ascensor como la persona que acompañaba a Juan Roa Sierra. Se desconoce si se haya hecho alguna investigación para confirmar si este personaje realmente era corto de mente o si fingía.
    Hay muchas preguntas aún sin contestar. La libreta militar de Roa Sierra era de segunda categoría, lo que indica que no prestó servicio militar. No se conoce que haya utilizado un arma de fuego en su vida. Las municiones fueron compradas el día anterior al asesinato, lo que deja muy poco tiempo para entrenar o ser entrenado. Los vendedores del revólver (revólver No. 19.461) se presentaron voluntariamente a informar de su venta, pero más tarde se les criticó a los investigadores por no haberlos interrogado suficientemente.

    Asesinato

    Una bala certera en la nuca y dos en la espalda segaron la vida de Gaitán, justo a la salida del edificio Agustín Nieto, donde tenía su despacho, en el costado occidental de la Carrera Séptima, entre la calle 14 y la avenida Jiménez, a la una y cinco de la tarde. El café El Gato Negro se encontraba cerca de la esquina; el Café Colombia, justo al frente del edificio Agustín Nieto; el restaurante Monte Blanco, a vista directa desde el lugar de los acontecimientos; y la casa Kodak, contigua al edificio Nieto hacia la calle 14.
    Dos agentes de la Policía, el dragoneante Carlos Alberto Jiménez Díaz y sargento Galvis González, aparecieron en la escena tan pronto se oyeron los disparos5
    Varios testigos dijeron que se habían escuchado otros disparos adicionales no dirigidos a Gaitán. Fue un individuo quien disparó contra él, y hubo otro más que le dio la señal, indicándole que el político salía del edificio.3​ Después de atajar al asesino, una de los testigos se quedó con él mientras otro se fue a atenderlo. Gabriel García Márquez, que casualmente estuvo presente minutos después, narra que un hombre aseguraba que habían sido tres los que se turnaron para disparar. El verdadero se había escabullido entre la muchedumbre revuelta. Otro caminó sin prisa y se subió en un tranvía en marcha. Otro siguió en un automóvil que parecía nuevo. Según otra testigo sonaban muchos disparos El testimonio detallado del señor Julio Enrique Santos Forero, testigo presencial, fue publicado en el periódico El Siglo el 1 de mayo de 1950.6​ El señor Santos describe que los agentes de Policía tenían al asesino frente a la Casa Kodak y lo habían colocado a su espalda para poder retirar a la multitud con las manos, por lo que lo dejaron suelto por unos instantes.
    El Siglo hace referencia a un testimonio del oficial Jiménez en el que dice que cuando el asesino se le desapareció por entre la multitud quiso localizarlo buscando a un individuo que tenía un sombrero gris grasiento7
    El señor Santos asegura que el individuo que llevaban hacia la droguería era otro. Tal era su convicción que arriesgó su seguridad personal, regresando a la escena del crimen y yendo hasta la droguería, para evitar que la multitud linchara al que no era. El primero había perdido el sombrero al evitar un golpe que uno de los emboladores le quería propinar en la cabeza y era bastante pecoso. El segundo, Juan Roa Sierra, tenía sombrero y no era pecoso.
    Otro misterio se agrega al rompecabezas, con la presencia de un fotógrafo que arribó al lugar justo después de los disparos y que tomó dos fotos de Gaitán tendido en el suelo. El Señor Forero lo apremió a que tomara en cambio fotos al asesino que se encontraba enfrente, el fotógrafo apuntó su cámara hacia ese lado pero no se sabe si logró tomar la foto o no, ya que por esos momentos fue cuando el embolador intentó pegar al capturado. Se desconoce el nombre del fotógrafo y no se han visto estas pocas fotos que podrían revelar mucho sobre la identidad del asesino.
    Según la autobiografía de Gabriel García Márquez, fuera de la droguería (como ya se dijo) se encontraba un señor bien vestido que llamó su atención ya que parecía estar guiando la multitud con sus gritos, insistiendo en que lincharan al detenido y que luego lo condujeran hacia el palacio presidencial. Un tiempo más tarde se subió en un carro lujoso y desapareció.
    Juan Roa Sierra fue linchado por la multitud, arrastrado y abandonado frente al Palacio Presidencial.
    Gabriel García Márquez también expresa sus dudas referentes a si Juan Roa fue el real asesino de Jorge Eliécer Gaitán, de acuerdo con su experiencia como reportero en eventos similares.

    Referencias



  • «Artículo "Hasta la Saciedad se ha Comprobado..."». Artículo en el periódico El Espectador, Colombia. 4 de mayo de 1950. Archivado desde el original el 14 de abril de 2008.

  • «Dioses Atómicos». Página web del grupo gnóstico "La Comunidad del Desierto". Archivado desde el original el 27 de octubre de 2007.

  • «La Tarde que Asesinaron a Gaitán». Página web: Círculo Bolivariano 17 de Marzo.

  • «Carta de la Embajada de USA in Colombia: Autoridades Arrestan al Compañero del Asesino de Gaitán». Página web de los documentos de Paul Wolf. 31 de agosto de 1948. Archivado desde el original el 14 de abril de 2008.

  • «Memorando desclasificado de la Oficina de Asuntos Públicos del Departamento de Estado de Estados Unidos de América: Muerte de Gaitán e Identificación de su Asesino». Página web de los documentos de Paul Wolf. 28 de abril de 1948. Archivado desde el original el 14 de abril de 2008.

  • «Artículo "El Linchado no fue el Asesino del Dr, Gaitán"». Artículo en el periódico El Siglo, Colombia. 1 de mayo de 1950. Archivado desde el original el 19 de octubre de 2006.


    1. «Artículo "El Hombre que yo vi asesinando al Dr. Gaitán era distinto a Roa"». Artículo en el periódico El Siglo, Colombia. 4 de mayo de 1950. Archivado desde el original el 29 de junio de 2012.
    Alape, Arturo (1983). El Bogotazo: Memorias del olvido. Bogotá: Planeta.
    Torres, Miguel (2006). El crimen del siglo. Bogotá: Seix Barral.

    Véase también

    Enlaces externos

     

     

    Ciro Trujillo Castaño

    Ciro Trujillo Castaño (Calarcá, Caldas - Aquitania, Boyacá, 5 de octubre de 1968) fue un guerrillero colombiano. Nació en Calarcá, entonces departamento de Caldas, en el seno de una familia campesina Liberal y propietaria de su propia tierra.1​ Comandante guerrillero en el sur del Tolima y norte del Cauca, fue uno de los fundadores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP) en 1966.

    Época de la Violencia

    Trujillo se sumó a las guerrillas liberales del sur de Tolima en 1949, buscando refugio de Los Chulavitas, que lo perseguían por haber colaborado con las huestes gaitanistas durante las campañas políticas de 1946 y 1947.1​ Entonces organizó con varios campesinos de la cordillera central, una cuadrilla para proteger a los pobladores liberales de los continuos abusos oficiales.
    En la región operaban varias guerrillas, entre ellas la de Gerardo Loaiza, y la de Pedro Antonio Marin, alias "Tirofijo". La alianza de las guerrillas liberales de Gerardo Loaiza y las comunistas de Isauro Yosa alias "Mayor Lister", llevo a la conformación del "Comando El Davis" en Rioblanco (Tolima). Allí, Ciro Trujillo entró en contacto con los marxistas de Alfonso Castañeda, alias Richard y se incorporó a su comando, combatiendo en la región de San Miguel en limites con Huila. A finales de 1952 cuando los limpios y los comunes se enzarzaron en una cruenta guerra interna, al igual que Jacobo Prías Alape alias Charro Negro y Tirofijo se decantó por el bando de Yosa -los comunes- y rompió del todo con el partido liberal.
    Luego del golpe de estado de 1953 y de la disolución del Comando El Davis, terminó en el enclave de Riochiquito (norte del departamento de Cauca), donde se desplazaron los comunistas huyendo del sur de Tolima.1

    Vinculación a las FARC

    En 1964 luego de la Operación Soberanía, que sometió la "República de Marquetalia", dio refugio en su territorio a Manuel Marulanda y sus hombres. El Ejército trato de convencerlo para que entregara a los rebeldes, pero Trujillo se negó, por lo que en septiembre de 1965 las fuerzas gubernamentales lanzaron una fuerte ofensiva contra Riochiquito, que fue ocupado. Empero los rebeldes escaparon nuevamente y se constituyeron en una guerrilla móvil, que meses más tarde paso a llamarse Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
    En cumplimiento del plan de guerra definido en la segunda conferencia, Trujillo, segundo al mando en la nueva guerrilla, comenzaría a avanzar hacia la zona cafetera y el norte del Valle del Cauca, esperando abrir operaciones contra las fuerzas gubernamentales con el auxilio de bandoleros locales. Tras alcanzar algunos éxitos parciales, a finales del mes de marzo de 1967, una de sus columnas fue rodeada sufriendo gran cantidad de bajas, por lo que debió escapar nuevamente hacia los enclaves guerrilleros del Huila y Caqueta en la cordillera oriental.23​ Su posición como comandante quedaría bastante erosionada luego de este episodio, por lo que seria enviado en una misión al departamento de Boyacá, lejos de la zona de influencia de las FARC, para organizar un núcleo guerrillero.
    Allí en el municipio de Aquitania, unidades del Ejército Nacional, lo dieron de baja el 5 de octubre de 1968.45

     

     

    Juan de la Cruz Varela


    Información personal
    Nombre de nacimiento Juan de la Cruz Varela Aldana Ver y modificar los datos en Wikidata
    Nacimiento 1902 Ver y modificar los datos en Wikidata
    Ráquira, Colombia Ver y modificar los datos en Wikidata
    Fallecimiento 1984 Ver y modificar los datos en Wikidata
    Cabrera, Colombia Ver y modificar los datos en Wikidata
    Nacionalidad Colombiana Ver y modificar los datos en Wikidata
    Partido político Partido Comunista Colombiano y Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria Ver y modificar los datos en Wikidata
    Información profesional
    Ocupación Campesino, político y congresista Ver y modificar los datos en Wikidata
    Juan de la Cruz Varela Aldana (n. Ráquira, Boyacá; 1902 - f. Cabrera; 1984) fue un conocido líder campesino, político y congresista de Colombia.

