¡No te diré lo que debemos hacer!
(Pero al “peluca facho” no lo votes!)
CANCION POP
De Francisco Alvero
EL JUGLAR de la libertad
¡Oh! (¡Es facho!) (¡El peluca es facho!)
¡Oh! (¡Es facho!)
Piénsalo ¡A quien votarás!
Lo mismo no da, Piénsalo un momento.
¡Debe ser… ¡Que no te acordás!
De aquel dos mil uno, o no habías nacido.
Y ahora es como si recién lo conocieras.
¡Él no es ningún inocente, ya debieras entender!
No te diré lo que debemos hacer,
Pero no queda otra forma, pueblo,
Que luchar y luchar de pie.
Y de nuestra indignación,
No le demos voto al facho
Aunque los medios lo aplaudan
¡Es facho…! ¡Oh! (¡Es facho!)
(¡El peluca es facho!) ¡Oh! (¡Es facho!)
Ya sabes… Lo que nos pasó,
Puede regresar, Si es que lo olvidamos.
Y a la vez, se puede cambiar
No hay destino que, no se puede transformar
Nadie nos puede decir que es lo correcto.
Pero por propia experiencia ya sabemos,
lo que es bueno.
No te diré lo que debemos hacer,
Pero aquel peluca facho,
nunca, nunca, nunca, nunca votés!
El verso no te comás, aunque digan lo que digan
Aunque lo traten de genio
Y qué!!!!
Hay una cosa que hacer,
Nunca bajemos los brazos, pueblo,
¡Y así lograremos vencer!
Es solo cuestión de ver, Quien genera la riqueza
Y quien se la lleva, muy lejos, lo se.
… No te diré lo que debemos hacer
¡Oh! (¡Es facho!) (¡El peluca es facho!)
¡Oh! (¡Es facho!)
El desafío de la izquierda ante el avance de Milei
Voto joven: "La rebeldía sigue siendo de izquierda"
El avance de la ultraderecha podría desplazar a la izquierda como tercera fuerza política en las próximas elecciones. ¿Cómo evitarlo? La mirada de Myriam Bregman, Gabriel Solano y la generación más joven de Luca Bonfante y Tatiana Fernández Martí. Del "dar el debate franco" a ir a buscar a las y los jóvenes "a las redes".
El fantasma de la descompuesta extrema derecha del partido de Javier Milei, Avanza Libertad, y sus acólitos arrancando el puesto de tercera fuerza política para las próximas elecciones a la izquierda recorre las filas de los partidos del Frente de Izquierda Unidad. Página12 conversó con dos generaciones de militantes trotskistas que planean disputar ese lugar con argumentos para "desarmar la pose falsa de la narrativa liberal", porque coinciden en que "la rebeldía nunca puede ser de derecha". Myriam Bregman opinó que "el discurso anticasta de Milei es una pose para empalmar con el enojo a los políticos tradicionales, cuando él es un empleado de las grandes corporaciones, un títere del poder económico, nosotros no somos títeres de nadie". Para Gabriel Solano, "hay que mostrar que arrasarían con los derechos laborales y sociales, y privatizarían la salud y la educación". En tanto, los jóvenes Luca Bonfante y Tati Fernández Martí expresan que los supuestos libertarios "no son rebeldes sino defensores de privilegios", y que la presencia de la izquierda "en todas las luchas de la juventud" los respalda "para ir a un debate franco y sincero con esos jóvenes, y a ganarlos en esta batalla", respectivamente.
La escena ocurrió a principios de febrero, en un corte de las organizaciones sociales en Puente Pueyrredón, cuando el hijo de 19 años de una militante del Partido Obrero (PO) le dijo al dirigente de ese espacio, Gabriel Solano, que no sabía si votaría a Milei o a la izquierda. Luca Bonfante, de la misma generación del pibe, no duda:
--Tenemos los ejes para convencerlo --dice a este diario. De 24 años, representante estudiantil en el Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, colaborador de La Izquierda Diario y militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), afirma: "Hay que cuestionar esa idea de que la juventud o la rebeldía es de derecha". Dice que su generación vivió la crisis internacional del 2008, la pandemia, y la inflación altísima que te desorganiza la vida. "En Argentina el 70% de los jóvenes trabajamos en condiciones de precarización extrema, desde la última dictadura todo eso se profundizó y ningún gobierno dio respuesta, es lógico que la juventud no encuentre las respuestas a sus problemas en los partidos que vienen gobernando desde siempre".
A su criterio, el fenómeno de ultra-derecha de Milei es similar a Vox en España. "Hablan de la 'casta política', de la 'libertad', sostienen que los pocos derechos laborales que quedan son 'trabas' para los empresarios, se apoyan en un malestar existente, pero para defender los privilegios de los sectores más ricos de la sociedad", apunta. "Para ellos el problema no es que un puñado de empresarios se la lleve en pala mientras hay gente comiendo de la basura, o que se le pague al FMI cuando hay colegios que se caen a pedazos, no son rebeldes sino defensores de privilegios, por eso tienen asegurada la manija en los medios y el financiamiento de sus campañas", agrega.
Para Luca Bonfante, esta expresión política no es la única que surgió estos últimos años, también hay expresiones por izquierda: "En Chile la juventud salió en masa a enfrentarse al régimen neoliberal; en Colombia, Perú y Ecuador también hay levantamientos, el movimiento Black Lives Matters en Estados Unidos, y acá en la Argentina la experiencia del Frente de Izquierda Unidad es importante también, se ubicó como tercera fuerza nacional en las últimas elecciones y tiene figuras muy destacadas como Bregman, Del Caño y Vilca", describe. Y deja planteado el desafío: "Tenemos la tarea de no regalarle la juventud a la derecha y mostrar que la salida es por izquierda, el peronismo no puede interpelar a estos jóvenes porque durante este gobierno las condiciones que empeoran la vida de la juventud se profundizaron".
