“Con cada comicio en
Venezuela
Triunfa la Democracia
Y por lo tanto, la paz…”
POEMA De
EL JUGLAR DEL AMOR, LA PAZ Y LA LIBERTAD;
FRANCISCO ALVERO
De
la Opera popular. Libre, Justa y Soberana
Cantata Bolivariana Nuestroamericana
Por la Paz en Venezuela … Dejen a Venezuela en
paz!
No a la Intervención Yanki, ni a la invasión
militar!!! Autodeterminación y libertad.
Letra
Completa:
Con cada comicio que pasa,
Hoy, como desde hace veinte años
En Venezuela triunfa la Democracia,
Y por lo tanto la paz…
Algunos con oscuros intereses
Desconocerlo quieren ya
La misma historia de siempre,
Pero basta, basta ya!!!
Siembran caos y desestabilización
Siembran mentiras, siembran pavor
Siembran egoísmo y especulación
Para cosechar intrigas y dolor!
Contra la guarimba golpista,
De hedor fascista,
Desestabilizadora,
Hambreadora e injerencista...
Democracia
y más democracia,
Participativa, Revolucionaria,
Socialista y Bolivariana.
Con cada comicio que pasa,
Hoy, como desde hace veinte años
En Venezuela triunfa la Democracia,
Y por lo tanto la paz…
Mientras más votos, más paz.
Más derechos, Más participación popular
Esa es la esencia de la democracia
Otra no hay, ni la habrá jamás!
Por eso, el pueblo y la cultura
Acompaña y respalda el proceso
Democrático y en paz
Y a su auto determinación y libertad
Por la justicia social, la libertad,
La igualdad y la diversidad,
Que es la verdadera paz
Que Venezuela necesita…
Democracia
y más democracia,
Participativa, Revolucionaria,
Socialista y Bolivariana.
¿Elecciones para que haya paz, o paz para que haya elecciones?
Seguramente nada ansiamos más, venezolanas y venezolanos, en este momento que paz. Que se acabe este estado de alarma y zozobra permanente que se nos ha instalado como nueva “normalidad”. Eso, claro, y que podamos acceder sin problemas a los bienes y servicios que necesitamos, recuperar nuestro poder adquisitivo y tener expectativas más positivas sobre nuestro futuro y el de nuestros seres queridos.
A respecto de esto se viene insistiendo en la idea según la cual, todas y cada una de estas cosas las hemos de alcanzar si hay elecciones. El oposicionismo la ha convertido, de hecho, en una consigna: “elecciones para que haya paz”. Y los organismos internacionales que apoyan a esta última, basan su intervencionismo en esta exigencia. Sin embargo, y más allá del hecho básico de que los plazos constitucionales son ley que no pueden ser ajustados o desajustados a voluntad, dados ciertos datos de la historia reciente, cabe preguntarse qué tan cierto puede ser esto de que para que haya paz y se normalice la vida nacional deben haber primero elecciones.
Los primero que habría que decir es que existen al menos cuatro casos emblemáticos en los cuales los problemas de violencia, especulación de precios y desabastecimiento de productos, tendieron a empeorar previo a eventos electorales. Estos fueron:
• Referéndum presidencial de agosto de 2004. Antecedido por las primeras guarimbas y efectuado bajo la amenaza de su reedición. Dos años antes se había producido el golpe de abril de 2002 y el sabotaje petrolero de 2003-2004.
• Elecciones de la reforma constitucional de 2007, cuando por vez primera comenzamos a vivir capítulos de desabastecimiento de rubros alimenticios. En aquella oportunidad el chavismo perdió la reforma.
• Elecciones presidenciales de octubre de 2012. Las últimas ganadas por el presidente Chávez
• Elecciones parlamentarias de 2015. Ganadas ampliamente por el oposicionismo.
De la misma manera se han llevado a cabo varios procesos electorales a los cuales los electores asistieron con la esperanza de superar etapas de confrontación, dirimiendo en las urnas conflictos que podían salirse de curso, desatando espirales violentos a gran escala. Entre ellos podemos destacar los siguientes:
• Referéndum presidencial de agosto de 2004. Luego de insistirse en la exigencia de la realización del referéndum revocatorio al presidente Chávez como única garantía de paz, los resultados fueron desconocidos por la dirigencia oposicionista provocándose mayor violencia.
• Elecciones presidenciales de abril de 2013. El triunfo electoral del presidente Maduro fue desconocido por el oposicionismo. El candidato de derecha derrotado, Capriles Radosnki, convocó a una ola de violencia que costó 11 vidas humanas incluyendo niños.
• Elecciones municipales de diciembre de 2013. Ganadas ampliamente por el chavismo, no evitaron sin embargo la reedición de las guarimbas dos meses después, cuando el llamado al desconocimiento del gobierno nacional, por Leopoldo López y otros dirigentes, duró seis meses y causó 43 víctimas mortales.
• Elecciones parlamentarias de diciembre de 2015. Ganadas ampliamente por el oposicionismo, lejos de traer mayor estabilidad al país aumentó la conflictividad, al utilizarse este triunfo como excusa para el desconocimiento del resto de los poderes públicos, particularmente del Ejecutivo.