    Biografía

    Sus padres fueron Dionisio Varela y Vicenta Aldana, quienes huyendo de la pobreza emigraron al Alto Sumapaz, en 1905, a lo que hoy se conoce como el municipio de Cabrera (Cundinamarca). Al morir la madre 1918, su padre estableció una nueva relación, hogar en que el joven Juan de la Cruz no se sintió cómodo, así que optó por independizarse y hacerse cargo de sus hermanos menores, en medio de conflictos con su padre.
    En 1928 conoció al activista Erasmo Valencia, quien habría de ejercer una influencia determinante en su vida. Valencia, político caldense, fundó ese mismo año el Partido Agrario Nacional, y encontró en Juan de la Cruz el líder nato y comprometido con el campesinado del Sumapaz y el oriente del Tolima, que exigía tierra y respeto en medio de un latifundismo que sometía al campesinado a unas relaciones desiguales y oprobiosas. Lucha ésta en la que se comprometió a fondo, y que lo llevó a liderar un amplio proceso de organización campesina que partió de la reivindicación por la tierra y le permitió ocupar cargos políticos en Icononzo, como concejal, y como diputado en la Asamblea del Tolima, de la que incluso fue presidente.
    Conoció a Jorge Eliécer Gaitán y ante el declive del PAN se une a la Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria UNIR, fundada y liderada por Gaitán, con quien continúa la lucha por las reivindicaciones del campesinado, recurriendo a la denuncia política, a las movilizaciones de masas y a las acciones legales. Al igual que con Erasmo Valencia, con Gaitán construye una relación franca y profunda, a ambos los reconoce como maestros y compañeros de lucha. Sus muertes en el 48 y el 49 lo dejan desolado.
    A pesar del golpe que representó el asesinato de Gaitán, la organización campesina en el Sumapaz y el oriente del Tolima continuó creciendo, se hizo importante y sus logros meritorios. En 1950 Varela solicitó su ingreso al Partido Comunista, donde fue recibido con beneplácito. Ante "La Violencia" los campesinos de Sumapaz optaron por las formas de autodefensa y resistieron hasta cuando la dictadura militar de Gustavo Rojas Pinilla lanzó una ofensiva militar sobre Villarrica (Tolima), en el 55. Ante ello que se levantaron en armas, hasta la llegada del Frente Nacional, cuando pactaron el desarme y exigieron garantías para la acción social y política.
    En las elecciones de 1960, Varela se presentó como suplente de Alfonso López Michelsen a la Cámara de Representantes, a pesar de su filiación comunista y de que su partido estaba constitucionalmente impedido para presentar candidatos; pero fue el camino que asumió para seguir vigente en la arena política. En ejercicio como representante a la Cámara presentó un proyecto de ley de reforma agraria en 1960.
    Su prioridad era consolidar los logros campesinos en el Sumapaz y el oriente del Tolima, pero para su desgracia en las décadas posteriores la guerra volvió a arreciar en estos territorios.
    Para algunos, Juan de la Cruz Varela fue el principal dirigente campesino colombiano del siglo XX, que lideró una acción social y política y conquistó importantes reivindicaciones de tierra y respeto al campesinado: fueron miles los que se hicieron a un pedazo de tierra.
    Falleció en 1984.

    Fuentes

    • Londoño, Rocío (2011) Juan de la Cruz Varela y la sociedad campesina de la provincia de Sumapaz, 1850-1980. Biblioteca abierta: Colección general, volume 400. Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Historia. ISBN 9789587197112
    • Varela, Laura María y Deyanira Duque (2010) Juan de la Cruz Varela entre la historia y la memoria. Universidad Antonio Nariño. ISBN 9789588687018
    • Medina, Medófilo (1980) Historia del Partido Comunista de Colombia, Volume 1. Centro de Estudios e Investigaciones Sociales CEIS.
    (1990) Historia PCC: El origen del Frente Nacional (1957-58). Volumen 2, cuaderno 2. Centro de Estudios e Investigaciones Sociales CEIS.

     

     

    El gaitanismo fue un movimiento popular de gran importancia en nuestro siglo por la fuerza que alcanzo entre 1930 y 1948. Su líder, Jorge Eliecer Gaitán, se preocupo por mejorar la situación en que se encontraba el pueblo colombiano y quiso promover grandes cambios sociales .para lograrlo, busco el apoyo de obreros y campesinos.
    Desde 1924, Gaitán definió su posición política. Aunque siempre milito en el liberalismo, estaba de acuerdo con las ideas del socialismo europeo. Sin embargo Gaitán nunca pensó promover una revolución violenta porque creía en la democracia como medio para lograr lo que se había propuesto.
    En 1929, Gaitán viajo a la zona bananera poco después de la huelga de los trabajadores de la united fruit company. Allí se dedico a recoger testimonios sobre los acontecimientos y al regresar a la capital provoco un debate en el congreso durante el cual censuro el partido conservador por la forma como había actuado ante la huelga. Este debate hizo que se adhirieran muchas personas descontentas con el gobierno y este personaje comenzó a adquirir fuerza como líder popular.
    En 1932 creó la unión nacional izquierdista Revolucionaria (UNIR), formada especialmente por obreros y campesinos. En 1946, Gaitán fue proclamado como candidato a la presidencia pero una división de su partido le impidió ganar las elecciones en las cuales resulto vencedor Mariano Ospina Pérez, representante del conservatismo.
    A pesar del fracaso electoral de 1946, el gaitanismo siguió adelante y todo parecía indicar que Gaitán ganaría las elecciones de 1950. Sin embargo, el 9 de abril de 1948, este caudillo fue asesinado y su muerte provoco una violenta protesta por parte del pueblo, conocida comúnmente como el Bogotazo aunque, en realidad se extendió a casi todas las ciudades del país.
    Colombia vivía en esos momentos una ola de violencia. Después del 9 de abril esta violencia se extendió a la mayor parte del territorio nacional.



