Con la MUSICA de NADA MAS de YUPANQUI
“Violencia es tu silencio”
CANCION y POEMA
Parte de la BREVE CANTATA POPULAR
CONTRA LA VERDADERA VIOLENCIA
Económica, física, verbal, legal e ilegal.
"BIO VIOLENTA..."
de FRANCISCO ALVERO,
EL JUGLAR DE LA LIBERTAD
¿Qué es la 'violencia algorítmica' usada por Israel contra Palestina?
Durante los ataques israelíes a Gaza en mayo de este año, las plataformas de redes sociales bloquearon continuamente hashtags, censuraron, eliminaron y restringieron los contenidos y las cuentas de los activistas palestinos.
Sabri Ege | 30.06.2021 - Actualızacıón : 30.06.2021
Estambul
Por: Sabri Ege
En su ensayo fundamental, '¿Tienen política los artefactos?' (1980), Langdon Winner analiza los puentes sobre las avenidas en Long Island, Nueva York. Winner señala que estos pasos elevados fueron diseñados conscientemente para ser muy bajos, para mantener alejados a los autobuses públicos de 12 pies de altura que usaban los pobres y los negros en ese entonces.
Por lo tanto, la clase blanca alta y media podría disfrutar de las carreteras, parques y puentes sin tener que mezclarse con las clases de bajos ingresos y las minorías raciales. Existen varios ejemplos similares en la historia.
Desafortunadamente, estos patrones revelan que la tecnología puede politizarse y utilizarse con fines ideológicos.
Durante los ataques israelíes a Gaza, y en paralelo a la opresión de los palestinos en el terreno, las plataformas de redes sociales bloquearon continuamente hashtags, censuraron, eliminaron [1] y restringieron los contenidos y las cuentas de diversos activistas palestinos.
Ver también: Autoridad Palestina pide a la comunidad internacional que detenga la demolición de casas por parte de Israel
Casi todas las plataformas de redes sociales se involucraron en esta censura, sofocando las voces de palestinos y activistas. 7amleh, el Centro Árabe para el Avance de las Redes Sociales, publicó un informe detallado [2] de la censura al contenido palestino.
Deconstruyendo el mito de la "falla" algorítmica
Por lo general, se han presentado tres razones principales para justificar este tipo de acciones por parte de las plataformas de redes sociales.
El primero se basa en los mecanismos de denuncia de los usuarios, a saber, que las cuentas pro israelíes informan de contenido pro palestino. Sin embargo, si ese es el caso, las plataformas deberían responder por qué este mecanismo funciona mejor para los israelíes y por qué procesan solicitudes pro israelíes sin pruebas válidas.
El segundo argumento es que las plataformas bloquean a los activistas y eliminan sus cuentas por recomendación del Gobierno israelí. Ya en 2018, [3] Facebook y YouTube cumplieron con las solicitudes de Israel en el 95% y el 80% de los casos, respectivamente.
No obstante, en este caso, el Gobierno israelí es el autor de la violencia. Entonces, ¿por qué estas plataformas siguen cumpliendo incondicionalmente con sus demandas?
Sin embargo, las propias plataformas de redes sociales presentan una tercera razón fundamental detrás de su postura: "Fallas técnicos" en sus algoritmos; otra denominación más suave para el sesgo algorítmico.
Absolver a los perpetradores y echar la culpa a los cálculos matemáticos es un juego peligroso. Permite que las plataformas de redes sociales creen la impresión de que la falla existente surge de ciertos sistemas automatizados llamados "neutrales", normalizando así la opresión al transferir la responsabilidad a una fuente no humana, natural y apolítica. Por lo tanto, es vital detallar algunos hechos concretos sobre la IA (inteligencia artificial).
Ver también: Irlanda y Palestina, una historia de dos luchas
Dos argumentos clave desacreditan el mito de los fallos algorítmicos, demostrando que los algoritmos son de hecho intervenciones políticas y construcciones sociales e ideológicas tanto como cálculos matemáticos.
Para empezar, la mayoría de los problemas relacionados con los algoritmos tienen que ver con los datos. Si bien la mayoría de los datos provienen de varios continentes, [4] los sistemas automatizados favorecerían "instintivamente" los contenidos provenientes de Europa occidental y los Estados Unidos, porque los conjuntos de datos de entrenamiento están centrados en Occidente.