Tatiana Fernández Martí --21 años, consejera estudiantil en el Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía y Letras, expresidenta del Centro de Estudiantes del Colegio Nacional de Buenos Aires y militante LGBTI+ en la agrupación 1969 del PO--, define: "Nuestra estrategia política para demostrar que Milei no es rebeldía ni antisistema es la explicación, vamos a derribar los mitos de la narrativa liberal porque hace caer a la juventud en una trampa, lo que él intenta instalar esconde un programa muy reaccionario, derechista y dañino para los jóvenes".
La joven afirma que el partido Avanza Libertad "habla de un 'estado mínimo' en base a la teoría minarquista, hay qué pensar que esto significa que el Estado deje de financiar a la educación pública, que avance la educación privada". Y se pregunta: "¿Eso es positivo para la juventud teniendo en cuenta que un 60 por ciento está afectado por la pobreza?" Lo mismo sucede cuando Milei pide reforma laboral. "La mayoría de los jóvenes ingresa al mercado laboral con sueldos por debajo de los 100 mil pesos, con jornadas de más de 8 horas, sin cobertura médica, ¿es positivo arrancarles todos los derechos laborales? No".
Milei sostiene que el calentamiento global es una mentira del comunismo. "¿Ese negacionismo es rebeldía? ¿Es positivo dejar avanzar la depredación sobre el ambiente para una generación que ya está viviendo las consecuencias? Para nosotros no, la rebeldía es organizarnos para tirar abajo este régimen de explotación y transformar la Argentina sobre nuevas bases sociales, bajo las banderas del socialismo", se planta Fernández Martí. Y anuncia que irán "a ir a buscar a todos los jóvenes para explicar esto, en los trabajos, los lugares de estudio y también en las redes sociales; otros sectores no pueden ir a explicar esto, los que se embanderan como defensores del Estado presente y gobernaron en el último tiempo privilegiaron los intereses de una pequeña minoría por sobre las mayorías, porque eso es lo que provoca el descrédito de la política y permite que se instale y avance un discurso derechista".
Gabriel Solano --48 años, diputado de la Ciudad por el PO-FIT U-- insiste: "La izquierda tiene que ponerse las pilas y expresar la bronca contra el gobierno y el conjunto del sistema, esa bronca no la expresa Juntos por el Cambio porque ya gobernaron, entonces la izquierda tiene que salir a refutar toda la argumentación de Milei y los libertarios, mostrando que de gobernar ellos serían arrasados los derechos laborales, sociales, se privatizaría la salud y la educación". Desde el punto de vista comunicacional, Solano entiende que "hay que golpear duro al gobierno y a todo el régimen, no ser condescendientes, no parecer como parte de la casta de izquierda, por eso insistimos en una izquierda que se plante y no una light que solo pide votos para tener más parlamentarios va a ser asimilada a la pata izquierda del sistema".
A fin de marzo saldrá su libro Por qué fracasó la democracia (Planeta). "Por los 40 años que se cumplen desde el inicio del período democrático, vamos a dar una explicación de fondo del fracaso de la democracia capitalista, que no ha cumplido con sus promesas de que con ella se come, se cura y se educa del alfonsinismo, sino que al revés, endeudó al país, aumentó la pobreza, la precarización laboral y la crisis habitacional. Vamos a demostrar que la lucha real contra el sistema viene de parte nuestra", señaló Solano.
Milei es Menem recargado
Para Bregman --51 años, madre, diputada nacional PTS-FIT U, y abogada de derechos humanos-- ,"la rebeldía nunca puede ser de derecha porque la derecha se basa en reforzar el orden conservador establecido, y cuando los sectores populares y las mujeres avanzan trata de restaurarlo, son ideas que embellecieron a políticos ultraconservadores con mucha inversión mediática y de marketing para que aparezcan como alternativa ante el desencanto que hay con la dirigencia política tradicional". La legisladora admite que es difícil enfrentarlos porque "es complejo contar con tanto apoyo mediático y económico como tiene Milei". Sin embargo, afirma que le consta que "hay un gran desconocimiento sobre sus verdaderas ideas, por eso la clave es dar a conocer su ideología profunda, llega el peinado, el enojo y voy a quemar el Banco Central, que lo muestra como contestatario cuando en realidad todas sus ideas atrasan 150 años en derechos sociales, laborales y de género".
En su definición, "Milei es un Menem recargado, sus ideas económicas son las de Cavallo, la dolarización que plantea es Cavallo con fiebre, es profundamente misógino, sus modelos son el trabajo basura sin derechos, la educación privada con escuelas voucher, la jubilación chilena que fue cuestionada por las masas en las calles". Y enfatiza: "Hay que enfrentarlo, nunca lo mostramos como alguien simpático, nunca somos amigables sino que mostramos que es nefasto, lo hice en el debate de candidatos de CABA y fue importante, ahora se confirma todo esto porque en las provincias se está aliando con lo más rancio del orden conservador, con los Bussi de Tucumán y el Partido Demócrata en Mendoza, además de Villarroel que defienden el genocidio, a los represores y torturadores de 30 mil detenidos desaparecidos".