    El genocidio al Movimiento Gaitanista

    Apartes de la ponencia donde su nieta María Valencia Gaitán sostiene que La Violencia no fue un conflicto partidista, como dice la historia oficial, sino un crimen de lesa humanidad.
    El exterminio premeditado, masivo y sistemático por parte del Estado de los miembros del Movimiento Gaitanista en las décadas de los 40 y 50, y el magnicidio de su máximo dirigente, Jorge Eliécer Gaitán, constituyen, sin duda alguna, uno de los casos más documentados y dramáticos del genocidio político en la historia de Colombia, lo que no ha sido óbice para que deliberadamente la historia oficial lo haya desconocido y tergiversado.
    Oficialmente se dice que la llamada Violencia, con mayúscula, fue una mera prolongación de las guerras civiles entre liberales y conservadores del siglo XIX, y nunca se menciona la persecución dirigida principalmente contra el Movimiento Gaitanista con el propósito de eliminar la inminente llegada al poder del proyecto de transformación democrática liderado por Gaitán.
    Un proyecto político que Gaitán empezó a plasmar desde su juventud, cuando escribió su tesis de grado Las ideas socialistas en Colombia, complementándola con la presentación de su tesis de doctorado en Roma sobre el Criterio positivo de la premeditación en el delito, que revelan cómo Gaitán estructuraba su pensamiento a través de una formación filosófica y científica.
    A su regreso de Roma en 1927, en plena Hegemonía Conservadora, Gaitán adhiere al Partido Liberal, fue elegido parlamentario y asume la defensa política de las víctimas de la Masacre de las Bananeras.
    En 1930, Enrique Olaya Herrera, del Partido Liberal, es elegido presidente e incorpora a Gaitán en la comisión para redactar el proyecto de ley de reforma agraria. Pero las directivas del Partido Liberal optaron por preservar los intereses de los terratenientes que se habían apoderado de los baldíos colonizados por los campesinos, lo cual motivó su retiro del partido, afirmando:
    “Mientras no existan leyes que eliminen la explotación latifundista y procuren la repartición de la tierra y permitan que cada hombre bajo el sol tenga un pedazo de ella; mientras no nos rebelemos audazmente contra el sistema individualista, que se basa en la explotación de los más por los menos, para reemplazarlo por la norma socialista que busca la equidad y garantiza que uno goce de aquello que es producto de su trabajo, todas las medidas que se adopten sólo tendrán ventajas para los especuladores, para los más hábiles y menos laboriosos; sólo traerán miseria y pobreza, hambre y dolor para la gran mayoría de nuestro pueblo”.
    En 1933 ingresa a la ya existente Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria (UNIR), fundada en defensa de la lucha por la tierra emprendida por colonos del Sumapaz.
    Sin embargo, Gaitán pronto entendió que un cambio de sistema no era posible desde un “tercer partido”. Al respecto, afirmó: “Nuestras masas en lo político no tienen un sentido distinto del fonético: el ¡Viva al Partido Conservador! o ¡Viva al Partido Liberal! Pero llame usted a gentes de medianas nociones y trate de indagar la diferencia de ideas que para ellas significa la diversidad del grito. No será mucho lo que haya de lograr...”.
    Es a causa de estos llamados “quistes psicológicos”, propios de la cultura, que en 1935 Gaitán regresa al Partido Liberal con el propósito de convocar al pueblo de todos los partidos bajo la bandera de las ideas socialistas, buscando convertir al Partido Liberal en el Partido del Pueblo.
    Esa nueva corriente orientada hacia “la restauración Moral y democrática de la república” dio origen al Movimiento Gaitanista, con una plataforma ideológica independiente y diferente a la del liberalismo oficial, con una militancia que se nutría tanto de liberales, como de conservadores, socialistas, comunistas y sin filiación partidista; con un cuerpo ideológico y doctrinario propio y con una estructura organizativa autónoma, de alcance nacional, que tenía como meta instaurar una democracia directa. Contaba entonces con una Dirección Nacional Liberal Gaitanista, con sede propia, situada en la calle 14 con carrera 7ª en Bogotá y con un órgano periodístico llamado Jornada, como vocero oficial del movimiento.
    El Movimiento Gaitanista creció, proyectándose como una clara amenaza, no sólo para el oficialismo liberal, sino para el establecimiento. Tanto así que para las elecciones presidenciales de 1946, los dirigentes oficialistas de los dos partidos se unieron para enfrentar a Gaitán. El gobierno liberal de Alberto Lleras Camargo alentó a los dirigentes del Partido Conservador y a los liberales oficialistas, partidarios del candidato Gabriel Turbay, a frenar la llegada de Gaitán al poder, como lo relató José María Villarreal, en entrevista con los historiadores Rocío Londoño y Medófilo Medina: “… En conversación con Álvaro Gómez Hurtado y Jorge Leiva, me pidieron que yo fuera la persona que les ayudara a organizar el conservatismo de Soatá (Boyacá) para que volvieran a votar, que el presidente Lleras daba todas las garantías… Lleras Camargo reforzó las garantías diciendo que si tenía que echar una bomba de dinamita sobre Soatá para que dejaran votar a los conservadores, lo haría. Al fin pudimos votar y ganamos, como era previsto”.
    Este propósito se convirtió en el comienzo de la persecución y asesinato sistemático de los seguidores del proyecto político de Gaitán.
    En 1946, la represión se extendió y se agudizó con el triunfo de Mariano Ospina Pérez, quien conformó un grupo de policía departamental popularmente llamada “chulavita”, por ser conformada inicialmente por personas provenientes de la vereda de Chulavita en Boyacá. Su tarea era asesinar campesinos simpatizantes de Gaitán con el fin de mantener la división partidista y azuzar el enfrentamiento y el odio entre el pueblo, hechos que fueron recopilados e investigados por Gaitán, como se demuestra en los informes que acompañaron sus denuncias oficiales que se conservan en el Archivo Gaitán.
    Ya para entonces, el Movimiento Gaitanista se imponía frente al oficialismo liberal, logrando una mayoría indiscutible en las votaciones de 1947 para el Congreso, las asambleas y los concejos.
    Los oficialistas se vieron en la obligación de entregarle a Gaitán, el 24 de octubre del mismo año, la jefatura única del Partido Liberal, convirtiendo la Plataforma del Colón —la plataforma ideológica del Movimiento Gaitanista— en los estatutos oficiales del partido, donde se establece como primera medida que “El Partido Liberal de Colombia es el Partido del Pueblo”.
    La persecución oficial contra el gaitanismo avanzó con tanta furia que Gaitán le dirigió al presidente Ospina varios memoriales de agravios, enumerando con nombres propios, lugares y hechos concretos las masacres y asesinatos que se cometían a lo largo y ancho del país contra sus seguidores.
    Sin respuesta a sus denuncias, Gaitán convoca una gran manifestación, el 7 de febrero de 1948, llamada la Marcha del Silencio. En Bogotá, una ciudad de 500 mil habitantes, se conglomeraron 300 mil personas de todos los rincones de Colombia, guardando absoluto silencio y agitando banderas negras, con el propósito de exigirle al gobierno que cesara la Violencia. En su Oración por la Paz, Gaitán señala directamente como responsable al propio presidente Ospina y a su gobierno.
    Sesenta días después, Jorge Eliécer Gaitán es asesinado en pleno centro de Bogotá, como parte integral e indisoluble del genocidio al Movimiento Gaitanista, que a partir de ese momento se extendió con más intensidad. Ya sin Gaitán, el Partido Liberal volvió a manos de los aliados del gobierno conservador, desamparando al pueblo gaitanista perseguido.
    Para defender sus vidas, los militantes gaitanistas tuvieron que internarse en el monte y así se dio, con el tiempo y las circunstancias, inicio a la lucha guerrillera que no ha tenido solución hasta hoy.
    No existe una estadística exacta de la cantidad de víctimas que produjo esa dolorosa etapa de la historia nacional, aun cuando muchos historiadores hablan de 300 mil muertos, sin mencionar el sinnúmero de desplazados y despojados. Esto representa el 2,5% de la población colombiana que para ese entonces era de 12,5 millones de habitantes (1), lo cual hoy equivaldría a 1,1 millón de colombianos y colombianas asesinados.
    Con el ascenso al poder de las élites liberales y conservadoras, bajo el Frente Nacional, se optó por el perdón y el olvido, dejando semejante monstruosidad en completa impunidad jurídica e histórica hasta nuestros días.
    A los grandes héroes no sólo los asesinan físicamente sino que distorsionan su legado político para acabar también con la razón de su existencia. Forma parte de la autoría intelectual del crimen. El genocidio no termina con la eliminación física de sus víctimas, sino que se prolonga con el aniquilamiento de la memoria de las luchas populares. Así que mientras no se asuma con seriedad esta etapa del genocidio en Colombia, seguirá siendo mutilada la verdad histórica haciendo reinar la impunidad y la tergiversación de los hechos en favor de los victimarios.
    Las 1.000 muertes de Gaitán
    Este sábado el performance “Las 1.000 muertes de Gaitán” se volverá a tomar Transmilenio. El propósito es continuar con el homenaje que desde ayer se les viene haciendo a algunos líderes políticos que han sido asesinados defendiendo sus ideales, como José María Córdoba, Rafael Uribe Uribe, Jorge Eliécer Gaitán, Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro y Jaime Garzón.
    La intervención artística retoma el asesinato del caudillo, cometido por Juan Roa Sierra, que terminó desencadenando El Bogotazo, para ponerlo en escena en las estaciones periféricas a la Localidad de Puente Aranda como la CAD, Comuneros, Sena, Carrera 32 y Carrera 53 A.
    Los bogotanos podrán disfrutar de esta puesta en escena de 10 a 11 de la mañana.
    El día en que cayó un líder
    Si a la hora del almuerzo del 9 de abril de 1948 Jorge Eliécer Gaitán no hubiera recibió a la muerte que le llegó disparada en tres balas, desde el revólver que Juan Roa Sierra apretaba en una mano, su cuerpo no hubiera sido trasladado inmediatamente a la Clínica Central, donde a las 2:05 de la tarde fue declarado muerto.
    Esa misma tarde se hubiera tomado un café y cumplido la cita pactada con el estudiante de derecho Fidel Castro, el joven cubano de 21 años que visitaba la ciudad como participante de un congreso latinoamericano de estudiantes, quienes se oponían a la intervención estadounidense en América Latina y también a la Novena Conferencia Panamericana, que por esos días se reunía en la capital, y que dio nacimiento a la OEA.
    Bogotá hubiera seguido su ritmo y sus calles no habrían enloquecido bajo los gritos de “¡Mataron a Gaitán!”.
    Temas relacionados

    Resumen Latinoamericano

    Colombia. A 20 años de la Masacre de Mapiripán, ¿qué ha pasado?

    Resumen Latinoamericano / Contagio Radio / 16 de julio de 2017
    Entre el 15 de julio y el 20 de julio de 1997 un grupo de paramilitares de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU), en connivencia con altos oficiales del Ejército incursionaron en Mapiripán, departamento del Meta. Sembraron el terror durante 5 días, torturaron y asesinaron a centenares de personas y desplazaron a muchas más, quienes, atemorizadas y con la idea de salvarse, dejaron para siempre sus tierras con la esperanza de algún día regresar.
    Luego de 20 años, las víctimas aseguran que aún no han podido encontrar la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición. Sin embargo, dicen que continuarán caminando para lograr regresar a sus territorios que hoy están plagados de palma aceitera de la multinacional italiana Poligrow y en los que hacen presencia los paramilitares, llamados de diversas formas.
    “Ahora estamos peor de lo que estaba antes Mapiripán. Antes éramos como si todos fuéramos una familia, se podía andar por donde fuera y ahora pues es difícil”, recuerda Marina San Miguel, víctima de esta masacre.
    También insistirán en no olvidar, en trabajar la memoria, para exigir que lo que sucedió en Mapiripán no se repita, que se garantice la vida y que se responda a la pregunta ¿Por qué dejaron que sucediera esta masacre?