Estas prácticas se asemejan a las prácticas coloniales en las que los poderes coloniales establecieron, como dijo Edward Said, “una visión política de la realidad cuya estructura promovía la diferencia entre lo familiar (Europa, Occidente, 'nosotros') y lo extraño (Asia Oriente Medio, 'ellos')."
Por eso es importante considerar la discusión de Nick Couldry y Ulises A. Mejias, [5] quienes describen este orden social emergente como colonialismo de datos.
En segundo lugar, las plataformas de redes sociales saben muy bien cómo manejar las fallas de forma eficaz. Sarah Hooker, investigadora de Google AI, explica en un artículo [6] que el “sesgo algorítmico” es un problema de diseño de modelos además de los conjuntos de datos sesgados.
Sin embargo, las preguntas que deben hacerse son; ¿Cómo se diseñan, clasifican y ordenan esos modelos? ¿Quién los creó y supervisó? ¿Cuál es el final del juego aquí?
Los modelos diseñados para algoritmos tienen valor agregado y no pueden disociarse de las opiniones integradas de las personas detrás de ellos (diseñadores, investigadores de usuarios, codificadores, científicos de datos, estrategas de contenido, etc.).
Ver también: ¿Revivirá el nuevo Gobierno israelí las negociaciones con los palestinos?
Inevitablemente, los sistemas de aprendizaje automático llevan a cabo la cultura organizacional de las empresas, así como los valores, supuestos y consideraciones éticas de sus diseñadores.
Si el ser humano detrás del diseño del modelo es racista, sexista o islamófobo, etiquetará las acciones de acuerdo con su cosmovisión. Por ejemplo, Safiya Noble, en su brillante trabajo, [7] muestra cómo los mejores resultados de Google llevaron a sitios pornográficos cuando buscó en Google "chicas negras". Este ejemplo recuerda cómo el algoritmo de YouTube cambió la palabra "palestinos" por "terroristas". [8]
En este contexto, es vital recordar el libro 'Armas de destrucción matemática' de Cathy O'Neil, en el que argumenta la imposibilidad de algoritmos moralmente neutrales, naturales y apolíticos.
En consecuencia, el discurso de los “fallos algorítmicos”, que las plataformas de redes sociales afirman como justificación en el caso de Palestina, no puede separarse de la cosmovisión corrupta que comparten estas plataformas.
Hacia una nueva forma de violencia: violencia algorítmica
En consecuencia, en lugar de utilizar el término "fallas algorítmicas", es más adecuado utilizar el concepto "violencia algorítmica", especialmente en el caso de Palestina. Al llamar a las cosas por su nombre, las plataformas deben enfrentar las consecuencias de sus políticas en lugar de esconderse detrás de modelos matemáticos diseñados de manera desigual.
Algunas preguntas siguen sin respuesta: ¿Por qué estas supuestas "fallas algorítmicas" les ocurren sólo a los palestinos? ¿Por qué siempre los grupos vulnerables sufren estas "fallas" discriminatorias?
Al igual que los puentes construidos para mantener alejados a los pobres y las minorías raciales en Nueva York en la década de 1950, los algoritmos funcionan de la misma manera. Las desigualdades en tecnología continúan sin mejorar porque la cultura del apartheid, el racismo y el colonialismo son las premisas de estas tecnologías.
Además, aunque la violencia algorítmica ha sido ampliamente denunciada durante la última década, revelada en muchos casos, como en los relacionados con cuestiones de género, raza, etnia, etc., y más recientemente durante las protestas de BLM (Black Lives Matter), el problema nunca ha sido tan evidente y sorprendente a esta escala.
La razón de esto es que, por primera vez, las plataformas de redes sociales suprimieron y silenciaron "colectivamente" las voces de un grupo oprimido, los palestinos, durante un momento trascendental. En consecuencia, tales incidentes no son excepciones, sino más bien la regla. Para decirlo de otra manera, la excepción se ha convertido en la regla.
La censura hacia los palestinos por parte de las plataformas antes mencionadas es tan aterradora como los bombardeos israelíes. Si bien Israel reubica a personas por la fuerza, Twitter es cómplice de etiquetar el contenido palestino como un incidente terrorista y manipular su terrible experiencia.