Cele Fierro --37 años, madre y dirigente del MST Nacional en el FIT U, tesista en la Carrera de Trabajo Social-- dice a Página12 que van demostrar que "no hay ninguna rebeldía en Milei ni en su proyecto, la realidad es que es una síntesis de Menem y Cavallo". Y afirma: "La realidad mata el relato de los libertarios, ellos niegan el cambio climático y defienden a las patronales explotadoras, pero la juventud que se rebela y defiende los territorios contra el extractivismo y se organizan contra la precarización laboral". Para Fierro, será "una disputa ideológica, una batalla cultural intensa, profunda, para explicar con militancia entre los trabajadores jóvenes, en el movimiento estudiantil y en los barrios, que Milei y sus libertarios son reforma laboral para sepultar los pocos derechos que quedan, privatización educativa y de salud, supresión de programas sociales, negacionismo delirante del cambio climático y defensa de la ´peor´ de las castas: la empresaria, la de las corporaciones".
La dirigente considera que "no nos queda otra que desenmascarar el chamuyo sobre-actuado, con nuestros propios planteos alternativos: reducción de la jornada a 6 horas, con salario igual a la canasta y en blanco. Para terminar con la corruptela estructural, reforma política y judicial integral: que toda la casta gane lo mismo que una directora de escuela, sea revocable y esté obligada a usar lo público, sobre lo que decide". También marcarán que "nada de salvadores mesiánicos individuales: organización colectiva, desde abajo, anticapitalista y socialista, con la izquierda. Tenemos que hacer una pedagogía incansable y constante. Somos miles de militantes y simpatizantes en la izquierda: si actuamos como movimiento político unitario en la diversidad, podemos derrotar a los liberfachos".
Demoliendo mitos
Uno de los encargados de la comunicación del FIT U, que prefirió no ser mencionado, destacó que es clave tomar los cliches de Milei en términos de rebeldía, libertad y anticasta, porque "son desarmables en tanto que son mitos libertarios que forman parte de un doble discurso, donde su programa va por un lado y su discurso va por otro". En su mirada, "al hablar con les pibes les hacés la discusión en la calle, les explicás y al toque se dan cuenta que Milei es puro chamuyo". Pero ante todo sería fundamental también aclarar qué ideología van a desmitificar.
"Ni siquiera son libertarios, son fachos", dijo el dirigente del PO Néstor Pitrola en el canal IP, en un panel donde estuvo la joven militante que denunció pedidos de dinero y acoso sexual en el espacio de Milei. "Esto se expresa en su cuestión mesiánica, es una estructura autocrática contraria a cualquier idea liberal, tampoco es muy liberal cerrar acuerdos con elementos de la dictadura ni estar contra los derechos de las mujeres, en nuestro caso como socialistas las mujeres se organizan ellas mismas por su emancipación, la casta son los políticos capitalistas, la corrupción que denunció ella (Mila Zurbriggen) es histórica", expresó Pitrola.
Quién es Victoria Villarruel, la defensora de genocidas que entra al Congreso con Milei
La abogada porteña Victoria Villarruel llega al Congreso con un currículum que delata el negacionismo (y la defensa) del Terrorismo de Estado. Como si no alcanzara, también rechaza explícitamente la desigualdad de género y los derechos de los pueblos originarios.
Victoria Villarruel supo explicar que con Javier Milei son amigos desde hace varios años y que ambos planteaban, cada uno en su campo (él en el de la economía, ella "en el ámbito de los derechos humanos"), ideas novedosas y que, cuando éste le propuso ser su compañera de fórmula, le pareció "la mejor opción". "Es una oportunidad excelente ir con este compañero, que también comparte la defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad", consideró.
Además de presidir el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), Victoria Villarruel es autora del libro Los llaman jóvenes idealistas y coautora de Los otros muertos: víctimas civiles del terrorismo guerrillero de los '70. No conforme, se presenta, y con orgullo, como "nieta de un historiador de la Armada Argentina sobreviviente de cuatro atentados de grupos guerrilleros de su país", e hija de un hombre del Ejército que estuvo en Malvinas.
Y como los nuevos influencers de la ultraderecha siempre pueden ir más allá, la abogada de 46 años no se queda atrás de su líder ya que no sólo justifica la represión por parte del Estado (de facto) a los movimientos populares sino que, además, exige que el Estado reconozca como “víctimas” a militares y a los miembros de todas las fuerzas de seguridad por el enfrentamiento a militantes de organizaciones en circunstancias que nunca fueron esclarecidas.
A contraposición de Milei y sus slogans en contra de todo lo que implique progreso, Villarruel grita menos y apela al lenguaje más mesurado de la jurisprudencia internacional sobre derechos humanos para no sólo justificar el genocidio en nuestro territorio sino, además, bregar por la impunidad de los genocidas. Para ello, en 2006 creó junto a otros defensores de la dictadura, el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas, (Celtyv) para alimentar el retroceso en leyes reparadoras para las verdaderas víctimas del Terrorismo de Estado.
"Los terroristas tienen derechos humanos y sus víctimas, no"
Si hay una frase que la defensora de genocidas repite en medios afines es la idea que confunde los derechos de las personas con la convención internacional o con políticas de Estado, un síntoma muy presente en los a medias pensadores de la derecha, así como la omisión de la violencia sistemática perpetrada por los gobiernos de facto.
La porteña se ubica a la derecha de la célebre Teoría de Los Dos Demonios mediante la cual los actos de violencia y terrorismo perpetrados por las Fuerzas Armadas durante el terrorismo de Estado en Argentina en las décadas de 1970 y 1980 son de algún modo equiparables (y justificados) con los actos de violencia de las organizaciones guerrilleras, como Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
Además de acusar directamente a Montoneros y ERP, la abogada se guarda para otra vida los informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y niega con total impunidad que las personas detenidas-desaparecidas durante el Proceso de Reorganización Nacional, a cargo de Jorge Rafael Videla, hayan sido 30 mil y el robo sistemático de bebés.
De hecho, con su organización viajó a Nueva York en 2018 para un encuentro de “víctimas del terrorismo” organizado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) pasando completamente por alto la naturaleza de la consigna. Desde allí se filmó pidiéndole directamente al Gobierno de Mauricio Macri “que reconozca a las víctimas del terrorismo” porque “17.380 familias esperan justicia, verdad y reparación”.