    LA MASACRE FUE PARTE DE UNA ESTRATEGIA DE MILITARES CON PARAMILITARES

    “Llegaron a Mapiripán saliendo de un aeropuerto militarizado y controlado por la Brigada XVII a otro aeropuerto en San José de Guaviare controlado por la Brigada VII, luego los paramilitares fueron acompañados por la Brigada Móvil Nº 2 del Ejército que dirigía el entonces Coronel Lino Sánchez que estaba en curso de ascenso a General”, recuerda Luis Guillermo Pérez del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, quienes acompañan jurídicamente a las víctimas.

    20 AÑOS DE JUSTICIA AGRIDULCE

    A pesar de las decisiones tomadas en materia jurídica por organizaciones internacionales como la Corte Interamericana de Derechos Humanos -CorteIDH-, que condenó al Estado por violación a los derechos de los habitantes de Mapirirán y decisiones como las de la Corte Suprema de Justicia que halló culpable al General Jaime Uscategui por el delito de comisión por omisión, secuestro simple y homicidio, entre otros, el abogado de las víctimas manifiesta que sigue habiendo un sabor agridulce.
    “Luego de 20 años es un sabor muy agridulce, tenemos una sentencia de la CorteIDH que ha sido muy importante, pero hay una estrategia de manipulación, de querer hacerle daño a las víctimas, a nuestra imagen de credibilidad como defensores de derechos humanos, que no va a parar, menos ahora con la JEP”, asevera Pérez.
    Otras sanciones penales son las del Coronel Hernán Orozco Castro quien era el comandante encargado del Batallón Joaquín París y quien fue el que denuncio al General Uscategui por haber impedido que protegieran a la población de Mapiripán.

    VÍCTIMAS NO HAN PODIDO REGRESAR PORQUE HAY INTERESES EN SUS TIERRAS

    Según la Unidad Nacional de Restitución de Tierras, en el sur del Meta, donde se encuentra Mapiripán, hasta diciembre de 2016 habían sido radicadas 2.272 reclamaciones en la Unidad Nacional de Restitución de Tierras por parte de las víctimas de la masacre. Sin embargo, a la fecha solo se han realizado 23 microfocalizaciones de las cuales 12 cuentan con sentencias de restitución.
    Así las cosas, las víctimas manifiestan que la restitución es difícil porque las tierras reclamadas no han tenido un desarrollo satisfactorio y en otros casos hay presencia de multinacionales que a través de la siembra de palma de aceite han asumido el control de algunos de los territorios pedidos por ellos y ellas. Esto además de la presencia paramilitar que impide en algunos casos que las familias se sientan seguras para solicitar la restitución.
    María Cecilia Lozano integrante de la Asociación de Mujeres Desplazadas del Meta – ASOMUDEM- asegura que hace 20 años estaban tranquilos en Mapiripán donde vivían y tenían sus propiedades y “disfrutábamos y ayudábamos a otras personas con trabajo porque generábamos empleo y vivíamos una vida digna, porque la mayoría éramos propietarios de tierras”.

    EL IMPACTO DE LA MASACRE EN LAS MUJERES

    Según cifras oficiales, fueron cerca de 511 familias las que tuvieron que salir de Mapiripán para salvar su vida, de las cuales no se sabe a ciencia cierta cuántas fueron mujeres, niños o niñas, sin embargo, tal y como lo han denunciado diversas organizaciones de mujeres, el conflicto armado las ha afectado de múltiples formas.
    Cuenta Viviana Barrera, víctima de la Masacre, que seguir en el territorio fue muy difícil pues “muchas quedaron viudas, solas, sus vidas no han sido fáciles, quedaron con niños y se tuvieron que enfrentar a la vida que no estaban acostumbradas, porque el esposo que tenían les daba todo. En mi caso con mi padre nunca me faltaba nada”.

    LOS HIJOS TAMBIÉN TIENEN EN SU MEMORIA LA MASACRE DE MAPIRIPÁN

    Asegura Marina San Miguel, otra de las víctimas de la Masacre, que no solo los adultos son quienes llevan grabada en su memoria la Masacre, sino que los “hijos también viven con esa historia, porque recuerdan que salimos de Mapiripán, lo perdimos todo, dicen perdí a mi padre”.

    ¿QUÉ PROPONEN LAS VÍCTIMAS PARA QUE MAPIRIPÁN SEA UN TERRITORIO DE PAZ?

    Que el Estado reconozca que la masacre sucedió en Mapiripán, que hay unas víctimas que están esperando una verdad y el regreso a su territorio con garantías, con inclusión social, inversión en proyectos para las comunidades, mejoras al sistema de salud y a las vías son algunas de las propuestas que las víctimas de esta masacre tienen para que ese municipio sea un territorio de paz.
    “Deben ser propuestas con inclusión social, que sean proyectos de vida, no como los que están dando de cualquier cosa, sino que sea un proyecto muy grande con salud, carreteras, devolución de tierras, para que haya una paz de verdad en Mapiripán”, añade SanMiguel.

    QUE EL ESTADO CUMPLA, EXIGEN LAS VÍCTIMAS

    Luego de 20 años de luchar por intentar recuperar sus predios, dice Lozano que los planes de vida se rompieron y hoy en día siguen exigiendo que devuelvan sus tierras, pero además con garantías de seguridad para poder regresar.
    “Hay mucha gente que está aguantando hambre, hay personas de avanzada edad porque han pasado 20 años, nuestros hijos ya crecieron, pero no hay garantías del Estado para poder regresar por lo menos con el derecho a una verdadera reparación, porque ni siquiera la reparación colectiva se ha podido hacer”, dijo Lozano.

    A 50 años de la masacre de Marquetalia

    Desquite: el ángel exterminador
    Algunos comerciantes de Manzanares y Marquetalia venían conversando dentro del bus de la empresa Arauca que se desplazaba lentamente en esa madrugada del lunes 5 de agosto de 1963, en cercanías del sitio La Italia, en la carretera que comunica a Marquetalia con Victoria en el oriente del departamento de Caldas. Iban a comprar y hacer transacciones bancarias a Honda o a la feria de Samaná.
    Más adelante, tres volquetas con trabajadores de Obras Públicas se acercaban también al sitio en dirección a Victoria. Tras una curva cerrada, una docena de hombres vestidos de militares los hicieron detener y los obligaron a descender de los vehículos. En ese momento llegó el bus al cual le ordenaron lo mismo.
    Los sorprendidos pasajeros escucharon a un hombre que parecía ser el comandante del grupo de hombres armados decir que se trataba de la banda de Efraín González y necesitaba saber quiénes eran conservadores. Los engañados obreros, campesinos y comerciantes que creyeron salvar la vida siendo partidarios del bandolero conservador se hicieron a un lado. De inmediato los llevaron y los encerraron en una casucha de madera al lado de la vía. Otros dos vehículos que arribaron a esa hora, seis y media de la mañana, también fueron detenidos. Todos fueron despojados de su dinero y objetos de valor.
    El asalto en realidad había sido perpetrado por el famoso bandolero liberal José William Angel Aranguren alias Desquite. El calvario para las víctimas había apenas comenzado y durante casi dos horas de agonía, fueron pasando uno a uno hacia un patio donde eran interrogados. Luego recibían golpes de garrote en la cabeza para después ser rematados a machete inmisericordemente. Evitaban hacer disparos con sus armas para prevenir que las autoridades se pudieran dar cuenta y acudieran a socorrer a aquellas desventuradas víctimas.
    Los muertos, algunos decapitados, eran amontonados como bultos de café en un costado del patio mientras un estanque de cemento se llenaba de cabezas y el suelo se cubría con la abundante sangre de las personas sacrificadas. Solo los quejidos y los golpes de madera y machetes sobre los cuerpos inermes se escuchaban en esa mañana de terror. Al final de la horrible masacre, 25 pasajeros del bus y 17 obreros viales, perecieron en el asalto.
    Hubo una veintena de sobrevivientes que salvaron su vida por ser liberales, otros por ser conocidos de algún bandolero. Se conoció el caso de una señora que iba ser asesinada a machete por el verdugo. Entonces instantes antes, otro cuadrillero le pidió a Desquite que la salvara, que muchos días de su infancia, él “había calmado su hambre en el rancho pobre de aquella mujer”. Desquite ordenó liberarla. Otro hombre suplicó al comandante bandolero que no lo matara que viajaba a Victoria a comprar medicinas para su madre moribunda. Desquite se le acercó y le dijo que le repitiera su pedido. El hombre aterrorizado, con un último aliento le suplicó dejarlo vivo. William Angel le perdonó la vida pero lo obligó a no marcharse hasta un buen tiempo después que la banda se retirara.
    La pavorosa masacre había sido planeada con mucha antelación y algunos colaboradores de la cuadrilla los habían conducido a preparar el asalto en esa zona desolada. Había un oscuro motivo de carácter político y era que se tenía información que un conocido dirigente conservador, patrocinador de los bandoleros y pájaros conservadores de Marquetalia, iba en el bus. Al final el referido político no viajó y salvó la vida. El caso era de suma importancia porque había obligado a Desquite salir de sus reductos del norte tolimense, cruzar el río Guarinó y entrar a Caldas.
    Una vez consumado el execrable genocidio cruzaron el río y entraron de nuevo al Tolima. Durante un mes fueron perseguidos con todos los recursos bélicos del Ejército cuando se internaron en la Serranía de Lumbí, cercana a Mariquita, de donde lograron escapar del cerco militar.
    El halo de terror que producía Desquite crecía. El hombre que hacía varios años había sido amarrado, desnudo y humillado públicamente en una calle de un poblado tolimense al ser capturado luego de cometer un asalto había cumplido su promesa y profecía: — me desquitaré, me desquitaré— había gritado con pudor, angustia y rabia contenida en ese lejano día.

