Abrazo a mi Qosqo querido. (1ra Version) HUAYNO de FRANCISCO ALVERO, EL JUGLAR DEL AMOR, LA PAZ Y LA LIBERTAD

Abrazo a mi Qosqo querido!

  (1ra Versión) 

Huayno

De FRANCISCO ALVERO, 
EL JUGLAR DEL AMOR, LA PAZ
 Y LA LIBERTAD

Abrazo a mi pueblo querido
A mis hermanos del alma
Y en ese abrazo yo siento
Que no existen las distancias

Qosqo, puka llajta

Tierra roja como el sol

Cuando se trata de luchar

Como Tupac Amaru luchó

Tu sueño multicolor

De muy antigua tradición

Se respira hasta en el aire
y en tu Wiphala de amor

Beso a mi Cusco querido

abrazando su memoria

Tan cercana y milenaria

Voy cantando su historia

De a poco me fui topando
Con todas sus realidades
 Aquellas que no vemos

Si no vivimos sus pesares

Ahondando ya en sus raíces

Y en sus heridas presentes

Me duele toda censura

Injusta y cobarde, siempre

Ya los dueños de las cosas
De aquella historia oficial
Nunca nos perdonarán
Ser libres de pensamiento

Todo es historia del viento

Flor y semilla del pueblo

Túpac Amaru está vivo

En el presente combativo

No al patrimonio de la humanidad !!! Las tierras a sus dueños !!

  Wiphala Rebelde

 Un gringo aventurero con complejo de Indiana Jones, fue llevado por guías indígenas hasta el lugar. Y a pesar de que nuestros ancestros vivieron durante siglos allì y la existencia de Patallaqta era conocida por el pueblo Cusqueño.

Este gringo "estúpido" o vivaracho, decidió que "oh sorpresa" nadie lo conocía y él, era su "descubridor" al mismo estilo de Cristobal Colon. Y como para que nadie dudara se encargó de "borrar" los nombres inscritos de anteriores expedicionistas cusqueños que llegaron antes que él. Y tan estupido no era, porque se robó miles de piezas, so pretexto de "estudio científico" que la Universidad de Yale se niega a devolver. Ladrones, ladrones everywhere.
Luego, grandes multinacionales turisticas y el Estado decidieron que podían ganar millones de dòlares con Machu Picchu y ahora los antiguos descendientes Incas trabajan en Aguas Calientes, los más afortunados de mozos, barrenderos, o cocineros, los menos afortunados cargan bultos de turistas, lustran botas o posan para que les tomen fotos, como si fuesen exhibiciones de un parque de leyendas.

(Qhapaq Amaru)