Para la flamante legisladora hubo más víctimas del “terrorismo guerrillero” que del genocidio reconocido por el propio Estado a través de varias sentencias judiciales.
Más adelante, en abril de 2019, Villarruel viajó a Madrid para participar del cierre de campaña del partido ultraderechista Vox y de los festejos posteriores a los comicios. A fines de agosto del mismo año, recibió en Buenos Aires a Javier Ortega Smith, fundador de Vox, y dieron una conferencia en nada más y nada menos que el Palacio Paz, donde funciona desde 1938 el Círculo Militar.
MÁS INFO
"Ni todos los malos están de un lado, ni todos los buenos del otro", es la otra muletilla negacionista que la defensora de Jorge Rafael Videla compartió, nuevamente, en La Nación, poniendo en el mismo nivel los crímenes del terrorismo de Estado en la Argentina con los de la ETA en España, y con la misma estrategia discursiva que encontró legitimidad en foros internacionales que bregan por el recrudecimiento de la violencia contra, a esta altura, el que sea.
De todos modos, porque se puede pecar de fascista pero no se zonza, a diferencia de las primeras organizaciones de familiares de genocidas que reclamaban por sus condenas con discursos de abierta defensa al Terrorismo de Estado, Villarruel busca aggiornarse a la época entre sonrisas y símbolos católicos y colores claros en su vestimenta. De hecho, la organización que preside se define como un "Centro de Estudios", igual que el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
“Las primeras mujeres en hacer las rondas en Plaza de Mayo fueron las víctimas del terrorismo”, soltó en el mismo medio sin ruborizarse, un pensamiento que coincide con las reiteradas muestras de violencia por parte de estos personajes y su militancia a nada más y nada menos que las asociaciones de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, el chivo expiatorio de los fascistoides del siglo XXI.
La imagen que justifica el relato de la derecha
“Es tiempo de enterrar para siempre a los que nos llevaron a la miseria, a la pobreza y al atraso frente a todo el mundo”, expresó Villarruel desde el Luna Park, donde Milei llevó a cabo su celebración tras el resultado de las Elecciones generales del domingo 14 de noviembre. Entre banderas estadounidenses y fotos de Donald Trump, la defensora de genocidas protagonizó un momento de alta tensión mientras miraba desde arriba a sus seguidores.
Ante el intento de un militante de subir al escenario, un guardaespaldas corrió hacia él y amagó con sacar un arma. El ambiente se volvió muy tenso en el acto. Los representantes de La Libertad Avanza quedaron petrificados ante semejante acto. Increíblemente, tan sólo uno de ellos se acercó para tratar de frenar al militante, aunque no al custodio, quien seguía convencido con la idea de desenfundar el arma de fuego. Lo cierto es que uno de sus colegas se acercó y corrió al custodio, que realizó un pique corto para tratar de salir de aquel momento incómodo.
Victoria Villarruel también niega la desigualdad de género
En diálogo contra el periodista empleado de la ultraderecha española Josep Maria Francàs, Villarruel se ahorró el decoro y enumeró las causas que le parecen "importantes". "La continuidad de nuestras naciones soberanas, la defensa de la Vida, de la libertad, el sostenimiento de la familia como célula inicial de cualquier sociedad, la práctica religiosa, la defensa de nuestra cultura, nuestro estilo de vida, la igualdad ante la ley, por la cual quien delinque debe responder, la integridad territorial, en definitiva lo que hizo que alguna vez nuestras naciones fueran grandes", aseguró.
En este sentido, con el nombre de la familia y la práctica religiosa bajo el brazo, Villarruel todavía no se cansa de ir en contra de la formación en género y la conquista de derechos, elementales para reducir la desigualdad entre hombres, mujeres y diversidades. "Larreta inaugura la Casa Trans, Vidal impulsa el Programa Chau Tabú donde se adoctrina a los niños y adolescentes en ideología de género, Vidal subsidia a Abuelas, Larreta subsidia a Abuelas, se nombra a la Estación Entre Ríos de subte como Rodolfo Walsh", protestó a través de su cuenta de Twitter en la que reúne más de 121 mil seguidores.
Confundiendo lo inconfundible, la ahora legisladora asume que las políticas de Estado de género son las responsables de la crisis económica o, peor, solicita que las partidas destinadas al ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación sean destinadas a la compra de armamento para la Armada Argentina.
JAVIER MILEI
PEINADO POR EL MERCADO
Hasta hace poco Javier Milei se conformaba con dar una pelea cultural contra el Estado a través de sus performances cargadas de “incorrección política” en televisión y teatro. Pero este año decidió entrar en política, un mundo que odia. Pablo Stefanoni, que analizó las articulaciones locales y globales entre libertarismo y derecha en su libro “¿La rebeldía se volvió de derecha?”, traza el perfil de un referente de los centennials antiprogres.
Publicado el 19 de marzo de 2021.
—Soy anarcocapitalista de largo plazo y minarquista de corto.
Es noviembre de 2018 y las ideas de Javier Milei, y sobre todo su jerga, suenan tan exóticas como el personaje que las pronuncia. El economista, que se haría conocido por su tono enérgico, mezcla ideas de la Escuela Austriaca con un léxico “políticamente incorrecto”. El entrevistador repite los dos términos -“minarquista” y “anarcocapitalista”- y le pide que los “traduzca”.
—La idea es minimizar el Estado, y el cero es parte del conjunto de la solución. Minarquista es que el Estado solo se ocupe de seguridad y justicia. Y anarcocapitalista que, cuando la tecnología lo permita, se lo elimine. Incluso en temas como seguridad y justicia. Todo sería de dominio privado.
