El Poder Judicial se presenta a sí mismo como uno de los “tres poderes del Estado”, independiente de los otros dos. Como estamos viendo cada vez más en la política argentina, eso es mentira. El aparato judicial es parte del Estado, y como tal responde a los intereses de las clases dominantes. Aquello que inmortalizó el Viejo Vizcacha en el Martín Fierro de “Hacete amigo del juez…”, hoy es “tenemos que tener jueces amigos”.

Una parte de este aparato judicial, particularmente en la Corte Suprema, la Justicia Federal y las Cámaras de Apelaciones está controlado o tiene fuertes vínculos con el macrismo, y viene en una ofensiva vinculada a los intereses de este sector por volver al gobierno, por las elecciones del 2023 o antes.

Para este objetivo quieren sacar de las calles a las trabajadoras y trabajadores y al pueblo que luchan por sus intereses. Por eso han reactivado causas judiciales contra dirigentes sociales, sindicales y políticos en todo el país.

Por eso han armado causas truchas como la montada contra la CCC, con allanamientos a casas de compañeras y compañeros, y comedores populares.

En ese contexto, los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola, en una causa que investiga  corrupción en la obra pública durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner pidieron 12 años de prisión y la inhabilitación perpetua para ocupar cargos públicos para la vicepresidenta. Nuestro Partido ha expresado su rechazo a este pedido y la necesidad, pese a las diferencias que tenemos con la vicepresidenta, de golpear juntos contra el sector de derecha más recalcitrante que expresan el macrismo y sus socios.

En este mismo sentido compañeras y compañeros de la CCC y el PTP-PCR, como parte del Frente de Todos, se manifestaron en estos días en repudio a esta embestida judicial, en distintas provincias.

Macri, durante su presidencia entre 2015 y 2019, designó 228 jueces, fiscales y defensores, entre ellos 166 jueces federales y nacionales. Intentó, además, nombrar por decreto dos integrantes de la Corte Suprema apenas asumió, lo que recibió amplio repudio popular y tuvo que ser suspendido. Es conocida la vinculación del macrismo con muchos de los jueces federales de Comodoro Py en la Capital Federal.

En los últimos tiempos Cristina Fernández mostró como el fiscal Diego Luciani y el juez de la causa, Rodrigo Giménez Uriburu, juegan en el mismo equipo de fútbol, y como si esto fuera poco, en la quinta Los Abrojos, de Macri. Además, en la foto aparecen abrazados al camarista Llorens, “el que sobreseyó a Macri en la causa por espionaje a los familiares de las víctimas del ARA San Juan».

Porque la otra parte de esta ofensiva de los sectores judiciales afines al macrismo es el “blindaje” para sobreseer o directamente no juzgar a Macri, no sólo por el espionaje a los familiares del ARA San Juan, sino también por la falta de pago del canon por la concesión del Correo Argentino, el contrabando de armas a Bolivia en el momento del golpe contra Evo Morales, y por la «Mesa judicial» que armaba juicios a sindicalistas durante el gobierno de Vidal en la provincia de Buenos Aires, causa por la que se fue a Uruguay Fabián «Pepín» Rodríguez Simón, el conocido “operador” judicial de Macri.

El acuerdo del gobierno para renegociar el nefasto préstamo del FMI en tiempos del macrismo dejó en el limbo la denuncia penal de Alberto Fernández contra Macri por la fuga de capitales con los fondos de ese préstamo.

Como parte de esta ofensiva macrista, en los últimos días el bloque de diputados nacionales de Juntos por el Cambio (JxC) pidió que se inicie un juicio político al presidente, por sus expresiones contra el fiscal Luciani. Este es un nuevo paso en su objetivo de llegar al gobierno, con o sin elecciones.

Todo el aparato judicial está profundamente podrido, y, como decía el escritor Eduardo Galeano, es como la serpiente “que solo pica a los descalzos”. Por eso, sólo habrá verdadera justicia en nuestra patria, cuando podamos imponer cambios profundos y que la clase obrera y el pueblo conquisten el poder político para terminar con el latifundio, la dependencia, y este Estado oligárquico- imperialista que los sostiene.

Escribe Germán Vidal