    Los orígenes de su rebeldía
    Cuando iniciaron las persecuciones de los conservadores a los liberales en 1946 y se recrudecieron con los triunfos electorales del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán en 1947, la confrontación a gran escala se veía llegar. El modelo de exterminio chulavita institucionalizado en el gobierno de Ospina Pérez, y tras el asesinato de Gaitan en abril de 1948, arreció el conflicto que en 1949 se disparó para no parar hasta el presente.
    En 1952, el alcalde conservador y la policía de Rovira, donde vivía la familia Angel Aranguren, asesinaron al padre de José William. Este ingreso al Ejército y luego de un tiempo se retiró siendo suboficial.
    De retorno a su tierra, participó en el asalto al camión de Coltabacos donde el hermano de José William y él mismo, fueron capturados.
    Luego de estar en la cárcel de La Picota en Bogotá, había escapado. Su hermano había sido enviado a la isla prisión Gorgona y él decidió marchar al norte del Tolima. En 1961, se encontraba en El Líbano ocupando el lugar que había dejado Joaquín González Centella al ser abatido por las autoridades en diciembre de 1960. Desquite sería el bandolero que los hacendados liberales protegerían en su lucha partidista contra los bandoleros conservadores del norte tolimense.
    Sin embargo, su primer asalto lo realizaría en Pulí, Cundinamarca, el 16 de marzo de 1961, donde su temible cuadrilla asesinó a 7 campesinos. Un mes después haría su primera masacre en el Tolima, el 18 de marzo de ese año. Allí en Venadillo, masacró a 12 campesinos. Los años siguientes señalarían la descomposición social del norte tolimense. Una tierra de desolación donde el imperio bandolero operaba a su antojo. En abril de 1962, en unión de Jacinto Cruz Usma Sangrenegra y Noel Lombana Tarzán, emboscaron a un convoy militar y asesinaron a 13 militares y 2 civiles en el Taburete, Líbano.
    El 19 de diciembre de 1962, atacó el puesto policial de El Hatillo, Mariquita. Murieron cuatro policías. Al trágico lugar habría de retornar Desquite y su cuadrilla el 11 de febrero de 1963. Se tomó el caserío y estuvo durante cinco días al dominio de la población, autonombrándose como jefe civil y militar.
    Luego de la masacre de La Italia, de la cual se cumplen en estos días los 50 años, Desquite sería asediado sin descanso. El coronel Joaquín Matallana y el Batallón Colombia lo perseguirían donde fuera. En marzo de 1964, fue muerto junto a tres de sus hombres en Venadillo, en el norte del Tolima. A su muerte, el poeta Gonzalo Arango dedicó una Elegía a Desquite donde habría de anunciar otra profecía cumplida:
    ….Nunca la vida fue tan mortal para un hombre. Yo pregunto sobre su tumba cavada en la montaña:
    ¿No habrá manera de que Colombia en lugar de matar a sus hijos los haga dignos de vivir?
    Si Colombia no puede responder a esta pregunta, entonces profetizo una tragedia: Desquite resucitará y la tierra volverá a ser regada de sangre, dolor y lágrimas..
    Triste epitafio para varias generaciones de colombianos que debido al horror de la guerra, ya sea como víctimas o como victimarios, se han desperdiciado para la patria. Cuando se juzga al bandolero y al bandolerismo sin conocer el trasfondo histórico del conflicto se omite un aspecto crucial de la reparación con las víctimas. De la reparación del derecho a conocer la Verdad por parte de las víctimas. Porque las clases dirigentes nacionales que lanzaron a los campesinos y gamonales de los pueblos de mitad del siglo XX, manipularon la historia, politizaron y degradaron a la policía, empujaron al Ejército a la tiranía del período rojista y crearon un Frente Nacional excluyente para ocultar su responsabilidad histórica. Por el contrario, los principales responsables de dicha catástrofe social, con el tiempo y el olvido, alcanzaron una aureola de respetabilidad.
    Cuando la violencia bipartidista terminaba mediante la eliminación del contrario y no por los cambios sociales y políticos que eran necesarios, esa misma casta política del Frente Nacional, beligerante, guerrerista, sectaria en lo político y lo religioso, no satisfecha con ello, lanzó desde el Congreso y el gobierno, la consigna de exterminar a los grupos y ligas agrarias liberales y comunistas que vivían arrinconados en las selvas remotas, huyendo a las violencias anteriores.
    Hoy el tiempo ha cambiado y algunos vientos soplan para beneficio de la patria. Cuando se acepta que hay un conflicto y se reconoce al adversario no para aniquilarlo sino para construir, podemos decir que se aspira mediante la reconciliación, evitar que se repitan las tristes historias como la de Desquite.

    *Autor de ‘El bandolerismo en el Valle del Cauca 1946-1966’, ganador del premio Jorge Isaacs 2011.

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    Los libros de la paz

    Operación Marquetalia, 53 años de un mito fundacional

    El 27 de mayo de 1964, la Operación Soberanía llegó a Marquetalia. Algunos libros de la colección, Hacia el camino de la Paz relatan este suceso. Se retomaron los textos de Manuel Marulanda y Jacobo Arenas.

    En 1964 Marquetalia sufrió la intervención de la Operación Soberanía.Archivo
    La disputa por el poder de los partidos Liberal y Conservador, además del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, hicieron que en 1949 la Dirección Liberal decretara la resistencia civil. Así, los ‘godos’ y ‘cachiporros’ aprendieron sobre el desprecio por el otro. Luego, hicieron odiar a los comunistas. El odio llegó tan lejos que los campos de Colombia se convirtieron en una ofrenda al sacrificio, miedo y tortura. Un odio casi perpetuo, que algunos no abandonan, porque el juego de poder sólo sirve si los colombianos no son capaces de reconciliarse. Su lema es y será, “divide y vencerás”.

    Y es tan larga esa espiral de odio, que pocos son capaces de abrir las páginas de la historia, indagar fechas, nombres y lugares, armar un rompecabezas. El diario Tribuna Gaitanista en su edición del 17 agosto de 1951 retrata la violencia en Villarica, Tolima. “Destrozaron la puerta y procedieron a picar a machetazos a Isidro Caballero, a su hijo mayor y a un trabajador. La esposa de Isidro se había refugiado en una habitación con sus cuatro hijos menores. Los asesinos la mataron a ella y a sus dos hijos: Aracely recibió más de once machetazos; el niño Ericelio, de 2 años, fue brutalmente hecho picadillo; y al infante de 5 años le partieron la cara, le abrieron el estómago y le cercenaron las piernas. De esta horrenda matanza se salvaron dos niños que se habían escondido debajo de unos costales y presenciaron mudos el asesinato de su madre y hermanos”.
    Para la edición de El Espectador, el 6 de mayo de 1955 aparece el reportero Gabriel García Márquez en el Amparo de Niños de Villarica hablando con 300 menores desamparados.
    Todas estas escenas se multiplicaban, nadie en el campo estaba a salvo. Algunos campesinos del Tolima desenterraron algunas armas de la Guerra de los Mil Días para defenderse y más adelante se refugiaron en Marquetalia para hacer resistencia agraria. El movimiento fue liderado por Manuel Marulanda Vélez y Jacobo Arenas. Allí, empezaban a llegar familias campesinas huyendo de la barbarie y la muerte.
    “Hasta la fecha los autores materiales e intelectuales de horrendos crímenes en el departamento del Tolima, los que ordenaron y practicaron degollamientos y fusilamientos de centenares y miles de campesinos; los que establecieron mataderos públicos de hombres y mujeres liberales [y comunistas], de ancianos y niños, convirtiendo los alrededores de Chaparral en verdaderos campos de exterminio continúan disfrutando de las prebendas y la confianza del nuevo Gobierno y otros paseándose, con aire de satisfacción, por las calles de pueblos y ciudades del Tolima”, escribe Manuel Marulanda en sus Cuadernos de Campaña.
    Marquetalia está cerca de Planadas, Tolima. Ubicada en la Cordillera Central, entre las sierras de Atá e Iquira. Limita con Huila y Valle del Cauca. Desde allí, se divisa el imponente nevado del Huila, donde nacen los ríos Saldaña, Atá y otros que más adelante se dan cita con el Río Magdalena.
    El gobierno de Guillermo León Valencia (1962 - 1966) comenzó a hablar de algunas Repúblicas Independientes en el territorio nacional. Marquetalia fue convertido en objetivo militar en lo que se llamó la Pacificación del Tolima. Recibieron ayuda norteamericana, ya que la Doctrina de Seguridad debía ser instaurada en América Latina para detener el avance del comunismo. Estados Unidos y León Valencia escogieron el Plan Laso para detener a Marquetalia.
    Para el 24 de abril de 1964, el general Gabriel Rebéiz Pizarro daba declaraciones sobre “la Pacificación” en Marquetalia. Preocupados, el sacerdote Camilo Torres, Orlando Fals Borda, Gustavo Pérez, Eduardo Umaña Luna  y Garavito Muñoz presentaron una solicitud al Ministerio de Guerra para que una misión de paz, conformada por ellos, pudiera ir a la zona y hablar con los campesinos. La solicitud fue negada.
    La Operación Soberanía se inició el 18 de mayo de 1964 y terminó el 22 de junio del mismo año. Sólo hasta el 27 de mayo de 1964, 16.000 hombres de las fuerzas militares llegaban al cañón del río Atá, denominado La Floresta. Los soldados habían estado en la guerra de Vietnam, Corea y Argelia. Llevaron equipos aéreos que dejaban caer napalm y manipulaban bacterias. El ejército prometía dinero a cambio de que delataran o entregaran armas. Ningún campesino habló. En Marquetalia sólo había 48 combatientes agrarios.
    “El parlante siguió vociferando su estrepitosa llamada a la población civil. Pero a pesar del peligro que rondaba sobre sus cabezas, los campesinos sonreían. No se sabía cuál, entre ellos, era un civil. En cierto sentido, todos eran civiles. Pero el jefe de cada familia estaba armado y el guerrero más intrépido no se podría distinguir de su vecino. [A las 9:55 del 15 de junio] Dos aviones cazas de reacción que lanzaron bombas contra un caleterío entre los árboles, dieron muerte a quince niños que se habían escondido en una cueva. Una especie de viruela negra empezó a manchar la piel de niños y grandes, pues los aviones regaban la selva con un terrible rocío de bacterias. Sin embargo, a las pocas semanas, la mayoría de las mujeres y niños estuvieron a salvo en sus refugios secretos, y los combatientes elaboraban nuevas formas de guerra”, relató el escritor Walter Broderick.
    Durante la operación, alrededor de 2.000 campesinos de veredas como El Puerto, El Socorro y otros, fueron desalojados, encarcelados y aproximadamente 200 de ellos fueron torturados y asesinados. Jacobo Arenas, a través del Diario de la resistencia a Marquetalia, menciona que hubo cuerpos que nunca pudieron ser identificados, porque su cabeza y manos fueron cortadas.
    Al finalizar la Operación Soberanía, los 16.000 efectivos del Estado no acabaron con los 48 combatientes campesinos. Entonces, los marquetalianos decidieron que los ancianos, niños y algunas mujeres se refugiaran en la selva. El restante de hombres y mujeres se convertirían en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). El 20 de junio de 1964 expiden el Programa Agrario de los Guerrilleros de Marquetalia.
    Este 27, 28 y 29 de mayo de 2017 será la conmemoración 53 de este hecho y será la última vez que lo evoquen como movimiento guerrillero. El próximo año ya estarán reincorporados a la vida civil. Estos días realizarán diferentes actividades artísticas en las diferentes zonas veredales del país. Por ejemplo, el sábado en Gaitania, Tolima, se realizó en la zona veredal El Oso una ruta hacia Marquetalia, en donde Miguel Pascuas, campesino de la época y Victoria Sandino realizarán actos simbólicos en homenaje a todos los campesinos, mujeres, niños y ancianos asesinados durante la Operación Soberanía.
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    Hace tres décadas las Farc pedían un granito de arena para la paz