Milei explica que hoy la tecnología ya permitiría, por ejemplo, privatizar las calles. El GPS podría indicar los posibles caminos y costos. Los conductores podrían decidir el precio a pagar en función del estado de las calles. Además, cada quien se encargaría de su calle y eso sería una fuente de ingresos. Una ciudad llena de peajes invisibles.
Su rechazo al Estado es tal que para mostrarlo suele plantear una disyuntiva radical:
—Si yo tuviera que elegir entre el Estado y la mafia, me quedo con la mafia. Porque la mafia tiene códigos, la mafia cumple, la mafia no miente. Y, sobre todas las cosas, la mafia compite.
***
Durante el primer año de la pandemia, Milei participó de las protestas anticuarentena en las calles de Buenos Aires, junto a los “pibes” libertarios y un conjunto variopinto de la derecha vernácula. En las manifestaciones, en congresos, en la mesa de Mirtha Legrand y en duelos con panelistas de televisión repitió una y otra vez:
—En realidad, no hay pandemia, lo que está generando el desastre es la cuarentena “cavernícola” del gobierno.
Llegó a decir que las restricciones eran un “crimen de lesa humanidad indirecto”.
Hasta 2020, el economista pensaba que bastaba con dar una pelea cultural. Pero luego cambiaría de opinión. Y su creciente presencia pública lo llevó a “meterse” en el mundo político que odia.
—Vos podés dar mucha batalla cultural pero si no hay una opción electoral de las ideas de la libertad estás muy complicado —justifica.
Cree que las viejas fundaciones liberales no pudieron horadar la piedra ni siquiera en los noventa, cuando el viento parecía soplar en las velas de los liberales; más bien, cree que esas fundaciones hicieron que la gente odie las ideas liberales. Llama resentidos y fracasados a los “dinosaurios de la vieja era” que querían mantener al liberalismo limitado a una pequeña élite. Dice que la pelea se podría dar por la vía revolucionaria pero que “las armas las tienen ellos, el Estado”. Por eso se decidió a candidatear a diputado por el frente Avanza Libertad y “dinamitar el sistema desde adentro”.
En los últimos cinco años, Milei se transformó en un habitué de los medios y en una figura identificada con su pelo revuelto –dice que abre la ventanilla del auto y lo peina la “mano invisible” del mercado– y con una inédita cruzada libertaria. No es la primera vez que economistas liberales se vuelven visitantes asiduos a los estudios televisivos. Hay una larga lista: “el capitán ingeniero” Álvaro Alsogaray, Domingo Cavallo, Roque Fernández, Ricardo López Murphy marcaron épocas y lucharon por la captura del sentido común social en favor del libre mercado. Pero en todos los casos apelaron a formas convencionales de búsqueda de respetabilidad y de legitimación intelectual. Hoy José Luis Espert amaga con la “incorrección política” pero sin cruzar el Rubicón. Milei, por el contrario, decidió apelar al uso de armas no convencionales, dar sus batallas en nuevos territorios y combinar su trabajo como economista “serio” con el de “mediático” -esas figuras que permanecen en los medios no tanto por lo que dicen sino por cómo lo dicen-. Con él, la “sangre” está garantizada.
Milei se considera un “inesperado error de tipo II de la Matrix colectivista”: “cuando hacés todo mal y te sale todo bien” o, dicho de otro modo, cuando no suena la alarma y debería hacerlo. “Soy un economista matemático, un liberal en un país de zurdos, tengo todos los elementos para ser odiado”.
El economista es el responsable de la llegada del libertarismo, en su variante de derecha, a un país como la Argentina, donde el consenso keynesiano es bastante extendido. De manera sorprendente, esas ideas están en los talk shows de la tarde, en programas de actualidad estilo Intratables o en audiciones del espectáculo. Así, pudimos ver a Milei explicándole a Moria Casán que sus ideas “son aún poco extendidas incluso en el mundo de los economistas”, o discutiendo a los gritos con la modelo y presentadora Sol Pérez. Rara vez polemiza con pares; más bien suele elegir adversarios no especializados para armar un combate en el que él tiene el monopolio del conocimiento y sus contrincantes son gente que “no sabe” o directamente “burra”, “políticos ladrones” o “keynesianos brutos”. Aparece, entonces, como un Rambo que dispara su metralla contra cualquier estatista que ose levantar cabeza y sentencia que la justicia social es una mierda, un robo de los políticos a los exitosos para darle a los fracasados; un reparto de la guita de otros. En lenguaje Milei: “Cualquiera es puto con el culo ajeno”.
***
Hoy Milei es un referente para muchos centennials libertarios, sobre todo varones, por su defensa encendida de las virtudes del capitalismo. Tiene más de 400.000 seguidores en Twitter y más de 600.000 en Instagram, llena teatros y salas de conferencias y festejó su cumpleaños número 50 en una plaza con centenares de asistentes.
El rostro del economista, reproducido al estilo Andy Warhol, ilustra las tapas de cuadernos y agendas: en Mercado Libre se pueden comprar incluso caretas con su rostro. Sus frases célebres se volvieron leyendas de remeras -como“Flojito de datos como todo peroncho”- y los debates, en los que “demuele” a sus contendientes, se viralizan con avidez en la blogósfera antiprogresista.
—Soy una máquina de generar zócalos televisivos —fanfarronea.
Para Milei, la Argentina es un “país infectado de socialismo”, casi irrecuperable, por eso le aconsejaba a los jóvenes sub-30 que “la salida es Ezeiza”. Pero eso cambió desde que saltó a la política en septiembre de 2020 apoyado por los “pibes” del Partido Libertario. Ahora recorre las plazas de todo el país junto a José Luis Espert y Luis Rosales y, megáfono en mano, como antes lo hacía la izquierda, agita llamando a una insurrección liberal-libertaria. La verdadera grieta es, dice, entre los que pagan impuestos y los políticos chorros.