Mientras que las bombas israelíes matan a niños, Instagram es cómplice del uso de técnicas de censura que impiden que las personas condenen los ataques en las redes sociales.
Mientras los residentes y activistas son detenidos y atacados por las fuerzas israelíes, Facebook es cómplice de silenciar las voces de los palestinos y silenciarlas. La razón de esto es que la violencia física y simbólica van de la mano, y un nuevo tipo de violencia aterradora resulta de la mezcla de ambas.
*El escritor es investigador adjunto en la Corporación de Radio y Televisión de Turquía (TRT). Recibió su Maestría en Medios y Comunicaciones de la London School of Economics (LSE).
Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de la Agencia Anadolu.
**Juan Felipe Vélez Rojas contribuyó con la redacción de esta nota.
[1] https://www.trtworld.com/magazine/workplace-and-algorithm-bias-kill-palestine-content-on-facebook-and-twitter-46842
[2] https://7amleh.org/2021/05/21/7amleh-issues-report-documenting-the-attacks-on-palestinian-digital-rights
[3] https://www.haaretz.com/israel-news/business/facebook-removes-inciting-content-at-israel-s-request-minister-says-1.5432959
[4] https://datareportal.com/reports/digital-2021-global-overview-report
[5] https://www.sup.org/books/title/?id=28816
[6] https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2666389921000611
[7] https://nyupress.org/9781479837243/algorithms-of-oppression/
[8] https://www.youtube.com/watch?v=tiTAIvI3zMU
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Los pueblos originarios y el silencio K
Robo de terrenos, hostigamiento, ausencia de justicia y una ley que nunca se cumplió. Los conflictos en las comunidades indígenas crecen cada día pero el gobierno Nacional no da respuestas.
A casi 10 años de sancionarse la Ley que prometía determinar las tierras de los pueblos originarios, el 49% de los territorios aún no fueron delimitados. Desde su promulgación en 2006 ya se llevan gastados más de 60 millones de pesos y las comunidades indígenas se encuentran cada vez más empobrecidas.
Según Amnistía Internacional, actualmente en Argentina los pueblos originarios sufren 183 conflictos territoriales y, aunque hace años que se encuentran exigiendo el cumplimiento de sus derechos frente al gobierno provincial y Nacional, los funcionarios ignoran el problema.
La complicidad de la justicia, el avance de la soja, las empresas que quieren explotar la minería y los emprendimientos inmobiliarios son los principales enemigos de los aborígenes ya que les usurpan, destruyen y contaminan las tierras, su principal herramienta para subsistir.
El gobierno de Nestor Kirchner lanzó en el año de 2006 una ley en la que se dictó “la emergencia en materia de posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas del país” y le asignó al INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas) más de 60 millones de pesos para que realice el relevamiento técnico de las tierras que éstas habitan. El problema es que, además de que este trabajo nunca se terminó, miembros de los pueblos en los que ya se relevaron los terrenos, manifestaron que dichas mediciones están mal hechas.
El periodista del Diario La Nación, Franco Varise, informó en una nota que entre la demanda de todos los pueblos aborígenes de la Argentina están en disputa aproximadamente 15 millones de hectáreas. Este número representa casi la mitad de la provincia de Buenos Aires.
El caso que más expone esta situación es el de la comunidad La Primavera, ubicada en la provincia de Formosa. Algunos de sus integrantes se encuentran acampando en la avenida 9 de julio hace 8 meses, esperando poder tener un diálogo con la presidenta de la Nación, aunque hasta el momento no hubo ninguna contestación. Félix Díaz, el cacique de la agrupación, se encuentra reclamando que en el relevamiento que realizaron en su comunidad no contabilizaron los terrenos de 17 hogares. Así mismo, denuncia la construcción de una universidad pública en sus territorios sin consulta previa, violando el convenio internacional 169 que garantiza el derecho a la participación de los indígenas en los programas que los involucran directamente.
“Hasta el día de hoy estamos padeciendo esta histórica matanza que sufrían nuestros antepasados, pero ya no nos matan con rifles, ahora lo hacen con la indiferencia, racismo y discriminación; parece que para este gobierno no existimos”, aseguró Félix Díaz en una conferencia de prensa que dio el día 14 de octubre.