    El 5 de octubre de 1986 esta guerrilla le envió una carta a Carlos Lleras Restrepo.
    En un hecho inusual, en la edición dominical del 5 de octubre de 1986, en la página 11 A El Espectador publicó, a manera de aviso una carta abierta de las Farc al expresidente Carlos Lleras Restrepo. La misiva apareció firmada por el Estado Mayor de la organización guerrillera, integrado por Manuel Marulanda Vélez, Jacobo Arenas, Raúl Reyes y Timoleón Jiménez. Desde las montañas de Colombia, la guerrilla expresaba reclamos al exmandatario liberal por los términos de sus editoriales en la revista Nueva Frontera. (Lea: Estas eran las noticias del 4 de octubre de 1986)
    La carta hacía énfasis en la propuesta de Lleras respecto a crear una milicia veterana para enfrentar a la insurgencia. Las Farc se preguntaban si era necesaria otra milicia veterana, si ya existían el MAS, los tiznados, Alfa 83, las Boinas Rojas, Democracia Nacional, Patriotas Llaneros y otros escuadrones de la muerte. Las Farc insistieron en la carta que ellas no eran la Unión Patriótica (UP) como tampoco este movimiento político eran las Farc. Una cosa era la simpatía que podían tener por la UP como también lo tenían por el Nuevo Liberalismo. (Lea: Estas eran las noticias del 3 de octubre de 1986)
    La carta de las Farc terminó diciendo: Doctor Carlos Lleras, ponga un sano granito de arena en el proceso de paz y deje de echarle leña a la hoguera de la guerra. En ese momento, ya la tregua suscrita entre las Farc y el gobierno de Belisario Betancur pasaba por un momento crítico, y eran pocas las voces que creían en la continuidad de este proceso. En cuanto a los otros grupos guerrilleros, el Eln, el Epl y el M-19, ya no existía si quiera un intento por revertir una situación de guerra abierta.  (Lea: Estas eran las noticias del 2 de octubre de 1986)


    Estas eran las noticias del 4 de octubre de 1986

    En Colombia seguía la polémica por la escogencia del designado presidencial.
    El 4 de octubre de 1986, el presidente del Congreso Humberto Peláez, concedió una entrevista a El Espectador en la que puso el dedo en la llaga respecto a los sucesos que venían ocurriendo en Colombia, sobre todo por el elevado grado de pugnacidad política. En particular, Peláez puntualizó acerca del lío en que se había vuelto la escogencia del designado presidencial, sobre todo, por la intervención del contralor Rodolfo González en favor de la candidatura del senador liberal Eduardo Mestre Sarmiento. (Lea: Estas eran las noticias del 3 de octubre de 1986)
    El senador Peláez resaltó cómo la reelección del contralor se había convertido en una situación funesta para el país, aunque le pedía a González que para evitar mayor deterioro de la institución modificara su conducta. De paso recordó que en vez de fortalecer el hecho de que el presidente Virgilio Barco había alcanzado la máxima votación en la historia de Colombia, el liberalismo no estuviera a la altura de estas circunstancias, cayendo en el peligro de una pugnacidad inconveniente. (Lea: Estas eran las noticias del 30 de septiembre de 1986)
    Al defender al primer mandatario, Peláez aseguró que el presidente Barco se estaba tomando tiempo para rectificar los errores heredados de la anterior administración, aunque consideraba prioritario que el liberalismo, en especial desde el Congreso, sacara adelante la iniciativa social más importante del momento: la reforma agraria. A esta prioridad, el dignatario del Congreso agregó que en el plano internacional era inconcebible que Cuba siguiera por fuera de las decisiones de América Latina.  (Lea: Estas eran las noticias del 2 de octubre de 1986)

    Estas eran las noticias del 3 de octubre de 1986

    Hace 30 años había polémica por la intención de realizar una película para recordar los hechos sucedidos en el Palacio de Justicia.
    El 3 de octubre de 1986, en medio de los habituales conflictos políticos entre gobierno y oposición, la noticia llegó por cuenta de una película que se pretendía realizar para recordar los hechos sucedidos en el Palacio de Justicia casi un año atrás. La controversia se armó porque la Compañía de Fomento Cinematográfico (Focine) decidió no patrocinar la producción propuesta por la Fundación Cinematográfica Colombiana por considerar inconveniente para el país y la sociedad tal propósito. (Lea: Estas eran las noticias del 2 de octubre de 1986)
    En su negativa, la gerente de Focine, María Emma Mejía explicó que la decisión de la entidad obedeció a una solicitud planteada por el presidente de la Corte Suprema de Justicia, el magistrado Fernando Uribe, quien previamente le hizo la petición al ministro de Justicia, Eduardo Suescún. Según reveló María Emma Mejía, para tomar una decisión ella le pidió un concepto a la Procuraduría, que le manifestó que dicha película podía aportar elementos de confusión sobre este grave hecho ocurrido en Colombia en noviembre de 1985. (Lea: 30 años de la Toma del Palacio de Justicia)
    La polémica trascendió a los medios de comunicación cuando el director de la Fundación Cinematográfica Colombiana, Jairo Pinilla, alegó que la posición asumida por Focine era una flagrante violación a la libertad de expresión. El debate se dio en momentos en que se aproximaba la fecha del primer aniversario del ataque del M-19 al Palacio de Justicia y la aparatosa operación militar de recuperación del edificio, episodio que en ese momento ya dejaba advertir el lastre de impunidad que iba a arrastrar el caso. (Lea: Polémica por las relaciones del más opcionado para convertirse en el designado presidencial)
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    Estas eran las noticias del 2 de octubre de 1986