Aunque su estilo escandaliza a los viejos liberales, él apuesta a hablarle a los jóvenes, entre ellos los militantes del Partido Libertario, uno de los grupos ubicados a la derecha del Pro que buscan su personería. Pero también a muchos otros que llegan al economista por videos de Youtube y creen que hoy ser rebelde es ser antiprogre. Ellos no sólo no se asustan sino que festejan las performances de Milei, que logró que el término libertario rime con derecha. El economista les recuerda con desprecio a quienes cuestionan sus formas que antes los liberales “cabían en un ascensor y sobraba espacio”, mientras que hoy se puede ser liberal y estrella de rock.
—En un país tan zurdo ser rebelde es ser liberal. Van chicos de 15 o 16 años a las fundaciones liberales y dicen “soy liberal de Milei”. Ven que gano los debates en televisión. Me valoran los datos, la lógica, las ideas y las pelotas: voy de frente; primero doy una base moral a mi argumentación y después te reviento a datos.
***
Milei llega puntual, vestido con chaleco y parca de cuero, todo de negro, a la entrevista pactada en el Starbucks del Abasto, a pocas cuadras de su casa. Convive con cinco mastines. Estamos en julio de 2019 y todavía tiene la marca de cuando intentó separarlos y terminaron mordiéndolo en el brazo.
A poco de entrar, un grupo de jóvenes le pide una selfie. “Hago entre cinco y diez por día”, dice con naturalidad mientras echa varios sobrecitos de azúcar al latte. La larga conversación tiene el estilo Milei: una mezcla de economía dura sobre óptimos de Pareto o la neutralidad del dinero y continuos golpes de efecto retóricos que en general terminan con algún insulto antikeynesiano.
Estudió Economía en la Universidad de Belgrano contra la opinión de su padre, un propietario de empresas de colectivos “hecho desde abajo” que quería que fuese contador. En esa época era arquero de las inferiores de Chacarita y formaba parte de la banda de rock Everest, que hacía covers de los Rolling Stones. Le gusta contar esas experiencias; lo muestran como alguien con calle y lo colocan en un lugar singular en el mundo de los economistas, en especial de los liberales. Fuera de los espacios elitistas que estos solían habitar. Y de hecho, los pibes que lo siguen son de clase media e incluso de clase media baja.
Decidió su carrera al observar los efectos de la hiperinflación de 1989 y a los 20 años escribió su primer paper: “La hiperinflación y la distorsión de los mercados”.
–El hijo de puta de Alfonsín decía que un poquito de inflación estaba bien y terminó con 5.000%; keynesiano del orto. ¡La gente se abalanzaba literalmente sobre las mercaderías en los supermercados! –Milei sube el tono, no importa dónde esté, como cada vez que hace referencia al economista británico amigo de Virginia Woolf.
En los 90, dictaba clases de Microeconomía en la cátedra de Javier Finkman en Económicas de la UBA. Fui uno de sus alumnos cuando cursaba mi licenciatura. En ese entonces Milei era un neoclásico aún veinteañero enamorado de la “competencia perfecta” y una especie de genio precoz de la economía matemática. Hoy sigue siendo un defensor de la formalización de la economía pero ya no adhiere a los modelos de equilibrio general; ahora es un convencido seguidor de las ideas de la Escuela Austriaca de economía, en la que sobresalen los nombres de Ludwig von Mises y Friedrich Hayek. Es, en todo caso, un austriaco sui géneris: los austriacos rechazaban la formalización matemática, de la que Milei no parece dispuesto a desprenderse.
Fue en los años 2010 cuando un librito del economista Murray Rothbard, un neoyorquino que radicalizó las ideas de la Escuela Austriaca y fue muy activo en el mundo libertario estadounidense, le “partió la cabeza”. El texto de menos de 150 páginas es “Monopolio y competencia”.
–Cuando terminé de leer a Rothbard dije: ‘Durante más de 20 años estuve engañando a mis alumnos. Todo lo que enseñé sobre estructuras de mercado está mal. ¡Está mal!” —el tono vuelve a subir.
Ahí Milei cayó en la cuenta de que los argumentos neoclásicos contra los monopolios no tienen sustento y que “la competencia perfecta –que promueve esta escuela de pensamiento– es tan estúpida que termina por no haber competencia en absoluto”. Para Rothbard, por el contrario, los monopolios no son malos en sí mismos, e incluso pueden ser buenos si son producto de la acción emprendedora; son nocivos, por el contrario, si son creados por el poder del Estado.
—Los primeros mejoran la relación calidad precio; por eso los emprendedores son héroes, benefactores sociales —dice Milei, con un dejo que remite a la obra de la filósofa Ayn Rand y sus empresarios-superhombres. Los segundos se derivan de la acción de “políticos ladrones que se ponen de acuerdo con empresarios prebendarios para joderle la vida a consumidores y trabajadores”.
Luego de este hallazgo, Milei se compró “veinte libros” de los austríacos. De la mano de los textos de Rothbard, dio un paso más y en los últimos tiempos comenzó a presentarse como un anarcocapitalista.
—Mi enamoramiento del capitalismo es una historia de amor en tres capítulos —suele repetir.
Esa tríada que lo enamoró se compone de productividad –“los países libres son ocho veces más ricos que los reprimidos”–; justicia –“cuando mirás la distribución del ingreso quién carajo sos para decir que es injusta; el capitalismo es moralmente más justo que cualquier otro sistema” – y estética –“basta ver los edificios de Cuba, parecen un queso gruyere; todo lo lindo en La Habana es previo al comunismo”–.