Pero la situación de los aborígenes empeora al saber que ninguno de los candidatos a presidente tiene propuestas para brindarles una solución a su grave problema. Pablo Asijad, un líder de la comunidad Qom, declaró: “Detrás de esto hay negociaciones y pactos, del INAI con Formosa, y de la Nación con la provincia; Scioli va a ganar y va a hacer la misma porquería que hizo Cristina”.
Sin embargo, la candidata a diputada Nacional del Frente Para la victoria, Hilda Victoria Montenegro subestimó el conflicto reduciéndolo a un problema cultural de los indígenas. “El gobierno actual fue el gobierno que más trabajó por los derechos de los pueblos originarios. Obviamente hay una queja de Félix Díaz, que es de un sector, pero que no representa a todos”, argumentó.
El reclamo QOPIWINI (conformado por los Qom — Pilagá — Wichí — Nivaclé) fue una de las tantas protestas reprimidas por esta causa, terminando en el año 2011 con un manifestante y un oficial policial muertos. Esta situación también se repitió en el pueblo Diaguita, que perdió a un miembro luego de ser baleado mientras se manifestaba pacíficamente contra un terrateniente que decía ser el dueño de sus tierras en el año 2009. Otro ejemplo preocupante de víctimas de estos saqueos violentos son los Winkul Newen, parte del pueblo Mapuche, que se encuentran procesados tras intentar resistir un desalojo de su territorio ancestral.
Nota relacionada: http://territorioindigena.com.ar/Casos
“Los derechos humanos se defienden o se violan, no hay términos medios. A la par de los derechos humanos violados en la dictadura militar también hay que atender los que ocurren durante la democracia, que es lo que no se quiere ver” opinó Pablo Pimentel, representante de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de La Matanza, durante una conferencia de prensa que otorgó junto al acampe QOPIWINI en el centro de la ciudad de Buenos Aires el 14 de octubre de este año.
Sin sus tierras las comunidades aborígenes no lograrán sobrevivir, porque de ellas extraen su alimento y los recursos naturales para realizar su labor, que es la producción de artesanías. El Estado tiene la responsabilidad legal de proteger sus derechos y de demostrar que en este país el robo de tierras no podrá avanzar.
Mapa interactivo de los pueblos originarios con problemas territoriales y las principales actividades económicas en el país.
Lucía Iris Caracciolo y María Agustina Amed.
SIONISMO & HAMÁS,
SILENCIO CÓMPLICE
Por: MARIO ALBERTO MEDINA
Sí, efectivamente, nada justifica la violencia contra civiles, venga de donde venga. La violencia nos horroriza. La humanidad la debemos de evitar pero “es imprescindible analizar las causas y las claves de los conflictos políticos y militares”, en este caso, del larguísimo conflicto entre palestinos e israelíes.
Veo, escucho descalificaciones de articulistas, columnistas en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador por no haber condenado el ataque de Hamás contra Israel, y por haber declarado que no iba a tomar partido.
Muchas de esas críticas están sustentadas en el la ignorancia de la historia entre Palestina e Israel, pero también de quienes la conocen perfectamente pero generan, replican la narrativa falsa del sionismo, de la ultraderecha judía que pretende esconder lo que hay detrás de lo que representó el que Israel se haya apropiado del territorio árabe en Palestina.
Escuchamos y leemos que Hamás es una organización terrorista, y sí, así ha actuado, pero de la misma manera lo ha hecho el gobierno israelí, desde el nacimiento del Estado de Israel declarado por la Organización de las Naciones Unidas en 1947.
Los sionistas se han opuesto a que se llegue a negociaciones, como cuando en 1993 Isaac Rabin, entonces Primer Ministro de Israel, firmó con el líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasser Arafat, los Acuerdos de Oslo que buscaban la paz entre las dos naciones. Ambos, junto con quien en ese momento era el canciller israelita, Shimon Peres, recibieron el Premio Nobel de la Paz 1994 “por sus esfuerzos para alcanzar la paz en Oriente Próximo”.
La ultraderecha de Israel les ha negado a los palestinos poder recuperar su territorio, se lo adueñaron. Los israelitas se apropiaron de ese espacio, amén de actuar de manera violenta, asesina contra la población palestina, lo que nos lleva a recordar la primera intifada que estalló en un campo de refugiados en la franja de Gaza en 1987, que también fue conocida como la “guerra de las piedras”. Aquellos jóvenes buscaron defenderse de las agresiones constantes del ejército hebreo y de las difíciles condiciones sociales en que los tenía el gobierno israelí.