    En el periódico El Colombiano se publicó que el gobernador de Antioquia Bernardo Guerra Serna había insultado y amenazado de muerte al periodista César Pérez.
    La pugna política entre el gobierno Barco y la oposición conservadora encontró un nuevo episodio para su crecimiento. El redactor político del periódico El Colombiano, de Medellín, César Pérez Berrio, escribió en el diario que el gobernador de Antioquia, Bernardo Guerra Serna lo había insultado y proferido amenazas de muerte en su contra. El episodio sirvió de telón de fondo para avivar la disputa partidista cuestionando la independencia del procurador Carlos Mauro Hoyos, recién posesionado. (Lea: Polémica por las relaciones del más opcionado para convertirse en el designado presidencial)
    En ese momento, el senador liberal Guerra Serna era el más influyente político de Antioquia, y al ser designado como gobernador del departamento se había agitado la atmosfera política en esta región del país. Sin embargo, el tema trascendió a nivel nacional, al punto de que las directivas del conservatismo calificaron lo sucedido como un episodio alarmante y una escandalosa amenaza contra la libertad de prensa. Cuando el procurador Hoyos anunció que iba a indagar el caso, el asunto agitó aún más la política. (Lea:Estas eran las noticias del 30 de septiembre de 1986)
    El directorio conservador de Antioquia cuestionó a Hoyos bajo el criterio de que no ofrecía suficientes garantías de imparcialidad para evaluar la conducta del senador y gobernador Guerra Serna. El excandidato presidencial Álvaro Gómez Hurtado agregó que la designación de Hoyos, quien calificó como un procurador de bolsillo, representaba la peor actuación posible de la bancada liberal en el Congreso. En medio de la pelotera, el senador Roberto Gerlein pidió a sus copartidarios no aceptar ni siquiera cargos diplomáticos. (Lea: Estas eran las noticias del 29 de septiembre de 1986)




    Por: Pascual Gaviria

    Armar un partido

    El experimento fue un fracaso para quienes ejercían desarmados.
    Fue también un pretexto para quienes la guerra era un propósito en sí. Jacobo Arenas, un guerrillero muerto de infarto a los 76 años, veía a los políticos de la UP como simples emisarios de la tarea mayor que libraban los guerreros. Su Curso de estrategia impreso en mimeógrafo, bibliografía clásica de La Uribe, subrayaba la vieja frase de Clausewitz: “La guerra es la continuación de la política por otros medios”. Era una de las tres citas que convirtieron a Arenas en el intelectual de las Farc. Del otro lado el Ejército prefería las siglas a las citas. Con la ayuda de algunas brigadas se crearon el MAS (Muerte a Secuestradores), el MRN (Muerte a Revolucionarios del Nordeste) y la Triple A (Alianza Americana Anticomunista). El resultado fue una masacre detrás de una bandera, una cacería con justificación de por medio. Cerca de tres militantes de la UP fueron asesinados, entre ellos 13 congresistas y dos candidatos presidenciales.
    El estadounidense Steven Dudley, autor del libro Armas y urnas, historia de un genocidio político, describe el juego macabro de los armados de ambos bandos para sacrificar a quienes creían en una sola forma de lucha: “Las Farc utilizan su exterminio para justificar la guerra, mientras que los paramilitares la señalan como un ejemplo del engaño de la guerrilla, y quienes están en el medio la ven como una razón más por la cual la paz es todavía una realidad lejana”. Colombia está llena de esos experimentos de política y armas, ni siquiera hay que ir muy lejos hasta la violencia entre liberales y conservadores. Un político tradicional como Hernando Durán Dussán, con aspiraciones presidenciales a finales del siglo XX, tuvo, según Malcolm Deas, relaciones con las guerrillas liberales de los llanos. Y hace apenas unos años, durante la última negociación del Estado con un grupo ilegal, en este caso más un aliado que un rival, la política y las armas volvieron a jugar un gran papel regional. No se trató de un movimiento abierto como en los 80, fue solo el apoyo soterrado a los partidos, movimientos y políticos con menos escrúpulos. Que en últimas resultaron ser casi todos. Más de 40 congresistas terminaron en la cárcel. El proselitismo paraco se hizo antes, durante y después del proceso con las Auc.
    Es importante que la sociedad se haya sensibilizado frente a ese doble juego de pregones y matones. La reacción con lo que pasó en Conejo, municipio de Fonseca, parece demostrarlo. En La Guajira saben bastante del tema, el anterior gobernador está en la cárcel acusado de ser aliado de Marquitos, el bandido más célebre de esos descampados. Los jefes de las Farc saben que ahora serán ellos quienes deberán asumir el papel de Pardo Leal y Bernardo Jaramillo, serán el blanco fácil de las retaliaciones. Deben guardar para siempre las fotocopias de Jacobo Arenas. Y la sociedad deberá acostumbrarse a oír sus discursos, a desdeñarlos si quiere, o ignorarlos, a contradecirlos y burlarse de su arrogancia y sus anacronismos a pesar de los tenis Nike. Y a aceptar también que tendrán simpatizantes, que han cultivado una base social en sus zonas históricas, que tienen una especie de familia amplia que cree en su discurso por haber sido casi el único audible en medio del combate. En últimas, tenemos que acostumbrarnos a tratarlos como políticos, con el desdén y la desconfianza que eso implica, pero sin el odio a muerte que está vetado a los ciudadanos.


    Ni ahora ni nunca claudicará nuestro espíritu nacionalista. Hoy y siempre lo defenderemos porque creemos que las naciones latinoamericanas tienen un peligro cierto en los imperialismos, pero nuestro nacionalismo ha de ser siempre un culto severo solemne a la República, y nunca como, en el Representante que nos ataca, una sinuosa postura donde tras el amor a la Nación apenas si se esconde el ataque sectario a un presidente liberal.
    Porque la patria no es el hecho material; no es el pedazo de tierra donde se ha mecido nuestra cuna, ni la mínima parcela donde dormirán sus sueños sin desvelos nuestros restos mortales; porque la patria no es la luz que se tamiza en el horizonte, ni la ventana ante la cual nuestros amores se inician; porque la patria no es el canto de las aves, ni la tierra que nos da sus frutos, ni el territorio donde el hombre, en su lucha afanosa, se hace grande por sus virtudes o pequeño por sus vicios; porque la patria no es siquiera el arrullo maternal, dulce y hondo que alienta nuestra niñez, ni las lágrimas que las madres vierten para consolación de nuestra sed y nuestra angustia; porque la patria no es siquiera el hijo en que se perpetúa nuestro espíritu y que atestigua con su vida nuestra pasada existencia.
    ¡No, señores! La patria es algo más hondo e impalpable, tanto más profundo y bello cuanto más sutil.

    Nuestro nacionalismo no es un nacionalismo materialista, ni es odio a los ciudadanos de otros países, sino un sentimiento idealista que se acendra en el orgullo de sabernos fuertes, de sabernos dignos, independientes y soberanos.

    Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Grupo paramilitar que  se autodenomina así, para otorgarse un supuesto estatus político-beligerante.)

    Autodefensas Gaitanistas de Colombia
    Flag of The AGC.png

    Activa 15 de octubre de 2008 - marzo de 2010 (El Clan del Golfo  se autodenomina así para otorgarse un supuesto estatus político-beligerante)
    País Bandera de Colombia República de Colombia
    Las Autodefensas Gaitanistas de Colombia fue un grupo Paramilitar surgido el 15 de octubre de 2008 en el Urabá Antioqueño, sus miembros eran ex-militantes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Después de la captura de su líder; Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario, esta organización se disolvió para luego formar parte de una banda criminal fundada también por Don Mario, la cual es la única que subsiste: Los Urabeños (conocidos posteriormente como el Clan Úsuga y rebautizados por el gobierno como el Clan del Golfo). El capo organizó este grupo con el fin de consolidar las rutas del narcotráfico en Colombia dejadas por las AUC, producto de su proceso de desmovilización. También buscó darles el nombre de Autodefensas Gaitanistas debido a su supuesto corte político, buscando evadir la justicia por los cargos que pesaban en su contra de narcotráfico, homicidio, extorsión y por promover la acción de bandas delincuenciales como "Los Urabeños" (hoy día Clan Úsuga y/o Clan del Golfo), el "Bloque Héroes de Castaño" y las "Águilas Negras", intentando identificarse con la causa de un ejército insurgente.
    Se presume que el 31 de marzo de 2016 reactivaron operaciones anunciando, mediante panfletos, un paro armado en Antioquia, Valle del Cauca, la Costa Caribe, Norte de Santander y Santander, en este último departamento anunciando el paro armado en sectores de su capital Bucaramanga, pero las autoridades desmienten la autenticidad de estos panfletos, ya que mencionan que su actual jefe es el mismo jefe del Clan Úsuga: Dairo Antonio Úsuga David. El Clan Úsuga se hacen llamar así mismos "Autodefensas Gaitanistas de Colombia", para otorgarse un supuesto estatus de grupo beligerante y, de esta manera, ocultar sus verdaderas actividades ilegales como narcotráfico, extorsión, sicariato, minería ilegal, entre otras.

    Índice

    Inicios

    Se considera el 15 de octubre de 2008 como el día en que se originó este grupo armado ilegal, ya que fue el día en que circularon panfletos que anunciaban el nacimiento de este nuevo movimiento y de su accionar, por vez primera, en la región de Urabá; hecho que las autoridades colombianas juzgaron como un medio de "Don Mario" y las bandas criminales al servicio del narcotráfico para atemorizar a la población civil. Pocos días después los panfletos comenzaron a aparecer en otros departamentos del país, y más tarde se conoció acerca de la existencia de 12 frentes de este grupo paramilitar en el país. Su última convención fue en el sur de Bolívar de Colombia en marzo de 2010. Después de la captura de "Don Mario" sus acciones han sido de bajo perfil, ya que la persecución de la justicia contra ellos ha sido fuerte. Además, se cree que sus miembros se anexaron posteriormente a la banda criminal denominada como el Clan del Golfo.

    Objetivos

    Según los panfletos repartidos en todo el país, este grupo se autodenominaba "Gaitanista", ya que tenían como fin, según ellos, proteger a las comunidades más desprotegidas de problemas como delincuencia común y otros problemas de índole social, manifestando así la supuesta causa de una lucha por los más desfavorecidos.

