sábado, 16 de agosto de 2025

Chau vieja republica unitaria, liberal y burguesa ZAMBA CARPERA PATRIOTICA, REVOLUCIONARIA, ANTI IMPERIALISTA, ANTI CAPITALISTA Y ANTI SIONISTA De FRANCISCO ALVERO, EL ANTI JUGLAR Dedicado al periodista y pre candidato a Diputado Nacional por la Provincia de Buenos Aires , Santiago Cuneo 2025 GRACIAS POR COMPARTIR SEGUIME EN LAS REDES, YOUTUBE, FACEBOOK E INSTAGRAM

 
























 






 




 


Con la MUSICA de ZAMBITA DEL OREJERO

Yo soy un cantor de oido, apenitas orejero...


Chau vieja republica 

unitaria, liberal

 y burguesa   

 ZAMBA CARPERA

 PATRIOTICA, REVOLUCIONARIA, ANTI IMPERIALISTA, 

ANTI CAPITALISTA Y ANTI SIONISTA 


   

De FRANCISCO ALVERO, 

EL  ANTI JUGLAR 


Dedicado al periodista y pre candidato a Diputado Nacional por la Provincia de Buenos Aires , Santiago Cuneo 2025

 

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 El peronismo de abajo,

no ha de ser nunca cipayo

cual subsuelo sublevado

siempre revolucionario.


Pongamos fin de una vez

a esta historia repetida

y tambien capitalista


 Chau, republica burguesa 

 unitaria y liberal.

 digo en mi zamba carpera,

 hay que arrancarla nomas,

Para salvar a la Patria 

 volverla confederal.


DECIMOS:

Por nuestra Amada Argentina

Ya debemos cerrar filas,

el pueblo en primera linea! 

al diablo la burguesia


II

Por tierra, techo y trabajo

pa' nuestro pueblo de abajo

nunca bajemos los brazos,

ni agachemos la cabeza


Pues la verdadera grieta

Es justicia o resistencia. 

Vamos contra este gobierno

y este sistema de mierda.


Contra este puto gobierno

que ha perdido la decencia

por si alguna duda queda,

Argentinazo de vuelta

pa' despedir a esta vieja

republicana y burguesa.


 




 




El dilema estratégico del peronismo ante Santiago Cúneo

"La Confederación como Caballo de Troya del Peronismo".

Por Andrés Bustos Fierro, especial para NOVA

Al peronismo no se lo derrota: se lo infiltra, se lo desplaza o se lo reconfigura desde adentro. Esto lo entendieron muchos actores a lo largo de la historia.

Lo supo Carlos Menem cuando privatizó sin romper con la liturgia justicialista. Lo supo Néstor cuando desde Santa Cruz se animó a tomar la palabra del movimiento y vestirla de derechos humanos. Y lo está entendiendo hoy Santiago Cúneo.

Lo que Cúneo propone no es simplemente un giro doctrinario ni un capricho discursivo. Es, en rigor, una operación política con una carga estratégica sofisticada: activar una fisura latente en el corazón del peronismo, que ha sabido ser contenida, ignorada o comprada durante décadas, pero que sigue allí: la tensión entre el peronismo centralista y el peronismo federal.

Su idea de una Argentina confederada, con autonomías provinciales robustas, nuevos capitales culturales y un poder más distribuido, no es ingenua. No apunta a destruir el peronismo; apunta a romper su centro de gravedad.

A disputarle el monopolio del relato nacional desde las orillas. A horadar la legitimidad de un modelo de conducción que, para muchos, ya no representa ni conduce.

Y ahí está el caballo de Troya

No viene vestido de neoliberalismo, ni de progresismo ilustrado. Viene cubierto de símbolos justicialistas, de apelaciones al pueblo, de una Eva Perón que ya no habita en Juncal sino en las provincias olvidadas. Viene con un escudo, pero otro mapa.

En esa maniobra, Cúneo no solo desafía al kirchnerismo (esa versión tecnopolítica del viejo peronismo) sino que interpela a todos los sectores del movimiento: a los gobernadores que se sienten rehenes de una conducción porteña, a los sindicatos que ya no movilizan como antes, a las bases que hace rato perdieron el entusiasmo por los nombres pero conservan algo del fuego por los símbolos.

El dilema es claro: ¿puede el peronismo seguir funcionando como un movimiento nacional si pierde su eje nacional? ¿Qué queda cuando la idea de “unidad” se convierte en “confederación”? ¿Puede haber justicia social en un país fragmentado territorialmente? ¿Y si la confederación no fuera el fin del peronismo sino su próxima mutación?

El peronismo está acostumbrado a sobrevivir traiciones, pero no infiltraciones simbólicas. El verdadero riesgo no es que Cúneo le gane a los candidatos del PJ. El riesgo es que conquiste a los peronistas sin romper el peronismo, que logre reprogramar sus coordenadas desde dentro.

Una confederación puede sonar a libertad territorial. Pero también puede ser el primer paso hacia una fragmentación de la voluntad colectiva. Puede ser la emancipación de los pueblos o la renuncia silenciosa a construir una comunidad organizada.

La historia no se repite, pero rima. Y hoy, más que nunca, el peronismo debe decidir si quiere seguir siendo un movimiento con centro o una suma de partes con memoria. Porque si pierde el eje, también puede perder el relato.

Y sin relato, hasta el peronismo puede degradarse en una franquicia ideológica provincial: fragmentada, desmemoriada, sin centro ni causa.

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