En diciembre de 1987, se creó Hamás con el propósito de “establecer un Estado islámico en la región histórica de Palestina”. Pero fue Israel quien ayudó, desde un principio, a dar vida a Hamás, con un propósito muy claro, debilitar políticamente a la OLP de Arafat.
Pero no sólo fue en aquel 1987 cuando los judíos financiaron económicamente y apoyaron de diferentes formas a Hamás. “En 1979 Tel Aviv concedió un permiso oficial para crear una organización caritativa que sirvió de plataforma para la creación de Hamás; también les concedieron permisos para abrir la universidad islámica de Gaza donde se formaron muchos de los cuadros dirigentes para contrarrestar la gran influencia política del movimiento nacionalista de la OLP”.
Esta relación entre los sionistas y Hamás, se pretendió callarla, esconderla, con un propósito muy claro, que no se supiera cómo ha operado el sionismo para acabar con los palestinos como pretendió hacerlo Hitler: exterminarlos.
Desde que ha estado en el poder Benjamín Netanyahu como primer ministro, durante ya muchos años, por fortuna, algunos medios israelitas, de Estados Unidos, europeos y académicos judíos, han denunciado el silencio cómplice del mismo Israel, de Estados Unidos y sus aliados, quienes pretenden que no trascienda quiénes fueron los verdaderos inversores en la creación de un “grupo terrorista” como el mismo Israel y Estado Unidos y sus aliados califican a Hamás.
El diario Jared´s, uno de los más importantes de Israel, recordó que en 2019 Netanyahu declaró que sí se quería “frustrar el establecimiento de un Estado palestino”, se tenía que apoyar el esfuerzo de Hamás, por lo que había que transferirle dinero como parte de “nuestra estrategia”, justificó.
Pero bien, como han señalado en el programa español “La Base” (https://www.youtube.com/watch?v=XPJyGTfp6ms). Esta denuncia no viene de “un bloguero conspiratorio, lo publicó nada más y nada menos que uno de los diarios más leídos de Israel”. Lo mismo ha hecho The Time of Israel que también ha recordado que esa transferencia de dinero de Netanyahu, se hizo “bajo el principio de divide y vencerás, y así impedir el establecimiento de un Estado palestino”.
A principios de 2018 Netanyahu buscó fortalecer su acción para dividir al a los palestinos, y aunque estas declaraciones no las hizo públicas de manera personal, la propia prensa israelí lo divulgó como lo hizo el Jerusalén Post.
Antes, 14 años atrás, el Wall Street Journal, publicó una nota que tituló: “¿Cómo Israel ayudó a engendrar a Hamás?” También llegó a denunciar que EU financió y apoyó a integristas islámicos que acabarían haciendo crecer a Al Qaeda, una organización calificada también como terrorista, paramilitar y yihadista.
Estas publicaciones que informaron cómo Israel durante muchos años financiaron a Hamás, sin embargo no se han replicado en la mayoría de los medios de comunicación en el mundo. Pero se ha sabido quién han estado detrás de Hamás, organización que al final se le salió a Israel de control, como le ocurrió a Washington como cuando financió a los islamistas radicales afganos que luchaban contra las tropas de Moscú, a los que llamaba “guerrilleros por la libertad”, bajo otro principio, “el enemigo de mi enemigo es mi amigo# y quienes después se convirtieron en sus enemigos
Se dice que fue ataque sin precedentes que el ejército israelí ha llamado “nuestro 11 de septiembre”, en clara referencia al ataque de al Qaeda contra las torres gemelas de New York en 2001. Se afirma también que Hamás dio un serio golpe a uno de los ejércitos más poderosos del mundo, sin que una de las agencias de inteligencia y de contraespionaje mejor calificadas del planeta, el Mossad haya descifrado antes.
¿Por qué muchos comunicadores y políticos se han sumado a la petición de la embajada de Israel en nuestro país para que el gobierno mexicano condene de manera contundente el ataque de Hamas? ¿Por qué se calla el financiamiento del sionismo a Hamás? ¿Por qué no le exigen al gobierno israelí que cese el ataque contra la población civil? ¿Por qué no dicen nada
Sí, nada justifica la violencia contra civiles, venga de donde venga, pero ¿por qué no han reclamado cuando Israel ha actuado de forma terrorista contra los civiles palestinos?