    Organización y acciones

    A pesar de la captura de "Don Mario" el 15 de abril de 2009, se siguió conociendo de la existencia de 12 grupos (entre frentes y bloques) de este grupo en el país con un número exacto de 1.077 militantes, pero que a la fecha de hoy (2015) no se le conoce actividad ilícita alguna, debido a su presunta anexión al Clan Úsuga. Algunos de estos grupos eran:
    • Frente Carlos Vásquez: Operaba en el Urabá Antioqueño. estuvo formado con 130 hombres.
    • Frente Central de Urabá: Operaba en el Urabá Chocoano. Estuvo formado con 162 hombres.
    • Frente Central Gaitanista: Operaba en el Departamento de Bolívar. Estuvo formado con 80 hombres.
    • Frente Lanceros: Operaba en el Departamento de Boyacá. Estuvo formado con 40 hombres.
    • Bloque Héroes de Castaño: Operaba en Antioquia. Estuvo formado con 400 hombres. Este bloque es la semilla de la banda criminal que se conoce hoy día como el Clan del Golfo, antes llamados Clan Úsuga y/o Los Urabeños.
    El gobierno de Álvaro Uribe no los veía como paramilitares, si no como otra de las Bandas Criminales Emergentes al servicio del narcotráfico al igual que el "ERPAC" y los "Rastrojos", ya que solo se dedicaban al narcotráfico. Después de la captura de "Don Mario", a pesar de que se conocía de su existencia, no había líderes identificados de esta organización.

    Véase también

    Referencias

    Enlaces externos


    Daniel Rendón (Lider paramilitar, fundador de las Autodefensas gaitanistas de Colombia)

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    Daniel Rendón Herrera
    Información personal
    Nacimiento 12 de noviembre de 1964 Ver y modificar los datos en Wikidata (53 años)
    Amalfi, Colombia Ver y modificar los datos en Wikidata
    Nacionalidad Colombiana Ver y modificar los datos en Wikidata
    Lengua materna Español Ver y modificar los datos en Wikidata
    Familia
    Hijos 7 Ver y modificar los datos en Wikidata
    Información profesional
    Ocupación Narcotraficante Ver y modificar los datos en Wikidata
    Seudónimo Don Mario, El Viejo y Benjamín Ver y modificar los datos en Wikidata
    Miembro de
    Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario, El Viejo o Benjamín1​ (Amalfi, 12 de noviembre de 19642​), es un exnarcotraficante y exparamilitar colombiano, fundador de grupos delincuenciales; tales como las Águilas Negras, Autodefensas Gaitanistas de Colombia y el Bloque Héroes de Castaño o Los Urabeños (conocido después como el Clan del Golfo).3​ Después de la captura de Don Diego, se convirtió en el narcotraficante más buscado del país.4
    Capturado por las autoridades colombianas en abril de 2009 en una región del noroeste del país, el capo estaba solicitado por un tribunal de Estados Unidos por delitos relacionados con terrorismo y narcotráfico.5

    Índice

    Biografía

    Daniel Rendón nació en la localidad de Amalfi, en el departamento de Antioquia, Colombia, en una familia de 14 hermanos.6​ Estudió hasta cuarto de primaria y siempre se destacó por ser “bueno para hacer cuentas”.7​ En 1987 la familia se mudó a Medellín, donde instalaron un salón recreativo de billar en Castilla.7
    Don Mario es hermano del exjefe paramilitar Freddy Rendón alias el Alemán, y del pastor evangélico y paramilitar Jairo de Jesús Rendón, alias Germán Monsalve.8​ Tiene seis hijos fruto de tres relaciones distintas.1

    Trayectoria

    Tanto Daniel Rendón como su hermano Freddy se vincularon a las estructuras armadas de los hermanos Castaño a principio de los años 1990. Freddy empezó a moverse en el grupo de autodefensas llamado Los Guelengues, en el municipio de Necoclí, y Daniel hizo sus primeras actividades en San Pedro de Urabá. Ambos hicieron parte de la avanzada paramilitar al Chocó en 1997, y a finales de ese año nació el frente Élmer Cárdenas, que constituyó “su imperio” en la margen izquierda del río Atrato, con proyección a el Urabá antioqueño. 2
    Luego de la muerte de Fidel Castaño, Freddy permaneció en Urabá apoyando a Carlos Castaño, mientras Daniel optó por seguir a Vicente Castaño, quien buscaba abrir un frente de guerra en los Llanos Orientales.2​ En honor a este último, Daniel Rendón bautizó a una de sus organizaciones criminales como Bloque Héroes de Castaño, la cual más tarde se convertiría en un frente de guerra de otra organización narcoparamilitar creada por él mismo: las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), donde estuvo al mando de 400 hombres en el Urabá chocoano y también controló el narcotráfico de esa zona mediante alianzas que hizo con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
    Tras la desaparición de Vicente Castaño en marzo de 2007, Don Mario empezó a apropiarse de los corredores de la droga dejados por los grupos comandados por los narcoparamilitares desmovilizados a través de la Ley de Justicia y Paz tales como Salvatore Mancuso y Don Berna.7​ Este hecho lo llevó a desatar una guerra contra las bandas criminales Oficina de Envigado y los extintos Paisas, herederas del imperio narcoparamilitar de alias Don Berna;9​ siendo también socio de los carteles mexicanos.10

    Captura y proceso de extradición

    El 15 de abril de 2009, Rendón fue capturado por la Policía Nacional de Colombia, en una operación realizada en la zona rural Cerro Azul del municipio de Necoclí en el Urabá antioqueño.11​ Las autoridades afirmaron que los últimos auxiliadores del capo fueron las FARC,1​ ya que la zona donde lo encontraron era un territorio copado por la guerrilla.
    A pesar de la captura de Don Mario, se conocía aún de la existencia de 12 frentes de su grupo paramilitar Autodefensas Gaitanistas de Colombia,1​ grupo que recibía otros nombres como Águilas Negras de Don Mario, el Clan Úsuga, el Bloque Héroes de Castaño (en honor a Vicente Castaño), los Marios o simplemente la Banda de Don Mario; los cuales seguían disputándose el control de rutas de transporte, laboratorios y campos para el procesamiento de cocaína con las bandas narcoparamilitares de "Los Paisas", "La Oficina de Envigado", y "Los Rastrojos".
    Por otra parte, Rendón estaba solicitado por un tribunal de Estados Unidos por delitos relacionados con terrorismo y narcotráfico.5​ Sin embargo, el 26 de abril de 2010, el gobierno colombiano negó la extradición de don Mario. Una nota de prensa de la Casa de Nariño indicó que la determinación se adoptó “atendiendo el concepto desfavorable” de la Corte Suprema de Justicia, que había advertido que si se autorizaba el envío de Don Mario a Estados Unidos se vulneraba la Ley de Justicia y Paz,12marco legal del proceso de desmovilización de paramilitares en Colombia.
    El 24 de noviembre 2017 la Corte Suprema “dio concepto favorable” a la solicitud de extradición presentada por Estados Unidos por haber enviado cocaína a ese país entre septiembre de 2013 y diciembre de 2014.13

    Véase también

    Referencias



  • «‘Don Mario’, el hipocondriaco». El Espectador. 16 de abril de 2009. Consultado el 8 de febrero de 2018.

  • «El disfraz político de ‘Don Mario’». El Espectador. 18 de octubre de 2008. Consultado el 8 de febrero de 2018.

  • «Antes de ser extraditado, 'Don Mario' habló de paramilitarismo y de 'Los Doce Apóstoles'». El Colombiano. 15 de diciembre de 2017. Consultado el 8 de febrero de 2018.

  • «Capturan a Don Mario, el narcotraficante y paramilitar más buscado en Colombia». El País. 15 de abril de 2009. Consultado el 8 de febrero de 2018.

  • «Tercera orden de extradición contra alias ‘Don Mario’». El Espectador. 2 de febrero de 2016. Consultado el 8 de febrero de 2018.

  • «“Don Mario” y “el Alemán”, dos visiones de la guerra con la misma sangre». La Opinión. 13 de octubre de 2015. Consultado el 8 de febrero de 2018.

  • «'Don Mario', Daniel Rendón Herrera». Verdad abierta. 29 de diciembre de 2009. Consultado el 8 de febrero de 2018.

  • «Quedó libre el hermano del confeso narcoparamilitar alias 'don Mario'». El Tiempo (Colombia). 15 de mayo de 2011. Consultado el 8 de febrero de 2018.

  • «Don Mario, narco ligado a los hermanos Castaño, es ahora el capo más buscado del país». El Tiempo (Colombia) (FAC). 9 de febrero de 2008. Consultado el 26 de septiembre de 2008.

  • «Don Mario, el poderoso nuevo capo de la droga en Colombia». El Nuevo Herald. 31 de octubre de 2008. Consultado el 8 de febrero de 2018.

  • «Daniel Rendón Herrera, alias ‘don Mario’». Caracol. 16 de abril de 2009. Consultado el 8 de febrero de 2018.

  • «Gobierno negó extradición a E.U del ex jefe paramilitar alias 'Don Mario'». El Tiempo. 26 de abril de 2010. Consultado el 8 de febrero de 2018.


    1. «Corte suprema avala extradición de Don Mario a Estados Unidos». Semana. 24 de noviembre de 2017. Consultado el 8 de febrero de 2018.

    Enlaces externos

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