Su relación con la facultad de Córdoba y Junín nunca fue buena. Dictó también la materia Dinero, crédito y bancos con su ex socio y amigo Diego Giacomini. Pero cree que ahí no hay espacio para las “ideas de la libertad” —Todo lo que está fuera del espectro de Keynes a Marx es pecado— por eso, dijo una vez, no puede tener una cátedra ahí. Y por eso también la llama “la Keynesianera”.
—Es una fábrica de marxistas y keynesianos brutos. En la UBA decís Mises y creen que es el 9 de Holanda.
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—Vengo de Liberland, una tierra creada por el principio de apropiación originaria del hombre. Una tierra de 7 kilómetros cuadrados entre Croacia y Serbia, un país donde no se pagan impuestos, un país donde se defienden las libertades individuales, donde se cree en el individuo y no hay lugar para colectivistas hijos de puta que nos quieren cagar la vida.
Es febrero de 2019 y Milei llega vestido de superhéroe a la Otacon Party, un festival de otakus y aficionados al animé en Buenos Aires. Fue introducido por la cosplayer e influencer libertaria Lilia Lemoine. “Con el #GodEmperorAncap @javiermilei sembrando el amor por la libertad en la juventud!”, escribió en una foto que publicó en Instagram. El economista se animó a un Karaoke de su “ópera” antikeynesiana “Gastar, gastar y gastar”. Los organizadores se incomodaron con la politización del evento, pero descubrieron tarde la identidad del economista detrás del disfraz del “capitán Anarcocapitalista Ancap”, cubierto con un atuendo amarillo y negro, antifaz y tridente.
A falta de experiencias libertarias realmente existentes, Milei apela a este proyecto de microestado utópico en Europa Central que captura la imaginación de los libertarios. “Fundada” en 2015 por el empresario checo Vít Jedlička, quien se declaró presidente de esa “república” en las orillas del Danubio, el proyecto busca tomar cuerpo en una tierra de nadie entre los Estados croata y serbio bajo el lema “vivir y dejar vivir” y el sistema blockchain, la tecnología que está detrás del bitcoin y las criptomonedas. Por ahora, en la República Libre de Liberland no vive nadie.
Esta idea de crear territorios liberados del Estado no es la única: están los “libertarios de alta mar”, que apuestan a construir colonias libertarias en aguas internacionales; un proyecto alentado por el Seasteading Institute, entre cuyos fundadores está Patri Friedman, nieto del premio Nobel de economía Milton Friedman, un economista admirado por Milei. El instituto cuenta con el apoyo de Peter Thiel, el fundador de PayPal. Y los hay que ven en el Estado fallido somalí un experimento para verificar las ventajas de la ausencia de Estado.
—Mi misión es cagar a patadas en el culo a keynesianos y colectivistas —arenga Milei a su ejército imaginario de otakus.
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El Milei mediático dice ser el producto de dos consejeros: Mauro Viale, uno de quienes mejor manejó la figura del talk show en Argentina, y Eduardo Eurnekián, uno de los empresarios más ricos del país. El primero lo asesoró cuando comenzaba a hacerse conocido en televisión: “tenés un round, tres minutos; en el primer minuto tenés que dar una piña de knock out”. El segundo lo contrató como economista y lo obligó a ser extremadamente breve y preciso en sus informes. En esas dos facetas –de mediático y economista “serio”– transcurre la vida de Milei.
—Tomá un personaje de Puccini, sacalo a la vida real y ese soy yo —se autodefine.
Siguiendo el consejo de Viale, se puso los guantes de boxeador. Su salto televisivo fue en Animales sueltos, conducido por Alejandro Fantino, en 2016. Milei cuenta la gran cantidad de zócalos que “metió” esa noche y dice que fue trending topic a nivel mundial. En ese programa llamó “basura general” a la Teoría general del empleo, el interés y el dinero de Keynes, un clásico de la economía, y desplegó su faceta de “demoledor de keynesianos” en su faceta increíble Hulk.
—Yo ese libro lo leí cinco veces, ¡cinco veces! –insistió–. La gran mayoría de los economistas argentinos no lo leyó ni una vez. Es un panfleto dedicado a la corporación política. Keynes era parte de esa corporación…
Su participación en Animales sueltos mereció una reseña en Clarín espectáculos titulada: “Javier Milei: el economista del peinado raro”. Fue una especie de bienvenida como figura mediática.
De ahí saltó a otros rings televisivos donde se mueve como pez en el agua, como un superhéroe de las “ideas de la libertad”, como “el Mozart de la economía”. En las discusiones de panelistas no duda en agraviar a sus adversarios como burros, zurdos ignorantes, o directamente, “mierda keynesiana”.
En los estudios televisivos el economista suele usar el término key-ne-sia-no –pronunciado con una calculada cadencia de voz e infinitas modulaciones– para descalificar adversarios ideológicos y presentar al británico como un villano de la economía. Está orgulloso de haber convertido el término keynesiano en sinónimo de “chorro”. “Keynes era un genio… pero un genio del mal”, sintetizó en una conferencia académica. Un genio que, de todos modos, “no sabía nada de economía”.
Estas intervenciones contrastan con el contenido, lleno de fórmulas, de sus libros, como Otra vez sopa: maquinita, infleta y devaluta o Libertad, libertad, libertad, ambos escritos con Giacomini, con quien terminó violentamente enemistado tras su salto a la política. Milei presenta sus libros en teatros a sala llena de todo el país en los que cobra entrada. Y además tiene una obra que, cada tanto, se vuelve a poner en cartel: “El consultorio de Milei”.
—Te felicito Milei. La verdad que ese Keynes era un hijo de re mil putas —dice que le gritaron en la puerta de su edificio al día siguiente de aquella entrevista en el programa de Fantino, en 2016.