¿Por qué sólo se destaca que Hamás están cometiendo crímenes de guerra y evitan decir que Israel está haciendo lo mismo? ¿Por qué no le reclaman a la embajadora de Israel en México del por qué están bloqueado la entrada de alimentos, agua, medicamentos a Gaza?
¿Por qué no dicen nada de que Israel está atacando a la población civil palestina con fósforo blanco que provoca lesiones graves y de larga duración?
¿Por qué el silencio cómplice?
Medios de comunicación: el silencio cómplice de las grandes transnacionales
Por Yadira Cruz Valera (Corresponsal de Prensa Latina en Venezuela)
Como un complejo tablero de ajedrez funciona hoy la geopolítica mundial donde todos definen posiciones para el jaque mate que les permita controlar el planeta y sus riquezas.
Pero el juego de la vida real va más allá de monarcas, alfiles, caballos, torres y peones en una batalla estratégica; aquí y ahora, todo vale, no hay reglas, ni normas y por si fuera poco, un nuevo actor, sutil y audaz es quien mueve las piezas a su antojo: los medios de prensa.
Mucho se habla y advierte sobre el papel del llamado “cuarto poder” en la política mundial y varios escándalos a lo largo de la historia demuestran la efectividad de su accionar.
En 1787 surge el término, popularizado a mediados del siglo XIX por Thomas Carlyle, filósofo escocés.
Carlyle atribuyó la expresión al político inglés Edmund Burke, quien en un debate de la Cámara de los Comunes dijo -señalando a la tribuna de la prensa- que ahí se encontraba el “cuarto poder”.
Si bien por mucho tiempo se dedicaron a publicar estafas, intrigas y hasta los más íntimos secretos de personajes de las altas esferas políticas y sociales, en la actualidad su función catalizadora va más allá y según asegura el periodista colombiano Hernando Calvo Ospina, se convirtieron en “Generales de la nueva era”.
La prensa en las nuevas guerras
Durante su reciente visita a Venezuela para participar en la Feria Internacional del Libro, el también escritor radicado en Francia, explicó a Prensa Latina el porqué de esa afirmación.
“La gran prensa es la principal generadora de las guerras. Más perjudiciales y criminales que cualquier arma, incluyendo las de destrucción masiva, son capaces de provocar un verdadero exterminio. Pueden llegar a lavarle el cerebro a cualquiera en un dos por tres”, dijo.
Calvo argumentó con simples ejemplos como son capaces de publicar cualquier mentira, cualquier hecho, y manipularlo.
“En segundos son capaces de arrancarle la dignidad alcanzada por alguna persona durante 50 o 60 años. Mienten, tergiversan o simplemente silencian”, explicó.
De igual forma destacó que esos denominados grandes medios dejan de publicar temas relevantes cuando no les interesa, como los escándalos del diputado opositor venezolano Juan Guaidó, cuya relación con paramilitares colombianos fue hecha pública en este país.
“Retratarse con los terroristas paramilitares de Los Rastrojos es algo tremendo, que debería destruir su imagen. Pero eso en Europa no se sabe, es una información que por allá no se conoce, no se tocó ese punto para nada”, recalcó.
Consideró que la izquierda en la región de manera autocrítica debe reconocer que, en parte eso ocurre porque ‘no hemos sabido manejar esos medios’.
“Debemos aprender del enemigo y, en este caso, la gran prensa, las corporaciones mediáticas, son el enemigo!, se ha probado toda su efectividad para derrocar gobiernos”, aseguró Calvo conocedor de estos temas y acucioso investigador sobre América Latina.
Advirtió que esos monopolios de la información “son los que ganan las guerras en la actualidad, mueven los hilos de cada proceso, como lo están haciendo en Ecuador, Chile y Bolivia, como intentaron hacerlo en Venezuela”.
Bolivia y el silencio cómplice de los medios
Para la politóloga española Arantxa Tirado, también estudiosa de la región, Bolivia y Venezuela son sólo los casos más recientes de cómo los grandes medios logran manipular la realidad y dar una imagen de acuerdo con los intereses del capital que los sostiene y alimenta.