De tal suerte, lo que la experiencia demuestra es que no existen garantías de que antes o después de que se realicen elecciones pueda haber paz y se normalice la situación político-económica nacional, en la medida en que la constante en cada uno de estos casos ha sido la actitud antidemocrática y sediciosa del oposicionismo, el cual, o es instigador de sabotajes previos a la elecciones que minan la base electoral del chavismo, desconoce los resultados si estos no le favorecen, o utiliza los resultados cuando le favorecen para inflar aún más agendas golpistas y de desconocimiento del orden constitucional.
Esto no quiere decir, desde luego, que no deban realizarse elecciones o que estas no puedan resolver la problemática nacional. Lo único que quiere decir es que pareciera existir un problema previo a resolver, y que no es otro que dicha actitud golpista del oposicionismo, que en todos estos años ha demostrado aversión al orden democrático e institucional, por más que manipule el discurso democrático e institucionalista para sus fines. Por otro lado, habría que considerar hasta qué punto es democrático y justo que haya elecciones cuando una de las partes desata ataques contra la otra, de suerte que la atacada debe asistir a las mismas con esa desventaja. Tal vez entonces lo correcto no sería que se realicen elecciones para que haya paz, sino que haya paz para que puedan realizarse elecciones.
¿Por qué la situación de Venezuela ha empeorado desde la muerte de Hugo Chávez?
En octubre de 2012, el 44% de la población se definía como chavista, mientras que en diciembre de 2014, solo el 22% lo hacía
Actualizado:
El 5 de marzo de 2013 supuso el fin del chavismo con Chávez, tras la muerte del histórico líder bolivariano, autoproclamado sucesor del libertador Simón Bolívar. Le pasó el testigo a Nicolás Maduro en una situación de inestabilidad política, pero cuando el país estaba creciendo por encima del 5 por ciento. El precio del barril de crudo permitía todas las misiones sociales y su discurso se exportaba con éxito, pese a la represión creciente. Sin embargo, dos años después, la economía y la crisis política sitúan al chavismo en su peor momento.
«El Gobierno actual controla casi el 99% de los medios y ha eliminado cualquier espacio de opinión contraria», dijo a ABC el cómico disidente venezolano Luis Chataing. Únicamente «El Nacional» continúa como opositor al chavismo, después de la controvertida compra de «El Universal». «La represión en Venezuela se debe a la debilidad del régimen», asegura el cómico después de haber sido despedido de la cadena Televen, pese a dirigir uno de los programas más vistos de la televisión venezolana.
La crítica situación económica ha mermado el chavismo sin Chávez. De hecho, en octubre de 2012, en las últimas elecciones ganadas por el difunto líder bolivariano, el 44% de la población se definía como chavista, mientras que en diciembre de 2014, solo el 22% lo hacía. Es decir, «ha habido una reducción a la mitad del capital político del chavismo», ha comentado a AFP el politólogo John Magdaleno.
El analista señala que la pérdida de popularidad del chavismo está asociada inevitablemente al fallecimiento de Chávez, pero también a la profunda crisis económica en Venezuela y a la evaluación negativa que los venezolanos hacen de Maduro, en el poder desde abril de 2013.
Maduro, en este tiempo, ha intentado imponer y aplicar su modelo socialista de control y planificación centralizada, pero ha tenido que hacer frente a un derrumbe general de la economía. De hecho, la inflación batió en 2014 un nuevo récord (68,5%) y la escasez de alimentos y medicinas deja ver escenas más propias de una época anterior, con las colas kilométricas a la entrada de los supermercados. Pero es la caída del petróleo, responsable del 96% de la entrada de divisas en el país, la principal razón del desastre económico.
«Venezuela está en caída libre», asegura a AFP Carlos Malamud, especialista del Real Instituto Elcano sobre la realidad latinoamericana. En cuanto a la crisis de gobierno, tras la detención del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, y la multiplicación de las teorías conspiratorias con EE.UU. como principal señalado por Maduro, «lo que intenta el chavismo es provocar a la oposición para que se manifieste de manera violenta», añade.
Entretanto, Maduro tiene el índice de aprobación más bajo del presidente en los 16 años de chavismo (20%, según Datanalisis). «Cuando estaba Chávez, todo era diferente, este señor sabía dirigir el país», según el testimonio de un mecánico caraqueño recogido por AFP, que ha votado por Maduro pero que jamás será «madurista».
En la parte final de la entrevista Chataing, a la pregunta de «¿Chávez o Maduro?», responde a ABC:
–(Risas) ¡Caramba, me estás haciendo votar por Chávez, qué barbaridad! Está bien, lo lograste, tendría que escoger a Chávez. Definitivamente, con Maduro estamos mucho peor. Su Gobierno es, en esencia, tremendamente débil.
Y es que Maduro hace buen líder al difunto Hugo Chávez Frías, incluso para la oposición chavista más crítica con el poder.
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