—Ahí sentí que había ganado.
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—“Marquitos Peña, la puta que te parió… Marquitos Peña, la puta que te parió”.
Es más de medianoche de un sábado de marzo de 2019 y en un teatro del centro porteño un público de casi 400 personas canta efusivo contra el entonces jefe de gabinete de Mauricio Macri. En el escenario está Milei, que levanta las manos para alentar a su público a ir contra quien identifica como el más keynesiano del gobierno macrista. Él no duda en llamarlo socialista.
La imagen tiene algo de ceremonia pentecostal. Incluso hay un diablo a exorcizar: Keynes, siempre Keynes. En la obra, que cada tanto vuelve a algún teatro de Buenos Aires y en 2019 se presentó en la Costa, el economista devenido actor hace el papel de un psicoanalista de la economía, de ahí el nombre del espectáculo: “El consultorio de Milei”. Para el público es una salida de sábado: parejas de jóvenes, curiosos de ver en persona al economista estrella del momento, simpatizantes de las ideas libertarias que quieren escuchar discursos contra los políticos (“parásitos adoradores de la religión Estado”), los impuestos, los empresaurios (empresarios que viven del Estado) y la decadencia argentina.
Milei llega al escenario envuelto en una bandera de Gadsden -emblema de la revolución estadounidense hoy utilizado por los libertarios argentinos en sus actos-. Suena la música de “Una bandita indie de La Plata”. Milei es el “único que nos puede salvar del socialismo apocalíptico”, tal como lo definió Xiro, el líder de la bandita de “punk capitalista”, que le dedicó una canción.
A la mierda los malditos empresaurios /A la mierda sodomitas del capital /basta de basura keynesiana /ha llegado el momento liberal.
Tenemos un líder, y él es un gran referente/ que al Estado siempre logra incomodar/ Javier Milei futuro presidente /Javier Milei el último punk.
En la austera coreografía, un sencillo consultorio psicoanalítico, se destacan algunos retratos que constituyen el panteón liberal-libertario. John Locke, Milton Friedman, Murray Rothbard, Ludwig von Mises y Friedrich Hayek… y el propio Keynes. El porqué de su presencia se develará pronto: allí recibirá “en persona” los gestos obscenos que le lanzará Milei.
Con Karina Milei, su hermana, en el elenco, y la cantante Daniela, su entonces pareja, en el público en cada función, el economista lee la mayor parte del guión que mezcla economía dura mechada con festejados ataques a los políticos. Se trata de crear el escenario para una lucha de héroes libertarios contra antihéroes colectivistas partidarios de la justicia social.
“El consultorio de Milei” termina con el economista insultando y destruyendo, con un palo de hockey, un Banco Central de utilería que baja sobre el escenario. El Banco Central, para Milei, corporiza todos los problemas de la Argentina. Si hay una retroutopía libertaria en el país, ella remite a una Argentina en la que aún no existía banco central. En particular, a una supuestamente imaginada por Juan B. Alberdi, bajo la que se concretó el “milagro argentino”. Y si hay una causa es la lucha antiimpuestos: “evadirlos debería ser un derecho humano”, suele decir cuando le preguntan si quiere una factura. Dice que quiere ser presidente del Banco Central para cerrarlo.
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Su ex amigo Giacomini no le perdonó el salto a la política de la mano de Espert: “Estás arruinando todo lo que hiciste y el sistema te va a devorar”, profetizó.
En esta entrada en política, Milei volvió a sintonizar con Rothbard, que inventó una nueva articulación de libertarismo y derecha a la que bautizó “paleolibertarismo”. Rothbard quería un libertarismo sin hippies. Creó una corriente separada del libertarismo clásico estadounidense y le gustaba presentarse como un “reaccionario radical”.
Por eso Milei pudo acercarse a figuras como Agustín Laje y ya no vacila, como antes, en definirse de derecha. Combate al ya fantasmático Foro de San Pablo, defiende a Trump, se declara “celeste” en relación al aborto y dice que hay cosas de Vox, el partido de extrema derecha española, que “le parecen interesantes”.
Mientras tanto, la bandera de Gadsden puede ser enarbolada por “masas” libertarias en Plaza de Mayo, se puede discutir en los medios si sería mejor cerrar el Banco Central y aparecen en escena nuevos guerreros del capitalismo que no llegan a los veinte años. Milei se va convirtiendo en un referente libertario más allá de nuestras fronteras, en países como Bolivia, Colombia o Chile. Es un producto de exportación, como ya lo es Laje, para las derechas latinoamericanas en busca de referentes intelectuales antiprogresistas.
El salto a la política es, sin duda, un salto con riesgo. Las peleas de egos, los faccionalismos y las diferencias ideológicas dividen a este espacio sin estructuras y lleno de microemprendimientos. La última foto de la unidad, en la que no estuvo Milei, aunque dijo adherir, mostraba a muchos dinosaurios. Por otro lado, el agresivo activismo de Patricia Bullrich, posiblemente la única figura del Pro suficientemente popular en esta galaxia como para pescar libertarios y afines, les puede complicar las cosas. Y todos temen las traiciones y los saltos al macrismo.
Pero Milei confía en que hay un público cansado del Pro que está dispuesto a votar a una derecha de verdad. Y que su consigna “Viva la libertad, carajo”, impulsada por su propia popularidad, se traducirá en una montaña de votos que sorprenderá a la “corporación política”, que será una “función exponencial”. Como asegura uno de los numerosos memes que lo proyectan como héroe absoluto:
Javier Milei es economista y arquero. Por lo tanto, es el único que puede atajar la piña que se va a dar la economía argentina. Sépanlo, zurdes.
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