“El paralelismo entre el golpe de Estado perpetrado contra Evo Morales y lo que intentaron hacerle al presidente venezolano, Nicolás Maduro, es asombroso” dijo la investigadora en declaraciones a Prensa Latina.
Este mal llamado golpe blando se desencadenó con el desconocimiento de resultados electorales, como una excusa para avalar las protestas supuestamente populares y que se vendieron en medios hegemónicos desde antes de los propios comicios para crear matrices de opinión sobre fraudes y fomentar dudas e incertidumbres.
“El imperialismo ha tomado nota, sabe que no puede dar golpes militares como los del pasado siglo y simplemente innovó, cosas que fue probando, con antecedentes exitosos, como el de Manuel Zelaya en Honduras; el proceso contra Fernando Lugo en Paraguay o el de Dilma Rousseff y Luiz Inácio Lula da Slva, en Brasil”, resaltó.
En su intercambio con esta agencia durante su visita a Caracas, Tirado ejemplificó como a esos dirigentes y otros como Cristina Fernández, Maduro o el propio Hugo Chávez se les fue creando una imagen desfavorable, “desmitifican la figura de la manera más burda, vemos como lo comparan con animales, metáforas que esconden un racismo de élites”.
De igual forma cambian los hechos como en el caso boliviano al intentar compararlo con lo que estaba sucediendo en ese momento en Chile o Haití e hicieron ver que era una sublevación de pueblo, lo cual no es cierto, son contextos muy diferentes, puntualizó.
Pero esos medios están protegidos, respaldados por las oligarquías y los sectores castrenses. Esos no son los periodistas que persiguen o matan, los periódicos y publicaciones que cierran o bloquean, recordó la politóloga.
En su más reciente artículo titulado: Cuando los medios no ven un golpe de Estado, el periodista español Pascual Serrano hace un análisis de la situación del país andino y las nuevas formas usadas por las grandes potencias.
“En el transcurso del siglo XX, el golpe de estado adoptó la forma típica de una acción de las fuerzas armadas que desplazan a la fuerza al gobierno establecido, sin embargo, en las últimas décadas, adopta formas más complejas con la incorporación de desestabilizaciones económicas, grupos civiles de agitación y medios de comunicación”, plantea.
“El caso de Bolivia no permite duda alguna”, señala y realiza un análisis cronológico de los hechos, ejemplifica como se reprimía y mataba en las calles, se ultrajaba con marcadas intensiones racistas y xenófobas a dirigentes del Movimiento al Socialismo (MAS), mientras medios como El País, de España, publicaba en la red social Twitter mensajes distorsionados.
El Ejército obliga a Evo Morales a renunciar como presidente de Bolivia, decía el tuit; “lo curioso, destaca Serrano, es que, por mucho que reconozcan en su noticia que un ejército derroca a un presidente elegido en las urnas, la expresión golpe de Estado ni se les pasa por la cabeza a los responsables de la misma”.
Así desmonta el periodista español las estrategias informativas o más bien desinformativas de la gran prensa durante los sucesos de Bolivia, análisis que respaldado por quienes en aquel momento y en días posteriores denunciaron por todas las vías posibles lo que se ocultaba al mundo.
Una entrevista al sociólogo y periodista uruguayo, Marcos Teruggi, publicada por Venezolana de Televisión en los nefastos días intentaba mostrar la realidad del momento.
Desde la ciudad de La Paz, mediante un contacto telefónico, Teruggi aseguraba, “ha habido un proceso de cerrar las vías de comunicación para generar un cono de silencio que cuenta con la complicidad activa de los gobiernos de la derecha y la Organización de Estados Americanos (OEA)”.
“Lo que hubo en Bolivia fue un golpe de Estado, y no un proceso democrático, estas acciones son extendidas a nivel continental. Han aplicado el método de desestabilización que se ha visto varias veces en Venezuela”, resaltaba en aquel momento el sociólogo testigo de lo acontecido.
Si para alguien hay duda del silencio cómplice de las grandes transnacionales de la información basta un paneo por los medios alternativos o las cuentas en redes sociales de movimientos sociales, militantes de la izquierda o de simples ciudadanos horrorizados.
Espeluznantes imágenes sobre lo que diariamente sucede en Bolivía, Chile, Ecuador, Haití o Colombia, esas que nunca llegarán a las páginas o portales de medios que responden a grupos de poder económico.
(Tomado de Prensa Latina)
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